LOS CELOS ME ESTÁN MATANDO

 

O

 

EL CASTIGO DEL TENORIO

 

 

 

Propiedad de la Familia.

 

 

Estrenan esta obra de Carlos Arniches, Antonio Paso y Antonio Estremera, el 2 de Abril de 1926. La catalogan como una Tragicomedia en tres actos. Corresponde a su Etapa Feminista y en concreto, es una vuelta de tuerca sobre el castigo que debe imponerse a los eternos mujeriegos, a los ligones empedernidos, a los “tenorios” como los llama él.

 

Lleva ya 38 años de profesión; su pelea directa con este tipo de caballero data de 1890, en la obra Las guardillas, se enfrenta a su primer “galán” y lo ridiculiza al máximo. Lo podemos leer en la página 47 del Tomo I. Probablemente, el poeta Rafael Alberti, vio esta obra que traemos hoya estas páginas  antes de acudir a su casa a comer. Comida que nos relata en el libro de Los Pilares de Arniches. (50)

 

Les ha hecho de todo, los ha ridiculizado, les ha metido en la cárcel, les ha hecho volver a España de sus correrías completamente derrotados, incluso con un montón de huerfanitos a su cargo… Ya no sabe qué más hacerles…, pero sí, su ingenio no tiene final. Al tenorio de esta obra, a don Felipe, ¡le va a dar de su propia medina! Lo vamos a ir viendo poco a poco.

 

El primer acto se desarrolla en la casa de don Felipe Mediavilla y Zarandona, es un piso elegante y preparado para la seducción de sus amantes. Tiene luces rojas, verdes, azules…, todo para dar el ambiente más adecuado según la “víctima”. Cuenta con dos puertas a la derecha, una a la izquierda y la de entrada a la casa, al foro. Las puertas laterales nos llevan a estancias como la alcoba, el despacho y el baño. En el escenario tenemos un sillón Chaise-Longue, un velador, butaquitas y sillas. Arniches remata: “Aunque es de día, el santuario está poéticamente penumbroso.”

 

              Severiano es el mayordomo de don Felipe. En escena lo vemos acompañado de la portera del inmueble, Reme, cuyo marido tiene un puesto en el Rastro, y de Tere una vecina del barrio.

 

Severiano les hace pasar y les enseña el armario lleno de trajes de obrero: de empapelador, carbonero, chófer, cobrador de la luz, carretero, mecánico, obrero, albañil, fontanero… todos los “disfraces” empleados para entrar en la casa de sus amantes sin despertar sospechas en sus maridos. Reme deberá valorarlos para venderlos en el Rastro.

 

Por otro lado, Tere se encargará de romper todas las cartas y retratos de sus amantes.

 

Don Felipe, se casa. Increíble pero cierto, se ha enamorado de Lucía y ha decidido abandonar su vida de calavera, ligón, crápula, embaucador, mentiroso…, bueno, igual su vida de mentiroso no la abandona, tal y como veremos más adelante.

 

De pronto, toca a la puerta un sacerdote Escolapio con dos niños a pedir una limosna. Severiano se queda perplejo… ¡es don Felipe!, que vuelve de su última “correría” a casa de una amante así disfrazado. Hoy ha quedado con Lucía para ir a la Vicaría para los “dichos nupciales”, y se ha prometido a sí mismo que ya nunca más se pondrá otro disfraz para sus andanzas.

 

(Acto I, Escena II.)

 

DON FELIPE.- Mi vida ha sido una enorme mentira de amor y con una mirada sola de esa mujer, esa mentira se ha convertido en una infinita verdad.

 

Mensaje número 678: Las afirmaciones maximalistas nunca llegan a ser ciertas al 100%. En este caso nos suelta: “Mi vida ha sido una enorme mentira”;  y concluye:”Con esa mujer se convierte en una infinita verdad”. Sospechoso.

 

              Hasta aquí, la presentación del protagonista. Ahora viene la maestría del equívoco de Carlos Arniches. Veremos desfilar un sinfín de actores entrando y saliendo de las diferentes alcobas y despachos que nos causarán el mayor de los enredos.

 

Suena el timbre, esperan a Lucía, pero es Aurora, una amante que le echa de menos. Felipe se la quiere quitar de encima, pero ella insiste en quedarse y ponerse cómoda. Situación muy incómoda para él, claro. Le pide que comprenda que él será pronto un hombre casado… y que naturalmente ya no podrán seguir viéndose…

 

Entonces Aurora, se revuelve como un felino y le contesta:

(Acto I, Escena III.)

 

AURORA.-…Cuando te dije: “Considere usted que soy casada”. ¿Recuerdas lo que me dijiste?

 

DON FELIPE.- ¿Lo que te dije a ti?… No estoy seguro, porque barajaba cuarenta y cinco razonamientos, y no recuerdo cuál fue el que utilicé contigo…

 

AURORA.- ¡El del suicidio!

 

DON FELIPE.- ¡Ah, sí, el 17 bis!

 

Mensaje número 679: La víctima está acosando al depredador. Sólo acaba de empezar la tortura por la que habrá de pasar este hombre. Todos podemos recibir de vuelta el daño que hemos hecho.

 

AURORA.- No se crea un… afecto como el nuestro para dejarlo así, de golpe… He llenado muchas páginas del Dietario de mi vida hablando solo de ti, para resignarme a tu abandono. ¿Verdad que no, Felipe?… Nosotros seguiremos viéndonos…

 

DON FELIPE.- Imposible. Traza una raya negra en tu Dietario y empieza otro capítulo…

 

AURORA.- Antes necesito apagar poco a poco lo que tú pretendes apagar de una vez.

 

Mensaje número 680: Qué diferencia en el sentimiento de “amor” ofrecido por el “tenorio”, y el de una mujer que no puede “apagar de una vez” algo tan profundo. Ella no mentía; él sí engañaba.

 

              Nueva llamada al timbre, tampoco es Lucía, es peor, es Bienvenido La Muñoza, marido de Aurora y amigo íntimo de Felipe. Este hombre no ha mirado a quién hacía daño a la hora de enamorar a mujeres casadas…

 

              Tras ocultar a Aurora recibe a Bienvenido, que es un hombre de unos 50 años, de aspecto bonachón y confiado.

 

No da crédito a lo que se comenta en el Casino y quiere confirmarlo. Felipe se lo asegura y le pide que se vaya, pero él no tiene prisa.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 350

 

(Acto I, Escena IV.)

 

BIENVENIDO.- Quiero hacerte una pregunta, mera curiosidad, ¿por qué todas las aventuras las has buscado con mujeres casadas?

 

DON FELIPE.- Muy sencillo, porque las solteras quieren casarse una vez, las viudas dos y yo ninguna.

 

Con esta situación esperpéntica, Felipe no logra que se marche Bienvenido, además comienza éste a alabar a su señora, sin saber que es la amante de Felipe, claro, y suena de nuevo el timbre: otra señorita. Ruega a Bienvenido que se esconda en el despacho y que no salga.

 

Ahora sí, la que viene es Lucía.

 

Lucía es una joven distinguida “sin afectación” en palabras de Carlos Arniches. Nada más llegar se desprende distraídamente de sus guantes y le comenta lo difícil que resulta dar con él. Ayer le mandó a su mayordomo a buscarle a las 20h, a las 23h y a las 02h de la madrugada sin éxito.

 

Felipe, un artista del embuste le responde que a las ocho estaba tomando el vermut, a las once el coñac y a las dos los churros con chocolate…

 

En fin, Lucía no se cree nada pero le dice que baje con él para ir en el coche a la vicaría, que le está esperando su madre. Nueva mentira: en la familia de Felipe hay una superstición: todos los que acompañan a la suegra a la vicaría sufren una desgracia.

Lucía cambia de plan y dirá a su madre que suba, a lo que Felipe, en el borde del paroxismo, le replica con otra superstición.

 

              ¡Ha colado 5 mentiras en 5 minutos!

 

              Finalmente Lucía se marcha no sin antes anunciarle que vendrá a verle su tío Alarico, que está en el hotel alojado y que tiene muchos deseos de conocerle.

 

Decide sacar a Aurora sigilisomanente cuando de pronto, se escucha la voz de Lucía en el descansillo, que vuelve a la casa. Mete de nuevo a Aurora en su cuarto y recibe a Lucía.

 

Había cogido distraídamente los guantes de otra mujer. Felipe está a punto de infartar. Ella le dice que no se preocupe, que conoce su pasado, pero por favor que le ayude a encontrar los suyos. Felipe comienza a hablar en alto para que Aurora, que seguramente ha cogido los de Lucía, abra ligeramente la puerta y los tire.  El que responde es Bienvenido, y arroja sus guantes a la cara de Felipe. Lo que faltaba. Finalmente Aurora se da cuenta y se los da a Felipe quien lleno de júbilo se los entrega a Lucía.

 

Vaya papelón.

 

Bienvenido sale del despacho muerto de risa, Aurora quiere salir y Felipe le hace señas para que vuelva… Y llega don Alarico de la Escalera y Baranda. El que faltaba. Todos para dentro de nuevo. Esto acaba con la salud de cualquiera.

 

Don Alarico de la Escalera y Baranda, vive en Salamanca y se dedica a enseñar idiomas. Habla muy afectado. Nació en Cuba.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 351

 

(Acto I, Escena VI.)

 

ALARICO.- Allí alboreé la vida; pero antes de los seis meses que preliminaron mi advenimiento al mundo, me transportaron a este otro; y de ésta en la docta y perínclita Salamanca, se han deslizado las cincuenta y nueve anualidades que llevo ya pagadas a la vida.

 

FELIPE.- ¡Cincuenta y nueve!… Caramba, pues no loas representa usted.

 

ALARICO.- Es que algunas las he quedado a deber…

 

Lucía vuelve de nuevo, saluda afectuosamente a su tío y le insiste a Felipe para marchar todos juntos, ahora sí, a la Vicaría.

 

Felipe accede, pero antes de partir le da unas órdenes a Severiano: primero debe abrir la puerta a Aurora y, dándole tiempo, después a Bienvenido.

 

Efectivamente, Severiano se acerca a la puerta, saca sigilosamente a Aurora que protesta por no poder estar con Felipe y en ese momento sale Bienvenido por su cuenta. Severiano tapa de forma cómica con su cuerpo a Aurora. Dan los pasos al mismo tiempo ante Bienvenido, que no sospecha que sea su mujer, y respeta el mandato de su señor sobre Severiano, de ocultar la identidad de “esa señorita”. Y así baja el telón y termina el primer acto.

 

El segundo acto nos muestra la casa de Lucía y Felipe al mes de la boda. Hay un balcón a la derecha, puerta al foro y dos puertas a la izda. Es de día.

 

Lucía está nerviosa, paseando y repitiendo la misma frase: “¡Nunca lo hubiese imaginado!”

Está su tío Alarico y la doncella Fermina. Alarico le pregunta la razón por la que él la está “otelizando”

 

(Acto II, Escena I.)

 

LUCÍA.- Sí, tío, sí. Nuestra felicidad, mejor dicho, su felicidad, se la ha matado su vida pasada de seductor y de burlador, que se le reproduce a cada momento con caracteres terribles y acusadores que no le dejan vivir… Él, en el carbonero que entra, en el panadero que sube, ve un pretendiente mío, disfrazado, como él se disfrazó para engañar y seducir a sus amantes.

 

Mensaje número 681: Arniches da un paso más en la demostración de lo nefasto de los tenorios. Primero era ridiculizar a los viejos verdes haciéndoles perder sus apuestas con otros contrincantes; después era hacer que lo perdiesen todo; otras veces era recibir un castigo como la cárcel… Ahora provoca que la máxima felicidad de su vida sea su máxima desdicha. Todo el mundo cree que todos son como uno. Este es el punto de partida de la obra. Por lo tanto, un ligón y mentiroso compulsivo creerá que todos son unos ligones y mentirosos. ¡Qué importante es este mensaje! Tu actitud en la vida condicionará tu felicidad. En este caso, ¡el máximo castigo por la vida pasada, es él mismo! Como fue un ligón ahora cree que todos quieren ligar con su mujer.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 352

 

(Acto II, Escena I.)

 

LUCÍA.- Porque Felipe se ha empeñado en que el novio de ésta es otro admirador mío, agregado a la embajada Checoeslovaca.

 

FERMINA.- Y figúrese usté; el infeliz, que es lavacoches y que ha nacido en Chapinería, orilla Navalcarnero… ¡Amos, miusté que decir que el chico es lo vaco!

 

Alarico se va a su hotel, mañana vuelve a Salamanca. Fermina y Lucía se retiran a su cuarto. Sale Felipe seguido de Bienvenido. Felipe está alteradísimo, agarra a Bienvenido repitiéndole que está “¡muy tranquilo!”

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 353

 

(Acto II, Escena II.)

 

FELIPE.- (Se levanta, le coge con fiereza por el brazo y le zarandea.) ¡Crees tú que si yo lo creyera con certeza  estaría aquí con esta tranquilidad con que estoy!… (Cada vez más nervioso.)

 

BIENVENIDO.- Sí, hombre, ya lo veo; ahora, que te suplico que hasta que se te pase esta tranquilidad, te agarres a la colcha de la cama o algo así, porque vamos, mi traje… (Arreglándose la americana.)

 

Bienvenido le previene con el refrán: “Al maestro, cuchillada.” Eso le pone más tenso a Felipe y llaman al timbre, sale la segunda doncella, Teresa, a abrir. Entra seguida de la “manicura francesa” (una señora francesa de cara áspera, muy varonil.)

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 354.

 

(Acto II, Escena III.)

 

BIENVENIDO.- ¡Hombre, Felipe, juramentos no pidas, porque eso, a primera vista, lo mismo puede ser una manicura que un veterano de la gran guerra!

 

FELIPE.- ¿Te has fijado en el bigote?

 

BIENVENIDO.- El bigote es como para sacar brillo a unas polainas.

 

FELIPE.- ¡Ay, Bienvenido, que no sé qué sospecho; que no sé qué…!

 

BIENVENIDO.- ¡Por Dios Felipe, no delires. El vello no es un elemento acusador. He conocido excelentes madres de familia con sotabarba!

Calle Molino de Viento

www.somosmalasaña.eldiario.es

 

Bienvenido abandona la escena cuando llega Severiano que le cuenta a Felipe que ha hecho todos los “encargos”. El guardia que ven rondar la casa es el número 313, vive en la Calle Molino de Viento, 94; su mujer ha nacido en Cuatro Vientos, es camisera y madre de gemelos.

 

Durante el siglo XVII, los madrileños subían la cuesta hasta el Molino que daba nombre a la calle para celebrar sus festejos. Perteneció a don Luis Valle de la Cerda, como en Los Mostenses. (51)

 

El Carbonero que viene a casa es también legítimo.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 355.

 

(Acto II, Escena IV.)

 

SEVERIANO.- Gracias a que en plena bronca, vino el repartidor, medió, y me dio un puñetazo en este vacío, en tal forma, que azquirí la convicción de que no es Abogado del Estado, como usté creía, sino un analfabeto de Cangas de Onís, más bruto que una tabla y discípulo de don Paulino Uzkudun.

 

Llaman a la puerta y entran Don Feliciano y su ayudante, Eutilio. Este pobre se está haciendo pasar por “empapelador” sólo para estar cerca de la hija del jefe, Fifí, que es su novia. Por supuesto no sabe empapelar.

 

Ante el desastre que monta, Felipe comienza a gritarle hasta que huye despavorido. Lucía lo ha visto todo. No hay nada que hacer con Felipe.

 

 

(Acto II, Escena VI.)

 

LUCÍA.- ¡Basta, Felipe, basta!… Cuando los celos, mejor aún, la locura de un hombre insensato produce incidentes de una naturaleza tan vil como el que acaba de ocurrir aquí, si la mujer lo soporta es porque lo merece; y como yo no lo merezco, me separo de ti, te abandono, me voy a donde nadie afrente mi honra injustamente, como tú me estás afrentando.

 

 

Mensaje número 682: Impresionante parlamento que refleja dos realidades: el daño a la honra de la mujer tan solo por la sospecha; y por el otro la existencia de mujeres que lo soportan porque lo merecen. Ninguna mujer debe permanecer junto a un hombre con celos patológicos por dos razones: porque no lo merecen y porque es un insulto a esa mujer.

 

Felipe no da crédito. Ella insiste en su locura.

 

LUCÍA.- ¿Qué son, sino locuras, tus dudas, tus inquietudes y tus celos?… ¿Qué es, sino locura, destrozar la felicidad que con mi cariño quise darte?… Lo que hay es que tu vida te acusa; tu pasado entero se pone en pie para date los mismos tormentos que tú diste. Es el castigo de todos los burladores. Engañaste a las que amaron, y las sombras de todos aquellos que sufrieron por ti, tormento de celos, te acechan para martirizarte y enloquecerte. ¡Y así, no ves más que amantes ocultos, astutos, burladores, aún en los tipos más absurdos y grotescos que se cruzan con nosotros!

 

Mensaje número 683: “Es el castigo de los burladores”. Este es el alma de la obra. El tenorio ejecuta sus conquistas por placer y sin reparar en el daño que su engaño causa. Son burladores. Generan dolor que es alimentado por sus amigos que envidian y ríen sus “hazañas”, aumentando su ego y ganas de continuar haciendo “conquistas”.

 

Felipe, se rehace y le contesta.

 

FELIPE.- No. Yo te celo porque te amo. Te juro que te amo, Lucía, porque ¿qué puede ser sino amor, amor infinito, egoísta, absorbente, este amor, que por conservar íntegra tu vida para mi gloria, pone locuras en mi cabeza atormentada y temblores en mis manos y lágrimas en mis ojos!

 

¡Excelente respuesta! Arniches cambia de lado con una profundidad y sinceridad elocuente. Reconoce sus locuras, y padece sus temblores y muestra sus lágrimas. Inicia la pregunta con un signo de interrogación y la finaliza con uno de admiración. Inicia dubitativo y acaba aseverando con autoridad.

 

Felipe pide una tregua. Le convida al Escorial, a un almuerzo como cuando eran novios. Lucía se lo concede y él se retira a su cuarto a prepararse.

 

Llaman a la puerta y Teresa hace pasar al Padre Zacarías acompañado de dos niños que viene pidiendo dinero para sus comedores y escuelas. Es un padre Redentorista. ¡Es la viva imagen de Felipe en el primer acto cuando estaba disfrazado!

 

Lucía le atiende y le escucha, y cuando sale Felipe le pide que le de 100 pts. (300€) de limosna. Éste no puede creer lo que está viendo y arremete contra el Padre Zacarías y sus niños montando un escándalo que avergüenza a Lucía y hace salir corriendo al sacerdote y a los niños.

 

Lucía no lo soporta más y llama a Fermina para que le prepare un baúl y una maleta y que llame a un mozo para llevarse el equipaje. Se va con su tío Alarico a Salamanca.

 

Felipe ordena lo mismo a Severiano, él también quiere irse de esa casa.

 

Entra Ramón, novio de Fermina con un bigote postizo y unas cuerdas, que se está haciendo pasar por el mozo de verdad. Fermina y él hablan de lo mal que lo están pasando por culpa de don Felipe, que no se pueden ver. Y se despide diciendo: “…pero dile a tu señorita que no aguanto más.”

 

Severiano ha escuchado estas palabras corre a buscar a don Felipe para avisarle de que hay un pretendiente en la casa.

 

Ramón se va y entra Bienvenido

 

Felipe le recibe y se encuentra a su amigo completamente  alterado, ha encontrado el dietario de Aurora y lo ha leído. Jura vengarse conquistando a Lucía.

 

Sube el mozo de cuerda verdadero, que por cierto luce un buen mostacho también “verdadero”

 

Sale Felipe y se abalanza sobre él, lucha por quitarle el bigote. Forcejean, gritan, pide ayuda a Severiano y cae el telón. Fin del segundo acto.

 

El tercer acto nos muestra la casa de Alarico en Salamanca. Está dando clase de lengua castellana. Tiene tres alumnos: Novales, La Visera y Bienvenido. Ha venido siguiendo a Lucía, que al abandonar a Felipe en Madrid, ha decidido pasar unos días retirada en casa de su tío. Ahora ella está en misa en la Catedral.

 

Han pasado dos meses. Vemos la puerta del despacho al foro con una cortina, una puerta lateral a cada lado y un balcón en el ángulo derecho haciendo chaflán.

 

Alarico habla a sus alumnos de las palabras “Panoli” y “Alquindoy”. Opina que no deberían ser admitidas en el Diccionario de la Lengua. Bienvenido de La Muñoza y otro alumno llamado La Visera solo están allí para intentar conquistar a Lucía. Se dan la mano y se desean suerte en leal competición.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 356

 

(Acto III, Escena II.)

 

ALARICO.- Estoy preocupado con el problema que me planteó esta mañana Novales, porque al preguntarle yo: “En la oración gramatical: Pepe ata a su perro, ¿quién es el sujeto?” Me contestó que el sujeto era el perro. Y claro, desde el momento que se le ata… el perro es el sujeto. Eso no cabe duda; pero y Pepe ¿qué es entonces?… ¡Esto no me lo contesta a mi ni Rodríguez Marín!

 

Hemos investigado y encontrado a Rodríguez Marín.

Don Francisco Rodríguez Marín (1855-1943) Poeta, Folclorista, Paremiólogo, Lexicólogo, Cervantista, Académico “g” minúscula; político y abogado. (52)

 

 

Lucía le cuenta a su tío que ha visto a Felipe después de misa y que vendrá a hablar con ella en breve. Alarico le comenta que soporta a Bienvenido entre sus alumnos porque considera que tiene un estilo similar al de Ramón Pérez de Ayala, al que también hemos encontrado.

www.escritores.org

 

Ramón Pérez de Ayala (1880 – 1962) Escritor, periodista, poeta, político y novelista. (53)

 

Llaman de nuevo a la puerta y Bienvenido se esconde detrás de la cortina, no puede acceder a la biblioteca porque su puerta está cerrada. Es don Felipe que viene pidiendo perdón. Lucía no cede, le recuerda todas las vilezas con el Padre Zacarías, el papelista, el mozo de cuerda, la manicura francesa a la que llegó a llamar don Raimundo, aludiendo a Poincaré…

Henry Poincaré (1854- 1912)

 

Lucía le va a someter a la prueba más dura que se pueda imaginar para certificar que está curado. En eso y sin previo aviso viene el señor De La Visera con unas flores. Felipe aparenta normalidad mientras va sacando las plumas del sofá de los nervios incoercibles…. Cuando se va y Lucía ve el destrozo le pregunta….

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 357.

 

(Acto III, Escena VI.)

 

LUCÍA.- ¿Y estas plumas?… ¡Parece que has matado a una gallina!

 

FELIPE.- ¡Por no matar a un ganso!

 

Claramente ve Lucía que no hay nada que hacer con Felipe, que lo sigue pasando fatal cuando alguien se le acerca. Ahora que se ha ido, sale Bienvenido y de repente vuelve Felipe, se había confundido de sombrero… pero al dejarlo ve las iniciales de B.d.l.M.: ¡Bienvenido de la Muñoza! Entra en pánico, quiere disparar a todo lo que se menea, y la cortina tras la que está escondido ¡se menea!. Lucía le retiene; Felipe ve las botas que asoman… y dispara… pero Bienvenido ha conseguido forzar la puerta y sale huyendo descalzo. Felipe corre tras él. No hay nada que hacer.

 

Mensaje número 684: La felicidad es imposible junto a un hombre con celotipia, que tiene celos de todo y de todos.

 

              Al cabo de un rato vuelven Bienvenido y La Visera con vendajes y decididos a abandonar las clases.

 

Alarico recibe una carta de la Real Academia de la Lengua: 34 años sin responderle a sus cartas diarias y por un día que no pudo escribirles… le llega una misiva firmada por Atanasio Trompeta. Él esperaba que fuese don Ramón Menéndez Pidal, pero bueno…

 

Comienza a leerla y queda demudado: es el conserje, que echan de menos la carta de ayer, que no deje de escribir, que ellos las rescatan de la papelera, donde las tira don Ramón, y ¡que se mueren de risa!

Alarico se desmaya… le acercan un sillón y baja el telón. Fin de la obra.

 

MENSAJES DE ARNICHES

 

MENSAJE NÚMERO 678: Las afirmaciones maximalistas nunca llegan a ser ciertas al 100%. En este caso nos suelta: “Mi vida ha sido una enorme mentira”;  y concluye:”Con esa mujer se convierte en una infinita verdad”. Sospechoso.

 

MENSAJE NÚMERO 679: La víctima está acosando al depredador. Sólo acaba de empezar la tortura por la que habrá de pasar este hombre. Todos podemos recibir de vuelta el daño que hemos hecho.

 

MENSAJE NÚMERO 680: Qué diferencia en el sentimiento de “amor” ofrecido por el “tenorio”, y el de una mujer que no puede “apagar de una vez” algo tan profundo. Ella no mentía; él sí engañaba.

 

MENSAJE NÚMERO 681: Arniches da un paso más en la demostración de lo nefasto de los tenorios. Primero era ridiculizar a los viejos verdes haciéndoles perder sus apuestas con otros contrincantes; después era hacer que lo perdiesen todo; otras veces era recibir un castigo como la cárcel… Ahora provoca que la máxima felicidad de su vida sea su máxima desdicha. Todo el mundo cree que todos son como uno. Este es el punto de partida de la obra. Por lo tanto, un ligón y mentiroso compulsivo creerá que todos son unos ligones y mentirosos. ¡Qué importante es este mensaje! Tu actitud en la vida condicionará tu felicidad. En este caso, ¡el máximo castigo por la vida pasada, es él mismo! Como fue un ligón ahora cree que todos quieren ligar con su mujer.

 

MENSAJE NÚMERO 682: Impresionante parlamento que refleja dos realidades: el daño a la honra de la mujer tan solo por la sospecha; y por el otro la existencia de mujeres que lo soportan porque lo merecen. Ninguna mujer debe permanecer junto a un hombre con celos patológicos por dos razones: porque no lo merecen y porque es un insulto a esa mujer.

 

MENSAJE NÚMERO 683: “Es el castigo de los burladores”. Este es el alma de la obra. El tenorio ejecuta sus conquistas por placer y sin reparar en el daño que su engaño causa. Son burladores. Generan dolor que es alimentado por sus amigos que envidian y ríen sus “hazañas”, aumentando su ego y ganas de continuar haciendo “conquistas”.

 

MENSAJE NÚMERO 684: La felicidad es imposible junto a un hombre con celotipia, que tiene celos de todo y de todos.