PIONERAS, ESCRITORAS Y CREADORAS DEL SIGLO XX.
EDICION: EVA MARÍA LAGO.
EDICIONES: UNIVERSIDAD DE SALAMANCA.
COLECCION MEMORIA DE MUJER Nº 16
CONGRESO DE SEVILLA. CONTENIDO DE LA CONFERENCIA DE MARÍA VICTORIA SOTOMAYOR SOBRE
PILAR MOLTÓ Y CAMPO – REDONDO
CONTENIDO DEL DICCIONARIO DE PENSADORAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS. SIGLOS XIX Y XX.
PILAR MOLTÓ Y CAMPO-REDONDO
ABRIL – 2020
Diccionario de Pensadoras Españolas Contemporáneas S XIX y XX
֍ MOLTÓ CAMPO-REDONDO, Pilar ֍
(1871-1945)
Pilar Moltó Campo-Redondo nació en Guadalajara el 6 de junio de 1871. Fue la
menor de los cinco hijos de José Moltó Díaz-Berrio, militar, y Angustias Campo-
Redondo. Siendo todavía una niña, en 1877, la familia se trasladó a Madrid por destino
del padre como coronel del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos en el Palacio
Real y Pilar ingresó en la Escuela de enseñanza mutua Lancasteriana. En esta institución,
agregada a la Escuela Normal Central de Maestras como Escuela Práctica,
cursó los estudios de primera enseñanza elemental y superior desde el curso 1878-
79, cumplidos ya los siete años que se requerían para el ingreso en esta Escuela.
Finalizados dichos estudios, solicitó el ingreso en la Escuela Normal Central de
Maestras para cursar los de Magisterio. A consecuencia del plan de estudios vigente
en 1886 tuvo que pedir dispensa de edad para ingresar con 15 años, cuando la normativa
en ese momento fijaba la edad mínima en 18 años. Una vez concedida y superado
el examen de ingreso, realizó durante cuatro años (1886-1890) los estudios
que le habilitaban para ser maestra de primera enseñanza elemental y superior y
maestra normal. Los estudios de Pilar Moltó se vieron afectados por los cambios
organizativos que sufrieron las Escuelas Normales durante la Restauración, especialmente
a partir de 1882, en función del gobierno de turno. Los que finalmente realizó
constaban de cuatro años: dos para la primera enseñanza elemental, uno para la superior
y un cuarto para la normal, es decir, para obtener el título que habilitaba para
la enseñanza en Escuelas Normales de maestras.
Los cambios legislativos afectaron también al profesorado, que variaba entre ser
exclusivamente femenino o mixto, con profesores de la Escuela Normal Central de
Maestros. Esta última fue la forma en que se desarrollaron preferentemente los estudios
de Pilar, que contó entre sus maestros con figuras relevantes de la educación y
la ciencia en España, siempre en la línea innovadora y reformista de la Institución
Libre de Enseñanza. Algunos de los nombres más destacados que marcaron la formación
de Pilar Moltó fueron los de Concepción Sáiz Otero, Carmen Rojo, Agustín
Sardá, Blas Lázaro y, de modo especial, Rafael Torres Campos, prestigioso geógrafo,
preocupado por la enseñanza de la geografía desde los presupuestos de la ILE
e introductor en España de las concepciones más innovadoras de la geografía.
Es de notar que Pilar Moltó fue una alumna brillante que superó todas las asignaturas
en junio durante los cuatro años de la carrera, figurando siempre entre las más
aventajadas. Dicha circunstancia hubo de pesar en la opinión del claustro de la Escuela
para proponerla como profesora auxiliar interina tras obtener el título en junio
de 1890. Como tal fue nombrada por el rector y el director general de Instrucción
Pública, con un sueldo de 1500 pts., el 11 de noviembre de 1890 y permaneció como
profesora en este centro hasta el mismo mes de 1899: nueve años en los que impartió
clases de diferentes asignaturas en todos los grados del Magisterio (elemental, superior
y normal). Por lo que se puede concluir de la documentación existente, durante
los dos primeros años explicó asignaturas de Letras, en concreto Geografía, en tanto
que los cursos siguientes impartió Aritmética, Geometría y otras asignaturas de la
Sección de Ciencias.
Su labor profesional durante estos años incluyó también la presencia en tribunales
de exámenes y oposiciones, la publicación de artículos, asistencia a congresos y participación
en actividades de proyección social y educativa en las que estaba presente
la Escuela Normal Central. Publicó dos interesantes trabajos en la revista La Escuela
Moderna: “La última expedición de Stanley y sus resultados geográficos”, en agosto
de 1891, y “Situación política en África en 1892”, en los números de mayo y junio
del citado año – un extenso trabajo que editó después como folleto o separata de 23
páginas y mapas la editorial Rubiños-, y participó en el Congreso Geográfico Hispano
Portugués Americano que tuvo lugar en Madrid del 15 al 28 de octubre de
1892, organizado por la Sociedad Geográfica de Madrid. Con todo ello no sólo demostraba
su especialización y conocimientos en el ámbito de la geografía, con interesantes
aportaciones a un tema de actualidad en ese momento (la colonización de
África), sino también su interés por la enseñanza de esta disciplina en la línea marcada
por Torres Campos, los geógrafos vinculados a la ILE y la misma revista que
acogió sus artículos, La Escuela Moderna.
En julio de 1894 se casó con Carlos Arniches, reputado dramaturgo a quien había
conocido siete años antes a través de su hermano Francisco Moltó, casado con Juana
Arniches, hermana de Carlos. Mientras Pilar estudiaba su carrera de Magisterio, Carlos
estrenaba sus primeras obras en el floreciente mundo del teatro breve madrileño.
Su reputación como autor de éxito se afianzó con los primeros estrenos en el teatro
Apolo y Eslava mientras Pilar ejercía su trabajo como profesora en la Escuela Normal.
Ambos seguían su camino progresando de forma paralela en sus respectivos y
tan diferentes mundos.
En 1899 obtuvo plaza de profesora numeraria de Escuelas Normales y fue asignada
a la de Granada, incorporándose en los primeros días de noviembre de 1899.
Pero el curso 1899-1900 fue un año difícil en lo profesional y en lo personal. La
reglamentación de las Escuelas Normales que se había establecido en 1898 fue sustituida
por otra en julio de 1900, de manera que los movimientos de profesores, las
reclamaciones de las Escuelas y la incertidumbre sobre los nuevos planes fueron
generales en este año; y, por otra parte, la situación personal de Pilar Moltó se mostraba
llena de dificultades, ya que entre 1895 y 1899 nacieron los cuatro primeros
hijos del matrimonio (los últimos años de Pilar en la Escuela Normal de Madrid
abundan en licencias, ceses y nuevos nombramientos) y tanto ellos como Carlos residían
en Madrid. A consecuencia de esta difícil situación, y tras varios intentos frustrados
de solución mediante suplencias, excedencias o permisos sin sueldo, solicitó
la renuncia definitiva a su puesto en julio de 1900, apenas cumplidos los 29 años.
No renunció, sin embargo, a su actividad intelectual y social, de la que afloran
periódicamente muestras significativas que se orientan en dos principales direcciones:
el mundo profesional que acababa de abandonar, unido a la educación y la cultura
y el mundo familiar unido al teatro.
Por una parte, mantuvo relación con antiguas compañeras de profesión, amistades
y grupos sociales vinculados al mundo educativo. Se constata su presencia en actos
e iniciativas de distinta índole, como el homenaje a Rafael Torres Campos con motivo
de su muerte en 1904 –un sentido “mensaje de dolor” del que Pilar Moltó es una
de las primeras firmantes–, actividades relacionadas con la educación de la mujer o
su participación en el comité español de la Alianza Internacional para el sufragio
femenino, cuya secretaria fue María Lejárraga (o María Martínez Sierra, como se
llamaba a sí misma) y para el que Pilar fue elegida tesorera. Pilar Moltó pertenecía
a ese mundo generado en torno a la ILE, la reivindicación de la educación popular y
femenina y la difusión de la cultura; el mundo que conoció durante sus años de formación
y actividad profesional; el mundo inquieto, progresista, renovador de ideas
y conductas, abierto a experiencias de otros países. El mundo al que pertenecían
Rafael Torres Campos, María Martínez Sierra, Carmen de Burgos, Isabel Oyarzábal,
María Encarnación de la Rigada, Concepción Sáiz, María Goyri, Mercedes Sardá,
Francisco Giner de los Ríos y tantos otros profesores, compañeros, alumnas y amistades
a los que Pilar Moltó nunca dejó de estar vinculada.
Por otra parte, una mujer culta, entrenada en la escritura y de claro entendimiento
se convirtió en la mejor aliada del celebrado comediógrafo que era su marido. Por
sus propias declaraciones en la revista Estampa, datos procedentes de los borradores
y copias mecanografiadas de sus obras, y algunas cartas y documentos, se puede
asegurar su presencia e intervención en las obras teatrales de Carlos Arniches en un
grado que aún está por determinar. A partir de los años veinte el éxito constante de
Carlos Arniches y todo su mundo de relaciones y obligaciones se impuso en el
quehacer de Pilar, junto con el cuidado de sus hijos y nietos. La crónica social de la
prensa da noticias de la boda de sus hijos y de los homenajes a su marido. A 1928
pertenece el reportaje de Matilde Muñoz en Estampa que la muestra totalmente dedicada
a la vida familiar y a la colaboración con Carlos Arniches en la escritura de
sus obras. Los años treinta, años de madurez y grandes éxitos en la trayectoria del
dramaturgo, fue un tiempo de plena colaboración en esta actividad creadora y de
proyección social, mientras que lo relacionado con su anterior trabajo quedó más
relegado y apenas hay noticias de ello.
Tras el estallido de la Guerra Civil, que les sorprendió en El Escorial, se trasladaron
a Alicante y de ahí a Valencia, Barcelona y Marsella, donde tomaron el barco
que los llevó a Buenos Aires, el vapor Campana. Llegaron a la ciudad porteña el 9
de enero de 1937 y allí permanecieron durante tres años. En enero de 1940 regresaron
a España, en tanto que sus hijas Pilar y Rosario, respectivamente casadas con
Eduardo Ugarte y José Bergamín, permanecieron en el exilio mexicano.
En México murió Rosario, la hija pequeña de Carlos y Pilar, en febrero de 1943.
En abril del mismo año murió Carlos Arniches, y Pilar tuvo que hacerse cargo del
enorme legado del prolífico y conocido autor: obras, representaciones, publicaciones,
películas, derechos, amistades, relaciones profesionales…Una enorme carga
que hubo de añadir a la de su dolor y quebrantada salud. Murió en Madrid el 27 de
enero de 1945.
La obra escrita de su autoría reconocida documentada hasta el momento es muy
breve: se limita a los citados trabajos sobre “La última expedición de Stanley y sus
resultados geográficos” y la “Situación política en África en 1892”, este último escrito
con motivo de los congresos y conmemoraciones de tan significada fecha. Ambos
se inscriben en la política editorial de La Escuela Moderna de proporcionar a los
maestros los mejores recursos para el desempeño de su labor, que en el caso de la
geografía suponía conocimientos actualizados de una realidad cambiante, así como
mapas, croquis y otros materiales para utilizar en el aula.
Las reflexiones que se pueden extraer de ambos artículos son claro indicio de su
forma de pensar en lo educativo, antropológico y social, aunque este pensamiento no
se manifestara en escritos sino en acciones y esfera de actividad.
Para comprender lo que significan dichos artículos hay que remitirse al contexto
en que se desenvuelve su actividad en el momento en que los escribe. Con poco más
de 20 años está iniciando su trabajo como profesora auxiliar de la Escuela Normal
Central. Entre las funciones de este profesorado, según los correspondientes Reglamentos
de régimen interno, estaba la de sustituir a los profesores numerarios en el
desempeño de sus clases, y la tarea de Pilar durante los dos primeros años fue la de
sustituir a Rafael Torres Campos en la asignatura de Geografía de primer y segundo
curso, tal como muestra el listado de alumnas que se conserva en el archivo familiar,
y quizá también en la de Derecho, que Torres Campos impartió de forma ocasional.
Rafael Torres Campos, que había sido profesor de Pilar, luego compañero y siempre
maestro y referente, era un reputado geógrafo, reconocido autor de una amplia
producción científica y, al mismo tiempo, un luchador infatigable por la educación
de la mujer. Impulsor de instituciones y centros dedicados a tal fin y trabajador incansable
por la enseñanza activa de la geografía fue el introductor, en el seno de la
ILE, de una actividad tan señalada, innovadora y modélica como fueron las excursiones
escolares. En relación con sus estudios geográficos, mostró un especial interés
por el continente africano y la forma en que se estaba llevando a cabo la colonización.
En general, los estudios sobre África fueron una de las líneas de investigación
más productivas en los últimos años del siglo XIX, por lo que no es de extrañar que
Pilar Moltó se dedicara a ello, quizá por sugerencia o iniciativa del propio Torres
Campos ante la evidencia de una joven profesora llena de posibilidades e interés por
la enseñanza.
En “La última expedición de Stanley” se explica con detalle y rigor geográfico la
expedición organizada por el conocido explorador de origen británico Henry Stanley
en ayuda de Emin Pachá, “botánico notable y doctor en medicina” que había desarrollado
un intensa labor civilizadora y administrativa en Sudán. En un momento
difícil por la insurrección de los mahdistas, ante la que Emín Pachá intentó mediar
sin resultados, “Europa estaba verdaderamente obligada a ayudar, por cuantos medios
fuera posible, al propagador de la cultura en las provincias ecuatoriales.” Como
se verá también en el segundo artículo de Moltó, la colonización de África no es otra
cosa que una gran empresa de mejoramiento dirigida a los indígenas africanos, que
incluye la desaparición del tráfico de esclavos, la mejora en las condiciones de vida
gracias a la ciencia y la cultura, una explotación de los recursos naturales de África
que beneficie a todos y, desde luego, un mejor conocimiento científico de esta parte
del mundo todavía ignota. Sobre tales premisas reconstruye Moltó el itinerario seguido
por Stanley con el fin de destacar lo que dice el subtítulo: sus resultados geográficos.
En su camino, Stanley avanza a través del Congo y recorre algunos territorios
ya conocidos por él, pero pronto se adentra en lugares inexplorados que le permiten
realizar importantes descubrimientos reseñados por la autora:
«Nos da a conocer el Aruimi, que se llama Ituri en su curso superior, y al cual se
une el Nepoko, y la extensa selva que desde el Congo alcanza el alto Nilo. Se conocía,
por descubrimiento del mismo Stanley, el lago Alberto Eduardo (Muta Nizigue),
confundido primero con la parte meridional del Alberto. Ahora resulta demostrado
que aquel, situado al Sur. se vierte, por e1 Semliki, en el Alberto Ñiansa, y pertenece
al régimen hidrográfico del Nilo. Encuentra entre los dos citados lagos uno de estos
macizos montañosos de gran elevaci6n (5000 m.), con nieve en plena región ecuatorial,
que constituyen rasgo característico de la geografía africana: el monte Ruenzori,
que se confundió en un principio con el Gordon Benet. Da, por último, una
completa idea de los habitantes de los varios países que atraviesan, haciendo también
algún estudio de sus lenguas».
Esta es, quizá, la principal aportación de Stanley, cuya acción aventurera fue
cuestionada en algún momento:
«Reconozcamos que un itinerario de 900 a 1000 kilómetros por territorio desconocido,
tiene indudable valor científico, y que sin el viaje de Stanley, sin su espíritu
aventurero y temerario y su actividad increíble, permanecerían en el misterio regiones
que hoy conocemos».
En “Situación política en África en 1892” Pilar Moltó sigue decididamente los
planteamientos regeneracionistas defendidos por Torres Campos, Costa y otros. En
su conferencia “El reparto de África según los últimos tratados”, pronunciada en el
Ateneo de Madrid el 27 de mayo de 1891, Torres Campos explicaba con sumo detalle
el devenir de cada zona del gran continente en relación con las potencias europeas
que las colonizaban, entre ellas España. Igualmente se había ocupado del espinoso
tema de la esclavitud en África, en un trabajo titulado “La campaña contra la esclavitud
y los deberes de España en África”, y de los problemas del Mediterráneo a raíz
de la apertura del Canal de Suez. Esos y otros trabajos fueron reunidos en 1895 en
el volumen titulado Estudios geográficos, cuya orientación ideológica queda explícita
en las palabras finales del prólogo de Francisco Coello: “Del conjunto de sus
artículos puede sacarse un plan completo para la regeneración de nuestro país y para
nuestra política colonial y exterior.
Ese plan debía formar un código común para todos nuestros partidos políticos,
que se llevara a cabo invariablemente y sin suspenderlo o modificarlo a cada paso;
entonces otra sería la suerte y el porvenir de nuestra atrasada España”. (p. XVI).
Esta misma es la posición de Pilar Moltó. Comienza recordando la finalidad humanitaria,
a la par que científica, de las expediciones al continente africano que permiten
conocerlo y cartografiarlo durante el siglo XIX:
«Parecía obligado ponerse en contacto con aquellos pueblos, ejercer influjo para
remediar, siquiera lentamente, sus desdichas, procurar atraerlos a la civilización. En
esto se preocupan los misioneros y exploradores que iban agrandando los dominios
de la ciencia geográfica».
Sin embargo, no deja de constatar que no es ese el propósito que guía la acción
expansiva de los países europeos en la actualidad:
«Pero a los ideales nobles, humanitarios y desinteresados, reemplazan deseos y ambiciones
de adquirir situaciones preponderantes; aparece el móvil interesado que
guía hoy principalmente a los pueblos de Europa; los viajes, las misiones y toda
clase de obras de propaganda religiosa o de exploración de territorios, se invocan
como título para ejercer dominio exclusivo en extensas comarcas».
Llama la atención la forma en que se posiciona frente a la manera de actuar de
los diferentes países que en ese mismo instante se están repartiendo África: Inglaterra,
principal colonizador, impone su fuerza frente a los países más débiles o vulnerables,
como Portugal, mientras que transige en el reparto con los que le pueden
hacer frente, como Alemania, que sigue un camino semejante; reconoce la positiva
acción colonizadora de Francia, calificada de “eficaz y civilizadora” por su contribución
al progreso de las regiones que están bajo su órbita; describe a Portugal como
la gran perdedora en este reparto, especialmente por la imposición de Inglaterra, pese
a ser la iniciadora de los descubrimientos geográficos modernos y la primera en ejercer
la humanitaria acción civilizadora; España, que partía también de posiciones ventajosas,
no ha sabido gestionar bien sus derechos y posesiones, con unos gobiernos
poco interesados y poco capaces que han centrado históricamente su atención en las
tierras americanas. Por otra parte, muestra un contundente rechazo a la trata de esclavos,
defiende la necesidad de acuerdos razonables entre países e insiste en la importancia
del conocimiento científico como base para cualquier acción colonizadora.
Con estas ideas, Pilar Moltó se sitúa en el marco del pensamiento regeneracionista
dentro de la ciencia geográfica, puesto que no se limita a una descripción física
de los países y colonias africanas sino que toma posición en cuanto al significado y
valor de la acción colonizadora y apunta las formas de relación entre países que deben
orientarla. Los fines humanitarios y científicos no están reñidos con una defensa
de los intereses comerciales y económicos de los países colonizadores; al contrario,
una acción exterior guiada por la concordia y la responsabilidad será beneficiosa
para los países colonizadores al impulsar el progreso de los territorios colonizados.
Buena muestra de esta posición son sus palabras sobre la situación de Marruecos,
un país en descomposición por las luchas internas, cuyos restos se disputan Inglaterra,
Alemania e Italia, y la doble opción que se plantea al gobierno español:
«La situación geográfica, la comunidad de origen de los bereberes de Marruecos y
de uno de los grupos de los primitivos pobladores de España y la frecuente relación
mantenida entre los pueblos de ambas orillas del Mediterráneo, nos asignan una misión
importante respecto a aquel Imperio. Unos quieren que sea de guerra y de conquista,
otros pacífica, de civilización y de atracción. Los primeros piensan en repartos;
los segundos mantienen el statu quo y aspiran a un verdadero protectorado.»
Del mismo modo, el papel desempeñado por la Sociedad Geográfica Comercial
en la anexión de territorios por parte de España mediante expediciones científicas
que han permitido nuevas vías de penetración justifica una forma de proceder de
base científica y humanizadora que sintetiza en las palabras finales de su trabajo:
«De esperar es que, a la vuelta de algunos años, siguiendo el movimiento de colonización
que se ha iniciado, la acción de los pueblos cultos llegue, mediante exploraciones,
caminos de penetración y relaciones de comercio, a las vastas regiones que
se han adjudicado».
Por otra parte, es necesario destacar la importante contribución de la autora al
campo de la ciencia cartográfica, donde se muestra, según Ángela Blanco (1995),
como una auténtica pionera que no se conforma con los informes geográficos ya
conocidos sino que dibuja con precisión los mapas que representan los territorios
descritos. Los mapas que ella misma confecciona, del África Ecuatorial en el primero
de los artículos citados y del continente entero en el segundo, tienen una finalidad
educativa y de divulgación científica y son constantemente aludidos en el texto como
referencia necesaria para el conocimiento geográfico y como instrumento didáctico
que permite ver la imagen del país que el texto describe en todos sus detalles. Con
ellos, Pilar Moltó se integra en el reducido grupo de mujeres que se dedican a la
cartografía en los años finales del siglo XIX desde una posición técnica y profesional.
En cuanto a otros aspectos de su pensamiento, no cabe duda de su vinculación
con las iniciativas relacionados con la educación de la mujer, a la que se dedicó tantos
años y de la que ella misma es buena muestra. En estas cuestiones no se expresó
mediante escritos ni documentos sino con acciones y toma de postura en temas de
interés colectivo.
Desde muy pronto tuvo relación con María Lejárraga, una de las figuras más importantes
del feminismo español. María, tres años más joven que Pilar, ingresó en la
Escuela Normal Central de Maestras un año después de que Pilar Moltó empezara
allí su tarea docente, es decir, en el curso 1891-1892. Incluso pudiera haber sido
alumna suya, aunque esta circunstancia no está documentada. Fue una relación de
cuatro años que continuó tiempo después, cuando ambas habían renunciado a su profesión
docente y estaban casadas con hombres de teatro. Por tales circunstancias Pilar
y María se movían en los mismos círculos y, a pesar de las diferencias lógicas
entre sus historias personales se mantuvo el vínculo que la vocación docente había
contribuido a forjar. Así se explica la mencionada participación de ambas en el comité
español de la Alianza Internacional para el sufragio femenino en 1919, junto
con el hecho de que el citado comité celebrara algunas de sus reuniones en la Escuela
Normal. Aunque el protagonismo de esta actividad fue de María Lejárraga, es clara
igualmente la implicación de Pilar Moltó en el pujante movimiento asociacionista
femenino de estos años y en la defensa de los derechos de la mujer, en concreto, del
derecho al voto. No sabemos con certeza si militó en alguna de las asociaciones femeninas
que se constituyeron en España en torno a 1918, especialmente la Unión de
Mujeres de España (UME) que dirigía María Lejárraga; pero su presencia activa en
estos actos explica los numerosos votos recibidos en una encuesta popular realizada
por el diario El Fígaro en diciembre de 1919, aunque no resultara incluida entre las
diez mujeres que, a juicio de los lectores, deberían ser las primeras en sentarse en los
escaños del Congreso de los diputados en el momento en que las mujeres pudieran
ser electoras y elegidas, es decir, cuando se aprobara el sufragio femenino.
De todo lo expuesto cabe concluir que el espíritu inquieto de Pilar Moltó se forjó
en los postulados abiertos e innovadores de la ILE y el regeneracionismo; se afianzó
durante el ejercicio de su profesión, creciendo su fe en la educación como motor de
progreso; se amplió a nuevos quehaceres en su etapa de madurez, con su implicación
en la defensa de la educación y los derechos de las mujeres; y terminó proyectándose
de manera sutil pero firme en la escritura dramática de Carlos Arniches. Al margen
de una producción escasa o de una posición ideológica más o menos conservadora,
Pilar Moltó Campo-Redondo fue una mujer inteligente, inquieta y trabajadora cuya
biografía intelectual está todavía por completar.
BIBLIOGRAFÍA
Obras de Pilar Moltó
MOLTÓ Y CAMPO-REDONDO, P.
“La última expedición de Stanley y sus resultados geográficos”,
en La Escuela Moderna, I, Madrid, 1891; pp. 355-364.
“Situación política de África en 1892” en La Escuela Moderna, II, Madrid, 1892; pp. 345-
353 y 434-443.
Bibliografía sobre Pilar Moltó
BLANCO GARCÍA, A., “Spanish women geographers and cartography in the nineteenth century”, en
Actas de la 16ª Conferencia internacional de Cartografía. Barcelona, 3-9 de septiembre de 1995.
Institut Cartogràfic de Catalunya, Barcelona, 1995. Recuperado de
https://icaci.org/files/documents/ICC_proceedings/ICC1995/PDF/Cap351.pdf
(15-5-2019)
COLMENAR ORZAES, M. C., Historia de la Escuela Normal Central de Maestras de Madrid: 1858-
1914, Universidad Complutense, Madrid, 1988.
LÓPEZ, M. A., La Escuela Normal de Granada, 1816-1970, Universidad de Granada, Granada, 1979.
MONTES MORENO, S., La revista “La Escuela Moderna” (1891-1934) y la construcción del conocimiento
pedagógico en España, Universidad de Granada, Granada, 1998. Accesible en: http://digibug.
ugr.es/handle/10481/14527 (15-5-2019)
MUÑOZ, M., “La mujer en el hogar de los hombres célebres”, en Estampa, Madrid, 13-3-1928; pp.
13-14.
SÁIZ, C., La revolución del 68 y la cultura femenina. Un episodio nacional que no escribió Pérez
Galdós, Librería General de Victoriano Suárez, Madrid, 1929.
María Victoria SOTOMAYOR SÁEZ
EL DICCIONARIO DE PENSADORAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS. SIGLOS XIX Y XX.
MARZO 2020
Joseba Barron-Arniches.
Ya tenemos entre nosotros el Diccionario de Pensadoras Españolas Contemporáneas de los siglos XIX y XX.
(19/03/2020)
El enorme trabajo de investigación y divulgación de María Victoria Sotomayor ha desembocado en este libro de mujeres influyentes. La suerte que tuvimos de que Pilar Moltó quisiera guardar toda su documentación; la custodia compartida por el abuelo Jose María Arniches y por su hija Paloma Arniches; y finalmente mi trabajo de clasificar la documentación de forma adecuada con una lectura sosegada de cada hoja de Pilar, de cada certificado, de cada recibo de su sueldo de 1.500 pts. anuales… y sobre todo, la suerte de que se me ocurriera presentárselo a María Victoria en aquella primera reunión del 9 de Marzo de 2018. Allí arrancó la investigación sobre Pilar Moltó. Jose Luis Mora, el marido de María Victoria, le animó a investigarla y ahora lo tenemos en nuestras manos.
Pilar está con las más grandes. Se ha rescatado del olvido a una mujer que ha dejado de ser “la mujer de”, para crecer como una figura de vital importancia en la educación de las mujeres.
Gracias Pilar.
Gracias Abuelo.
Eskerrik asko Amatxi. Gracias Paloma.
Gracias María Victoria.
Pronto publicaremos más.
Paloma Arniches (Amatxi).
Con el libro recién llegado.
DICCIONARIO DE PENSADORAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS
SIGLOS XIX Y XX
Por ahora solo tenemos el índice. Página 303.
Pilar Molto y Campo Redondo fue la mujer de Carlos Arniches, vital en su carrera y en su vida.
PILAR MOLTÓ CAMPO-REDONDO: EL VERDADERO VALOR DE LA MUJER.
Sumergirse en el universo Arniches para conocer lo que se esconde bajo una superficie en apariencia intrascendente o meramente cómica depara grandes sorpresas. No solo el rico y diverso contenido de sus historias, la pericia teatral de sus composiciones, la genialidad de su lenguaje o la potencia de los personajes creados; también se encuentran otros tesoros ocultos como sus amistades, vida familiar, relaciones y el aprecio social que logró con su humanidad y cercanía.
Uno de los tesoros más valiosos que guarda este mundo complejo y sugerente es Pilar Moltó Campo-Redondo, su mujer, conocida como Pilar Moltó de Arniches, cuya figura crece más y más a medida que avanzamos en su conocimiento.
Confieso que nunca, durante los muchos años que dediqué al estudio de Carlos Arniches, fijé mi atención en ella. Era simplemente una presencia al lado del autor de éxito que poco o nada se hacía notar. Solo recientemente el redescubrimiento, gracias a la insistencia de su biznieto Joseba Barron-Arniches, de documentos del archivo familiar que tiempo atrás había pasado por alto, me ha llevado a conocer a una mujer con vida propia, preparación y conocimientos cuya aportación al universo Arniches es indiscutible.
Pilar Moltó Campo-Redondo nació en Guadalajara el 6 de junio de 1871, hija de José Moltó Díaz-Berrio, militar, y Angustias Campo-Redondo. Cuando la familia se trasladó a Madrid por destino del padre como coronel del Real Cuerpo de Alabarderos, Pilar ingresó en la Escuela de enseñanza mutua Lancasteriana, donde cursó los estudios de primera enseñanza elemental y superior desde el curso 1878-79.
Finalizados dichos estudios y una vez concedida dispensa de edad para ingresar con 15 años, comenzó los de Magisterio en la Escuela Normal Central de Maestras de Madrid. Durante cuatro años (1886-1890) cursó con aprovechamiento los estudios que le habilitaban para ser maestra de primera enseñanza elemental y superior y maestra normal.Algunos de los nombres más destacados que marcaron su formación fueron los de Concepción Sáiz Otero, Carmen Rojo, Agustín Sardá, Blas Lázaro y, de modo especial, Rafael Torres Campos, prestigioso geógrafo, preocupado por la enseñanza de la geografía desde los presupuestos de la ILE e introductor en España de las concepciones más innovadoras de esta disciplina.No es aventurado decir que,desde el inicio de su formación en la Escuela Lancasteriana, Pilar se movió en los ambientes educativos más abiertos y renovadores, donde se situaban las corrientes y metodologías más vinculadas a la Escuela Nueva, al desarrollo integral de las personas y a la educación de la mujer. La huella institucionista es incuestionable en la organización de la Escuela Normal Central, y Pilar Moltó no se va a sustraer a ella.
En junio de 1890 obtuvo el título que habilitaba para la enseñanza en Escuelas Normales de maestras e inmediatamente ingresó como profesora auxiliar interina en la misma Escuela Normal donde se había formado. Permaneció como profesora en este centro hasta noviembre de 1899: nueve años en los que impartió clases de diferentes asignaturas en todos los grados del Magisterio (elemental, superior y normal). De la documentación existente se puede concluir que durante los dos primeros años explicó asignaturas de Letras, en concreto Geografía, en tanto que los cursos siguientes impartió Aritmética, Geometría y otras asignaturas de la Sección de Ciencias.
Siguiendo la línea de Torres Campos, publicó en la revista La Escuela Moderna dos artículos de gran interés dentro del ámbito de la geografía y su enseñanza: “La última expedición de Stanley y sus resultados geográficos”, en agosto de 1891, y “Situación política en África en 1892”, en los números de mayo y junio de 1892 – un extenso trabajo que editó después como folleto o separata de 23 páginas y mapas la editorial Rubiños-. En ambos realiza una excelente descripción de la geografía física y política africana, aunque son igualmente interesantes los mapas que ella misma dibuja, mostrándose como una auténtica pionera en utilizar la cartografía para la divulgación y enseñanza de la geografía. Con las ideas que manifiesta en estos trabajos, Pilar Moltó se sitúa en el marco del pensamiento regeneracionista ya que toma posición en cuanto al significado y valor de la acción colonizadora y apunta las formas de relación entre países que deben orientarla. Los fines humanitarios y científicos no están reñidos con una defensa de los intereses comerciales y económicos de los países colonizadores; al contrario, una acción exterior guiada por la concordia y la responsabilidad será beneficiosa para todos.
También en 1892 participó como representante de la Escuela Normal Central en el Congreso Geográfico Hispano Portugués Americano que tuvo lugar en Madrid del 15 al 28 de octubre, organizado por la Sociedad Geográfica de Madrid.En julio de 1894 se casó con Carlos Arniches, que en esos momentos se afianzaba como autor de éxito en el floreciente mundo del teatro breve madrileño, pero siguió con su trabajo como profesora en la Escuela Normal.
Ambos seguían su camino progresando de forma paralela en sus respectivos y tan diferentes mundos hasta que, en 1899, Pilar obtuvo una plaza de profesora numeraria en la Escuela Normal Superior de Granada. Las dificultades profesionales – cambios de planes de estudios, incertidumbre y movimientos de profesores- y personales – cuatro hijos, un marido entregado a su trabajo que no puede dejar Madrid- forzaron su renuncia definitiva al puesto que había conseguido tras años de estudio y dedicación.
No renunció, sin embargo, a su actividad intelectual y social, de la que afloran periódicamente muestras significativas en dos direcciones: el mundo profesional que acababa de abandonar, unido a la educación y la cultura y el mundo familiar unido al teatro.
Durante muchos años mantuvo relación con antiguas compañeras de profesión, amistades y grupos sociales vinculados al mundo educativo. Se constata su presencia en actos e iniciativas de distinta índole, como el homenaje a Rafael Torres Campos con motivo de su muerte en 1904, actividades relacionadas con la educación de la mujer o su participación como tesorera en el comité español de la Alianza Internacional para el sufragio femenino, cuya secretaria fue María Lejárraga, en 1919. Pilar Moltó formaba parte del mundo inquieto, abierto e innovador generado en torno a la ILE, la reivindicación de la educación popular y femenina y la difusión de la cultura. El mundo al que pertenecían Rafael Torres Campos, María Lejárraga, Carmen de Burgos, Isabel Oyarzábal, María Encarnación de la Rigada, Concepción Sáiz, María Goyri, Mercedes Sardá, Francisco Giner de los Ríos y tantos otros profesores, compañeros, alumnas y amistades a los que Pilar nunca dejó de estar vinculada.
Por otra parte, una mujer culta, entrenada en la escritura y de claro entendimiento se convirtió en la mejor aliada del celebrado comediógrafo que era su marido, como ambos reconocen en la entrevista realizada por Matilde Muñoz para la revista Estampa, en marzo de 1928. Además de las posibles intervenciones puntuales en escenas, frases y chistes, cuya realidad está por confirmar, se adivina su presencia en temas, personajes, valores y desenlaces que muy probablemente compartió con Carlos Arniches desdela misma raíz del proceso creativo. ¿Hasta qué punto determinó Pilar la presencia de temas escolares, personajes infantiles, reivindicaciones femeninas o denuncias sociales? Es posible que nunca lleguemos a saberlo con total seguridad; pero la tenue intuición inicial de esta colaboración se va transformando en certeza a medida que conocemos más sobre la personalidad de esta admirable mujer. De lo sabido hasta el momento podemos concluir que su espíritu inquieto se forjó en los postulados abiertos e innovadores de la ILE y el regeneracionismo; se afianzó durante el ejercicio de su profesión, creciendo su fe en la educación como motor de progreso; se amplió a nuevos quehaceres en su etapa de madurez, con su implicación en la defensa de la educación y los derechos de las mujeres; y terminó proyectándose de manera sutil pero firme en la escritura dramática de Carlos Arniches.
Reivindicar la figura de esta mujer discreta y generosa no solo es un acto de justicia, sino una necesidad para avanzar en el conocimiento de nuestra historia y nuestra cultura, tejidas en realidad por tantas presencias ocultas, tantas voces silenciosas, tantas vidas ignoradas. Iluminar con luz potente todos los rincones todavía en sombra es, en estos momentos, un compromiso ineludible.
CELEBRACION DEL 8 DE MARZO DE 2020: EL DIA DE LA MUJER
Se va a llevar a cabo un Congreso Internacional en Madrid sobre la Educación
En ese congreso se hablará de la Pilar Moltó y su influencia como formadora de maestras.
En Madrid, y gracias a María Victoria Sotomayor Saéz, se va a tener presente a la bisabuela Pila Moltó y Campo Redondo: Maestra de maestras.
Hay que resaltar el profundo trabajo de investigación realizado por María Victoria. Se comienza a partir de cuatro documentos sobre su formación y títulos que ella misma, Pilar Moltó, se encargó de que se conservasen. Imaginar el trajín de las tres mudanzas que soportó en su vida: Génova 27, Jorge Juan 21, y Montesquinza 14. La esposa de un hombre que no paraba de escribir, probablemente más de 12.000 páginas a mano, después pasadas por ella misma a máquina, los libretos de la imprenta… Eran baúles mundo, como ellos los llamaban, llenos de documentos, muchos perdidos, muchos conservados, muchos en Alicante, algunos en Bilbao… Pues de estos últimos, es de donde surge la información para que María Victoria vaya reconstruyendo la figura de una gigante de la enseñanza de mujeres. Una mujer para el engrandecimiento de las mentes de las mujeres. Una corriente completamente minoritaria, una mujer fuerte y decidida, una influencia sagaz en las obras de su marido…
Los mensajes que nos llegan desde el pasado, y que atesoramos en nuestros corazones, no son sino su voz: la que nos hace reflexionar sobre quiénes fueron y quiénes llegaremos a ser.
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El Arniches inédito.
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La madurez teatral de Carlos Arniches encierra muchos matices de su pensamiento.
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Todos los mensajes, los 1451 que he podido descubrir en su obra estrenada, en su obra inédita, en sus cartas y en sus conferencias.
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La obra poética desconocida de un gran dramaturgo.
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Tienes en tus manos todos los textos de sus conferencias y el análisis de los mismos.
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La parte más íntima de un autor, sus cartas, tanto escritas por él como las recibidas, aquí no se puede esconder el alma.
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Los chistes más elaborados de su teatro tienen forma de discurso. Los 47 que hemos elegido dan una buena cuenta de lo que nos quiso decir.
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