LA SEÑORITA DE TREVÉLEZ
O
LA VERGÜENZA DE UNA JUVENTUD SIN FORMACIÓN.
https://www.youtube.com/watch?v=6u0SygovEAI
El “Guasa Club” jugando al billar antes de gastar la broma.
Estrena esta Tragedia Grotesca en tres actos el 14 de diciembre de 1916. Arniches alcanza ahora una de sus cotas más altas de clarividencia teatral; sabe por qué está en el teatro y sabe como transmitirlo. Es su obra número 24 en solitario y la incluimos en su Etapa Moralizante.
El mensaje número 431 de Arniches: Sólo hay una forma de eliminar esta juventud holgazana y aburrida: hacerles amar los libros, el interés por progresar, el estudio… Que todo ello contribuya a que respeten a sus mayores y consigan dignificar el porvenir.
La obra comienza en el casino de Villanea, una ciudad pequeña de cualquier provincia española. El Guasa Club, es una agrupación capitaneada por Tito Guiloya, cuyo objetivo es la burla y el escarmiento de aquellos que no pertenecen a dicho club. Ya tienen una nueva acción preparada y disfrutan de ello: “La burla más perversa de que haya memoria en la ciudad”.
(Acto I, Escena I)
TITO.- Absolutamente todo. Los interesados están prevenidos, las cartas en su destino, las víctimas convencidas, nuestra retirada cubierta. No queda un cabo suelto.
Y se justifica.
TITO.- La burla es conveniente siempre: sanea y purifica; castiga al necio, detiene al osado, asusta al ignorante y previene al discreto. Y, sobre todo, cuando, como en esta ocasión, escoge sus víctimas entre la gente ridícula, la burla divierte y corrige.
La gente ridícula a la que hace referencia Tito son don Gonzalo de Trevélez y su hermana Florita. También está invitado como “testigo” de la hazaña don Marcelino Córcoles, amigo de don Gonzalo.
Aún faltaban 4 años para que Carlos Arniches estrenara la obra Los caciques, pero, las palabras de don Marcelino, profesor de instituto y amigo de don Gonzalo, al coger la prensa local, nos hacen pensar que algo ya estaba en la mente del dramaturgo.
(Acto I, Escena II)
DON MARCELINO.- Aquí están los periódicos locales “El Baluarte”, “La Muralla”, “La Trinchera”. ¡Y todo esto para defender a un cacique!… “El Grito”, “La Voz”, “El Clamor”, “El Eco”. Y esto otro para decir las cuatro necedades que se le ocurren al susodicho cacique…
“El Baluarte” era un periódico tradicionalista editado en Gerona desde el año 1893 a 1896. Posiblemente el propio Carlos Arniches llegó a conocerlo.
“La Trinchera” fue un semanario político satírico jaimista editado entre 1912 y 1919 en Barcelona, de ideología carlista, en castellano y catalán.
“El Grito” fue un periódico que duró 5 días en 1906, del 6 de enero al 11 de enero.
Curiosamente el periódico La Voz se fundó en 1920, y la obra se estrenó en 1916, así que debió ser una genialidad de Don Carlos.
Hubo un periódico llamado “El Clamor Público” desde 1844 a 1864 en Madrid durante el reinado de Isabel II.
Desde el año 1862 a 1866, año de nacimiento del autor dramático, se editó un periódico llamado “El Eco del País”, en el que pudo haberse inspirado para esta escena.
Mensaje número 432: La denuncia de Carlos Arniches sobre la prensa “comprada” por el cacique es una declaración de intenciones.
Don Marcelino está en el casino llamado por Tito Guiloya para presenciar la broma preparada. Hoy no hay clase por ser el cumpleaños del Gobernador Civil. Numeriano Galán y Pablito Picavea se disputan ligar con la doncella de los Trevélez, Soledad. “Solita” tiene como novio al mayordomo de los Trevélez y está siempre al acecho. Guiloya ha imitado la letra de Numeriano y le ha escrito una carta de amor pidiendo relaciones a Florita, la hermana soltera y ya entrada en años de don Gonzalo de Trevélez. Soledad es una mujer joven de muy buen ver, y Florita es “un pliego de aleluyas” ridículamente vestida. Por otro lado le ha mandado a Galán una carta en nombre de Solita citándole en el casino a las 11h. El equívoco está logrado y el espectador solo quiere conocer el desenlace de semejante embrollo. Todo esto aderezado con pasajes fascinantes e inolvidables que los podemos ver los vídeos de youtube.com, con actores de la máxima categoría de los que el bisabuelo estaría muy orgulloso.
Picavea acude solícito a su cita con Soledad, y cuando sale a limpiar su balcón, la ventana del Casino que queda a la par, sirve para que se dé el siguiente diálogo.
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 183
(Acto I, Escena IV)
PICAVEA.- ¡Chiss…, Solita!
SOLEDAD.- ¡Hola, don Pablito; usted!
PICAVEA.- Perdona que te hable por encima de “El Baluarte…”; pero hasta vista así, por encima, me gustas…
SOLEDAD.- Que me mira usted con buenos ojos…
PICAVEA.- Gracias. Oye, eso que cantabas de ladrón…, ladrón, digo yo que no sería por mí, eh?
SOLEDAD.- Quiá. Usted no le quita nada a nadie…
PICAVEA.- Eso de que no le quito nada a nadie, es mucho decir.
SOLEDAD.- Digo en metálico.
PICAVEA.- En metálico, no te quitaré nada; pero en ropas y efectos, no te descuides.
SOLEDAD.- Y qué, ¿leyendo la sección de espectáculos?
PICAVEA.- Sí; aquí echando una miradita a los teatros.
SOLEDAD.- ¿Y qué hacen esta noche en el Principal?
PICAVEA.- En el principal no sé lo que hacen. En el segundo izquierda sé lo que harían.
Finalmente sale el mayordomo y disuelve la reunión de muy malos modos.
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 184
CRIADO.- Y en cuanto yo consiga verle la jeta a uno de esos lectorcitos, va a ir pa la Casa de Socorro, pero deletreando. ¡Ay cómo voy a sacudir! ¡A cuatro manos!
Llega Numeriano Galán, que es trabajador en Correos, y se esconden don Marcelino y Pablito Picavea. Numeriano lanza su monólogo más famoso:
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Menéndez y Numeriano Galán.
(Acto I, Escena VIII)
NUMERIANO.- “Personne…”, que dicen los francés cuando no hay ninguna persona. Faltan tres minutos para la hora: ¡hora suprema y deliciosa! La ventana frontera cerrada todavía. Me alegro. Colocaré las puertas de los balcones en forma propicia para la observación. ¡Ajajá! Y ahora a esperar a mi víctima, como espera el tigre a la cordera: cauteloso, agazapado y voraz. ¡Manes de don Juan, acorredme!
Con la llegada de Menéndez, el bedel del casino, Numeriano le abre su corazón y le cuenta sus progresos con Solita.
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 185
(Acto I, Escena VIII)
NUMERIANO.- Pues bien: ¿al entrar yo en el salón de lectura tú no leías nada en mis ojos?
MENÉNDEZ.- No, señor; yo casi nunca leo nada.
NUMERIANO.- Pero ¿no te chocaba verme huraño, triste y solo, metido en ese rincón?
MENÉNDEZ.- Sí, señor; pero yo decía, será que le gusta la soledad.
NUMERIANO.- Y eso era, perspicaz Menéndez, que me gusta la Soledad… Pero no la de aquí, sino la de ahí enfrente.
MENÉNDEZ.- ¡La doncellita de los Trevélez!
NUMERIANO.- La misma que viste y calza…, de una manera que conmociona.
Numeriano le lee la carta que cree de Solita y que termina “Sulla” en vez de “Suya”, falta de ortografía que aún le convence más.
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 186
NUMERIANO.- “No falte. Saldré a sacudir… No vuelva… No vuelva a asomarse esta mañana, porque mi señorita está escamada. Sulla. Ese.” ¡Ah, estupefacto Menéndez, este “sulla” no lo cambio yo por una dolora de Campoamor, porque estas cuatro letras quieren decir que esa fruta sazonada y exquisita ha caído en mi implacable banasta.
MENÉNDEZ.- ¡Pero qué suerte tiene usted!
NUMERIANO.- (Por sus ojos.) ¡Le llaman suerte a estas dos ametralladoras!
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Numeriano Galán sale al balcón y se encuentra con “la señora” y no con la doncellita.
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Numeriano Galán no da crédito a lo que le está diciendo «ese pliego de aleluyas».
Nuestro Numeriano espera con emoción a que den las once. Se mueven las cortinas de la casa donde trabaja Solita, se abre el balcón lentamente y… Nota de Carlos Arniches: (aparece la cara ridícula y pintarrajeada y sonriente de la Señorita de Trevélez.) Florita le dice a Galán que ha recibido su carta pidiéndole relaciones, cosa que Numeriano ni se imagina.
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 187
(Acto I, Escena X)
FLORITA.- Lo he leído diez veces, y a las diez, su fina galantería ha vencido mi natural rubor.
NUMERIANO.- ¿A las diez?… De modo que dice usted que a las diez… (Aparte.) Pero ¿de qué me hablará esta señorita? (Alto.) Florita, usted perdone; pero no comprendo, y yo desearía que me dijera de una manera breve y concreta…
FLORITA.- ¡Ah, no; no, no, no!… Eso es mucho pedir a una novicia en estas lides… Hágase usted cargo… Mi cortedad es muy larga, Galán.
NUMERIANO.- Bueno; pero por muy larga que sea su cortedad, si a uno no le dicen claramente las cosas…
FLORITA.- Sí; pero repare que hay gente en los balcones…
NUMERIANO.- Ya lo veo; pero qué importa eso para…
FLORITA.- Y como yo presumía que no podríamos hablar sin testigos, le he escrito en este papel una líneas que expresarán a usted debidamente mi gratitud y mi resolución.
NUMERIANO.- ¿Dice usted que su gratitud y su…?
FLORITA.- Ahí va mi alma. (Lanzando un papel con una moneda para hacer peso.)
NUMERIANO.- Caray de poco me deja tuerto.
FLORITA.- Galán…, en el texto de esa carta voy yo misma. Léalo, compréndala y júzguele.
NUMERIANO.- Bueno; pero…
FLORITA.- Voy tal cual soy: sin malicia, sin reserva, sin doblez.
NUMERIANO.- ¡Pero Florita!
FLORITA.- Sin doblez. Adiós Galán.
Después de esta maravillosa escena de balcón, (ellos lo llamaban balconear), Numeriano lee la carta arrojada junto a Menéndez en la que Florita, “mi hermano y mi corazón, de consuno, decídenme aceptar las formales relaciones que usted me ofrenda…”
La broma se va complicando, ya que está de por medio don Gonzalo, un excelente espadachín. Curiosamente hemos recuperado una carta del profesor de esgrima de los hijos de Carlos Arniches, en ese mismo año 1916 (154). Ángel Lancho explicaba a Carlos Arniches, cómo echaba de menos a sus hijos en las clases de esgrima, ya que ellos eran los mejores. Es muy posible que esa buena relación permitiera a Carlos Arniches introducir una escena de esgrima con todos los detalles como veremos más adelante. La documentación era siempre impecable. El terror reflejado en Numeriano, ahora cobra más sentido.
El final de la lectura de la carta no tiene desperdicio.
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 188
(Acto I, Escena X)
NUMERIANO.- “¡Ah, Galán, el amor que usted me brinda es una suerte…” ¡Pero Dios mío, si yo no le he brindado ninguna suerte a esta señora! “Es una suerte, porque prendióse en mi alma con tan firmes raíces, que nadie podrá ya arrancarlo, y si quieren hacer la prueba, háganla cuanto antes. ¡Ah, Galán! ¿Se lo digo todo en esta carta?… Yo creo que sí.”
MENÉNDEZ.- Y yo creo que también.
NUMERIANO.- “Nada reservéme, y sepa que al escribirla entreguéle mi alma… Adiós”
MENÉNDEZ.- ¿Se ha muerto?
NUMERIANO.- Se ha vuelto loca. “Suya hasta la ultratumba, Flora de Trevélez.” ¡Pero, Dios mío, yo me vuelvo loco!… Pero ¿qué es esto?
MENÉNDEZ.- Las ametralladoras.
NUMERIANO.- ¿A qué viene esta carta?… Pero ¿quién le ha dicho a ese pliego de aleluyas que yo la amo? Pero ¿qué es esto?… ¡Dios mío, qué es esto!
Los del Guasa Club salen a escena riéndose y burlándose del marrón en el que se encuentra ahora Numeriano Galán.
Aparece don Gonzalo y van todos a adularle. El se deja diciendo:
POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 185 (47)
(Acto I, Escena XIII)
DON GONZALO.- ¡Ah, no, amigos míos; no burlaros de mí!
Yo ya no soy nada.
Claro está que las altas cimas de mis ilusiones
aún tienen resplandores de sol,
postrera luz de un ocaso espléndido…;
pero al fin de mi vida
ya no es más que un crepúsculo…
Don Gonzalo le cuenta a don Marcelino la buena nueva y pide que llamen a Numeriano para darle un abrazo fra-ter-nal.
No contento con eso, le obsequia con dos perros de caza y un cuadro de ocho metros al que le tiene que comprar “un marquito”. Finalmente, Florita toca y canta al piano de forma ridícula y exagerada Torna a Sorrento, y entre aplausos y saludos finaliza el primer y grandioso acto.
En el segundo acto vamos a poder disfrutar de algunas escenas también muy memorables. Han pasado 15 días y Numeriano Galán no puede más. Florita le exige cada vez más horas de compañía, más horas para pintar un retrato de Numeriano, le escribe a todas horas…; la situación bordea el colapso. Por su lado, los del Guasa-Club lo están disfrutando. Tito Guiloya tiene ya pensado el final de esta broma macabra aunque aún no la ha descubierto. Numeriano disfruta de unos minutos de soledad en la fiesta que dan los Trevélez cuando es localizado por Florita.
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 189
POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 186 (48)
(Acto II, Escena V)
FLORITA.- Pues yo, errabunda, hace un rato que de un lado a otro del parterre vago en tu busca. ¿Y tú, amor mío?
NUMERIANO.- ¡Yo vago también; pero más vago que tú, me había sentado un instante a deleitarme en la contemplación de la noche serena y estrellada!
FLORITA.- ¡Oh, Nume!… Pues yo te buscaba.
NUMERIANO.- Pues si yo sé que tú me buscas, te juro que corro, que corro a tu encuentro.
FLORITA.- Y dime, Nume: ¿qué hacías en este paradisíaco rincón?
NUMERIANO.- Rememorarte. (Aparte.) Con más elegancia ni D’Anunzzio.
FLORITA.- ¡Ah Nume mío, gracias, gracias! ¡Ah, no puedes suponerte cuánto me alegro encontrarte en este lugar recóndito!
NUMERIANO.- Bueno; pero, sin embargo, yo creo que debíamos irnos, porque si alguien nos sorprendiera arrinconados y extáticos, podía macular tu reputación incólume, y eso molestaríame.
FLORITA.- ¿Y qué importa, Nume?… ¡La felicidad es un pájaro azul que se posa en un minuto de nuestra vida y después levanta el vuelo, y Dios sabe en qué otro minuto se volverá a posar!
NUMERIANO.- Sí; pero figúrate que ahora viene el pájaro y se posa; pero luego pasa uno y nos lo espanta y encima lo divulga, y ¿qué pasa? Pues que te pesa. Hay que estar en todo.
FLORITA.- Nume, no seas tímido. La dicha es efímera. Siéntate, Nume.
NUMERIANO.- No me siento Florita. (Aparte.) ¡A solas la tengo pánico!
FLORITA.- Anda, siéntate, porque quiero en este rincón de ensueño pedirte una revelación.
NUMERIANO.- ¡Una revelación!… Bueno; si eres rápida y sintética, atenderéte; pero si no, alejaréme. Habla.
FLORITA.- Vamos a ver, Nume, con franqueza: ¿por qué te he gustado yo?
NUMERIANO.- Por nada.
FLORITA.- ¿Cómo?
NUMERIANO.- Quiero decir que no me has gustado por nada y … me has gustado por todo. Te he encontrado….
FLORITA.- ¿Qué?… ¿Qué?
NUMERIANO.- Te he encontrado un no sé qué…, un qué se yo…, un algo así indefinible; un algo raro. ¡Raro, esa es la palabra!
Abandonan el rincón pero son sorprendidos por don Gonzalo que se interesa por su felicidad y amor mutuo, lamentando que en el corazón de Florita, cada vez habrá menos espacio para él. Numeriano le responde que él está dispuesto a renunciar a Flora con tal de no causarle un disgusto. Florita se enfada y se lo reprocha a Gonzalo.
Tito Guiloya explica el desenlace de la broma.
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Por otro lado don Gonzalo ha visto como discutían Picavea y Galán, y le pregunta a Florita si sabe algo del tema. Florita deja volar su imaginación y con algo que ha oído de un sitio y de otro, se hace la composición de lugar de que también Galán la desea como pareja. Don Gonzalo monta en cólera y está dispuesto a todo con tal de que nada enturbie la boda de Florita y Numeriano.
Pero todo se convierte en realidad a los ojos de Florita al ponerse en marcha la idea de Tito Guiloya para deshacer la broma: Picavea se declarará a Florita y retará en duelo a Galán con la única condición de que ambos renuncien al amor de Flora.
Así lo hace, Picavea declara un amor incondicional a Florita. Ésta le rechaza y se reafirma en seguir amando a Galán, aunque le dijeran que era “Pasos Largos”
Detención de “Pasos Largos”
Hemos investigado en wikipedia y existió un bandolero apodado Pasos Largos, nacido en 1873 y fallecido en 1934. Y aquí tenemos su foto.
Fue un hombre que tras volver de Cuba donde realizó el servicio militar, se encontró a su familia desestructurada, pronto fallece su madre y su vicio por el juego hace que se meta en innumerables peleas. Tras una de estas reyertas mata a dos personas y se da a la fuga viviendo escondido en la sierra. Su leyenda comienza a agrandarse cuando además de robar a los ricos es capaz de dejar con vida a dos guardias civiles para que se presenten ante su capitán.
Finalmente, es alcanzado por un tiro en una emboscada de la policía y encarcelado hasta que fue indultado en 1932 (155).
Picavea aprieta aún más. Le jura a Florita que tiene 4 hijos con Segunda Martínez, que vive en Jacometrezo, 92, en Madrid. Es una calle que lleva el nombre españolizado del escultor italiano Jacome da Trezzo, que trabajó para Carlos V y Felipe II. Florita se queda estupefacta. Con lo que no contaba Picavea era que don Gonzalo lo estaba escuchando y sin creerle ni una palabra intenta estrangularlo.
Finalmente lo reta para matarlo en duelo al día siguiente. Numeriano acude aterrado a la escena y se desmaya en brazos de don Gonzalo y cae el telón del segundo acto.
Resulta que este italiano trabajaba la orfebrería para Carlos V y Felipe II. Se le dedica una calle y la expresión popular cambia el nombre original de la misma hasta la forma actual.
La situación está llena de emoción. Tienen que resolverse muchas cosas en el tercer acto.
Comienza el tercer acto con una escena de esgrima que suponemos asesorada por Ángel Lancho, maestro de esgrima de los hijos mayores de Carlos Arniches. La terminología es muy precisa: “Marchar, marchar, encima, en guardia. Marchar cambiando, estocada.”
Galán intenta suspender el duelo de don Gonzalo con Picavea sin conseguirlo. Le cuenta en una carta que le abofeteó cuatro veces en el casino y que reclama su derecho a batirse, cosa que don Gonzalo le niega. Las cosas se están poniendo muy feas.
Arniches aprovecha este impase en la obra para desarrollar el drama de Flora: una mujer entrada en años, de buena posición, suspirando toda la vida por un hombre y ahora se quedará sin nada.
(Acto III, Escena II)
FLORITA.- ¡Qué espantosa tragedia! Toda mi juventud suspirando por un hombre, y de pronto me surgen dos; venme, inflámanse, insúltanse, péganse y de repente se me esfuman. ¡Esto es espantoso!… ¡Horrible!… ¿Qué tendré yo, Gonzalo, qué tendré que no puedo ser dichosa?
DON GONZALO.- Cálmate, Florita, que yo te juro que lo serás. Cálmate.
FLORITA.- Si no puedo calmarme, Gonzalo, no puedo…; porque encima de esta amargura, Maruja Peláez me ha hecho un chiste, ¡un chiste!…, en esta situación… ¡miserable!… Dice que mi boda era imposible, porque hubiera sido una boda de un Galán con una característica! … ¡Figúrate!… ¡Yo característica!
Mensaje número 433: Nuevamente, Arniches refleja la “culpabilidad” que siente la mujer ante el fracaso de la relación amorosa: “¿Qué tendré yo, Gonzalo, qué tendré que no puedo ser dichosa?”
Espectacular entrada en lo más desgarrador del alma humana. Después de mostrarnos el dolor de Florita, Arniches no puede evitar el chiste fácil que él mismo venía provocando durante toda la obra al dar el apellido de “Galán” a Numeriano: una boda entre un Galán y una característica.
Don Gonzalo (ejecutado magistralmente por José Bódalo en la versión de estudio uno de rtve que aún se puede ver en youtoube), sufre, se emociona y contagia esa rabia y ese dolor al espectador. Todos vemos que la broma no provoca sino dolor. Dolor innecesario.
Mensaje número 434: Arniches se está refiriendo a esa sociedad caduca que aún vive en un mundo de privilegios, noblezas, alcurnias y linajes… A esa sociedad que está desapareciendo. Ya no pueden ni reproducirse. En opinión de Arniches, debe eliminarse a esta clase social ventajista que vive sin trabajar, con patrones de honor trasnochados y sin realizar una función social. De no eliminarse sobrevendrá la lacra de España con la implantación del caciquismo, tal y como él lo denunció cinco años después de este estreno con la obra llamada LOS CACIQUES. Para Arniches, esta clase de nobleza, solo era una “característica”.
Arniches soluciona el duelo por medio de la huida de Picavea. Los “padrinos”, Peña y Lacasa, son incapaces de encontrarle, y por lo tanto no puede haber duelo. Eso demuestra a Gonzalo que Galán no es un embustero y que aquí el único que miente es Picavea.
Una divertida escena se produce cuando Numeriano, acompañado de don Marcelino, ajenos a la huida de Picavea, acuden a solicitar a don Gonzalo que sea él, Numeriano, el que se bata con Picavea.
(Acto III, Escena V)
DON GONZALO.- ¿Ustedes?
DON MARCELINO.- Querido Gonzalo, vengo porque no puedes imaginar lo que está sufriendo este hombre.
DON GONZALO.- Pero ¿por qué amigo Galán, por qué?
NUMERIANO.- ¡Ah, don Gonzalo, una tortura horrible me destroza el alma! Usted sabe como nadie que el honor es mi único patrimonio; por consecuencia, de rodillas suplico a usted que me permita que sea yo el que mate a ese granuja que aquella noche nefasta enlodó mi honradez acrisolada…
DON GONZALO.- Bueno, Galán; pero…
NUMERIANO.- ¡No olvide usted que el miserable dijo que yo tenía no se qué de Segunda, y yo no tengo nada de Segunda, don Gonzalo, se lo juro a usted!…
DON GONZALO.- No, hombre; si lo creo… Y por mí, mátelo usted cuando quiera, amigo Galán.
NUMERIANO.- ¡Gracias, gracias! ¡Oh, qué alegría! ¡Ser yo el que le atraviese el corazón!
Don Gonzalo en su gimnasio de esgrima.
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DON GONZALO.- Lo malo es que no va usted a poder.
DON MARCELINO.- ¿Le has matado ya?
DON GONZALO.- No me ha sido posible.
NUMERIANO.- ¿Entonces, por qué no voy a ser yo el que le arranque la lengua?
DON GONZALO.- Porque se la ha llevado con todo lo demás.
NUMERIANO.- ¿Cómo que se la ha llevado?
DON MARCELINO.- ¿Qué quieres decir?
DON GONZALO.- Sí, hombre, sí. Sabedlo de una vez. ¡Picavea, asustado de su crimen, ha huido!
Nuevamente la genialidad de Arniches se da en todo su esplendor en los siguientes diálogos en los que don Gonzalo apremia a Numeriano a casarse.
DON GONZALO.- ¿Tampoco le hace usted la Pascua?
NUMERIANO.- Como hacerme, sí me hace la Pascua; pero vamos, es que yo…, es que yo, don Gonzalo, la verdad, quiero serle a usted franco hablarle con toda el alma.
DON GONZALO.- Dígame, dígame, amigo Galán.
NUMERIANO.- ¿Dice usted que Picavea ha huido?
DON GONZALO.- Ha huido. Indudable.
NUMERIANO.- Pues bien: yo tengo que decirle a usted que hasta que ese hombre aparezca y yo le mate, yo no puedo casarme, don Gonzalo.
DON GONZALO.- ¡Por Dios, es un escrúpulo exagerado!
NUMERIANO.- Hágase usted cargo: si yo no vuelvo por los fueros de mi honor, ¿qué dignidad le llevo a mi esposa?
DON MARCELINO.- Hombre; en eso el muchacho tiene algo de razón.
NUMERIANO.- Ahora, eso sí, don Gonzalo, que parece Picavea, y al día siguiente, la boda.
CRIADO.- (Desde la puerta.) El señor Picavea.
Genial como siempre.
Picavea entra tartamudeando y muerto de miedo a confesar a don Gonzalo todo el entramado de la broma del Guasa Club y Tito Guiloya. Don Gonzalo no da crédito a sus palabras, y justo cuando se decide a ajusticiarle, salen en su auxilio don Marcelino y Numeriano. Don Marcelino toma la palabra.
(Acto III, Escena VII)
DON MARCELINO.- Mátanos, desuéllanos…, porque cada uno tiene en esta culpa una parte proporcional. Éste, por debilidad, por miedo; éste, por inducción; yo por silencio, por tolerancia…; pero lo que oyes es la verdad.
Arniches nos presenta las dos caras del acto de cada persona: unas consecuencias y una responsabilidad por lo realizado. No quiere dejar que nadie se vaya de rositas. Picavea tiene culpa por inducción; Numeriano por debilidad y miedo; don Marcelino por silencio y por tolerancia. Qué importante es este mensaje número 435: La responsabilidad que contraemos con cada una de nuestras acciones, es algo que nunca debemos olvidar, y que siempre se ha de encarar con fortaleza y decisión, como lo hace Marcelino en esta escena, aún a riesgo de perder la amistad de don Gonzalo.
Don Gonzalo resume la situación.
(Acto III; Escena VII)
DON GONZALO.- ¡Ah!…, ¡de modo que una burla!…, ¡que todo ha sido una burla!… ¿Y por el placer de una grosera carcajada no han vacilado en amargar con el ridículo, el fracaso de una vida?… ¡Y para ese escarnio, cien veces infame, escogen a mi hermana, alma sencilla, cuyo único delito es que se resiste a perder el derecho a una felicidad que ha visto disfrutar fácilmente a otras mujeres, sólo porque la Naturaleza ha sido más piadosa con ellas! ¡Pues no, no será!
Don Gonzalo quiere venganza de sangre y don Marcelino le frena. Don Gonzalo ha renunciado a casarse para evitar a su hermana “un papel secundario” en su vida. Además, por ella y solo por ella, don Gonzalo confiesa que se tiñe el pelo, se viste con ropas más juveniles y se rodea de amistades que no son propias de su edad. Su único objetivo: que Florita no sintiese que envejecía.
Numeriano, conmovido se ofrece a casarse con Florita
(Acto III, Escena VII)
DON GONZALO.- No, gracias, amigo Galán; muchas gracias. Pasado ese impulso generoso de su alma buena, quedaría la realidad: mi hermana, con sus años…; usted, con su natural desamor… Imagínese el espanto. Quedémonos en el ridículo; no demos paso a la tragedia.
Mensaje número 436: Quedémonos en el ridículo; no demos paso a la tragedia. Nuevamente, Arniches nos hace disfrutar con el sentido común. Ante una situación así, a tragedia grotesca, si se queda en grotesca nada más, eso que ganamos todos.
La risa vuelve a la escena con la llegada inesperada de Tito Guiloya. Arniches vuelve a emplear exitosamente la maniobra anteriormente ejecutada con Numeriano y Picavea. Tito Guiloya no conoce nada de la conversación anterior y mete la pata de forma notoria al continuar pidiendo una salida airosa a don Gonzalo. Van saliendo los personajes de la habitación contigua con un gesto de “¿qué quieres que te diga?” sin hablar una palabra, a lo que un agobiado Guiloya responde:
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 190
(Acto III, Escena VIII)
TITO.- ¡Caray, comparado con esta casa el colegio de sordomudos, es una grillera!
MENSAJE NÚMERO 437: El tipo nacional del guasón debe acabar.
Don Gonzalo se encara y le coloca en su sitio. Tito está aterrado
(Acto III, Escena VIII)
DON GONZALO.- Pero para todos llega en la vida una hora implacable de expiación. Usted, hombre jovial, cínico, desaprensivo, cruel, no la sentía venir, ¿verdad?… Pues para usted esa hora ha llegado, y es ésta. Siéntese ahí.
Arniches trae a colación algo que en el futuro le dará el título de una obra entera: La hora mala, que estrenaría seis años más tarde. Mensaje 438: A todos nos llega en la vida una hora implacable de expiación.
Don Gonzalo le ofrece la posibilidad de escribir una nota exculpatoria para los presentes y le da una pistola para que se pegue un tiro. Tito suplica el perdón llorando desconsolado. Sale de la casa a puntapiés.
Arniches pone su pensamiento en boca de don Marcelino, son sus mensajes número 439 Y 440
(Acto III; Escena VIII)
DON MARCELINO.- Cálmate, Gonzalo, cálmate. ¡No vale la pena! ¿Qué hubieras conseguido? ¡Matas a Guiloya!, ¿y qué?… Guiloya no es un hombre; es el espíritu de la raza, cruel, agresivo, burlón, que no ríe de su propia alegría, sino del dolor ajeno. ¡Alegría!… ¿Qué alegría va tener esta juventud que se forma en un ambiente de envidia, de ocio, de miseria moral, en esas charcas de los cafés y de los casinos barajeros? ¿Qué ideales van a tener estos jóvenes que en vez de estudiar e ilustrarse se quiebran el magín y consumen el ingenio buscando una absurda similitud entre las cosas más heterogéneas y desemejantes?….
….
¿En qué se parecen estos muchachos a los hombres cultos, interesados en el porvenir de la patria?
….
… calma tu justa cólera y piensa, como yo, que la manera de acabar con este tipo tan nacional del guasón es difundiendo la cultura. Es preciso matarlos con libros, no hay otro remedio. La cultura modifica la sensibilidad, y cuando estos jóvenes sean inteligentes, ya no podrán ser malos, ya no se atreverán a destrozar un corazón con un chiste, ni a amargar una vida con una broma.
…
La burla humilla, degrada.
DON GONZALO.- ¡No quiero más venganza sino que Dios, como castigo, llene de este dolor mío el alma de todos los burladores!
(Telón.)
MENSAJES DE ARNICHES:
MENSAJE NÚMERO 431: Sólo hay una forma de eliminar esta juventud holgazana y aburrida: hacerles amar los libros, el interés por progresar, el estudio… Que todo ello contribuya a que respeten a sus mayores y consigan dignificar el porvenir.
MENSAJE NÚMERO 432: La denuncia de Carlos Arniches sobre la prensa “comprada” por el cacique es una declaración de intenciones.
MENSAJE NÚMERO 433: Nuevamente, Arniches refleja la “culpabilidad” que siente la mujer ante el fracaso de la relación amorosa: “¿Qué tendré yo, Gonzalo, qué tendré que no puedo ser dichosa?”
MENSAJE NÚMERO 434: Arniches se está refiriendo a esa sociedad caduca que aún vive en un mundo de privilegios, noblezas, alcurnias y linajes… A esa sociedad que está desapareciendo. Ya no pueden ni reproducirse. En opinión de Arniches, debe eliminarse a esta clase social ventajista que vive sin trabajar, con patrones de honor trasnochados y sin realizar una función social. De no eliminarse sobrevendrá la lacra de España con la implantación del caciquismo, tal y como él lo denunció cinco años después de este estreno con la obra llamada LOS CACIQUES. Para Arniches, esta clase de nobleza, solo era una “característica”.
MENSAJE NÚMERO 435: La responsabilidad que contraemos con cada una de nuestras acciones, es algo que nunca debemos olvidar, y que siempre se ha de encarar con fortaleza y decisión, como lo hace Marcelino en esta escena, aún a riesgo de perder la amistad de don Gonzalo, exponiendo su parte de culpa y pidiendo perdón por ello.
MENSAJE NÚMERO 436: Quedémonos en el ridículo; no demos paso a la tragedia. Nuevamente, Arniches nos hace disfrutar con el sentido común. Ante una situación así, a tragedia grotesca, si se queda en grotesca nada más, eso que ganamos todos.
MENSAJE NÚMERO 437: El tipo nacional del guasón debe acabar. Solo pide que el dolor de los burlados se transfiera al alma de los burladores.
MENSAJE NÚMERO 438: A todos nos llega en la vida una hora implacable de expiación.
MENSAJE NÚMERO 439: ¿Cuál va a ser la alegría de una juventud que se forma en un ambiente de envidia, de ocio, de miseria moral en cafés y casinos? ¿En qué se parecen estos jóvenes, a los hombres cultos interesados en el porvenir de la patria?
MENSAJE NÚMERO 440: La única manera de acabar con este tipo tan nacional del guasón, es difundiendo la cultura. La cultura modifica la sensibilidad. La burla humilla y degrada.
MENSAJE NÚMERO 441: También podemos ver la queja de Arniches ante la única salida que se dejaba a la mujer de aquella época: o el matrimonio o el convento.
Podemos disfrutar ahora del vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=6u0SygovEAI