María Luz González Peña.
Carlos Arniches y la Sociedad de Autores Españoles (S.A.E.)
He tenido la fortuna de conocer a Joseba Barron-Arniches, a través de Francisco Valencia Alonso, nieto del Maestro Alonso, con el que me une, al igual que con toda la familia del ilustre autor de Las Leandras o La Parranda, una larga relación de amistad, a raíz de que decidieran depositar en el Archivo de la SGAE, el legado del compositor.
Precisamente, por mi posición al frente del Archivo de la S.G.A.E., Francisco Valencia consideró que tal vez podría ayudar a Joseba Barron-Arniches en la gran labor de localización de obras del gran Arniches, y, afortunadamente, pudimos facilitarle algunos libretos, que no conseguía localizar en ningún otro lugar…y es que en nuestro maravilloso archivo conservamos más de 145 obras, más de un centenar de las cuales son zarzuelas, con libreto de D. Carlos, muchas veces en colaboración con otros libretistas y con un gran número de nuestros más importantes compositores.
Joseba ha tenido la deferencia de pedirme que colabore en la sección de “Firmas invitadas”, y aprovecho la ocasión, para incidir en la participación de D. Carlos Arniches en aquel movimiento que llevó a la fundación, el 16 de junio de 1899, de la Sociedad de Autores Españoles (SAE), ya que Arniches fue uno de los 11 fundadores de esa Sociedad, antecedente de la actual SGAE, que tuvo la revolucionaria idea, para finales del siglo XIX, de que los autores podrían administrarse a si mismos y vivir del fruto de su trabajo. Acompañaron a D. Carlos en esa aventura, Vital Aza (primer Presidente de la SAE), Miguel Ramos Carrión, José Francos Rodríguez, Tomás López Torregrosa, Quinito Valverde, José López Silva, Eugenio Sellés, Eusebio Sierra, Sinesio Delgado y Ruperto Chapí. Cómo puede verse, hay una mayoría de autores dramáticos y sólo tres músicos, todos ellos relacionados con la Zarzuela, que era lo que llenaba los teatros en aquellos momentos. Arniches forma parte de la primera junta directiva, con Chapí, Sinesio Delgado, Ramos Carrión, Torregrosa, y López Silva y presidiría la entidad entre 1922 y 1924.
El nacimiento de la SAE, provocó una lucha de dos largos años, con Florencio Fiscowich, el editor con el que la mayoría de compositores, tenían firmado un contrato, mediante el que habían enajenado sus obras presentes y futuras, y que ponía en las manos del editor los materiales de orquesta necesarios para poder representar una zarzuela. El futuro de la Sociedad, y la posibilidad de los autores de sobrevivir por sus medios, dependía de encontrar compositores que pudiesen unir sus obras a las de Ruperto Chapí, que jamás había cedido su archivo a Fiscowich, y colaborar con compositores como Torregrosa y Valverde, que estaban bajo contrato con el editor. Dos jóvenes compositores, un manchego, Tomás Barrera, y otro alicantino, Manuel Quislant, se afiliaron a la Sociedad, y Sinesio Delgado concibió la idea de crear dos seudónimos, “Montero” y “Montesinos”, tras los que se escondían esos jóvenes recién llegados, que durante dos años se multiplicaron escribiendo obras en colaboración con Chapí, Valverde, Torregrosa, Calleja, Vives, Lleó… y los principales autores del momento.
Curiosamente, el primer estreno de Arniches había sido Casa editorial, en colaboración con el también alicantino Gonzalo Cantó, y música de Rafael Tabeada. Con Cantó colaboraría en varias ocasiones más, y el también alicantino (villenense) Chapí había puesto música a Ortografía, 1888, La leyenda del monje, 1890 y Las campanadas, 1892. Arniches y Chapí colaborarían además en El reclamo y Vía libre, 1893, La cara de Dios, 1899, María de los Ángeles, 1900, El puñao de rosas, 1902 y El maldito dinero, 1906.
Junto a José López Silva y Sinesio Delgado, fue de los autores encargados de negociar con Florencio Fiscowich para comprar su archivo, aunque el editor se negó a llegar a un acuerdo. En los dos años que duró la lucha con Fiscowich, Arniches escribirá Sandías y melones con Eladio Montero, 1900, El siglo XIX, con Montesinos, 1901, Los niños llorones con Torregrosa, Valverde y Barrera, 1901, pero sobre todo, Doloretes, boceto lírico-dramático en 1 acto, con música de Amadeo Vives, que tenía contrato con Fiscowich, y Manuel Quislant, que estaba con la SAE. El éxito de esta obra, estrenada el 28 de junio de 1901 en el Teatro Apolo permitió a los autores resistir en la lucha. El Teatro Apolo era el único que permanecía abierto para los autores de la SAE, y para él se escribieron Doloretes, El género ínfimo y Los niños llorones. Si Doloretes fracasaba, el Apolo cerraría en verano y los autores perderían la batalla. Una repentina enfermedad de Joaquina Pino, que protagonizaba la obra estuvo a punto de dar al traste con el estreno, que finalmente pudo llevarse a cabo con gran éxito, secundando los de El género ínfimo, Los niños llorones y La señora Capitana. Los autores se vieron en condiciones de alquilar el Teatro de la Zarzuela y los éxitos en ambos teatros hicieron que en 1901 Fiscowich vendiese su archivo a la SAE, al igual que el resto de los editores, con lo que toda la producción lírico-teatral de los autores españoles se centralizó en el archivo de la S.A.E.
La Sociedad de Autores Españoles llegó a su fin en 1932, cuando se creó la Sociedad General de Autores de España, transformación que encabezó Federico Romero, pero que contó también con Carlos Arniches que fue nombrado Consejero Delegado en 1932, y formó parte de la Junta Directiva de la Sociedad de Autores Dramáticos, hasta que el 24 de junio de 1941 estas fueron disueltas y se instituyó a la “General” como “única que asuma la representación y gestión de los derechos de autor y en España y en el extranjero”. Dos años después fallecía en Madrid uno de nuestros autores más representados, que fue fundamental en la fundación de la Sociedad de Autores Españoles.
Firmado: María Luz González Peña.
Madrid 2021.
Directora del Centro de Archivo y Documentación de la S.G.A.E.