EL TÍO QUICO

 

O

 

LA LEY DE DESAHUCIO Y LA FORMACIÓN DE LOS TERRATENIENTES

 

 

Archivo Familiar

 

Ésta es la cuarta obra ambientada en “la terreta amada”, después de Doloretes (1901) ,  La Divisa (1902) y La alegría del batallón (1909). Pertenece a su Etapa Rural y Etapa Política. Es una adaptación de una novela escrita por el coautor Juan Aguilar Catena, y se estrena el 28 de Marzo de 1925, han pasado pues, 16 años. ¿Por qué ahora vuelve Arniches sobre su tierra?

 

Hay varias razones que lo podrían haber inclinado a este hecho. Por un lado, el recuerdo y agradecimiento del homenaje recibido en 1921 en Alicante: fue nombrado “Hijo Predilecto de la Ciudad de Alicante”. Por otro lado nos da una pista en la dedicatoria de la obra anterior. Se la dedica a la familia Payá, unos amigos de la región de Murcia, “un paraíso”, según sus palabras. Es más que probable que surgiera la idea de adaptar a la huerta levantina la novela de Juan Aguilar Catena.

 

Juan Aguilar nació en Úbeda el 24 de noviembre de 1888, justo cuando Arniches estrenaba sus cuatro primeras obras; fue periodista, escritor de novelas, pero su sueldo lo obtuvo como Secretario Ministerial (36). Llega a Madrid en 1904 y a los 19 años en 1907, ingresa en el Ministerio de Hacienda. 10 años más tarde sería diputado por Madrid. No hemos podido encontrar la novela sobre la que se realiza esta obra de teatro.

 

Juan Aguilar Catena (1888-1965) Pseudónimo: Oliverio Mon.

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Francisco de Cubas y Erice. Marqués de Fontalba. Construyó el palacio en la Castellana en el que vivió.

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Dedican los autores esta obra a los empresarios Marqués de Fontalba (Francisco de Cubas y Erice -1898-1936.) y don Tirso Escudero (1863 – 1950.), que según sus palabras “con tanta esplendidez sirvieron nuestra obra”.

 

 

Don Tirso Escudero.

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              El primer acto nos va enseñar el interior de una casa de labranza de la huerta levantina. Al foro, una puerta grande de dos hojas que da a la calle; a la derecha un ventanuco y dos puertas que llevan al corral y a una habitación. A la izquierda, una gran ventana con reja y una cocina con fogón bajo, seguida del arranque de una escalera que dará a habitaciones superiores.

 

La habitación contará con un cantarero con cántaros, una mesa de pino y sillas de esparto y un aljibe. Veremos un suelo, al estilo levantino, con dibujos de canto rodado. Es el amanecer de un día de Fiesta en el pueblo, es la víspera del Cristo. Los cofrades van pasando por las casas pidiendo para la iglesia.

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 222.

 

COFRADES.-      Hermanos venid.

Hermanos llegad

que el rosario tenéis a la puerta

pidiendo limosna

si le queréis dar.

 

Arniches nos va a presentar la historia de dos grandes hombres: don Tobías y el Tío Quico.

 

El primero es el dueño, por herencia familiar de las tierras que tiene arrendadas desde hace 30 años al Tío Quico. Una tierra seca y pedregosa sin ningún valor y que estaba dispuesto a vender a la muerte de su padre, pero el Tío Quico, le pidió que se la arrendase, la trabajó, la cultivó y la engrandeció. Hoy es un paraíso en la huerta Alicantina.

 

El segundo es el trabajador infatigable en el que se ve representado Carlos Arniches. El amor a la tierra, a los suyos y a su trabajo.

 

Treinta años de perfecta armonía. La mitad de los frutos producidos en la hacienda del Tío Quico son para el amo, para don Tobías. Eso produce mucho dinero.

 

El agua escasea. Se va a construir un canal pero no va a pasar por el pueblo. El tío Quico se va a Madrid, habla con los ingenieros, habla con los accionistas y consigue, por medio del pago de un canon entre todos los labradores, que se haga un canal que sí pasará por todas las huertas. El futuro es esperanzador.

 

En esta situación de felicidad, Arniches nos presenta tres historias de amor: Sunsión, que trabaja para el Tío Quico, tiene dos pretendientes: un alguacil, Pardal, y un mozo que trabaja para don Tobías: Hipólito García “Sistella”.

 

 

La segunda historia de amor se da entre Ramón, hijo mayor del Tío Quico, y Dolores, hija mayor de don Tobías. Ambos mayores de edad.

 

Finalmente, y de una forma más cómica, hay “algo” entre Visentico, hijo menor de don Tobías, y Remedios, hija menor del Tío Quico. Estos dos pueden ser adolescentes.

 

 

Estas relaciones amorosas entre los hijos de los dos hombres de nuestra historia, hacen albergar un futuro en el que ambos linajes se unirán…, pero tal vez no sea así.

 

Como hemos visto, nos encontramos con los cofrades que se dirigen a la misa con la que se iniciará la fiesta. Sistella, vestido de Fiesta con sombrero negro flexible de alta copa como los Huertanos de Levante, ha venido a buscar a Sunsión, acompañado de su gallo de pelea “Musolini”.

 

 

Sistella le pide a Sunsión que tome una decisión entre él y Pardal.

 

 

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 313

 

(Acto I, Escena I.)

 

SISTELLA.- (Suplicante.) Anda, Sunsión, ¿por qué no te resolves con toa libertá por uno de los dos, y me escoges a mí?

 

SUNSIÓN.- (Muy afligida.) ¡No puedo, Sistella, no puedo!

 

SISTELLA.- (Remedándola.) No puedo… no puedo…

 

SUNSIÓN.- ¡Es que soy muy desgrasiá, Sistella!

 

SISTELLA.- ¿Pos qué te pasa?

 

SUNSIÓN.- Toa mi vida sin novio y de repente me salen dos (Llorando.), y los dos me gustan!…, ¡¡Miá que es desgrasia!!

Como no podía ser de otra manera, en plena conversación aparece Pardal, el alguacil enamorado de Sunsión. También viene con su gallo de pelea. Arniches lo describe como hombre feo, de nariz colorada, de borracho, y la cara grotesca pero alegre. Está viudo. Como característica de buen secundario tiene una “risa escalonada” que saca de sus casillas a Sistella.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 314

 

(Acto I, Escena II.)

 

PARDAL.- (A Sunsión.) Cuando acabes de barrer y eches toa la basura a la calle… ya vindré; que tengo que hablarte.

 

SISTELLA.- (Enfurecido.) Ché ¿eso de basura es por mí?

 

PARDAL.- (Le mira con desprecio y le finge una risa guasona.) ¡Ja, ja!… ¡Ja, ja!… ¡Ja!

 

SISTELLA.- (Furioso.) ¡Maldita siga! A mí no me hagas risas escalonás, porque te…

 

Hace su aparición Dolores, una moza de unos 21 años, guapísima, vestida de fiesta de vivos colores con una cesta de las mejores manzanas para la iglesia. Espera que durante la puja, sea Ramón el que más alto lo haga y se la lleve. Esta es una tradición que ya se vio en Doloretes  y en La divisa. Incluso, podía haber un reto entre dos mozos bailando delante de ella, y el que mejor lo hiciese se la llevaría.

 

Viene con Visentico, un mozo de 14 años vestido con el traje de de fiesta de hombre, con un cigarro y una petaca…

 

Todos comentan lo felices que están todos con la acción del Tío Quico para poder tener agua en el pueblo. Le van a recibir con honores y con 200 varas de tracas y petardos, ¡unos 1.000 metros!, y además le va a recibir el alcalde.

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 118.

 

(Acto I, Escena IV.)

 

DOLORES.- A mi padre le tengo oído contar que cuando le dejó mi agüelo esta heredad, la quiso vender porque era un erial. Tóo barrancas y pedregonas, peñascales duros,… Ni un árbol, ni una flor…

 

SUNSIÓN.- Como que echabas una semilla en esta tierra dura y se la comían los pájaros. ¡No había ni una gota d’agua! ¡Tóo abrasao por la sequía!

 

DOLORES.- Y dise mi padre que le dijo el tuyo: No vendas la heredá, que yo la trabajaré. Y se la dio en arriendo.

SUNSIÓN.- Y m’acuerdo que tóos en el pueblo se reían de él… ¿Qué sacará de esa pedrera?… ¡Y él, callao, cavando día y noche, sin descanso!… ¡trayendo el fiemo a expuertas, el agua a hombros!… ¡matándose a trabajar!, …

 

RAMÓN.- ¡Y cuántas veces me lo ha dicho al contármelo! Ché, hijo, tú no sabes el gusto que me daba al afanarme, que me cayese el sudor de la frente, ¡náa más que por humedecer la tierra! Y ahí lo tienes: aquél erial es hoy ese huerto lleno de olivos, naranjos, granados, limoneros… y lo que no valía pa náa, es hoy una fortuna. Y esas palmeras altas, altas, dise mi padre riendo, que las plantó luego ¡pa que subieran al sielo a darle grasias a Dios en nombre de tóos los árboles!

 

SUNSIÓN.- Y hoy, ya ves, por si esto era poco, y, pa que la heredá valiese más, supo que iban a hacer el pantano de Sierra Aitana, le dijeron que el canal no pasaba por aquí y a la siudat se fue a convencer a los ingenieros, hasta que lo ha lograo.

 

Mensajes de Arniches número 615: Esta hermosa historia de trabajo y amor a la tierra nos deja definido al personaje principal, al Tío Quico, un hombre bueno, que trabaja para él y para el pueblo, pero su trabajo es natural, sus acciones nacen del entendimiento de un labrador que quiere lo mejor para la tierra, no codicia nada de los demás. Es un hombre de los que ya no quedan… o sí, y simplemente tenemos que aprender a descubrirlos.

 

Dolores y Ramón están más enamorados que nunca. Nada ni nadie podrá separarles. Se van todos los mozos y mozas a la iglesia. Quedan un poco más rezagados los dos jovenzuelos, Remedios y Visentico. Éste le pide para salir. Al principio le dice que no, luego que sí; Visentico le planta un beso y ella una bofetada…-“pero solo pa disimular…”- le dice. ¡Visentico le pide que “disimule” un poco más suave!

 

Sistella hace lo propio con Sunsión y llega Pardal, un poquito perjudicado por el vino de la taberna del Tío Pepe.

 

 

Pantano de Guadalest en Sierra Aitana.

https://www.traveler.es/naturaleza/articulos/visitar-embalse-del-amadorio-alicante/15348

 

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 315.

 

SUNSIÓN.- ¡Gandul!… ¡Si no pués dar un paso a derechas!

 

PARDAL.- ¡Hombre, no va a ir uno por la calle con falsilla!

 

Hemos reconocido el mismo chiste que empleó hacía 5 años en el Sainete rápido del Madrid Castizo titulado El zapatero filósofo.

 

              Pardal ha venido a avisar de un gran “disgusto” para la casa del Tío Quico. Lo que ha escuchado en el juzgado así lo confirma, pero no le da tiempo a explicárselo a Sunsión ya que aparece don Tobías.

 

La visita del amo rodeado de dos personas non gratas en la casa del Tío Quico escama a Sunsión. Estos dos son Tofo y su hijo Chimo. (Ahora lo escribimos Ximo.) Arniches los describe como padre e hijo vestidos de huertanos de fiesta. Tipos mal encarados con traza de traidores. El padre, Tofo, fue llevado a juicio como presunto asesino del cuñado del Tío Quico y salió absuelto. Le pide la llave del huerto y ésta le dice que no sabe dónde está, que espere a que llegue el Tío Quico. Don Tobías tiene prisa y se lo pide con más fuerza. Al final entran.

 

El Tío Quico llega a la casa entre aclamaciones y vivas de la gente. Es un gran día para él y para el pueblo por el acuerdo del agua.

 

Él sabe que la hacienda se va revalorizar 20 veces su actual valor. Está feliz.

 

Don Tobías le explica que hoy, “día del Cristo”, finaliza el arrendamiento que ha de renovarse cada 10 años, y que no se lo renueva, que tiene otros planes y que abandonen la finca.

 

El Tío Quico no puede creer lo que oye. El amo le dice que le da poca renta, a lo que le responde que se lleva en frutos y dinero la mitad de la producción… -“¿es eso poca renta?”- se pregunta fuera de sí.

 

La respuesta es que no se va, que es el trabajo de toda su vida y que no se va.

 

(Acto I, Escena XII.)

 

TÍO QUICO.- ¿Dónde está una ley que diga eso?

 

DON TOBÍAS.- Ya te lo dirá el jusgao.

 

TÍO QUICO.- Derecho de jueces, no digo; derecho de esa jostisia que se escribe, no digo… ¡Yo hablo de esa jostisia que no se pué escribir, porque está dentro de la conciencia de los hombres!

 

Mensaje número 616: Arniches no puede soportar la injusticia y el desamparo a un trabajo de 30 años sobre un erial que nada aportaba. Está pidiendo una indemnización, un reconocimiento, ¡una justicia que esté conforme con la conciencia de los hombres!

 

El drama es conocido por todos los miembros de la familia. Ramón dice que él no se irá de esa casa y que el que quiera echarlos rodará sobre estas piedras. Dolores queda entre dos fuegos.

 

El Tío Quico enfurece aún más cuando sabe que los nuevos arrendados van a ser esos dos traidores de Tofo y Ximo, que él sigue considerando como responsables de la muerte de cuñado. Ximo les jura que ellos les van a echar. Ramón se echa la escopeta al hombro y el Tío Quico le detiene.

 

(Acto I, Escena XIII.)

 

TÍO QUICO.- (Deteniéndole.) Espera, hijo. (Con gran serenidad.) La amenasa ha e tener su cumplimiento. Cuando amenazan, esperar es de hombres. Esperemos. ¡A la calle! (Les señala la puerta. A Tobías.) Y tú vete al jusgao. A nosotros nos quitas esta tierra que ha sostenío toa nuestra vida, pero ve lo que le quitas a esa criatura que llora. (Por Dolores.) y a este moso que tiembla de coraje.

 

DOLORES.- Sí, padre, porque nosotros nos queremos, y eso no lo rompen jueces ni escreturas.

 

Don Tobías le dice a Dolores que salga de allí, pero esta no quiere. Y se baja el Telón.

 

Mensaje número 617: La serenidad del Tío Quico ante la amenaza recibida de un mozo como Ximo, deteniendo a su hijo para que no dispare, está retratando a un hombre de honor. “La amenasa ha e tener su cumplimiento. Cuando amenazan, esperar es de hombres. Esperemos”.

 

              Arniches era un experto en el final de cada acto.

 

              Segundo Acto. El libreto nos muestra la descripción de lo que vemos. Me ha parecido digno de ser recordado como una “Historia de Arniches” más

 

 

 

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 119

 

 CARLOS ARNICHES.- Calle del pueblo. Exterior de la casa del Tío Quico, con su puerta practicable. Se ve en los laterales, el principio de un huerto florido y ameno, cercado por una empalizada de caña. La casa ocupa una gran parte del foro. Por detrás de ella, desemboca una calle practicable, que da la vuelta y se pierde oblicuamente. Al fondo, el pueblo, dominado por la torre de la iglesia.

 

              La casa debe dar la sensación de que está en un extremo del poblado.

 

              Las calles de casas bajas y de un solo piso, aparecen enramadas y las ventanas vestidas con cobertores de colores vivos, como para una fiesta. Es por la tarde. El sol poniente dora todavía la parte alta de los tapiales y las cercas. Hay a la puerta de la casa un carrito, sostenido sobre sus varas y medio cargado de muebles, propios de gente humilde y labradora. Aparecen agrupados junto a la puerta, y todavía sin cargar, un baúl viejo, antiguo, de los de piel de cabra, algún colchón liado, aperos de labranza y útiles de cocina.

 

              Han pasado dos meses de litigios en tribunales. Me han parecido tan hermosos los apuntes de la derrota a través de la descripción de la casa, que no me he podido resistir a compartirla con todos. El corazón de Carlos Arniches nos muestra todo el dolor de una familia desahuciada.

 

Sunsioneta y Remedios aparecen cargando el carrito. Las vecinas están furiosas con lo que ocurre. Un chavalín le tiró una pedrada a don Tobías ayer mismo.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 316.

 

(Acto II, Escena I.)

 

CHIQUILLO 1º.- Yo le tiré ayer una piedra a don Tobías; me lo dijo mi agüela.

 

VECINA 1ª.- ¿Y le diste?

 

CHIQUILLO 1º.- Le di al cura que iba con él, y le rompí la Teja, como soy tan pequeño, no tengo puntería.

 

Comentan la treta urdida por Tofol y Ximo. La idea es casar a Dolores con Ximo y así quedarse con la fortuna de don Tobías. Parece que a don Tobías no le parece mal y le permitirá ir a Ximo de pareja de Dolores en la procesión de la tarde.

 

Ramón insiste en que sólo saldrá muerto de esa casa. Ha ido en busca de Dolores y que a él no le quitan el bienestar y el cariño.

 

(Acto II, Escena II.)

 

TÍO QUICO.- ¡Pos no!… ¡Eso sí que no! ¡Yo te juro que no!… Me lo llevaré de aquí como puea… pero si mi hijo, por defender su cariño tié quedarse y matar o morir… si me lo dejan sin libertá o sin vida… ¡yo te juro que he e quedar en este pueblo, del Tío Quico una memoria terrible!

 

Mensaje número 618: La injusticia puede volver injusto al más justo, parece explicarnos Arniches con estas palabras del Tío Quico. Es un hombre que “si tiene razón, no llora, espera. Hay que dejar que las cosas vengan.”

 

              Pardal está ayudando a cargar el carro con un tonel de la bodega del amo. El Tío Quico le reprende y le ordena que lo devuelva. Pardal le dará varios tragos antes de dejarlo en su sitio. Sunsión quiere vengarse de Sistella por permanecer al lado de don Tobías.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 317.

 

(Acto II, Escena IV.)

 

PARDAL.- Bien hecho; pero tiene que ser una vengansa horrible.

SUNSIÓN.- ¡La he encontrao y es tremenda!

 

PARDAL.- ¿Y qué vengansa es?

 

SUNSIÓN.- ¡Casarme contigo!

 

PARDAL.- (Queda suspenso.) ¡Ché, pos sí que…pero ascucha una cosa, Sunsión!

 

SUNSIÓN.- Dime.

 

PARDAL.- ¡Que yo creo que te podrías vengar mejor casándote con él. Piénsalo!

 

Después de esta broma llega Sistella que explica todo lo que le debe a don Tobías y que eso le impide abandonarlo:

  • Cuando era él un niño “permitió” a su madre que pidiese limosna sin ser detenida.
  • A él mismo le mandó a la escuela.
  • El primer día el maestro le dijo que o se vestía mejor o no podía volver … ¡y no volvió!

 

Mensaje número 619: Arniches describe la sumisión al amo de una forma ciega… Es mejor estar bajo el imperio del amo, cobijado, que a la intemperie. Este pensamiento de autoesclavitud imperaba en el campo y en la huerta levantina, perpetuando así, el estado de feudalismo y caciquismo.

 

Sunsión le avisa que para el Corpus se casa con Pardal, que él verá lo que hace. Pardal sale envalentonado llamándolo cobarde, que por una mujer se debe abandonar todo, y no lo que hace él. Van todos a buscar a Ramón para evitar que haga una locura y aparecen Tofol y su hijo Ximo.

 

Tofol ya tiene la escritura de la finca. Ximo espera que Dolores “mude” en su querer.

 

(Acto II, Escena VII.)

 

XIMO.- Y ella es mujer, y desir mujer, es desir mudansa. Cáa día sopla un viento; y al remate ya veremos pa onde apunta la veleta.

 

Mensaje número 620: “Desir mujer es desir mudansa”. Con esta frase se despacha Ximo pensando en Dolores. El hombre confía en la falta de criterio de la mujer. Mujer es igual a veleta. Sólo hay que recordar la famosa aria de la ópera Rigoletto de Puccini, de 1850, titulada La donna é mobil qual piuma al vento… La mujer es cambiante como una pluma al viento…En la España rural se da el machismo en su máxima expresión.

 

              Van a intentar que se dé una pelea entre don Tobías y el Tío Quico. Eso separará a Ramón de Dolores.- “El que pelea está siego, y suelta lo que tié en la mano pa pegar mejor”- dice Tofol, que tiene idea de hablar con el Tío Quico para que el mal vaya creciendo en su interior. –“Yo ya no pego más que cuando sé que me hago daño”- tranquiliza Tofol a su hijo.

 

Tofol y el Tío Quico coinciden solos delante de la casa. Éste le cuenta que todo es idea de don Tobías por temor a que él se quedara con toda su fortuna. El Tío Quico no le cree.

 

Ramón pide a Dolores que abandone su casa y se fugue con él, a lo que ella se niega diciéndole que eso sería tirar su honra a la calle: -“¡Mi honra, si tú me quieres, es tuya, y yo una cosa tuya, no la tiro a la calle!”-

 

Ramón insiste a su padre que antes de que él se vaya matará a alguno de ellos.

 

(Acto II, Escena X.)

 

TÍO QUICO.- ¡Náa e matar!… Matar es darle la rasón al que matas y perderte tú pa siempre. En este mundo s’hace el daño e muchas maneras.

 

Mensaje número 621: Arniches siempre declara estar contra los duelos y sus nefastas consecuencias: “Matar es darle la razón al que matas y perderte tú para siempre”.

 

              Ramón no le comprende a su padre, no sabe por qué ha cambiado.

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 120

 

(Acto II, Escena X.)

 

TÍO QUICO.- ¿Qué por qué he cambiado?… Pos oye, que te lo voy a esir. (Pausa.) Dende la mañana que me dijo el jues que tenía que irme de esta casa sin remedio, la idea e matar, me  se agarró a la frente como un clavo… ¡Matar a Tobías era mi ansia, mi deseo, mi sueño; vengarme de su traisión era mi pensamiento de toos los menutos de toas las horas. Una noche, ya no pude más; ardía e fiebre y el corasón me rompía el pecho a golpes; me eché e la cama desidío a matarlo; cogí la manta y retaco y salí al huerto. No quise abrir la puerta pa que no me sintierais. Allí, con furia e loco, corrí a saltar la empalisá y a la metá el camino, algo, como una mano firme, me agarró e la manta y me paró. Me golví asustao y era una sarsa, que al pasar me había prendío con sus espinas el vuelo e la manta; pero a mí, alusinao, me pareció que era la tierra, aquella tierra que tantas veses regué con mi suor, que me detenía compaesía, pa no dejarme ir a la perdisión y a la muerte. Y entonses, no sé que me pasó; yo no sé si aquello sería el delirio e la fiebre, pero en el silencio e la noche, oí que las plantas, los árboles, las flores, tóo el huerto, me hablaba.

 

RAMÓN.- ¡Padre!

 

TÍO QUICO.- Sí, me hablaba con una vos que yo solo podía oír: “Vuelve a tu casa, márchate, déjalos. Nosotros somos tu amor y tu trabajo. Cuando te vayas, nos iremos contigo, y aquí, volverán una a una las piedras del pedregal que encontraste. No mates. Tú, el daño, lo haces con irte”. Y loco, enfermo y angustiao me volví a casa, y desde aquella noche, Ramón, me  se llenó el alma de una tranquilidad noble y serena… La tierra me habló y la tierra no m’ha engañao a mí nunca. Aquí el daño lo hasemos nosotros con irnos. Ya lo sabes, conque, hala, ¡a rematar la faena, ámonos!

 

Mensaje número 622: “La tierra me habló: Aquí el daño lo hacemos nosotros con irnos.” Maravillosa reflexión de un hombre con ansias de matar y que comprende que la muerte del otro no le lleva a ninguna solución. Si se marcha el jardinero… se estropea el jardín.

 

              El cura les ha prestado la Casa Calvari. El Calvario o pedregal donde se realiza el Vía Crucis. Ramón, ve muy viejo a su padre para empezar con semejante empresa, y el Tío Quico ve a su hijo demasiado joven para asustarse.

 

(Acto II, Escena X.)

 

TÍO QUICO.- No t’apures, hijo, que no nos quita náa si no nos quitan la voluntá para el trabajo.

 

Mensaje número 623: “No te apures, hijo, que no nos quitan nada si no nos quitan la voluntad para el trabajo.” Esta es una norma de vida para Carlos Arniches que la lleva pregonando desde 1888.

 

              Ramón está preocupado por Dolores si se van al Calvari.

 

(Acto II, Escena X.)

 

TÍO QUICO.- Si el amor es de ley, aspérala, que volverá. Si no es de ley, ¿pa qué la quieres?

 

Mensaje número 624: “Espérala, que si es un amor de ley, volverá, y si no es de ley, ¿para qué la quieres?” Arniches siempre lo ha tenido muy claro respecto al amor, el motor más poderoso de la naturaleza, pero siempre que sea de ley.

 

              Afrontamos los últimos instantes de la marcha de la casa cuando se presenta don Manuel, el Juez, seguido de don Tobías. Ahora la obra cobra su mayor tensión emocional. El Tío Quico le asegura a don Manuel que se va sin rencores pero, que se va decepcionado.

 

 

 

 

(Acto II, Escena XI.)

 

TÍO QUICO.- Y diga usté una cosa, don Manuel: ¿esa jostisia que m’ha hecho usté como jués, me la habría hecho como hombre?

 

JUEZ.- La pregunta…

 

TÍO QUICO.- Otra. ¿Si tuviá usté que hacer la lley la haría usté como está?

 

JUEZ.- Esa pregunta es otra pregunta. No la haría Quico.

 

TÍO QUICO.- Pos estoy seguro que la lley como usté la haría, como yo la haría, otros vendrán que la conozcan, porque tién que venir, porque de toos los que como yo son echaos d’ande ejaron la vida, se formarán.

 

Mensaje número 625: Esta ley de desahucio se ve injusta a los ojos de Arniches que habla a través del Juez. Aún debe progresar la presión del pobre para que sus derechos le sean reconocidos o indemnizados. Arniches era un adelantado a su tiempo.

 

El juez determina que Pardal acompañado de Sunsión examine el inventario que queda en la casa, recoja las llaves y se las lleve. Entonces se da esta conversación entre el Juez y don Tobías.

 

(Acto II, Escena XII.)

 

JUEZ.- Hay que hacerse cargo, don Tobías, que el trabajo y los años le habían forjado la ilusión de un derecho… y el pobre…

 

DON TOBÍAS.- ¿De un derecho?

 

JUEZ.- He dicho la ilusión de un derecho…

 

DON TOBÍAS.- Pues estoy seguro, don Manuel, que ni aún con lo de la ilusión por delante, se atrevería usté a hablar de ese derecho en una sentensia.

 

JUEZ.- En una sentencia habla la ley, no la conciencia de los hombres; pero si algún día puedo, expondré la parte sentimental de este caso, a la consideración de las gentes. ¡Quizá sea aportar materiales a la obra de un derecho futuro!

 

Mensaje número 626: El último comentario del juez, parece indicarnos que Arniches, asesorado por magistrados amigos, intuía un cambio en la Ley de Desahucios. La diferencia entre ley y conciencia de los hombres es una diferencia  que  Arniches no podía entender..

 

La tercera historia de amor, la de Visentico y Remedios se ha roto, por lo menos por ahora. Visentico le trae los regalos recibidos: dos cartas, una hoja de almanaque y una caja de cerillas. Remedios le trae los que ella ha ido recibiendo: un pelo, una carta, un alfiletero, un pañuelo y unos huesos de albaricoque…

 

Sunsión echa a Pardal de la casa diciéndole que es él el que se ha vendido a los traidores.

 

Cuando Ramón y el Tío Quico han terminado, ven pasar la procesión. Dolores lleva a Ximo de pareja, eso enfurece a Ramón que se quiere lanzar a su cuello, pero el Tío Quico le detiene y le promete que antes de que le quiten su cariño, bajarán los dos por él.  Y se baja el telón del segundo acto.

 

El tercer acto nos muestra el Monte Calvari, el pedregal al que la vida ha devuelto al Tío Quico y a su familia. Se ve una casa humilde a la derecha con arbolitos alrededor. Tierra removida para su cultivo, cipreses y pilatores del Vía Crucis. Es por la mañana. Luz fuerte.

 

Micaela comenta con otras mujeres que el Tío Quico, al que acaban de saludar, no sabe nada de lo ocurrido en el pueblo esta madrugada. Pepeta, la panadera que viene con el pan canta una copla.

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 223.

 

(Acto III, Escena II.)

 

PEPETA.-            Alicantina es la luna

y alicantino es el sol,

alicantino es mi amante

y alicantinita yo.

 

Ramón ha dormido en casa de la Tía Tona. Lo hace para ver a Dolores.

 

Pepeta cuenta a un sorprendido Tío Quico que en el pueblo, de madrugada, se han sentido dos trabucazos. En esto sube Sistella.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 318

 

(Acto III, Escena IV.)

 

SISTELLA.- Tío Quico, ígala usté que no tire piedras c’atina a la cabeza casi siempre.

 

TÍO QUICO.- ¡Éjalo, mujer!

 

SISTELLA.- Ché, que es que ya m’ha roto dos sombreros… y me los rompe puestos, que es lo que más mal me sabe.

 

Confirma lo contado por Pepeta. Pero además, dice que todo se ha tramando en la casa de don Tobías y que ya no va a seguir trabajando más para él, que recogerá sus cosas y se irá.  Por lo visto Dolores se levantaba por las noches para hablar con Ramón.

 

 

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 121

 

(Acto III, Escena IV.)

 

SISTELLA.- A la una y media sentí los dos tiros y voses de Ramón que les llamaba ¡asesinos!, y les desafiaba que salieran en metá de la calle. Dolores pedía ¡socorro!, y no quería separarse e la ventana, pero don Tobías fue por ella, la entró a la rastra, la encerró en su cuarto y allí s’han sentío golpes, voses, amenazas, llantos…

 

Mensaje número 627: El maltrato es repudiado por Carlos Arniches desde el principio de su carrera. No lo puede tolerar. El maltrato del padre hacia la hija le resulta repugnante e incomprensible.

 

              Cuando está todo preparado para ir a por Ramón, aparece éste con un vendaje en un brazo y los nervios se tranquilizan. Cuenta que le ha curado Pardal, “que estaba en la taberna a esa hora… por casualidad”. Ramón justifica sus bajadas al pueblo.

 

(Acto III, Escena V.)

 

RAMÓN.- ¡También me lo desía yo. Si bajo, un día me puen matar ellos; pero si no bajo, me va a matar la vergüensa! ¡Porque es una mujer que me quiere la que me esperaba! ¡Y entre muerte de tiro, o muerte de afrenta, prefiero la primera, que es muerte d’hombre!

 

Mensaje número 628: Nuevamente Arniches nos explica cómo se perpetúan las soluciones violentas a los conflictos. El honor y una muerte honorable priman sobre el sentido común.

 

 

 

 

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 122

 

(Acto III, Escena V.)

 

RAMÓN.- A más: ¿cómo no iba a bajar, padre, si usté no sabe lo que hasen sufrir a Dolores… que tóo me lo ha contao ya.

 

TÍO QUICO.- Dime, dime…

 

RAMÓN.- Que don Tobías se nos quitó de en medio, no por envidia solo, sino por cárculo.

 

TÍO QUICO.- (Extrañado.) ¿Por cárculo?…

 

RAMÓN.- Sí, señor, que l’ha dejao a usté sin la tierra, después que usté ha traío el agua, pa que la miseria no le deje a usté moverse y no puea usté mesclarse en el negosio, no siendo ya, como no es usté, ni propietario, ni arrendador.

 

TÍO QUICO.- ¡Qué infamia!

 

RAMÓN.- Que lo que ha maquinao desde el principio es haser con otros ricachos una sosiedá pa pagar el gasto del canal d’una ves y ser ellos los amos del agua.

 

TÍO QUICO.- Sí, ya lo veo… y mi trabajo, lo que yo conseguí pa toos que se quee pa tres o cuatro que exploten al pobre. Y al que se someta a ellos le darán agua, y al que se rebele, lo secarán por hambre. ¡Ya lo ves!

 

Mensaje número 629: Excepcional documento hablado de cómo se podía formar un grupo de presión de terratenientes para explotar y vivir a costa del pobre campesino pobre. Lo iniciado por el Tío Quico podría ser el origen de una mancomunidad de regantes… La acción de Tobías, no solo es el final de esa posibilidad, sino que será el nacimiento de una casta privilegiada que perdurará años en el poder y en la explotación.

 

              Ya están más que decididos a bajar al pueblo a ponerse enfrente de don Tobías, antes, el Tío Quico buscará un bálsamo para curar a Ramón.

 

De pronto aparece Dolores. Le cuenta a Ramón que ahora lo ha visto claro, su padre le quiere quitar el cariño de Ramón. Saltó por la ventana y se ha escapado.

 

Ximo, con su escopeta, ha seguido a Dolores. Presencia lleno de ira la escena del reencuentro de Ramón y Dolores.

 

(Acto III, Escena VI.)

 

RAMÓN.- ¡No te inquietes, Dolores!

 

DOLORES.- Es que son malos. El traidor no tiene la vergüensa del valiente; se esconde, asecha, vegila como un animal dañino, y cuando te ve más confiao y más solo… entonses… (Se separa de Ramón) (Ximo asoma buscando el momento.)

 

              Mensaje número 630: “El traidor no tiene la vergüenza del valiente.” El conocimiento de la personalidad humana del traidor es amplio por parte de Arniches. Ha sufrido mucho y quiere prevenir a todos.

 

Aquí la maestría teatral de Arniches hace que el espectador esté en un vilo. Ximo prepara su tiro certero, pero quiere esperar a que Dolores esté separada de Ramón. Cuando se abrazan, no puede disparar. Cuando se distancian un poco, se dispone a disparar y de nuevo se abrazan. Así varios minutos interminables…, hasta que Ramón manda a Dolores a la casa y se queda como un blanco perfecto.

 

Cuando todo parecía que el desenlace iba a ser fatal para Ramón… “Ximo se prepara… apunta y … en ese momento el brazo fuerte y rápido del Tío Quico, aparece sobre el hombro de Ximo, le levanta el retaco y le dice con voz terrible y sorda: ¡Quieto, traidor!

 

Le maniata y le quita los cartuchos. Lo manda así a su casa.

 

Pardal aparece con un vendaje en la cabeza- “Parezco un rifeño”- le dice. Se refiere a la Guerra del Rif que mantuvo el General Primo de Rivera y que abarcó desde 1909 a 1927, así que en 1925, que es cuando se estrena esta obra, la batalla estaba en boca de todos.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 319. Chiste de juzgados

 

(Acto III, Escena VIII.)

 

PARDAL.- No, si comprendo que fue una pedrá con desgrasia, pero es que como llevo en la gorra las dos inisiales metálicas, J.M., jusgao monesipal, pos cuando me tiraste la piedra…

 

SUNSIÓN.- ¿Te di en la jota?

 

PARDAL.- Me diste en el estribillo; porque llevaba la gorra una meaja chula, me caía la inisial ensima del ojo, y del golpe me s’hinchó el párpado, la niña perdió el conosimiento, y cómo se pondría el ojo, que al día siguiente teníamos una vista y me dijo el jues… Tú no vayas, porque ¿a qué vista vas a ir con ese ojo?

 

Una variante que hemos apreciado en el Valenciano es el empleo de “ha” cuando se refiere a la primera persona del singular, que debía poner “he”

 

PARDAL.- ¿Ya te habrá dicho Ramón lo que ha hecho por él esta noche pasá?

 

Quiere decir: lo que he hecho

 

Como posible explicación podría ser que hablasen de sí mismos en tercera persona. Por ejemplo: lo que ha hecho mi persona por él.

 

En Euskera tenemos una forma diferente de hacer el reflexivo, también pasándolo a tercera persona. Por ejemplo: Me he preguntado, lo expresamos como Galdetu diot nire burari. (He preguntado a mi cabeza.)

 

Llega Sistella con su hatillo porque ya ha abandonado a don Tobías. No saben cómo dilucidar el que se casará con Sunsión. Al final acuerdan que el que gane la pelea de gallos será el único pretendiente de Sunsión, y que luego ésta decida lo que le parezca.

 

CHISTE DE ARNICHES NÚMERO 320

 

(Acto III, Escena VIII.)

 

SISTELLA.- Mu bien. Los peleamos amigablemente y el que trunfe, trunfa y se casa con ella, que es como un primer premio.

 

PARDAL.- ¿Y el otro?

 

SISTELLA.- Pos espera a que se quede viuda que es el acesit.

 

Visentico se ha arreglado con Remedios y lleva el cántaro de agua sudando sin parar. Le asegura que cuando él sea mayor, le volverá a dar el huerto a su familia. En ese momento sube su padre, don Tobías, y se esconden.

 

Viene gritando que le devuelvan a su hija. Les acusa de haberla robado.

 

 

 

(Acto III, Escena X.)

 

TÍO QUICO.- ¡A nadie culpes, Tobías!…, porque los cárculos, las cuentas, se puen haser en un papel, en una paré, pero no sobre el corasón de los hijos.

 

Mensaje número 631: “Los cálculos los puedes hacer sobre un papel, pero no sobre el corazón de los hijos”. Esta gran verdad que el mismo Carlos Arniches debió de aplicar a su vida, parece que no es siempre bien entendida por todos los padres

 

              Aparece Dolores y le explica a su enfurecido padre que el único culpable de que ella esté ahí, es él mismo. La deshereda ahí mismo y asegura que ya sólo tiene un hijo, su hermano. ¡En ese momento asoma la cabeza Visentico y Tobías se quiere morir!

 

(Acto III, Escena XII.)

 

TÍO QUICO.- No pelees, Tobías: es tu casa entera la que sube. El jusgao me sentensió a mí. Dios está sentensiando lo tuyo.

 

Mensaje número 632: Arniches aprovecha la desgracia caída sobre la casa de Tobías para nivelar el error del comportamiento humano sobre Quico.

 

              Ramón le consuela a Dolores.

 

RAMÓN.- ¡Déjalo!… Ya golverá. Los odios sin razón, son como relámpagos, siegan, ¡pero no duran!… Ya golverá.

 

Mensaje número 633: ¡Qué importante es no juzgar de primeras una reacción violenta!: “los odios sin razón no duran en el tiempo”.

 

              En ese momento comienza a llover.

 

TÍO QUICO.- Los hombres nos lo niegan tóo, pero Dios nos ayudará. ¡Mirar, s’ha nublao hace un rato y paese que empiesa a llover!

¡Bendigamos a Dios, levantemos los asadones, amemos la tierra con amor de trabajo!

 

Mensaje número 634: ¡Amemos la tierra con amor de trabajo! Firmado: Carlos Arniches.

 

Como chiste final, cuando todos están dando gracias a Dios por la lluvia, aparece Sistella con el gallo Musolini muerto. Se lo enseña a Sunsión con tristeza, pero ésta le dice que no se preocupe, ¡que le ha elegido a él!

 

SISTELLA.- ¡Bendita sea tu boca! Ñás. (Le da el gallo.) ¡Mañana un ditador en arrós!

 

Fin de la Obra.

 

MENSAJE DE ARNICHES

 

MENSAJE NÚMERO 615: Esta hermosa historia de trabajo y amor a la tierra nos deja definido al personaje principal, al Tío Quico, un hombre bueno, que trabaja para él y para el pueblo, pero su trabajo es natural, sus acciones nacen del entendimiento de un labrador que quiere lo mejor para la tierra, no codicia nada de los demás. Es un hombre de los que ya no quedan… o sí, y simplemente tenemos que aprender a descubrirlos.

 

MENSAJE NÚMERO 616: : Arniches no puede soportar la injusticia y el desamparo a un trabajo de 30 años sobre un erial que nada aportaba. Está pidiendo una indemnización, un reconocimiento, ¡una justicia que esté conforme con la conciencia de los hombres!

 

MENSAJE NÚMERO 617: La serenidad del Tío Quico ante la amenaza recibida de un mozo como Ximo, deteniendo a su hijo para que no dispare, está retratando a un hombre de honor. “La amenasa ha e tener su cumplimiento. Cuando amenazan, esperar es de hombres. Esperemos”.

 

MENSAJE NÚMERO 618: La injusticia puede volver injusto al más justo, parece explicarnos Arniches con estas palabras del Tío Quico. Es un hombre que “si tiene razón, no llora, espera. Hay que dejar que las cosas vengan.”

 

MENSAJE NÚMERO 619: Arniches describe la sumisión al amo de una forma ciega… Es mejor estar bajo el imperio del amo, cobijado, que a la intemperie. Este pensamiento de autoesclavitud imperaba en el campo y en la huerta levantina, perpetuando así, el estado de feudalismo y caciquismo.

 

MENSAJE NÚMERO 620: “Desir mujer es desir mudansa”. Con esta frase se despacha Ximo pensando en Dolores. El hombre confía en la falta de criterio de la mujer. Mujer es igual a veleta. Sólo hay que recordar la famosa aria de la ópera Rigoletto de Puccini, de 1850, titulada La donna é mobil qual piuma al vento… La mujer es cambiante como una pluma al viento…En la España rural se da el machismo en su máxima expresión.

 

MENSAJE NÚMERO 621: Arniches siempre declara estar contra los duelos y sus nefastas consecuencias: “Matar es darle la razón al que matas y perderte tú para siempre”.

 

MENSAJE NÚMERO 622: “La tierra me habló: Aquí el daño lo hacemos nosotros con irnos.” Maravillosa reflexión de un hombre con ansias de matar y que comprende que la muerte del otro no le lleva a ninguna solución. Si se marcha el jardinero… se estropea el jardín.

 

MENSAJE NÚMERO 623: “No te apures, hijo, que no nos quitan nada si no nos quitan la voluntad para el trabajo.” Esta es una norma de vida para Carlos Arniches que la lleva pregonando desde 1888.

 

MENSAJE NÚMERO 624: “Espérala, que si es un amor de ley, volverá, y si no es de ley, ¿para qué la quieres?” Arniches siempre lo ha tenido muy claro respecto al amor, el motor más poderoso de la naturaleza, pero siempre que sea de ley.

 

MENSAJE NÚMERO 625: Esta ley de desahucio se ve injusta a los ojos de Arniches que habla a través del Juez. Aún debe progresar la presión del pobre para que sus derechos le sean reconocidos o indemnizados. Arniches era un adelantado a su tiempo.

 

MENSAJE NÚMERO 626: El último comentario del juez, parece indicarnos que Arniches, asesorado por magistrados amigos, intuía un cambio en la Ley de Desahucios. La diferencia entre ley y conciencia de los hombres es una diferencia  que  Arniches no podía entender..

 

MENSAJE NÚMERO 627: El maltrato es repudiado por Carlos Arniches desde el principio de su carrera. No lo puede tolerar. El maltrato del padre hacia la hija le resulta repugnante e incomprensible.

 

MENSAJE NÚMERO 628: Nuevamente Arniches nos explica cómo se perpetúan las soluciones violentas a los conflictos. El honor y una muerte honorable priman sobre el sentido común.

 

MENSAJE NÚMERO 629: Excepcional documento hablado de cómo se podía formar un grupo de presión de terratenientes para explotar y vivir a costa del pobre campesino pobre. Lo iniciado por el Tío Quico podría ser el origen de una mancomunidad de regantes… La acción de Tobías, no solo es el final de esa posibilidad, sino que será el nacimiento de una casta privilegiada que perdurará años en el poder y en la explotación.

 

MENSAJE NÚMERO 630: “El traidor no tiene la vergüenza del valiente.” El conocimiento de la personalidad humana del traidor es amplio por parte de Arniches. Ha sufrido mucho y quiere prevenir a todos.

 

MENSAJE NÚMERO 631: “Los cálculos los puedes hacer sobre un papel, pero no sobre el corazón de los hijos”. Esta gran verdad que el mismo Carlos Arniches debió de aplicar a su vida, parece que no es siempre bien entendida por todos los padres

 

MENSAJE NÚMERO 632: Arniches aprovecha la desgracia caída sobre la casa de Tobías para nivelar el error del comportamiento humano sobre Quico.

 

MENSAJE NÚMERO 633: Qué importante es no juzgar de primeras una reacción violenta: “los odios sin razón no duran en el tiempo”.

 

MENSAJE NÚMERO 634: ¡Amemos la tierra con amor de trabajo! Firmado: Carlos Arniches.

 

 

EVOLUCIÓN DE LA LEY Y LA LEGISLACIÓN ESPAÑOLA SOBRE EL DESAHUCIO,   POR PALOMA DE BARRON ARNICHES

 

Hemos querido conocer la historia de la evolución de la Ley y de la legislación española desde ese momento de 1925 en adelante..

 

Arniches, en los mensajes 616, 625 y 626, nos deja claro que esa ley no estaba bien. Había presión social. Esa es la razón por la que escribe esta obra. Primero es la sociedad y sus problemas, y después es Carlos Arniches convirtiendo ese tema en obra de teatro.

 

Ese clamor social logró que se incluyeran parte de sus pretensiones en la ley de 1929. ¡Sólo 4 años después del estreno!

 

Paloma de Barrón Arniches, profesora de Derecho Civil y Vicedecana de la Facultad Derecho de la Universidad de Lleida en 2020, nos ha dejado esta colaboración para aclararnos la situación.

 

El arrendamiento prevalece en todo el ámbito rural respecto a las demás formas de tenencia de la tierra. Así ocurría en 1925 y en también en los años posteriores del siglo XX, de manera que la reestructuración del campo ocurrida en los años 60 está asociada con una fuerte expansión del arrendamiento. Por el contrario, en los 70 y, sobre todo, los 80, se reduce la intensidad del redimensionamiento de las explotaciones como consecuencia del bloqueo en la movilidad de la tierra al frenarse la expansión de los arrendamientos.

 

              Ello indica que es un contrato de gran relevancia para el desarrollo económico de las zonas rurales, y que afecta, no solo a cuestiones de justicia social, sino también a la eficiencia de las explotaciones agrarias.

 

              La legislación sobre arrendamientos rústicos ha estado muy influida por la situación política del momento.

 

              El Código Civil de 1889 (vigente en 1925, el año en que se desarrolla la historia narrada en la obra de teatro) apenas regula el arrendamiento rústico, que se identifica con el arrendamiento de cosas y al que solo se le dedican los artículos 1575 a1579 CC. Ello implica que la situación del arrendatario que debe dejar la tierra por finalización del contrato quedará determinada por las estipulaciones de las partes en el momento de realizar el contrato de cesión de la tierra y, en su defecto, por la costumbre del lugar.

 

              Después del Código civil se han elaborado normas especiales sobre arrendamientos rústicos:

-Real Decreto de 6 de marzo de 1926 (solo 3 artículos)

-Real Decreto de 21 de noviembre de 1929 contenía en sus 23 artículos una regulación minuciosa e importante en la evolución de las relaciones de los arrendadores y arrendatarios. Se dice que los propietarios y arrendatarios no tuvieron hasta ahora otro campo de acción que los artículos del Código Civil cuya rigidez, en muchos casos, impedía el acercamiento de las partes contratantes y dificultaba la mutua inteligencia.

 

              En un intento de armonizar intereses, puesto que la situación de los arrendatarios es la de una clase inferior a la de los propietarios, el Real Decreto de 1929 fue el precursor de la futura Ley de arrendamientos rústicos de 15 de marzo de 1935.

 

              -Ley de Arrendamientos Rústicos de 1935 estaba presidida por tres criterios que establecen sus orientaciones: a) El viejo principio de la autonomía de la voluntad es limitado. Sus disposiciones son imperativas para los contratantes. Se condiciona el subarriendo, la renta y la duración mínima.

  1. b) Todas las disposiciones están orientadas a la protección del arrendatario. Así las mejoras, retracto, condonación de la renta.
  2. c) Se intenta conseguir el interés económico social a través de la conciliación del interés de las partes y se tiene en cuenta el interés familiar.

 

              Cabe señalar muchas disposiciones sobre la prohibición de ejercitar la acción de desahucio fuera de ciertas hipótesis excepcionales, aquí estaría el tema del preaviso de un año agrario, que estaba regulado en los artículos 10 y 11 de la ley, lo cual se deduce de las Disposiciones transitorias:

“Terminarán en la fecha estipulada en el contrato; pero si al llegar dicha fecha los contratantes no los dieran por terminados, se entenderán prorrogados por voluntad de los arrendatarios, con las condiciones, tiempo y consecuencias establecidas en el artículo 10. ”

 

“Si los contratos fuesen verbales o estuvieren prorrogados por tácita reconducción, sin que se pueda precisar con un principio de prueba documental su vencimiento, terminarán con el año agrícola actual, entendiéndose por tal, en cada localidad, el plazo necesario para recoger las cosechas y frutos pendientes, debiéndose abonar al arrendatario saliente las labores preparatorias de la siembra del año agrícola venidero y los abonos que con tal objeto hubiera echado en la tierra aquél, a menos que viniera obligado a hacerlo sin indemnización por virtud del contrato o de la costumbre del lugar”.

 

              -Ley de 1980 que vino a adaptar la institución a la Constitución de 1978, así como a situarla en la perspectiva de la integración plena de España en la Unión Europea), Ley de 1992, y la vigente Ley 49/2003, de 26 de noviembre, que fue modificada parcialmente en 2005:

 

              Todas estas normas, como principio general, establecen la posibilidad de realizar obras y mejoras en la finca, por lo que el arrendador y el arrendatario están obligados a permitir la realización de obras, reparaciones y mejoras que deba o pueda realizar la otra parte contratante. Si bien se deberán de realizar en la época del año y en la forma que menos perturben, salvo que no puedan diferirse (artículo 17 LAR 2003).

              Los gastos correspondientes a las obras de conservación serán a cargo del arrendador, sin derecho a elevar por ello la renta, cuando tengan por finalidad conservar la finca en estado de servir para el aprovechamiento o explotación a que fue destinada al concertar el contrato (artículo 18.1 LAR 2003).Al arrendatario le corresponde efectuar las reparaciones, mejoras e inversiones que sean propias del empresario agrario en el desempeño normal de su actividad y las que le vengan impuestas por disposición legal o por resolución judicial o administrativa firmes, o por acuerdo firme de la comunidad de regantes relativo a la mejora del regadío que sea también propia del empresario agrario en el desempeño normal de su actividad, sin que por ello tenga derecho a disminución de la renta, ni a la prórroga del arriendo, salvo que por acuerdo de las partes o de las propias disposiciones legales o resoluciones judiciales o administrativas, resultase otra cosa (artículo 20.1 LAR 2003).

              De no realizar las obras que a cada uno le corresponde, conforme a los preceptos reseñados (artículos 18 a20 LAR 2003), tanto el arrendador como el arrendatario podrán rescindir el contrato por el incumplimiento de la otra parte de la obligación de satisfacer gastos de conservación y mejoras (artículo 26 LAR 2003). Por último, respecto al preaviso el vigente artículo 12 de la Ley de Arrendamientos rústicos de 1935 establece que:

“El arrendador, para recuperar la posesión de las fincas al término del plazo contractual, deberá notificárselo fehacientemente al arrendatario con un año de antelación. De lo contrario, si el arrendatario no pone la posesión de las fincas arrendadas a disposición del arrendador al término del plazo, el contrato se entenderá prorrogado por un período de cinco años. Tales prórrogas se sucederán indefinidamente en tanto no se produzca la denuncia del contrato”

              Desde la época en que se relata la historia tal y como la describía el autor, Carlos Arniches, la situación de los arrendatarios rústicos ha ido evolucionando al albur de una serie de normas que pretenden defender a la parte contratante más débil e imponen al propietario de la tierra una serie de obligaciones en el momento de recuperar la posesión de la tierra.

 

              Se insta a que las partes formalicen un buen y concreto contrato de arrendamiento a través del cual salvaguarden los intereses del agricultor, entre ellos, su derecho a un resarcimiento por la mejora conseguida en la tierra trabajada. Sin embargo, también se establecen normas imperativas que les protegen como las relativas al plazo de preaviso para que el arrendador pueda dar por terminado el contrato por transcurso del plazo fijado. En 1935 se hablaba del año agrario, en la ley vigente se habla de un año antes de la fecha de finalización determinada en el contrato.

 

En conclusión podemos afirmar que el Juez actuó correctamente de acuerdo a la ley vigente en 1925, que era la de 1889.  Es decir, se terminó el contrato en el día del Cristo  y se le comunicó ese día; se le pidió que abandonara la tierra y que sacara de la casa sus ropas y demás enseres que le pertenecieran; debía dejar las tierras y los árboles frutales sin tocarlos.

 

Carlos Arniches escribe la obra en un momento de clamor social contra este tipo de abusos. En 1929, a los cuatro años del estreno, uno de estos dos aspectos fue cambiado. El dueño de la tierra deberá avisar con un año de antelación a la finalización del contrato, la intención de dar por finalizado éste. Es decir que sólo 4 años más tarde, esta obra habría tenido una resolución más dilatada en el tiempo y se habría evitado la tragedia. Es verdad que seguiría perdiendo todo lo invertido, por eso se avisa siempre de que el contrato se redacte con un abogado que nos ponga sobre aviso de las posibles consecuencias a la finalización del mismo. Claro, que si nos ponemos en la piel del tío Quico en 1920, cuando siendo un hombre sin recursos, le pide a don Tobías que le arriende el secarral que pensaba vender…, y ahora nos lo imaginamos buscando por todo el Levante, a un abogado para que le asesore en el contrato…, pues va a resultar que era del todo imposible por dos razones: por el dinero y por la dificultad de encontrar un abogado. Está claro que una cosa es lo “recomendable” y otra lo “posible”. Lo que conocemos a ciencia cierta es la tremenda sensibilidad de Carlos Arniches y Juan Aguilar Catena, para destapar una situación de injusticia. Es posible, que muchos matices de la obra y de los personajes, fueran forjados durante su estancia en la huerta murciana, en casa de sus amigos. Sea como fuere, la ley se modificó, el más débil salió de una situación de injusticia, y Carlos Arniches triunfó de nuevo.