LAS DOCE EN PUNTO

 

 O

 

QUÉ DIFÍCIL ES PERDONAR CUANDO UNO SE CREE SIEMPRE EN LA VERDAD

 

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Estrena esta obra el 21 de Diciembre de 1933. Es su obra número 66 en solitario. Pertenece a su Etapa Moralizante.

 

Aquí nos presenta una obra que, como en tantas otras, hasta bien mediada la acción no nos enteramos del verdadero mensaje.

 

FAMILIA TIPO DE ARNICHES EPISODIO NÚMERO 46

 

              Los padres son Pepe, ebanista y dueño del taller, casado con Casilda; la hija es Nieves, novia de Jacinto, que es su primo y también ebanista. Tienen su casa-taller cerca de la Ribera de Curtidores.

 

El señor Pepe tiene una fama de rectitud en todo Madrid a prueba de bombas, su honestidad es rectilínea.

 

 

En fin, un hombre muy estricto y cumplidor que educa así a sus dos hijos José y Nieves. De resultas de esa educación tan severa, su hijo José se va de casa a vivir con Luisa con la que después tiene una hija. Como Luisa no es del agrado del Señor Pepe, ésta es rechazada y al hijo le niega la palabra de por vida.

 

En estas estamos cuando Nieves anuncia que se quiere casar con su primo Jacinto, hijo de Alejandro. Tanto Jacinto como Alejandro son dos muy buenos ebanistas pero muy amigos de las fiestas y borracheras y poco amigos de la puntualidad y rectitud que tanto gustan al Señor Pepe.

 

Se monta una buena en casa con tal noticia y el que se va ahora es el propio Señor Pepe.

 

Casilda en su dolor, se hace cargo del taller que encarga primero a Jacinto y Alejandro y después a su hijo Jose.

 

El final de la obra nos muestra a un taller que ha salido adelante sin el dueño, sin sus manías y por medio del trabajo de equipo.

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En el primer acto vemos un gabinete modesto de una casa de artesanos acomodados. Al foro un balcón. En el ángulo derecho una escalera por la que se baja al taller de ebanistería. Un reloj en la pared que da las horas a su tiempo. Es de día.

Casilda aparece cosiendo en la máquina y Pepe sentado ante un tablero en el que está dibujando con una regla y un tiralíneas. Cada dos segundos mira el reloj con impaciencia, hasta que dan las doce.

 

El señor Pepe se quita el blusón de trabajo y se pone la americana, no espera más –Ti tames, ti mones- que se refiere a la frase: Time is money (El tiempo es oro.) –A costa de la puntualidad, ni la gloria- le suelta a Casilda y le da el recado que si viene Isidoro que le haga ver el reloj y que se ha ausentado y que deduzca.

 

Casilda y su hija Nieves se resignan a la manía de la puntualidad que controla hasta con 4 relojes de bolsillo al mismo tiempo.

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 161

DESCRIPCIÓN DEL TRASTORNO OBSESIVO

 

(Acto I, Escena II.)

 

NIEVES.- Si se va toos los días al bar de al lao a tomar  las once, y en cuanto se pasa un minuto, se viene sin tomarlas, y me dice: “No he llegao a tiempo”.

CASILDA.- De novios, toos los días me daba un beso al despedirse; pues en cuanto teníamos una ocasión, miraba el reloj y decía: “Faltan cinco minutos”; y me reventaba, porque antes de los cinco minutos llegaba tu agüela casi siempre.

 

Mensaje número 898: La obra gira alrededor de un trastorno del comportamiento perfectamente descrito por Arniches en dos escenas, es el trastorno obsesivo, un tipo de enfermo que puede pasar por ser una persona “puntillosa” y no llegar a recibir tratamiento en ningún momento de su vida. Se considera un defecto más, y como dice Casilda: “¡Claro que no hay quien no tenga algún defecto!” (Acto I, Escena II.) Pero también puede ocurrir que, con el transcurrir de los acontecimientos, este comportamiento le lleve a tomar decisiones “imprudentes”, incluso que rocen la tragedia.

 

Llega Isidoro jadeando, sudando, tartamudeando… Un perfecto secundario de Arniches.

 

(Acto I, Escena III.)

 

ISIDORO.- (Mirando el reloj.) ¡Pero caray, por esa porquería de reló…!

 

NIEVES.- ¿Cómo porquería?…

 

ISIDORO.- No es pa…, pa… papa una cita. Hay que ir con el meridiano de “Greanwichs”.

 

Según se marcha sube Jacinto, primo y novio de Nieves con la que se quiere casar. Casilda les pide tiempo. No quieren perder tiempo en pedir permiso a Pepe para su boda.

 

(Acto I, Escena V.)

 

JACINTO.- No, tía; que el tiempo lo deja usté correr, y corre; y corre y no vuelve, porque es un pillo que siempre va huyendo del daño que hace; y los días que perdamos de felicidá por si a este no le gusta o el otro se va a enfadar, perdidos estarán.

 

Mensaje número 899: “El tiempo lo deja usté correr, y corre; y corre y no vuelve, porque es un pillo que siempre va huyendo del daño que hace; y los días que perdamos de felicidá por si a este no le gusta o el otro se va a enfadar, perdidos estarán.” Arniches nos está diciendo: Carpe diem (Aprovecha el tiempo, que lo perdido ya no vuelve.)

 

Viene Alejo, el padre de Jacinto para hablar con Pepe. Está completamente borracho, la gorra mal puesta, manchas por todos lados, calcetines de diferentes colores, la corbata en la cintura…

 

Le dejan a solas con Pepe y comienza a explicarse dando muchos rodeos…, Pepe le dice que toda su vida es rectitud y que su vida es todo lo contrario, así que no sabe a qué ha venido.

 

Alejo retoma el pulso de la conversación y le replica dándole tres ejemplos de que Dios no hace cosas rectas: las mujeres tienen curvas, el dinero es redondo, el vino se guarda en barricas redondas… Pepe se calla y le pide que explique el objeto de su visita.

 

Alejo expone que los chicos se quieren casar. Pepe revienta de ira. No puede creer que con lo formal que es Nieves se quiera casar con el golfo de Jacinto. Entonces el borracho Alejo se pone serio y suelta un discurso.

 

DISCURSOS DE ARNICHES NÚMERO 29

 

(Acto I, Escena VII.)

 

ALEJO.- (Dramático, da un golpe en la mesa.) Pues no te rías, Pepe, que me voy a poner serio. Nunca me ha hecho falta el dinero; pero quisiera tener ahora mismo cien duros pa escupirlos y tirarlos a la calle, pa que vieras lo poco que me importa. Y mi hijo se ha criado sin madre, sí, señor, es verdá; pero yo con mi cariño y con mi alegría le he borrado ese dolor de la vida. Y mi hijo es informal, como yo, ¡y borracho, como yo! ¡sí, señor, lo que quieras!… Pero es bueno, ¡como yo!…, que no le he hecho daño a nadie, ni le he quitao a nadie su bien ni su honra. Que esa formalidá sí la he tenido. Y no he sido puntual; pero cuando ha habido que hacer un favor que corriese prisa, he llegao antes que nadie. Y nunca he sabido a qué hora he hecho el bien; pero lo he hecho, que es lo que hay que hacer. Que yo nunca miro el reló; pero miro el corazón, que también cae a este lao. Y que ni los chicos sean así o asao, ni que tú te rías a llores, ellos se quieren y se unirán, aunque cada uno sea de una manera, que el cariño ya los irá haciendo iguales, que todos queremos ser iguales a los que queremos. Y ahora ríete o llora: ¡pero tu hija y mi hijo se quieren, y serán el uno pa el otro! ¡Y yo no tengo formalidá; pero la vida sí la tiene, y ya verás cómo se sale con la suya!

 

Mensaje número 900: Un dramático personaje de Arniches nos ha lanzado las claves del cariño entre dos jóvenes: el amor se abrirá camino y vencerá a todas las dificultades y diferencias. Además Arniches nos expone que las miserias de la vida no son óbice para que la bondad prevalezca. “Yo nunca miro el reló; pero miro el corazón, que también cae a este lao.” Esa frase hace crecer al personaje de Alejo y le coloca como otro gigante de la obra para luchar de igual a igual con Pepe. “El cariño les irá haciendo iguales, que todos queremos ser iguales a los que queremos.” Esta es otra de las máximas de Arniches respecto del amor.

 

              Por supuesto que Pepe, tras escuchar este discurso, lo único que se le ocurre es gritar que nunca será, que nunca se unirán y para demostrarlo llama a Casilda.

 

Casilda se lo confirma y él enloquece. No puede dar crédito que su hija “que es el vivo reflejo de su padre, que es más recta que su padre, que es más formal…”. Todas estas frases se las va diciendo a sí mismo un desesperado padre, que ve cómo se ha desvanecido el sueño que tenía sobre su hija; se ha desvanecido “una ilusión”, “un espejismo”, que no una realidad.

 

(Acto I, Escena VIII.)

 

PEPE.- ¡Mi hija, que es mi orgullo y mi alegría, porque es mi hechura…, querer a ese golfo!… ¡La ilusión de mi vida acabar de esta forma! ¡No, no puede ser, como yo no esté soñando o el mundo se haya trascordao!

 

CASILDA.- ¡No, Pepe, por Dios!… Es que tú tienes una idea de las cosas, que si no son como tú las piensas, no te parece que puedan ser. Todo en el mundo es posible; lo que queremos y lo que no queremos. Porque, ¿qué hay más natural,  que dos chicos que están juntos desde pequeños hayan acabado por enamorarse?

 

Mensaje número 901: La decepción que te dan los hijos al tomar decisiones que tú nunca hubieses tomado no es nueva. La idea de posesión de tus hijos es la cuna del error. No somos dioses que nos inmortalizamos en nuestros hijos. Ellos son seres humanos independientes capaces de hacer todo por su cuenta: “Todo en el mundo es posible; lo que queremos y lo que no queremos.” Casilda representa la cordura; Pepe representa la enfermedad obsesiva. No olvidemos que hasta el hombre más recto y más estricto, puede llegar a ser convencido de cambiar si se razona adecuadamente y con pruebas; el enfermo obsesivo no tratado no es capaz de cambiar.

Nieves en persona se lo confirma. Pepe le insiste en que lo abandone, y Nieves se lo explica:

 

(Acto I, Escena VIII.)

 

NIEVES.- Sí, señor; too eso es verdá… Pero too eso, ¿qué es? ¡La loca juventú! Un corazón alegre que nos trae y nos lleva, rodándonos por la vida pa que conozcamos sus males y sus bienes. Pero un día se encuentra uno otro corazón que lo para y lo atrae, y lo domina y lo guía. Y uno, que ya conoce lo malo, se para y dice: “A esto, que es lo bueno.” Y se hace un hombre de bien y se recoge y quiere a su mujer con toda su alma. Que se están viendo casaos… Mejor que esos hipócritas que…

 

Mensaje número 902: “¡La loca juventú! Un corazón alegre que nos trae y nos lleva, rodándonos por la vida pa que conozcamos sus males y sus bienes. Pero un día se encuentra uno otro corazón que lo para y lo atrae, y lo domina y lo guía. Y uno, que ya conoce lo malo, se para y dice: “A esto, que es lo bueno.” Y se hace un hombre de bien y se recoge y quiere a su mujer con toda su alma.” Hermosas palabras de Nieves sobre Jacinto. El poder del amor es infinito para Arniches.

 

Pepe sigue obsesionado en que le quieren engañar con palabras. No cede. Casilda le pide que no le deje sin Nieves como le había dejado sin José años antes. Pepe argumenta que Luisa era una mujer de mala nota y que por eso se quedó sin José. Casilda le explica que Luisa ha sido una mujer ejmplar, una buena madre…

 

(Acto I, Escena VIII.)

 

CASILDA.- ¡Y bien que lo siento! ¡Que tú sabes cómo te respeto y te quiero! Pero ya es hora de que te lo diga, Pepe… ¡Todos los relojes que quieras, toda la formalidad que quieras, toda la reztitú que quieras, mientras todo eso no me aparte de mis hijos, porque para una madre no hay más formalidad, ni más puntualidad, ni más reztitú, que el amor de los hijos que ha traído al mundo, y que son pedazos de sus entrañas. ¡Ya lo sabes! ¡Hala, conmigo, y ya veremos!

 

Mensaje número 903: El amor de una madre por sus hijos es inquebrantable, incluso por encima del que profesa a su marido.

 

Alejo se ofrece a darles amparo. Pepe se queda solo en la escena preguntándose qué es lo que hace mal para que le ocurra esto… Después, se va y aparecen Rita, Severina y Prudentino, tipos flacos, macilentos, desmirriados, que visten de oscuro. Todo en ellos, ropas, peinado, adorno, es rectilíneo. (Descripción de Arniches.)

 

              Rita es la hermana de Pepe. Severina y Prudentino imitan de forma autómata e hilarante todo lo que hace y dice Rita. Sale Pepe y se abraza a su hermana contándole la desgracia en la que vive. Rita le aconseja que no ceda. Tilda a Casilda de “blandurria” y afirma que es debido a “que no están educados con la rigidez que nosotros”.

 

Mensaje número 904: Aquí tenemos un primer aviso a navegantes de cómo una educación férrea puede llevar a un comportamiento enfermizo, obsesivo, como el de Pepe.    

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 162.

 

(Acto I, Escena IX)

 

SEÑÁ RITA.- ¡Acuérdate de las palizas que nos daba nuestro padre!

 

SEÑOR PEPE.- (Con delicia.) ¡Ooooooh!… (Los chicos sonríen también complacidos.)

 

SEÑÁ RITA.- Nuestro pobre padre, que estará en la Gloria, con aquella garrota de seis nudos, cuando no andábamos derechos…

 

SEÑOR PEPE.- ¡Cuando no andábamos derechos, nos daba una paliza, y cuando nos daba la paliza, ya no podíamos andar derechos!

 

SEÑA RITA.- ¡Oh, aquello era educación!… ¡Me dio a mí un estacazo en la nuca (Los chicos vuelven a sonreir.) el día de mi santo por haberme comprao dos perras de cacahués sin su permiso, que de lo atontada que me dejó me pasé la tarde comiéndome las cáscaras y tirando los granos!…

 

SEÑOR PEPE.- ¡Oh, aquellas palizas ya no se estilan! ¡Ahora en las familias todo es tolerancia, informalidad, desorden, golfería!…

 

SEÑA RITA.- ¡Como que le pegas a un hijo, y tienes un disgusto con el Comité paritario!

 

SEÑOR PEPE.- ¡Los padres ya no servimos de nada!

 

MENSAJE 905: Impresionante diálogo de 1933, que bien podría reflejar una situación de nuestro propio tiempo: esos padres autoritarios que desdeñan las nuevas formas de educar, y que añoran las acciones severas de sus padres… Incluso, esa alarma de Rita: “¡Si pegas a tu hijo, puedes tener un disgusto con la autoridad!” Hemos perdido 100 años de evolución por el parón de la Guerra Civil.

 

Rita cuenta su dominio ejercido sobre su hija Severina, que estaba saliendo con “un pinturero y guapito”, le dijo que le dejara y le metió en una habitación con Prudentino, un tipo feo, pero del agrado de Rita, hasta que formalizaron relaciones. Pepe envidia la suerte de Rita. Al final se va a casa de su hermana. Casilda le pide que no se vaya, pero que si se va, ella gobernará la casa hasta que vuelva. Alejo da cuerda al reloj que acababa de pararse y comienza a dar horas descontroladamente; se baja el telón.

 

El segundo acto vemos la misma decoración. Es de día. Vemos a un mueblista y prendero de los barrios bajos llamado García Pinocho. Casilda anda mirando el reloj. Habían quedado con Alejo a las 9 y el reloj da las once en punto. No tiene formalidad. Nieves está cosiendo con Soledad, que es una amiga costurera. Al final se va con la esperanza que mañana le entreguen los muebles.

 

Sube Celedonio Gandulla, mueblista que tiene la tienda en la Plaza Cascorro.

 

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(Acto II, Escena II.)

 

CELEDONIO GANDULLA.- Establecida ahí, en Cascorro; antes Cabecera del Rastro; hoy Nicolás Salmerón; mañana Dios sabe…; y le había encargao al señor Alejo un comedor hace quince días; y he venido a ver, y el señor Alejo no está, y me he econtrao a los oficiales discutiendo la implantación soviética del mes de veintitrés días con siete domingos. Lo que me ha chocao, porque eso de los siete domingos era cosa de las derechas… Pero ¡como ahora se ven esas “anomalías”…!

 

Mensaje número 906: Arniches mete la pullita política contra las medidas soviéticas de los partidos socialistas y comunistas, en este caso contra los trabajadores que solo buscaban trabajar menos horas. Además su cliente es agrario y lo está pasando tan mal, que como se retrase mucho el comedorcito, ya no le va a poder usar.

 

Ha entregado 600 pts. por adelantado (1.800€.), quiere recoger esta tarde una parte y “¡no hiperblea!”, que es como acaba todas sus frases como buen secundario de Arniches.

 

Casilda y Nieves están aterradas con la falta de cumplimiento de los pedidos que tienen Alejo y Jacinto. Han tomado la decisión de acogotarlos hasta que cumplan y en ese momento llega Jacinto.

 

Nieves le va exponiendo todos los días en los que ha puesto excusas para no trabajar, las tardes con los amigos, las novilladas… Jacinto le pide perdón, dice que está “tan emocionado con la boda que ni come ni duerme más que a sus horas”.

 

Alejo llega después y Casilda se encara con él. Alejo se intenta disculpar por llegar tarde. Lo achaca al Metro de Madrid, “que no atina a coger el adecuado”. Ha empeñado el reloj en 12,5 pts. (37,5 €) y por eso llega tarde. Al final, a empujones le mete en el taller mientras él le pide perdón. Se oyen martillazos y cepilladas desde el taller. Sale Nieves y se congratula de lo conseguido, pero pasados unos minutos ya no se oye nada abajo. Se asoma Casilda y da un grito: “¡Que bajo!” De nuevo se vuelve a oír actividad.

 

(Acto II, Escena V.)

 

NIEVES.- ¡Sí, pero eso de trabajar arreaos, como bestias, no es trabajar, madre!

 

CASILDA.- ¡Naturalmente! Trabajo que no sea hecho con voluntad, con alegría y con fe, ni es trabajo ni es nada, ya lo sé yo.

Hacer del trabajo un sacrificio y un dolor que te amarguen la vida a ti y a los que te rodean, tampoco.

¡Dios mío, dónde estará el término medio, que es el justo!

 

Mensaje número 907: El trabajo debe ser hecho con voluntad, alegría y fe, nunca debe ser un sacrificio y un dolo que te amarguen la vida.

              Casilda decide poner al frente del taller a su hijo José María, y le manda llamar. Mientras tanto llegan Rita, Severina y Ciriaco, que es el muchacho que está supliendo a Prudentino, que por lo visto no dio la talla y ha sido sustituido.

 

Rita le exige que le entregue las llaves del taller por orden de su hermano. Casilda se niega. La amenza es que si no se le dan las llaves por las buenas, vendrá él por las malas, y Casilda dice que aquí le estará esperando.

 

Rita se va airada lanzando insultos contra Casilda y sus hijos justo cuando llega José María y la peque. Se abrazan con locura. José le cuenta lo feliz que es, la peque le llama abuela en cuanto la ve y se lanza a sus brazos… Todos esperan que un día Pepe le admita en la familia…

 

(Acto II, Escena X.)

 

CASILDA.- Si es lo que yo digo, hijo; sería mucha suerte encontrar la felicidad por caminos tan rectos como él quiere… Desviarse un poco para lograrla, no cayendo en lo malo, ¿no lo perdonará Dios?…

 

Mensaje número 908: La felicidad para Arniches es el objetivo de una vida de trabajo, “no cayendo en lo malo” aunque los caminos no sean los más rectos, está seguro que es del agrado de Dios.

 

La peque cuenta con gracia cómo conoce a su abuelo de verle en la puerta del taller; que le ha saludado un par de veces y ha salido corriendo.

 

José María no accede a poner en orden el taller de su padre sin que éste en persona se lo pida. Casilda se marcha con la peque llorando por no recibir la ayuda de su hijo, cuando Alejo avisa de la llegada de Pepe. José María se oculta.

 

Pepe y Casilda se reencuentran. Le exige cerrar el taller, exige que su fama en Madrid no se vea manchada por Alejo y Jacinto… Y en estas sale Alejo. Se monta una buena discusión en la que Alejo desmiente todos los rumores de que no cumplen, que no envían los pedidos, que…, y se presenta Ceferino García Pinocho.

 

Pepe logra sacar a Ceferino la verdad del retraso que llevan con los muebles. Se dirige hacia Alejo y lo zarandea como a un pelele. Para completar la figura se presenta Celedonio Gandulla reclamando lo suyo. Se monta un zipi zape de espanto y Alejo reconoce que “la mentira es una cosa  industrial”.

 

(Acto II, Escena XV.)

 

SEÑOR PEPE.- ¿Industrial?

 

ALEJO.- Sí, señor. Porque si estrangularas a toos los sastres que no cumplen, a toos los zapateros que mienten y a toos los albañiles que engañan, en la Casa del Pueblo ya no quedaría más que Besteiro.

 

Mensaje número 909: La crítica a la falta de cumplimiento de lo pactado y acordado con gremios como la zapatería, albañilería, sastres etc. Es un mal endémico en la España de entonces y en la actual.

De pie: Andrés Saborit, Daniel Anguiano e Indalecio Prieto,

Sentados: Francisco Largo Caballero, Pablo Iglesias y  Julián Besteiro

Foto: Fundación Pablo Iglesias. www.fpabloiglesias.es

 

Julián Besteiro (1870- 1940)  Fue un político Presidente del las cortes de la segunda república, Presidente del PSOE, y de UGT. Fue diputado de 1931- a 1939. Faltaban 7 años para su muerte en el momento de la representación. Estaba en activo en ese momento.

 

Pepe expulsa de su casa a Alejo y a Jacinto que acababa de asomar la cabeza por la escalera. En ese momento de crispación absoluta se presenta José María y le dice que se lleve toda la herramienta, pero que el taller seguirá funcionando con el nombre de José María Suárez hijo, y Pepe se va.

 

Entre todos se monta un ambiente de trabajo y alegría y se baja el telón finalizando el segundo acto.

 

En el tercer acto vemos el mismo decorado. Es de día. Sole está probando a Nieves una combinación muy vistosa y muy escotada. (Descripción de Arniches.) Sube Jacinto para curiosear y después Alejo que se ha retrasado por un resbalón. Viene apurado por llegar tarde y comienza dar órdenes.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 447.

 

(Acto III, Escena II.)

 

ALEJO.- No, no. Yo ya, metido a puntual, soy un minutero. (A su hermana.) Sácame un café. (A su sobrina.) Sácame la blusa. (A su hijo.) Sácame un cigarro… de tu petaca, y enciéndemelo, que no tengo cerillas. Volando.

 

Un Alejo cambiado, un Jacinto trabajador, la maquinaria de José María… todo hace presagiar un buen futuro.

 

(Acto III, Escena III)

 

CASILDA.- Es el ejemplo de tu hermano (Por Jose María.), que es el primero en llegar al taller. ¿Qué tardan? No los atosiga. Se pone a hacer el tajo del que falta, y claro, a ellos les da vergüenza. Al fin son hombres, y otro día se miran en faltar… Y poco a poco…, pues ya ves el cambio de tu tío (Por Alejo.) y Jacinto.

 

Mensaje número 910: El buen jefe es el que se apoya en el trabajo en equipo sin atosigar a sus componentes, y además, trabaja más que ninguno dando ejemplo y sin ufanarse de ello.

 

 

Iglesia de San Millán y San Cayetano en el barrio de Embajadores, 13, 15. Madrid.

 

Ahora Casilda echa de menos a su marido. Se le había visto merodeando por el taller, pero hace ya unos días que no le ven. Casilda quiere ir a buscarlo para no separarse nunca más de él. También están haciendo pesquisas Jacinto y su hija. La peque ha averiguado que ya no están en el piso de Rita. Sabe que mientras vivía ahí se pegó con el campanero de San Cayetano porque llevaba retraso al dar la hora, igual que con la portera, a la que intentando arreglar el reloj se lo terminó de romper.

 

Casilda manda llamar a Luisa, la esposa de José María. Mientras tanto Sole se queda cosiendo. Para ella los hombres informales son más atractivos. Sube Alejo y conversa con Sole, a la que recuerda de haber ganado el premio “Miss Viruta” de la fiesta de los Ebanistas del año pasado, y un accésit por las segundas mejores pantorrillas. Cuando se marcha, Sole lamenta que se esté “haciendo formal.”

 

Casilda quiere enviar a Luisa a la Calle Ribera de Curtidores 26 triplicado, donde vive el primo de Pepe, Mariano Suárez.

 

(Acto III, Escena VIII)

 

LUISA.- Sí, pero hay tanta gente rencorosa…

 

CASILDA.- ¡Peor para ellos! Echarle a nadie en cara el pasado, es una venganza. ¿Qué haces hoy, qué harás mañana?… Eso es lo que interesa al mundo. Que para hacer buena a la gente, no hay que entristecerla con el recuerdo de lo que s’ha ido; hay que animarla para el esfuerzo de hoy y darla esperanzas para mirar con alegría el porvenir.

 

Mensaje número 911: Lo estúpido del rencor, lo dañino que es y lo inútil. La esperanza y el ánimo para el esfuerzo es lo que cuenta. “Que para hacer buena a la gente, no hay que entristecerla con el recuerdo de lo que s’ha ido; hay que animarla para el esfuerzo de hoy y darla esperanzas para mirar con alegría el porvenir.”

 

Manda a Luisa y a su hija a averiguar algo con el primo de Pepe y llega Rita: lívida, pálida, escuálida, con la barbilla en la cintura y con un aspecto degenerado y macilento que asusta. (Descripción de Alejo.) Rita le cuenta que Severina se ha escapado porque está embarazada de un guardia de la porra.

 

Pepe al conocer la noticia entró en pánico, se tiraba de los pelos, tenía una risa nerviosa, se marchó de la casa…, y ahora nadie sabe de su paradero.

 

En ese instante Alejo anuncia que la peque trae a su abuelo. Por lo visto le ha contado al abuelo que la abuela ha tenido un accidente y se ha roto una pierna. Así, engañado, le ha traído a la casa. En cuanto termina de contarle la trola hace mutis por el foro y entra Casilda toda sonriente, y sin cojear…

 

Pepe se quiere ir y Casilda se lo impide. Le dice que ha vivido engañándole toda su vida, que nunca ha estado conforme con su modo de ser. Que le ha seguido la corriente por vivir con él.

 

(Acto III, Escena XI)

 

CASILDA.- ¡Y calcula lo que habré sufrido después viendo que ese hijo, como aquí estamos tan serios, tan intransigentes tenía que irse donde las cosas no fueran tan en punto, y donde pudiera perdonar sus errores a la mujer que quería, sin que el perdón fuera para él un disgusto, sino una gloria!

 

PEPE.- Pero ¡cómo sois!… ¡Siempre con la blandura y el perdón!

 

CASILDA.- ¡Siempre…, siempre…, Pepe!… Porque…¿a quién querrás en este mundo a quién no tengas que perdonar algo?…Que la vida es tolerancia, dulzura y amor, y si no comprendes, transiges y perdonas, ni vives ni dejas vivir. ¡Y eso es lo que has hecho tú!… ¡Tú, siendo el mejor de los hombres!

 

PEPE.- Entonces, ¿me echas en cara que os he sacrificado, que os he martirizado?… Entonces, ¿tú crees que la seriedad, la rectitud, la puntualidad que han sido las reglas de mi vida, son defectos?

 

CASILDA.- Son defectos, si se exageran. Eso es lo que quiero decirte. Y tan perniciosos, que, extremaos, te hacen simpáticas hasta las personas informales.

 

Mensaje número 912: La fuerza del perdón frente a la intransigencia: “la vida es tolerancia, dulzura y amor, y si no comprendes, transiges y perdonas, ni vives ni dejas vivir.” Sabias palabras de Casilda que colocan la verdad en el centro de las vidas de las personas.

 

Las virtudes de Pepe, su puntualidad, su rectitud, pueden llegar a ser defectos si se exageran….

 

Inicialmente, Pepe no transige, pero Casilda se lo acerca….

 

CASILDA.- Y luego… Ven acá. ¿No sientes que te remuerde un poco la conciencia?… Porque yo he querido aquí, en el amor de mi casa, agrupar y conducir a mis hijos hacia su bien… ¡Tú te fuiste! ¿Y qué has encontrado fuera?… ¡Dime!… ¡Hipocresía y miseria!… Aquí, siquiera, hemos afrontado tu intransigencia con lealtad; fuera no han podido halagarte más que unos días, porque la mentira dura poco.

 

PEPE.- Sí, en eso reconozco que he sido injusto con la chica, y te pido perdón…

 

Casilda le va cogiendo uno a uno los cuatro relojes y le dice: “No te apures, que más que tú es Dios y no tiene reló, porque no tiene hora. Siempre nos está esperando, y en cualquier instante que llegues, lo encuentras. ¡Eso sí que es amor y es paciencia!”.

 

Mensaje número 913: El amor de Dios es el más grande de los amores: “No te apures, que más que tú es Dios y no tiene reló, porque no tiene hora. Siempre nos está esperando, y en cualquier instante que llegues, lo encuentras.”

 

En esto suben Celedonio y Ceferino con la intención de dejar bien alto el nombre de Alejo. El cliente ha quedado tan contento que ha dado 200 pts. (600 €) a repartir entre los trabajadores.

 

Pepe se queda impresionado y acepta en su taller de nuevo a Alejo y Jacinto. José María sale y se despide tras haber terminado el trabajo, pero su padre le pide que sea él quien continúe al frente del taller. Pepe se retira, él quiere seguir como ha sido siempre, no quiere cambiar, pero entiende que debe dejar paso a los jóvenes. “Yo quiero morirme como he sido siempre, como soy, como seré. Me dicen “a las doce en punto”… y a esa hora, ¡yo!”.  (El reloj da una hora. Telón.)”

 

 

              Quedan muchas historias inconclusas: ¿Cómo terminará la relación de Sole con Alejo?; ¿aceptará Pepe la boda de Nieves con Jacinto o simplemente no se opondrá?, ¿acudirá a la boda?, ¿seguirá José María al frente del taller de su padre desatendiendo el suyo propio?, ¿cambiará el nombre y pondrá Ebanistería Suárez e hijo?, ¿se reconciliará Pepe con Luisa?, ¿perdonará Pepe a la peque semejante embuste?, ¿tendrá Severiana el hijo con el policía municipal?, ¿se casarán?, ¿lo aceptará Rita?, ¿harán una boda los cuatro juntos?… Las obras de Arniches nunca concluyen, son un trocito de la vida de las personas; con un pasado, con el presente que es el que vemos en el teatro, y con el futuro, que lo representan todas esas preguntas.

 

MENSAJES DE ARNICHES

 

MENSAJE NÚMERO 898: La obra gira alrededor de un trastorno del comportamiento perfectamente descrito por Arniches en dos escenas, es el trastorno obsesivo, un tipo de enfermo que puede pasar por ser una persona “puntillosa” y no llegar a recibir tratamiento en ningún momento de su vida. Se considera un defecto más, y como dice Casilda: “¡Claro que no hay quien no tenga algún defecto!” (Acto I, Escena II.) Pero también puede ocurrir que, con el transcurrir de los acontecimientos, este comportamiento le lleve a tomar decisiones “imprudentes”, incluso que rocen la tragedia.

 

MENSAJE NÚMERO 899: “El tiempo lo deja usté correr, y corre; y corre y no vuelve, porque es un pillo que siempre va huyendo del daño que hace; y los días que perdamos de felicidá por si a este no le gusta o el otro se va a enfadar, perdidos estarán.” Arniches nos está diciendo: Carpe diem (Aprovecha el tiempo, que lo perdido ya no vuelve.)

 

MENSAJE NÚMERO 900: Un dramático personaje de Arniches nos ha lanzado las claves del cariño entre dos jóvenes: el amor se abrirá camino y vencerá a todas las dificultades y diferencias. Además Arniches nos expone que las miserias de la vida no son óbice para que la bondad prevalezca. “Yo nunca miró el reló; pero miro el corazón, que también cae a este lao.” Esa frase hace crecer al personaje de Alejo y le coloca como otro gigante de la obra para luchar de igual a igual con Pepe. “El cariño les irá haciendo iguales, que todos queremos ser iguales a los que queremos.” Esta es otra de las máximas de Arniches respecto del amor.

 

MENSAJE NÚMERO 901: La decepción que te dan los hijos al tomar decisiones que tú nunca hubieses tomado no es nueva. La idea de posesión de tus hijos es la cuna del error. No somos dioses que nos inmortalizamos en nuestros hijos. Ellos son seres humanos independientes capaces de hacer todo por su cuenta: “Todo en el mundo es posible; lo que queremos y lo que no queremos.” Casilda representa la cordura; Pepe representa la enfermedad obsesiva. No olvidemos que hasta el hombre más recto y más estricto, puede llegar a ser convencido de cambiar si se razona adecuadamente y con pruebas; el enfermo obsesivo no tratado no es capaz de cambiar.

 

MENSAJE NÚMERO 902: “¡La loca juventú! Un corazón alegre que nos trae y nos lleva, rodándonos por la vida pa que conozcamos sus males y sus bienes. Pero un día se encuentra uno otro corazón que lo para y lo atrae, y lo domina y lo guía. Y uno, que ya conoce lo malo, se para y dice: “A esto, que es lo bueno.” Y se hace un hombre de bien y se recoge y quiere a su mujer con toda su alma.” Hermosas palabras de Nieves sobre Jacinto. El poder del amor es infinito para Arniches.

 

MENSAJE NÚMERO 903: El amor de una madre por sus hijos es inquebrantable, incluso por encima del que profesa a su marido.

 

MENSAJE NÚMERO 904: Aquí tenemos un primer aviso a navegantes de cómo una educación férrea puede llevar a un comportamiento enfermizo, obsesivo, como el de Pepe.

 

MENSAJE NÚMERO 905: Impresionante diálogo de 1933, que bien podría reflejar una situación de nuestro propio tiempo: esos padres autoritarios que desdeñan las nuevas formas de educar, y que añoran las acciones severas de sus padres… Incluso, esa alarma de Rita: “¡Si pegas a tu hijo, puedes tener un disgusto con la autoridad!” Hemos perdido 100 años de evolución por el parón de la Guerra Civil.

 

MENSAJE NÚMERO 906: Arniches mete la pullita política contra las medidas soviéticas de los partidos socialistas y comunistas, en este caso contra los trabajadores que solo buscaban trabajar menos horas. Además su cliente es agrario y lo está pasando tan mal, que como se retrase mucho el comedorcito, ya no le va a poder usar.

 

MENSAJE NÚMERO 907: El trabajo debe ser hecho con voluntad, alegría y fe, nunca debe ser un sacrificio y un dolo que te amarguen la vida.

 

MENSAJE NÚMERO 908: La felicidad para Arniches es el objetivo de una vida de trabajo, “no cayendo en lo malo” aunque los caminos no sean los más rectos, está seguro que es del agrado de Dios.

 

MENSAJE NÚMERO 909: La crítica a la falta de cumplimiento de lo pactado y acordado con gremios como la zapatería, albañilería, sastres etc. Es un mal endémico en la España de entonces y en la actual.

 

MENSAJE NÚMERO 910: El buen jefe es el que se apoya en el trabajo en equipo sin atosigar a sus componentes, y además, trabaja más que ninguno dando ejemplo y sin ufanarse de ello.

 

MENSAJE NÚMERO 911: Lo estúpido del rencor, lo dañino que es y lo inútil. La esperanza y el ánimo para el esfuerzo es lo que cuenta. “Que para hacer buena a la gente, no hay que entristecerla con el recuerdo de lo que s’ha ido; hay que animarla para el esfuerzo de hoy y darla esperanzas para mirar con alegría el porvenir.”

 

MENSAJE NÚMERO 912: La fuerza del perdón frente a la intransigencia: “la vida es tolerancia, dulzura y amor, y si no comprendes, transiges y perdonas, ni vives ni dejas vivir.” Sabias palabras de Casilda que colocan la verdad en el centro de las vidas de las personas.

 

MENSAJE NÚMERO 913: El amor de Dios es el más grande de los amores: “No te apures, que más que tú es Dios y no tiene reló, porque no tiene hora. Siempre nos está esperando, y en cualquier instante que llegues, lo encuentras.”