LAS MALAS LENGUAS

 

O

 

EL PECADO NACIONAL IRRESOLUBLE.

 

 

 

Carlos Arniches y Celso Lucio junto al maestro Gerónimo Giménez estrenan esta obra el 4 de julio de 1896. La acción se desarrolla en un pueblo de Castilla en el mes de Mayo, el mes de la Virgen, el mes de las flores. Se ve la plaza del pueblo, una fuente, la iglesia a la izquierda y la escuela pública a la derecha. Es por lo tanto de la Etapa Rural.

 

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Gerónimo Giménez (1852 – 1923) www.wikipedia.org

 

Se inicia la escena con un coro de mozas.

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 31

(Acto I, Cuadro I, Escena I.)

CORO DE MOZAS.-        Mujeres hay en el pueblo

que pasan por decentes

y, sin embargo han corrido

más que el agua de esta fuente.

 

Hablan de Paquita la madrileña. Se acaba de separar de su marido Andrés, y se ha venido con su hijo a la casa de su padre, don Silvestre. Es criticada por no tener vida social, parece que es asediada por un carcamal y todos piensan que se debería expulsar del pueblo a semejante mujer.

 

Tras el coro, aparece el maestro de escuela, don Valeriano despotricando sobre doña Paquita, a la que califica de hipocritona, casquivana, coquetona y falaz; que además se come con la mirada al médico, al boticario y al registrador.

 

Todos le van dando la razón y ampliando las murmuraciones. Al final se queda solo y revela que ha mandado un anónimo a don Silvestre donde le indica que hay un hombre que se cuela todas las noches en su corral para asediar a su hija. Su intención es doble: por un lado que don Silvestre le espante a los moscones; y por otra, esperar a que todos la calumnien, y ese día podrá defenderla de forma que ella solo le quiera a él.

 

La casa de don Valeriano y don Silvestre están juntas. Don Valeriano tiene una hija, Mariquita, que está enamorado de Casimiro. Han ideado un sistema de telefonía de caña: consiste en un hilo que une dos cubos.

 

Don Valeriano habla con la mujer del Registrador que ha sido la que le ha dado la idea del anónimo y que está orgullosa de ello. Se ha gastado 2 pesetas y 57 reales (unos 100 €) en una prenda para estar más elegante que nadie en la celebración de las flores a María en la Iglesia del pueblo.

 

Doña Paquita y su padre don Silvestre viven entristecidos por las murmuraciones.

 

(Acto I, Cuadro I, Escena VI.)

DON SILVESTRE.- Yo te aseguro que he de acabar con las malas lenguas de este maldito pueblo; yo te aseguro que…, en fin…

DOÑA PAQUITA.- Pero padre, por Dios, no se ponga usted así. Yo creo que la culpa de todas las habladurías es que esté separada de mi marido.

DON SILVESTRE.- No hablemos de eso; tú estás separada de tu marido porque es un sinvergüenza, dicho sea sin ofenderle. Te tenía abandonada y merecía una lección. Tú educa a tu hijo y deja hablar a  la gente, que de la gente yo me encargo; y anda, hija, anda hacia casa y arréglate para ir a las flores, que luego iré a buscarte.

 

Estaba don Silvestre a solas quejándose del anónimo recibido cuando se le acerca la Registradora y, contra todo pronóstico, delata al maestro, don Valeriano, como el autor de dicho anónimo. Justo en ese momento sale de la escuela el maestro y es “saludado efusivamente” por don Silvestre. Lo acogota hasta que le hace confesar. Para comprobar su veracidad quedan a las ocho de la tarde en el corral de su casa; le amenaza con la gran paliza sino se presenta nadie y todo ha sido una calumnia.

 

Don Valeriano, aterrado, debe comenzar a pensar en alguien que se cuele en el corral de don Silvestre para que cumpla con lo dicho en el anonimato.  Mientras tanto, Andrés, el marido de Paquita, con su amigo Eduardo, que es del pueblo, aparecen en escena. Andrés está profundamente arrepentido de su actitud de jugador, y solo piensa en recuperar a Paquita. ¡Para conseguirlo ha urdido un plan en el que se colará en su corral esta noche a las ocho!

 

En la escena décima se ve un desfile de las personalidades del pueblo ataviadas con sus mejores galas, acudiendo a la iglesia, para celebrar la fiesta de las flores en honor de la Virgen.

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 32

(Acto I, Cuadro I, Escena X.)

CORO ELLOS.-  Ya empiezan en la Iglesia

las flores a María,

veremos las muchachas

que aquí se han dado cita,

pues quieren todas ellas

causar admiración

brillando por su lujo,

su gracia y distinción.

 

CORO ELLAS.- Aquí están los mozos

que saben que esta tarde

la nata y flor del pueblo

vendrá muy elegante;

lo mismo que nosotras,

aquí vienen a ver

cual puede con más lujo

la palma merecer.

 

CORO ELLOS.- Aquí las mozas están que trinan

porque es muy elegante doña Paquita.

 

El mensaje número 96 está claro: Arniches denuncia la falta de devoción de los actos religiosos, empleados en muchas ocasiones, como el único momento de interrelacionar con el sexo opuesto. La hipocresía de una sociedad mojigata y falsamente recatada que obligaba a torcer la verdadera intención de actos religiosos, y los convertía en meras exposiciones de lujo y vanidad.

 

El mensaje número 97: La envidia a la forastera. Este llegará a ser el tema de dos de sus obras futuras: La villa heroica (1921) y El pecado de ser guapa (1943). En ambos casos se expulsará a la forastera del pueblo acusándola de los peores comportamientos que uno pueda imaginar.

 

Todas las mozas y mozos siguen murmurando y entrando en la iglesia cantando “con flores a María…”

Mutación para cambio de Cuadro.

 

Don Valeriano aparece intentando convencer a diferentes mozos del pueblo para que asalten esta noche el corral de don Silvestre. La primer víctima es Periquito, un mozo que dice primero que sí a las 15 pesetas (60 €) pero luego dice que no. Don Valeriano le pide que deje escapar una codorniz del corral de don Silvestre, y sabiendo cómo se las gasta con la estaca, Periquito se echa para atrás, pero promete que intentará convencer a su cuadrilla de siete amigos.

 

No contento con esa promesa, don Valeriano asalta a Carranque, otro mozo. La respuesta inicial es que no; después dice que se lo comentará a sus amigos. Don Valeriano abandona la escena desesperado.

 

Se ve después cómo tanto Periquito como Carranque han convencido a sus amigos: ¡al final van ir todos!

 

Deciden repartirse el dinero entre los dieciséis.

Mutación y cambio de cuadro.

 

Al iniciar el tercer cuadro vemos dos corrales de dos casas vecinas, separados por una tapia practicable. Se ve una jaula con una codorniz, una leñera, una ventana baja y un pozo.

 

Los primeros en llegar son Andrés y Eduardo. Entran y esperan.

 

El siguiente en llegar es Casimiro, lanza una piedra dentro, y al no escuchar nada, entra. Andrés le agarra y le interroga; Casimiro pregunta a Eduardo por el individuo que le está agarrando, y le dice que tranquilo que es de confianza. Cómo no quiere delatar a Mariquita contesta que él acude allí “por la forastera doña Paquita”. Entonces Andrés lo quiere matar a golpes hasta que confiesa que es por Mariquita.

 

En la tercera escena salen por diferentes ventanas Paquita y Mariquita y cantan un cuarteto con Casimiro y Andrés en el que se reafirman en su amor. Paquita ha perdonado a un apasionado Andrés.

 

Al finalizar el número musical sienten que llega don Valeriano y don Silvestre y se esconden como pueden. Ya tenemos una buena cantidad de personas en un corral.

 

El primero de los mozos en llegar es Carranque, ladra y espera, como no hay respuesta se mete dentro. Luego salta otro amigo, y como se ven dentro forcejean. En esas están cuando llega Perico y sus amigos y se meten todos en el corral.

 

Don Silvestre que está presenciando el espectáculo atónito, les pega con una estaca, a lo que Perico le pide perdón y delata a don Valeriano. Éste queda como un manipulador y es perseguido por don Silvestre profiriendo insultos. Sale Andrés y suplica clemencia asegurando que está completamente reformado.

 

(Acto I, Cuadro III, Escena VI.)

 

DON SILVESTRE.- ¿Pero qué haces aquí?

ANDRÉS.- ¡Convencerme de que la mujer no debe vivir separada del marido!

 

Es curioso, porque en estos mismos momentos, Carlos Arniches y Pilar Moltó, pasan temporadas separados por el trabajo que ella ejerce en Granada como Maestra. (33) (Barron-Arniches J. “Los Pilares de Arniches”. Pág. 70.) Esta frase saldría de lo más hondo de su corazón por lo mucho que echaba de menos a su mujer. Ese dato lo conocemos porque en la documentación que se guarda en la familia, hemos podido transcribir 6 telegramas maravillosos, (34) (documentos 28-33) en los que se ve la unión del matrimonio Arniches – Moltó: una gran empresa.

 

Paquita pide a su padre que le perdone y don Valeriano se arrepiente por ser un difamador compulsivo. Pero en cuanto tiene oportunidad, vuelve a murmurar de cualquiera.

 

MENSAJES DE ARNICHES

MENSAJE NÚMERO 96: Arniches denuncia la falta de devoción de los actos religiosos, empleados en muchas ocasiones, como el único momento de interrelacionar con el sexo opuesto. La hipocresía de una sociedad mojigata y falsamente recatada que obligaba a torcer la verdadera intención de actos religiosos, y los convertía en meras exposiciones de lujo y vanidad.

MENSAJE NÚMERO 97: La envidia a la forastera. Este llegará a ser el tema de dos de sus obras futuras: La villa heroica (1921) y El pecado de ser guapa (1943). En ambos casos se expulsará a la forastera del pueblo acusándola de los peores comportamientos que uno pueda imaginar.

MENSAJE NÚMERO 98: En un matrimonio lo más importante es que no se viva separado.

MENSAJE NÚMERO 99: Las malas lenguas, la difamación es un mal endémico en la población de los pueblos. La gente es difamadora y además no tienen solución.

 BIBLIOGRAFÍA:

33- Barron – Arniches Ezpeleta, Joseba: “Los Pilares de Arniches”. Pág 70. Ed. Bubok. Bilbao 2018.

34- Barron – Arniches Ezpeleta, Joseba: “Los Pilares de Arniches”. Pág 71- 74. Ed. Bubok. Bilbao 2018.