EL PUÑAO DE ROSAS

 

O

 

LA DERROTA DEL SEÑORITO ANDALUZ

 

 

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Qué difícil es sintetizar el objetivo de un autor al escribir una obra. En esta caso Carlos Arniches escribe junto a Ramón Asensio Más y con música del genial Ruperto Chapí, una obra maestra que destila una idea solo revelada al final de la misma: el pueblo llano puede vencer a la dictadura de los señoritos andaluces anclados en el feudalismo. Además nos dejará 6 mensajes, 5 poemas, 4 historias y 2 chistes. Un auténtico aluvión de ingenio. Incluimos la obra en su Etapa Rural e incluso en su Etapa de Crítica Social.

 

El título, El puñao de rosas, alude a las flores robadas a la virgen y después devueltas, como signo de la falsedad de muchos corazones, siendo el de la madre de Jesús, el único en el que uno puede descansar.

 

Se estrena esta obra el 30 de Octubre de 1902. Pilar Moltó y Campo Redondo salía de cuentas de su último embarazo, una niña. La cuarta de una saga que iba dar grandes frutos al Universo Arniches. Su nombre: Rosario. El nombre de la protagonista: Rosario.

 

Esta cuarta hija del dramaturgo fue amada y protegida por todos los miembros de la familia como un tesoro. Se casó con el filósofo José Bergamín y de sus descendientes contamos ahora con Beatriz Bergamín, actriz, dramaturga y también biznieta de Carlos Arniches.

 

El otro nombre importante de la obra es Pepe, nombre que corresponde a su segundo hijo, nuestro abuelo, José María Arniches Moltó. ¿Puso los nombres de estos dos personajes por sus hijos? Su nieta, Paloma Arniches, asegura que así es, y ¿quiénes somos nosotros para desmentirlo?

 

Ahondando en la trama de este drama, diremos que el verdadero protagonista es el ser más inculto, menos instruido, y por lo tanto donde pueden aflorar los sentimientos más puros y nobles: Tarugo. En versiones más modernas hemos visto este personaje con el nombre de Zoquete (86). Sea como fuere, este personaje va a ser el que dé el do de pecho en la obra y ponga la cordura al final de la misma.

 

El resto de personajes que adornan la obra son: el señó Juan, padre de Rosario y capataz del cortijo; Carmen, sobrina de Juan y enamorada del hermano de Tarugo, José Antonio; Frasquito, el hombre de confianza de Pepe, el amo del cortijo.

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Ramón Asensio Más.

 

Ramón Asensio Más, nace en Crevillente (Alicante) en 1878 y muere en Madrid en 1917, pasaba por un mal momento que se solucionó gracias al éxito proporcionado por esta obra. En algunos libretos aparece como A. Más, o bien como R. Asenjo.

 

Esta curiosa foto está dedicada a Carlos Fernández Shaw, al que califica como su mejor amigo y “su peor colaborador”.

 

El primer cuadro nos muestra un Cortijo andaluz en la Sierra de Córdoba con su patio, su parra, su fuente y sus sillas. Al fondo se ve la sierra y desde la derecha del actor sale un camino que lleva a ella. El suelo es de yerba y es de día.

 

La zarzuela se inicia con un CORO DE MOZAS en la que la Gitana que lee la buenaventura en la mano de Rosario lleva la voz cantante. A este primer número musical se le conoce como “una gitana vieja me dijo” (87) y podemos destacar estos versos escritos en “andaluz”, como le gustaba explicar al propio dramaturgo (88).

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 77

 

(Cuadro I, Escena I.)

 

GITANA.-           Esta raya de la mano,

capullito de azusena,

quie desí que do moreno

por ti ze mueren de pena.

y que está pasando dudas

y fatigas por lo do,

Y que va a haber un desgusto

zi no lo remedia Dio.

….

Pero no t’apure, niña,

que esta raya m’azegura

q’un marqué la ma de rico

za prendao de tu hermosura,

y t’hará muchos reglaos

y vendrá pronto por ti,

y estarás jecha una reina,

y a zu lao será felí.

….

Ayá va por el mundo rodando

la probe gitana

que er destino de todos augura.

¿Quién quie que le diga

la buenaventura?

 

En la segunda escena se ve como el Señó Juan quiere que desaparezca el cariño que Rosario tiene por Tarugo.

 

(Cuadro I, Escena II.)

 

SEÑÓ JUAN.- Echa jierro, digo yo. Su cara e un pecao, su palabra e un gruñío; rúo, torpe, esastrao, probe; ¡maldita sea su casta! ¿C’ha visto mi Rosariyo en esa ruindá d’home pa que l’haiga yegao al arma?

 

Carmen está enamorada del hermano de Tarugo, José Antonio.

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 47

 

(Cuadro I, Escena III.)

 

CARMEN.- Güeno, pos too esto e Tarugo, too esto lo ví a pagá yo. Po que ahora yo sé lo que va a pasá. Mi tío espacha a Tarugo, y se va Tarugo; y etrá e Tarugo se va su hermaniyo chico, José Antonio; y como José Antonio e (Muy bajito.) mi novio, po yo me queo sin (Mucho más bajito) novio. Y Tarugo será lo que quiera, ¡pero José Antonio! ¡No paesen hermano! ¡José Antonio e fino, guapo, garrío, esberto, con un cuti como la naca, un pelo ensortijiyao y una mirá que eletrisa! ¡Y si no a la vita etá! (Mirando hacia detrás de la casa.) Por ayí viene a darle de bebé ar cabayo. ¡Qué figura pa una pandereta! (Saca el cantarillo de la fuente y lo deja arrimado a ella.)

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 81

 

Carmen y José Antonio (Es un tipo feísimo y abrutado.)

 

(Cuadro I, Escena IV.)

 

CARMEN.- ¡Ay, José Antonio e mi arma, me alegro que venga! ¿T’ha traído un ángel de la mano?

 

JOSÉ ANTONIO.- (Mirando al caballo.)  ¿Un ángel?

 

CARMEN.- ¿Sabías que estaba aquí?

 

JOSÉ ANTONIO.- Si lo llego a zabé, no traigo er cabayo.

 

CARMEN.- ¿Por qué?

 

JOSÉ ANTONIO.- No me gusta que haga mar papé. ¡Ar fin y ar cabo e un semejante!

 

CARMEN.- Tuyo.

 

JOSÉ ANTONIO.- Del amo.

 

Mensaje número 199: El amor es ciego al físico de cada uno. Carmen, que ha tenido muchos novios ve a José Antonio como un modelo. Nada comparable con su hermano. El autor define a éste como un tipo feísimo y abrutado. Todo eso no lo ven los ojos del amor de Carmen.

 

En un diálogo de brutos divertidísimo le cuenta Carmen que echan a su hermano Tarugo del Cortijo. La solución es que José Antonio le diga a su hermano que se deje de ver con Rosario.

 

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 48

 

(Cuadro I, Escena IV.)

 

JOSÉ ANTONIO.- ¡Verá tú! (Al caballo.) Lusero, dispenzame un momento que e un asunto e la familia. Ya setá ahí. ¿Güeno? Güeno e el pan tierno. ¿Pero bruto? Fuimo el otro día a Córdoba, entró en la fonda y ze comió los paliyos de los diente encreyéndose que eran er postre.

Se encuentran los dos hermanos.

 

(Cuadro I, Escena V.)

 

JOSÉ ANTONIO.- ¿Pos sabe lo que digo? Que e preciso que no güerva a mirá a Rozariyo en tu vía. ¿Lo oye?

 

TARUGO.- (Es un tipo más feo y más abrutado que su hermano.) Dise m’arranca lo ojo, te los echa ar borsiyo y te ze zaldrán de él pa mirarla.

….

.- Ca uno e ca uno y yeva drento lo que yeva, y er que no lo yeva no zabe lo que e. Y dice, er zeñó Juan te quita er jorná y dice ¡jambre! ¡Y te esgarran la carne y dice penas y dolores! Pero te mira Rozariyo y dice, el hanbre ze me güerve hartura y lo dolores rozas blancas, ezo e. Y úrtimamente, lo der cantá:

“Er queré quita er zentío,

lo digo por espereiencia

porque a mí m’ha zucedío”.

….

.- Créeme a mí, José Antonio, con tené un cariño verdadero, lo mejó der mundo ze tiene.

 

JOSÉ ANTONIO.- Y viene er zeñó Juan y te arrea siete porrazo, y se tie lo mejó der mundo, y chichone.

 

Mensaje número 200: Arniches define el amor: con tener un cariño verdadero, lo mejor del mundo ya se tiene. Para Arniches el amor verdadero es el motor para las personas.

 

Llega el Señó Juan y le lanza un discurso a Tarugo por haberse fijado en Rosario que los deja petrificados. A la mínima los expulsa del cortijo.

 

Tarugo se queda solo y lamenta su mala suerte.

(Cuadro I, Escena VIII.)

 

TARUGO.- ¡Mardita zea la probeza y mi suerte perra, home! (Con gran energía.) ¿Ar barranco e cabeza? Mejó. Ma honda está la pena e no quererla. Iré al barranco, pero con zu queré.

 

Finalmente Tarugo ve a Rosario y cantan.

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 78

 

TARUGO.-          La copla en sus labios

zuspira y mermura;

no hay nadie que cante

con eza durzura.

Yo ziento al oírla

no zé que temo;

murmuyo lejano

de fuente escondía

parese su vo.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 82

 

(Cuadro I, Escena VIII.)

 

ROSARIO.- Amo, home, no tenga esa cara tan triste, que paese que t’han puesto a enfriá.

ROSARIO.- ¡Me río yo mucho contigo!

 

TARUGO.- ¿Po qué grasia tengo yo?

 

ROSARIO.- Denguna: po eso me la jases a mí.

 

TARUGO.- ¡Qué güeña ere!

 

ROSARIO.- Y vamos a otro cosa. ¿Sería tú capá d’haserme un favó, Tarugo?

 

TARUGO.- ¡Uno zolo!

 

ROSARIO.- ¡Uno!

 

TARUGO.- E poco.

 

ROSARIO.- ¿Y si fuera muy difisi, difisi?

 

TARUGO.- Lo hago en un menuto.

 

ROSARIO.- ¿Y si fuera imposible?

 

TARUGO.- (Después de una pequeña pausa.) En dos menutos.

 

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 49

 

(Cuadro I. Escena VIII.)

 

ROSARIO.- Esta tarde yega er zeñorito Pepe con unos amigos y yo quisiá componerme un poquito pa que no la tomen a una por er coco, ¿zabe tú? ¡Como una e feiya y está renegría, pos pa alegrarse algo la cara!

 

TARUGO.- (Riéndose.) ¡Que Rozariyo!

 

ROSARIO.- Güeno, po como estamo en marso y po acá los rozales no han brotao entoavía, quío yo ve cómo te la compone tú, pa buscá un puñao de rosas y traérmelas.

 

Ya tenemos el motivo del título de la obra. Rosario le promete una recompensa si se las trae: ¡dos bofetadas! Él le pide un adelanto, y le da una tortita que le sabe a poco, entonces pide más y le suelta el bofetón de su vida. Tarugo sale disparado a cumplir el deseo de Rosario. Cuando se marcha Tarugo, Carmen le pide que no le vuelva a hablar o que su padre lo echará del Cortijo. Entonces Rosario le confiesa que Tarugo sólo es una pantalla, que ella está enamorada del señorito Pepe. Dice que se lo recomendó el propio Pepe.

 

(Cuadro I, Escena IX.)

 

CARMEN.- Demasiao. (Con tristeza.) Rosario, ¿sabe que eso que etai hasiendo e una herejía?

 

ROSARIO.- Mujé, es que yo creo que Tarugo e un peaso e carne con ojo  que ni siente ni paese; po eso  me atreví. Ademá, yo no le dije claramente.

 

CARMEN.- ¡Pero le diste esperanza! ¡Ay, chiquiya, que creo que t’has equivocao! De toos modos hases mal. Desengaña a Tarugo cuanti antes. ¡No sé por qué me dise el corazón que por ahí te van a vení las penas má negra!

 

Mensaje número 201: La actitud de la pareja Pepe-Rosario es completamente reprochable. No se puede jugar con los sentimientos de nadie por muy Tarugo que sea. Todo puede acarrear consecuencias, como puede ocurrir con su puesto de trabajo, y además están los propios sentimientos del interesado.

 

Están las dos terminando de hablar cuando llega Tarugo con las rosas.

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 50

 

ROSARIO.- ¿D’aonde las cogiste?

 

TARUGO.- ¡Ea, que no lo digo!

 

ROSARIO.- Si no lo dises no las quiero.

 

TARUGO.- Pos… pos las he roba opa ti.

 

ROSARIO.- ¡Josú! ¿A quién?

 

TARUGO.- Pero no t’apures que ha zío a una persona que e ma que una persona. Verá. Cuando salí d’aquí me dije: ¿dónde hay rosas en este campo?, y me z’ocurrió de gorpe una coza. Mi mare, ayá en lo arto e la zierra, junto a la ermita e la Consolación, que eya cuida, tiene unos rosaliyos tempranos. Vamo a ve, pensé, y hayá arriba me fui. Miré lo rozale, y ni una flo. ¿No hay rosa, mare?, dije a la viejecilla. “Unos capullos corté eta mañana y ze lo puze a la Virgen. Ahí eztán en el artá”. Cayé, me quité el zombrero, y entré en la ermita, que estaba silenciosa y oscura. Miré pa la Virgen y ayí eztaban la roza; en metá el artá en un jarriyo branco. Dije, yo me las llevo, y di unos cuantos pasos. Al ir a cogerlas, miré azina a mi alreor, porque me daba un poquito reparo lo que iba a jasé, y cuando ví a alrgá la mano, me veo en el artá de ar lao a zan Migué con la espá levantá y mirándome furioso como diciendo: “¡Zi la toca te corto la mano, zo morrá!” Aparto la vista, me veo enfrentito a zan Juan con er deo asina, señalándome pa la puerta como si me dijese: “¡Vaya oté a la caye ahora mesmo, zo granuja!” Me eché pa trá, y me iba a zalí cuando pensé: pero Dio mío, ¿y ze va a queá zin eya? Y voy, y cerrando lo ojo pa no ve a lo zanto, ayergué al artá, agarro las rosas y zargo corriendo. En la puerta me gorví asustao, me parecía que me seguían. Entonces miré pa la Virgen, poque me figuraba la cara que habría puesto, pero no, hasta me pareció que me miraba y se sonreía como diciéndome: “Zi zon pa eya, yévelas osté con Dio, amigo, que etá oté dispenzao”. Eché a correr tranquilo, y ahí las tienes.

 

ROSARIO.- ¡Dio mío! ¡Pero eso e un pecao mortá! ¿Por qué lo has hecho?

 

TARUGO.- Porque tú las deseabas.

 

CARMEN.- ¡Has sío ladrón por ella!

 

TARUGO.- ¡Po vaya una coza, y asesino sería!

 

Mensaje número 202: La máxima expresión del amor que siente Tarugo hacia Rosario le impele a ejecutar sus deseos aunque tenga que transgredir leyes divinas o humanas. No le importa hacer un pecado mortal contra la Virgen si es por ella; no le importaría asesinar a un hombre si es por ella. El amor es un motor tan poderoso que puede nublar nuestras acciones. Notamos además, cómo Arniches no mantiene un “andaluz uniforme”, cuando quiere dar más peso a la frase, la escribe en castellano perfecto como:”Porque tú las desbebas.” En vez de escribirla en andaluz: “Poque tú la dezeabas”.

 

Tarugo le asegura que le daría su sangre si la necesitara. Rosario empieza a vislumbrar el error atroz que ha cometido con Tarugo y comienza a temer por sus acciones. Por otro lado tiene dudas de las verdaderas intenciones de Pepe. No sabe si la quiere llevar a Córdoba para casarse con ella o para después dejarla.

 

Tarugo está en el colmo de la felicidad. Rosario tiene las rosas que él le ha conseguido, le gustaría pedirle una que ya se haya puesto en el pelo para conservar su olor… Pero llega Pepe. Se esconde y escucha la conversación entre Pepe y Rosario así como su canción, la más bella romanza de la obra que la podemos disfrutar con Plácido Domingo y Guadalupe Sánchez en este enlace: https://youtu.be/mWd5DNvpk4w No te asustes tú, alma mía.(89)

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 79

 

(Cuadro I, Escena XII.)

 

PEPE.-                 ¡Cáyate, arma mía!

¡Déjame lusero!

¡Quiero estrecharte en mis brazos,

verte de amor medio loca,

quiero bebé de alegría

en los labios de tu boca!

Quiero sentir junto al mío,

tu corasón parpitá,

y quiero darte arma mía,

mi sangre y mi vía,

¡que ya ves si es da!

 

ROSARIO.-         ¡Caya po Dio Pepe mío!

Mira que me vuelvo loca

y que me están trastornando

las palabras de tu boca.

¡Caya por Dio te lo pío,

porque me vas a matá!

Porque yo también te daría

mi sangre y mi vía,

¡que ya ves si es da!

 

PEPE.-                 ¿Lo dise de veras?

 

ROSARIO           ¿Pos no ve que si?

 

PEPE.-                 ¿De vera Rosario?

 

ROSARIO           ¡Y aún dudas de mí!

 

PEPE.-                 ¡Pos óyeme paloma!

Yo tengo ayá en Triana,

en medio de los campos,

una casita blanca.

 

ROSARIO.-         ¡Pepe!

 

PEPE.-                 ¡Caya!

En el jardín, las flores

sus calises levantan

y aquél rincón ocurto

perfuman y embalsaman.

 

ROSARIO.-         ¡Pepe!

 

PEPE.-                 ¡Caya!

Pa unir laso estrecho

dos cuerpos y dos almas,

pa dos que bien se quieran

Como nosotros…

 

ROSARIO.-         ¡Basta!

 

PEPE.-                 No existe mejor mío

que mi casita blanca,

perdía en el espeso

ramaje de Triana.

 

ROSARIO.-         ¡Ay, mare de mi vida!

 

PEPE.-                 ¡Ay, vía de mi alma!

¡Ay, mi amor te espera

Y ayí quiero que vayas!

 

ROSARIO.-         ¡Nunca!

 

PEPE.-                 ¿Qué es lo que dises?

 

ROSARIO.-         ¡Nunca!

 

PEPE.-                 ¡Ya lo esperaba!

Mujer al fin y al cabo

Y como toas falsa.

 

ROSARIO.-         ¡Pepe!

 

PEPE.-                 Si no me quieres

 

ROSARIO.-         ¡Pepe!

 

PEPE.-                 Porque me engañas

 

ROSARIO.-         ¡Pepe, por Dio lo pío,

Cayate que me matas!

 

Mensaje número 203: Espectacular declaración de intenciones. Pepe está buscando la fuga con Rosario para su nido de amor y en cuanto hay una mínima resistencia o recelo por parte de Rosario, aparece el “tirano” que lleva dentro: “Ya lo esperaba: mujer al fin y al cabo, y como todas falsa.” Arniches denuncia esta dualidad en los terratenientes, no sólo consideran como de su propiedad a todo ser humano que trabaja en sus tierras, sino que además, ya presuponen que la mujer es de usar y tirar, que son todas falsas.

 

Tarugo ha escuchado todo y se ha quedado, demudado, lívido.

 

Pepe insiste que aunque ni sus padres ni el padre de ella bendecirían esta relación, cuando vean que llevan un tiempo juntos no tendrían más remedio que aceptarla. Al final la convence y la cita a las nueve de la noche a la verea del barranco. Allí estará Frasquito, el lugar teniente de Pepe, con una jaca para fugarse. Ella accede.

Cuando Pepe se queda solo, revela su plan: un mes a Córdoba, un mes a Sevilla y ¡después para Tarugo!

 

Tarugo llora amargamente la cruel realidad. Así lo encuentra su hermano José Antonio. Tarugo disumula pero su hermano se queda preocupado.

 

Juan que también ha visto el llanto de Rosario expulsa a Tarugo como “sospechoso” de ser su causante, y Tarugo calla.

 

Pepe regresa a la escena dicharachero y feliz; Rosario le pide que interceda por Tarugo, pero éste se adelante y le dice a Pepe que él se va, pero que a Rosario “¡naide se la va llevar de esa casa!”      Pepe nota el tono desafiante, Tarugo echa mano a su hacha, los amigos los separan, Frasquito acaricia su escopeta… y finalmente José Antonio y Tarugo se van. Fin del primer acto.

 

El segundo cuadro nos muestra el desfiladero de la sierra de Córdoba. Se ve una errmita a lo lejos. Cae la tarde. Ambiente de poética melancolía en palabras de Arniches. En la primera escena escucharemos a los Coros de Pastores y Coros de Aceituneras.

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 80

 

(Cuadro II, Escena I.)

 

CORO DE PASTORES.-                 Va la tarde cayendo

yega la noche:

camino e la majada

van los pastores,

buscando entre la sombras

y en er descanso

er nudo cariñoso

de amantes brazos.

Camino e la majada

van los pastores.

Vaya con Dios la tarde

venga la noche.

 

CORO DE ACEITUNERAS.-         Como bandá de palomas

que la noche ha sorprendío,

va ca una e nosotras

buscando el calor del nío.

Semos las aseitunera;

venimo der plantoná.

¡Ay, caminito de casa,

que a gusto te voy a andá!

Vamos pronto mositas,

que farta poco.

vámonos hacia er pueblo

que el ir es corto.

Quío está pronto en la reja

pa que no espere

y me diga cantando

cuánto me quiere.

Semos las aseitunera,

venimos der plantoná.

¡Ay, caminito de casa

que a gusto te voy a andá!

 

ARRIERO.-                                     ¡Arrierito, arriero!

¡Malahaya tu suerte perra!

Siempre solo y siempre andando

por atajos y veredas.

Pepe, que va de caza con los amigos y con el señó Juan,  confirma a Frasquito que pase a las nueve de la noche a buscar a Rosario.

 

El señó Juan le comenta a Pepe su preocupación por Tarugo, teme que le rapte esta noche a Rosario. Deciden volver al Cortijo a pasar la noche.

 

José Antonio se presenta en escena también muy preocupado por Tarugo. Sabe que ha cogido la escopeta y que no está en casa. Sospecha que ha ido también al Cortijo.

 

Fin del Cuadro II.

 

El tercer cuadro nos vuelve a presentar el Cortijo del primer cuadro. Es de noche. Se ven restos de la cena en las mesitas y un Velón de Lucena encendido como el ponemos en la foto siguiente:

www.todocoleccion.net

 

La primera escena es un jolgorio andaluz. Está el señorito Pepe con la guitarra, hay coro de mozos y mozas, todo es alegría y le piden a Rosario que se lance con una copla y después a Carmen.

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 81

 

(Cuadro III, Escena I.)

 

ROSARIO.-                       Yo sufro mientras tu gosas,

yo goso mientras tú cantas.

Las penas que a mí me sobran

son las que a ti te hasen falta.

¡Ay si tú supieras

lo que a mí me pasa!

No tendrías pa mí de seguro

tan malas entrañas.

 

CARMEN.-                       No le cuentes ar cura, chiquiya,

lo que anoche pasó entre lo do,

porque no va habé cura en Seviya

que te dé la arsolusión.

Pero no pase pena denguna,

ni t’apures por eso mujé,

ven a verme esta noche a las once,

porque yo te arsorveré.

Poique pa sierto delitos

que comentemo lo do,

yevo yo siempre conmigo…

la arsolusión.

“Ca mochuelo a su olivo” anuncia el señó Juan a las ocho y media. Todo queda perfecto para la fuga de Rosario a las nueve.

 

Jose Antonio llega cuando solo falta por retirarse el señó Juan. Se despiden de mala manera y eso que ha venido a prevenirle por si Tarugo andaba por el Cortijo.

Todos se retiran a dormir y aparece Tarugo escondido que canta a su mala suerte y su sed de venganza como el señorito Pepe quiera llevarse a Rosario.

 

Pepe sale al patio y Tarugo lo intercepta.

 

(Cuadro III, Escena IV.)

 

TARUGO.- ¡Dejese oté de música, zeñorito! Aquí no zemo ni ma ni meno. Aquí no hay ma que do hombre, do bala y un rencó mu grande. Vamo a repartirnos too ezo lo mejó que ze puea.

.- Zeñorito, lo que ha jecho oté conmigo, ayá en Córdoba, no zé, aquí en la zierra, cuesta mu caro.

 

PEPE.- ¿Cuánto poco más o menos?

 

TARUGO.- La vía de un hombre.

 

PEPE.- Pues te va a costar trabajo cobrarte.

 

TARUGO.- Ya lo zé. Ya zé que la vía de osté no vale ná. Por esa desinificansia no hubiese venío. Vengo por la honra de una mujé. Por esa yo daré lo que haga farta.

 

Tarugo le dice que si está tan seguro de que está obrando bien, que despierte a Juan, el padre de de Rosario, y que la pida en matrimonio, y que si se la da, él mismo se la lleva.

 

Pepe se queda sin respuestas. Coge la escopeta y encañona a Tarugo. Éste da un salto formidable y forcejean venciendo Tarugo. Le desarma y lo manda marchar hacia Córdoba con su lugarteniente Frasquito.

 

Mensaje número 204: El valor demostrado por Tarugo enfrentándose al amo, al capataz, al señorito, es el valor que los trabajadores deben hacer acopio para poder cambiar las “normas” medievales que daban prebendas a los ricos y poderosos. La victoria de la sencillez y la humildad sobre la soberbia y riqueza.

 

Rosario aparece en escena queriendo seguir a Pepe y Tarugo se interpone. Entonces sale su padre que no la ve y la llama. Sospecha que ya le han raptado. Tarugo se la entrega sana y salva y la furia de Juan cae sobre Pepe.

 

Deciden, Juan, Rosario y Carmen, abandonar el Cortijo del señorito Pepe y piden perdón a Tarugo.

 

(Cuadro III, Escena VI.)

 

SEÑÓ JUAN.- ¡Hija mía, hemos estrosao un corasón hermoso!

 

Tarugo abandona a Rosario, coge el puñao de rosas y se lo va a devolver a la Virgen. José Antonio queda impresionado de la categoría humana de su hermano.

 

Telón. Fin de la obra.

 

MENSAJES DE ARNICHES

 

MENSAJE NÚMERO 199: El amor es ciego al físico de cada uno. Carmen, que ha tenido muchos novios ve a José Antonio como un modelo. Nada comparable con su hermano. El autor define a éste como un tipo feísimo y abrutado. Todo eso no lo ven los ojos del amor de Carmen.

 

MENSAJE NÚMERO 200: Arniches define el amor: con tener un cariño verdadero, lo mejor del mundo ya se tiene. Para Arniches el amor verdadero es el motor para las personas.

 

MENSAJE NÚMERO 201: La actitud de la pareja Pepe-Rosario es completamente reprochable. No se puede jugar con los sentimientos de nadie por muy Tarugo que sea.

 

MENSAJE NÚMERO 202: La máxima expresión del amor que siente Tarugo hacia Rosario le impele a ejecutar sus deseos aunque tenga que transgredir leyes divinas o humanas. No le importa hacer un pecado mortal contra la Virgen si es por ella; no le importaría asesinar a un hombre si es por ella. El amor es un motor tan poderoso que puede nublar nuestras acciones.

 

MENSAJE NÚMERO 203: Espectacular declaración de intenciones. Pepe está buscando la fuga con Rosario para su nido de amor y en cuanto hay una mínima resistencia o recelo por parte de Rosario, aparece el “tirano” que lleva dentro: “Ya lo esperaba: mujer al fin y al cabo, y como todas falsa.” Arniches denuncia esta dualidad en los terratenientes, no sólo consideran como de su propiedad a todo ser humano que trabaja en sus tierras, sino que además, ya presuponen que la mujer es de usar y tirar, que son todas falsas.

 

MENSAJE NÚMERO 204: El valor demostrado por Tarugo enfrentándose al amo, al capataz, al señorito, es el valor que los trabajadores deben hacer acopio para poder cambiar las “normas” medievales que daban prebendas a los ricos y poderosos. La victoria de la sencillez y la humildad sobre la soberbia y riqueza.

 

https://www.youtube.com/watch?v=PbpW5ZdkkPs

 

http://www.rtve.es/m/alacarta/audios/la-zarzuela-en-radio-5/zarzuela-punao-rosas-10-05-14/2570791