CUIDADO CON EL AMOR.

 

QUE ES CONTAGIOSO.

 

 

Foto www.todocoleccion.net

 

Estamos en la plenitud del teatro de Arniches. Domina los tiempos de la escena, los recursos de los actores, los decorados, las entradas y salidas del escenario de cada grupo… No hablamos de actores, hablamos de grupos de influencia en la obra: éste va con éste y da la réplica a los anteriores. Te tiene entretenido con chistes y situaciones livianas, te relaja, te diviertes y, ¡zas!, sin saber cómo ha metido la primera carga de profundidad. Tras la primera, ya no puede parar y van todas seguidas como se verá en el análisis de la obra. Pertenece a su Etapa Política y Etapa Moralizante. Es su obra número 65 en solitario. Se estrena el 4 de marzo de 1933

 

FAMILIA TIPO DE ARNICHES EPISODIO NÚMERO 45.

 

              Los padres son don Servando y Alejandrina; Elisa es la hija, y está recién casada con Pepe.

 

Tenemos, en esta obra, tres matrimonios que son analizados por Arniches.

  • Don Servando y Alejandrina- Padres de Elisa
  • Elisa y Pepe- recién casados
  • Juanito y Angelita- recién casados

Dos padres viudos que se interrelacionan

  • Doña Clodomira, viuda de Aporreaga- madre de Angelita- y vecina de los Errandonea.
  • Don Juan Pedro Pérez- padre de Juanito- diputado como Servando, ambos conservadores.

 

Amigos varios que interfieren en las relaciones de los novios o recién casados según el caso

  • Concha- que tuvo un novio de Eibar
  • Luis Untilla- que bebe los vientos por Angelita
  • Moncho- compañero de juergas de Pepe.
  • Mariana Peña, madre de Laura.
  • Gonzalo- abogado

El primer acto nos muestra un gabinete muy elegante. Balcón practicable al foro en el que hablan los novios Elisa y Pepe acarameladísimos. Mobiliario adecuado, moderno y de buen gusto. Silloncitos, sofás con almohadones, “mueblecito de fumar”, otro mueble con estuches con joyas… Todo forma parte del trusó de Elisa para su boda con Pepe. Es de día.

 

La primera escena es brutal. Están Alejandrina, madre de Elisa, Concha Gómez Gallo, Dorita Gómez Gallo, Mariana Peña y Laura Peña. Comentan el trusó de Elisa. En apenas unos minutos, todas las mujeres que entran en escena opinan sobre moda utilizando hasta 15 neologismos franceses: “Trusó”, “Modelo cutó”, “Caprí”, Candé”, “Manto de Frivall”, Manto de Truvall”, “sombrero de Gormón”, “boina mistral”, “gorrita Rentoy”, “trapitos Chiflon”, “trajecito lainage”, “mancherón”, “torrade”, “mangas bufante”, “mangas empiecement”, “adornos breiswant” y “charrillont”. Te quedas aturdido y comienzan a opinar sobre joyas: “Sutuar” “Riviere”, “pendantif”, “Esmeralda en cabuchón”…

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 443.

 

(Acto I, Escena I)

 

MARIANA.- ¡La verdad es que ahora te hacen un vestido y como no seas políglota no sabes por dónde abrocharte!

 

ARNICHES Y LOS VASCOS EPISODIO NÚMERO 40

 

MARIANA.- ¡Yo también he tenido un marido muy pegajoso!

 

CONCHA.- ¡Pues el mío era de Eibar, no le digo a usted más!

 

MARIANA.- ¡Ay hija; eso ya…!

 

Nos va presentando a las dos parejas de novios que se casarán en breve. Se está celebrando una fiesta en casa de don Servando (diputado) y Alejandrina. Unos, Elisa y Pepe, unidos con una pasión indestructible,  hasta se hacen apuestas de 2.000 pts. (4.000 €) a los que los consigan separar durante la fiesta; los otros, Juanito y Angelita que llegan a romper en esa misma fiesta de lo mal que se llevan, los celos y los insultos.

 

(Acto I, Escena III.)

 

DON SERVANDO.- Y algo de convencimiento íntimo y personal (Referido al voto a favor de la Ley de Divorcio de 1932.) No porque yo no lo necesite debo negar el recurso a los que en plena juventud pueden ver su vida rota y deshecha para siempre por un matrimonio infortunado.

….

¿Usted sabe, amiga mía, lo que es la desdicha irreparable de verse en el mundo sin la esperanza de otro amor legal, si en el primero nos equivocamos definitivamente?

 

Mensaje número 889: El apoyo a la Ley de Divorcio de 1932 por don Servando es una muestra de talante de Carlos Arniches aunque lo tachasen de conservador.

 

Doña Clodomira no puede con los escándalos de su hija Angelita. En fechas pasadas la sitúan en Biarritz…

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 444.

ARNICHES Y LOS VASCOS EPISODIO NÚMERO 41

 

(Acto I, Escena III)

 

ALEJANDRINA.- Afortunadamente, no ponían el nombre. En Biarritz, tú no sabes cómo escandalizó este verano. ¡Un día la vimos tomando un baño de sol!…

 

DON SERVANDO.- ¡Y cómo lo tomaría que se nubló!… Tiene tres lunares, a nueve centímetros del quinto espacio intercostal, que son del dominio público. ¡No le digo a usted más! Y hasta les han puesto mote: “¡Athos, Portos y Aramis!”.

 

ARNICHES Y LOS VASCOS EPISODIO NÚMERO 42

 

(Acto I, Escena IV.)

 

DONCELLA.- Señores, la señora viuda de Aporreaga.

 

DON SERVANDO.- ¡Caracoles!

 

ALEJANDRINA.- ¡Clodomira aquí!… ¡Dios nos coja confesados!

 

Arniches vuelve a jugar con los apellidos vascos inventados como Aporreaga, y otros existentes, ya que Clodomira es vecina de los Errandonea.

 

Doña Clodomira viene a contarles que han encontrado a Angelita y a su novio en el Tropezón de Sotillo. Un escándalo en toda regla. Un deshonor para la familia. Ella, se quiere morir.

 

Angelita considera que Juanito, su novio, es un tonto, pero acepta casarse con tal de que le avisen 48 h antes de la fecha de la boda…

 

Don Juan es advertido de la presencia de doña Clodomira, a la que no soporta y está deseando marcharse de la casa, pero don Servando se lo impide. Le suplica que repare la afrenta que su hijo ha cometido con la hija de Clodomira llevándola a un “sitio de perdición” como el Tropezón de Sotillo, con gabinetes privados, que ambos conocen, por cierto. No cede a la boda de su hijo, Juan, con Angelita.

 

En ese momento contraatacan Alejandrina y doña Clodomira, que junto a don Servando, acogotan a don Juan Pedro. Al final accede a hablar con su hijo.

 

Angelita desprecia a Juanito y le da celos bailando con todos menos con él. Juanito se queda solo cuando todas marchan a ver a un camarero y comienza a reprocharse su amor por Angelita; se jura que no la volverá a querer, que la dejará para siempre.

 

Su padre entra en ese momento y le pregunta por la noche pasada en el Tropezón del Sotillo: fue verdad, pero la idea fue de Angelita y Juan llegó arrastrado sin poder oponerse. Angelita quería descubrir a Luisito Untilla con una casada. Luego él se quedó pagando la cuenta: 78 pts. (234 €)

 

Don Juan le pide que le jure que nunca más mirará a Angelita, que nunca se casará con ella…, y se lo jura.

 

Alejandrina llega con Angelita para reconciliarse con Juanito y lo consigue. Sellan su amor con un beso, y como les ve Clodomira, Angelita le pega una bofetada –es la costumbre- dice. Se quedan en el balcón muy acaramelados y llegan los padres. Don Juan Pedro no puede dar crédito a lo que ve. Todos celebran con gran júbilo que las dos parejas se casarán y baja el telón.

 

En el segundo acto ya se han casado las dos parejas, unos están a punto de volver de su viaje de novios, Elisa y Pepe,  y los otros, Juanito y Angelita les vienen a recibir. Es un apartamento moderno. Es de día. Luz de sol. La fronda del jardín resplandece, alegre. (Descripción de Arniches.)

 

Alejandrina, Mariana, Dorita y Laura están terminando de acomodar el departamento mientras comentan lo increíble del viaje por los Países Bajos. Están esperando que lleguen la pareja recién casada.

 

(Acto II, Escena I.)

 

ALEJANDRINA.- No, pero mira: lo mismo hubiera sido que hubiesen recorrido la calle de Hermosilla, porque se aman tanto, que su abstracción de cuanto les rodea es absoluta. ¡Ya ves, en San Sebastián les cayó la lotería, y no la cobraron!

 

Arniches dibuja un hotel tan moderno con adminículos de ciencia ficción que aún hoy en día no se dan, y han pasado 100 años.

 

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 160.

(Acto II, Escena II.)

 

LAURA.- ¿Ha visto usted el cuarto de fumar?

 

DON JUAN PEDRO.- Un encanto. Todos los sillones son mecedoras, tienen cigarrera, y cuando sacas un pitillo, automáticamente, se enciende un encendedor y prende el cigarro; luego hay un muellecito monísimo, que acciona al compás del mecimiento, y pones el cigarro así, y te quita la ceniza, y luego te recoge la colilla, ¡y la dispara a la escupidera con un tino!… Vamos, una monada.

 

DORITA.- ¿Y la percha eléctrica del recibimiento?

 

DON JUAN PEDRO.- ¡Huy, me ha encantado! ¡Eso de que cuelgue uno el sombrero y se lo cepillen y todo, es asombroso!… ¡Pues y el paragüero gramofónico, que si no lo coges te dice cuando te vas: “¡Que de se deja usté el paraguas!”

 

Nada, excepto la sala para fumadores, ha llegado a hacerse realidad, y lo del aviso del paragüero…, ¡eso no estaría nada mal!

 

Cuenta don Juan Pedro cómo el viaje con la pareja de recién casados ha sido un infierno, pero que su hijo le ha tomado cariño a doña Clodomira y Angelita es más que una hija para él. Un caso digno de salir en la revista ESTAMPA, cuya portada hemos puesto al inicio del capítulo. Estuvo en circulación entre 1928 y 1938.

 

Llega doña Clodomira y saluda afectuosa a todos menos don Juan Pedro, al que le espeta un ¡Hola! con odio. Lo mismo le contesta él.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 445.

ARNICHES Y LOS VASCOS EPISODIO NÚMERO 43

 

(Acto II, Escena III.)

 

DOÑA CLODOVIRA.- ¡Huy, qué hola, como para ahogarme!

 

DON JUAN PEDRO.- ¿Ahogarte?… (Aparte.) ¡Ay, si yo fuera el Cantábrico, y te cogiera un día de resaca!…

 

Juanito viene con Clodomira y no saben nada de Angelita. Todos son evasivas. Además traen la noticia del retraso de 3h del tren que trae a Pepe y a Elisa. Todo falso. Angelita se presenta rodeada de jóvenes: Luisito y Moncho. Ella está radiante y bella. Juanito se va carcomiendo de celos…

 

Llega Elisa y es recibida con abrazos y gritos de felicidad. Se abraza a su madre un tiempo ligeramente excesivo, mostrando emoción. Don Servando, que viene con unas maletas, responde con evasivas. Pepe no está.

 

Alejandrina nota algo raro…, -¡un no sé qué!…- dice.  Llega Pepe, saluda y se va para acomodar los baúles de Concha, ¡que ha hecho el viaje de novios con ellos!

 

Pepe, nada más llegar del viaje con Elisa, desea irse con Luisito y Moncho.

 

(Acto II, Escena IV)

 

PEPE.- Chicos, la verdad, yo ya sentía la nostalgia de mi tierra, de mis amigos, del café… El deseo de hablar mal de alguien, de renegar de todo… de pedir la dimisión del Gobierno… ¡vamos, de todas esas cosas tan madrileñas!…

 

MONCHO.- ¡Tan nacionales!

 

Mensaje número 890: “Echaba de menos esas cosas tan madrileñas, tan nacionales, como pedir la dimisión del gobierno, hablar mal de alguien, renegar de todo…” Arniches nos presenta el costumbrismo de su época.

 

              Ahora viene una conversación de Elisa con sus padres en la que les cuenta las desavenencias con su esposo después de 3 meses de viaje de novios los dos solos… más Concha, claro.

 

(Acto II, Escena VIII)

 

ELISA.- Sí, sí, mamá…, lo mismo. Pero, vaya, hay que hacerse cargo que la vida íntima, la vida de todos los momentos, tiene exigencias y realidades que les quitan  poesía a esos sueños locos de amor sin nubes… No es lo mismo hablar con el novio que discutir con el marido. Cuando discutes con el novio, cedes siempre, porque, si acaba de llegar, no quieres que esté contrariado, y si va a marcharse, no quieres que se lleve una mala impresión. Pero cuando es el marido, como se va a quedar en casa, prefieres que tu razón prevalezca, por si acaso. Y claro, esto ya les da a las discusiones un carácter menos amable.

 

Mensaje número 891: La importancia de un noviazgo sincero, donde las preferencias de cada uno se pongan en claro, los sentimientos sean nítidos y las ideas bien explicadas, para evitar después esas discusiones estando ya casados.

 

Además, Elisa cuenta, cómo Concha ha estado haciendo coincidir su viaje por Europa con el viaje y los hoteles de la pareja, algo que le ha sentado muy mal y que Pepe no comprende.

 

Juanito se revela contra el libertinaje de Angelita y monta un escándalo considerable. Defiende que es bueno pero no idiota. Entra en bucle y comienza el histerismo. Angelita lo llama cursi.

 

DISCURSOS DE ARNICHES NÚMERO 28.

 

(Acto II, Escena IX.)

 

DON JUAN PEDRO.- (Con amargura y entereza.) Tal vez cursi, sí; puede que tengas razón. Pero muchas veces he visto a mi pobre hijo, ante tus ligerezas, quitarse disimuladamente de los ojos una lágrima… ¡Una lágrima pasada de moda, pero una lágrima!… Y he pensado que si en el cariño que te tiene la elegancia se midiera por la grandeza y la profundidad, no habría elegancia que superara la de su corazón…, ¡tan dolorido y tan cursi!

 

ANGELITA.- Perdone usted…

 

DON JUAN PEDRO.- No hace falta. ¡Yo, como le quiero con amor enternecido y grande, voy a consolarlo!… ¡Yo también soy cursi!

 

Llega Concha por sus baúles y se encuentra con don Servando y Alejandrina que le insisten en que no vuelva a buscar a Pepe, que lo del viaje estuvo mal y que les deje solos a la pareja.

 

El final del segundo acto es una bronca monumental en la que Pepe, con razón, pide a los padres de Elisa que no interfieran en su matrimonio, y los echa de su casa:

 

(Acto II, Escena XII)

 

PEPE.- Pues quiero decir que la felicidad de nuestro matrimonio es cosa de mi mujer y mía exclusivamente. Ya cuidaremos nosotros de ella, sin injerencias de nadie.

 

Mensaje número 892: La felicidad del matrimonio es cosa del matrimonio, no precisa de injerencias de padres ni de suegros.

 

Al verse fuera, la madre de Elisa, Alejandrina, pide perdón entre llantos y dice otra verdad irrefutable:

 

ALEJANDRINA.- ¡Perdón, hijo mío! Inconveniencias, arbitrariedades, excesos, todo ha sido hecho por vuestro bien; sin sombra de egoísmo, injusticia ni rencor. Nuestra casa es vuestra. Las puertas de las casas de los padres no se cierran a los hijos, ni aún para que vayan a ellas a continuar con sus ofensas. Nuestra casa es tuya. Ven cuando quieras a seguir ofendiéndonos, si no has terminado. ¡Perdón y adiós!

 

Mensaje número 893: “Las casas de los padres están siempre abiertas a los hijos, pueden  venir cuando quieran.” ¡Qué dolor más desgarrador con el que se despiden estos padres! Pero no sólo dice que podrán venir, sino que podrán venir a seguir ofendiéndoles cuando quieran si no han terminado aún. Carlos Arniches, el gran patriarca, supo amar a los suyos aunque no los comprendiera; supo perdonarles, y supo aceptar sus críticas. Nunca lo olvidaremos.

 

               Pero el acto no termina aún. Arniches quiere dar una carga más de profundidad y deja a los recién casados frente a frente, con la verdad desnuda ante ellos en boca de Elisa.

 

(Acto II, Escena XIII)

 

ELISA.- Recuerda que desde el primer día de nuestro matrimonio no te oí más que “yo quiero”, “yo lo he dispuesto”, “es mi voluntad”. Y en cambio, mis deseos eran “absurdos”; mis gustos “necios”, mis pensamientos “pueriles”…, y así pudo llegar hasta nosotros Concha, que te atrajo y te perturbó.

 

Mensaje número 894: No se puede actuar en el matrimonio como si uno “poseyera” al otro. No hay pertenencia. Hay entrega mutua.

 

Por si la temperatura del final del segundo acto no hubiera subido bastante, Arniches mete una pelea descomunal entre Juanito y Luisito Urdilla al que quiere estrangular por estar hablando con Angelita. Puñetazos, patadas, insultos…

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 446.

 

(Acto II, Escena XVI.)

 

DON JUAN PEDRO.- No lo mates, hijo… (Los separa.) Que te harían pagar como si fuera una persona.

 

Luisito huye. Juanito coge el mando de la situación, quita el tabaco y el whisky de su casa y ordena a todo el mundo a no regañar incluido don Juan Pedro y doña Clodomira que no se soportaban, y baja el telón.

 

En el tercer acto se ve la misma decoración del segundo. Es de día. Una doncella y un criado están quitando todos los adornos de la casa, y comentan lo mal que se llevan Pepe y Elisa con lo que ellos habían sido… Llegan don Servando y don Juan Pedro. Don Servando, dominado por una fuerte excitación nerviosa, pasea de un lado a otro de la habitación durante toda la escena, e instintivamente, y sin darse cuenta, cambia de lugar las figuritas de las mesas, los almohadones y taburetes, en un prurito febril e incoercible. (Descripción de Arniches.)

 

              Don Servando comenta que Alejandrina se niega a que Elisa firme la demanda de divorcio, que es algo imprescindible pues Pepe y Concha han huido a Buenos Aires.

Monumento a los Chisperos y Saineteros de Madrid. www.wikipedia.org

 

El monumento fue inaugurado originalmente en la Glorieta de San Vicente el 23 de junio de 1913, con la asistencia de la Infanta Isabel, en representación del rey Alfonso XII, y el alcalde de Madrid, Eduardo Vicenti, entre otras personalidades. Dos años después fue trasladado al parque de la Dehesa de Arganzuela donde permaneció hasta su traslado a su actual ubicación, en 1933, en la Plaza de los Chisperos de Chamberí, en la confluencia de las calles Luchana, Manuel Silvela y Francisco de Rojas Según su placa, «corona el monumento un grupo formado por chispero, manola y una pareja típica del Madrid castizo del siglo XIX», debajo del cual están los bustos de Ramón de la Cruz, Chueca, Ricardo de la Vega y Barbieri y los bajorrelieves del monumento escenifican obras del género. (94)

 

Don Servando ha cambiado tanto el jarrón de sitio que don Juan Pedro le dice:

 

(Acto III, Escena II.)

 

DON JUAN PEDRO.- Cálmate, Servando, te lo suplico, y cesa el bibeloteo, porque este jarroncito ha estado ya en más sitios que el monumento a los Chisperos.

Bibelot es un jarroncillo o figura pequeña de decoración. Bibeloteo no existe. Sólo vive en el Universo Arniches, y está bien.

 

El abogado Gonzalo Garrido llega y cuenta al oído a don Juan Pedro todos los avances en el caso de la demanda de divorcio. Marian, Laura y Dorita que habían pasado a “cotillear”, hacen esfuerzos heroicos por ver si oyen algo, inclinándose y agudizando el oído. Ni nosotros ni ellas nos enteramos de nada.

 

(Acto III, Escena IV.)

 

GONZALO.- En efecto. Ahora que yo…, como fue del cuarto piso… ¡Sí, sí, cinco…, los cinco brillantes!… (En voz baja.)

 

DON JUAN PEDRO.- Hombre, claro; eso es ya la desolación…

 

GONZALO.- ¿De modo que a usted le parece…? (Voz baja.)

 

              Cuando se marcha Gonzalo le piden explicaciones a Juan Pedro, y éste se las da haciendo referencia a los artículos del Derecho Romano en latín…, vamos que siguen sin enterarse de nada.

 

Cuando ellas se van sin entender nada, llega doña Clodomira. Don Juan Pedro la saluda afectuoso. Se quedan solos y se comportan muy “acaramelados”. ¡Y estos se odiaban hace solo una acto!

 

Alejandrina saluda a Clodomira y don Juan Pedro se va con el abogado. Hablan de lo bien que está el matrimonio de Juanito y Angelita desde la paliza que le dio a Luisito. La voz de mando y la autoridad reconocida que se había granjeado Juanito había puesto en orden su matrimonio.

 

Juanito les ha obligado a tratarse con cariño, y de tanto tratarse bien ahora se buscan el uno al otro.

 

(Acto III, Escena V)

 

DOÑA CLODOMIRA.- Pues sí, hija, te lo digo. Nos hemos contagiado de los chicos, sin duda. Y es que yo creo al lado de los que se quieren, como se pone ese letrero de “Cuidado con la pintura” cuando se pinta algo, habría que poner otro que dijera: “Cuidado con el amor”…, ¡porque si no te impregnas!

 

Mensaje número 895: ¡Cuidado con el amor que es contagioso! Arniches confirma este título con la atracción que sienten dos personajes antagónicos al inicio de la obra. ¿Es posible ese cambio? ¿Ejerce el amor de otros alguna influencia sobre los que lo rodean? Arniches pensaba que sí, que el amor infunde amor en los demás.

 

Cuando llegan Juanito y Angelita relatan cómo han tenido que pasar por comisaría, debido a que él le había roto el labio de un puñetazo a un albañil que le había lanzado un piropo a Angelita. Juanito reconoce que su amor es verdadero y que se ha hecho heroico.

 

(Acto III, Escena VI.)

 

JUANITO.- Porque cuando el amor es verdadero, se hace heroico y fuerte, y el que se reía, se enternece, y el que lo despreciaba, lo admira, y el que lo burlaba, lo teme…

ANGELITA.- Y el alma que lo inspira se siente al fin poseída de él, y ya no puede prescindir de él, porque por él se cree protegida y amparada y con aliento para vivir y esperar.

 

Mensaje número 896: El amor verdadero se hace heroico y fuerte y el alma que lo inspira se siente poseída por él, y ya no puede prescindir de él, porque por él se cree protegida y amparada y con aliento para vivir y esperar.

 

Juanito y Angelita estaban tan tiernos que los tienen que sacar al jardín. Elisa y Gonzalo explican sus logros legales en la demanda de divorcio.

 

(Acto III, Escena VII)

 

ELISA.- Todo es menos inmoral que la indignidad. Piensa, mamá, que aceptar en el matrimonio un “modus vivendi” de apariencia decorosa y apacible, con los corazones desunidos, buscando cada uno la felicidad por caminos indecorosos y con una tácita e inconfesa tolerancia, es una situación ignominiosa en la que ya no pueden vivir más que las almas ruines.

….

¿Qué importa el comentario injurioso de los maldicientes, que dura un día, ante el bien apetecido de una vida noble, que lícitamente busca su redención?…

 

GONZALO.- Dios es más misericordioso que intransigente, y no querrá ver a las almas hundidas en abismos de los que sólo pueden salir asiéndose a la maleza.

 

Mensaje número 897: Arniches, un hombre conservador, que declara públicamente en una entrevista, que nunca hará uso de la ley del divorcio (93), da su apoyo en ese caso, como sistema que permita a cada uno poder realizar su vida sin tener que aparentar y mentir: “Todo es menos inmoral que la indignidad. Piensa, mamá, que aceptar en el matrimonio un “modus vivendi” de apariencia decorosa y apacible, con los corazones desunidos, buscando cada uno la felicidad por caminos indecorosos y con una tácita e inconfesa tolerancia, es una situación ignominiosa en la que ya no pueden vivir más que las almas ruines.”

 

La madre, transige. Se tramita el divorcio. Abandonan la casa todos juntos pero… Doña Clodomira y Don Juan Pedro…, anuncian que se van a casar…, porque el amor es contagioso. Juanito y Angelita, además, esperan un hijo, ¡que podría llegar a jugar con su tío si su padre y doña Clodomira tuviesen otro bebe! Y entre las risas se va bajando el telón

 

MENSAJES DE ARNICHES

 

MENSAJE NÚMERO 889: El apoyo a la Ley de Divorcio de 1932 por don Servando es una muestra de talante de Carlos Arniches aunque lo tachasen de conservador.

 

MENSAJE NÚMERO 890: “Echaba de menos esas cosas tan madrileñas, tan nacionales, como hablar del gobierno, hablar mal de alguien, renegar de todo…” Arniches nos presenta el costumbrismo de su época.

 

MENSAJE NÚMERO 891: La importancia de un noviazgo sincero, donde las preferencias de cada uno se pongan en claro, los sentimientos sean nítidos y las ideas bien explicadas, para evitar después esas discusiones estando ya casados.

 

MENSAJE NÚMERO 892: La felicidad del matrimonio es cosa del matrimonio, no precisa de injerencias de padres ni de suegros.

 

MENSAJE NÚMERO 893: “Las casas de los padres están siempre abiertas a los hijos, pueden  venir cuando quieran.” ¡Qué dolor más desgarrador con el que se despiden estos padres! Pero no sólo dice que podrán venir, sino que podrán venir a seguir ofendiéndoles cuando quieran si no han terminado aún. Carlos Arniches, el gran patriarca, supo amar a los suyos aunque no los comprendiera; supo perdonarles, y supo aceptar sus críticas. Nunca lo olvidaremos.

 

MENSAJE NÚMERO 894: No se puede actuar en el matrimonio como si uno “poseyera” al otro. No hay pertenencia. Hay entrega mutua.

 

MENSAJE NÚMERO 895: ¡Cuidado con el amor que es contagioso! Arniches confirma este título con la atracción que sienten dos personajes antagónicos al inicio de la obra. ¿Es posible ese cambio? ¿Ejerce el amor de otros alguna influencia sobre los que lo rodean? Arniches pensaba que sí, que el amor infunde amor en los demás.

 

MENSAJE NÚMERO 896: El amor verdadero se hace heroico y fuerte y el alma que lo inspira se siente poseída por él, y ya no puede prescindir de él, porque por él se cree protegida y amparada y con aliento para vivir y esperar.

 

 

MENSAJE NÚMERO 897: Arniches, un hombre conservador, que declara públicamente en una entrevista, que nunca hará uso de la ley del divorcio (93), da su apoyo en ese caso, como sistema que permita a cada uno poder realizar su vida sin tener que aparentar y mentir: “Todo es menos inmoral que la indignidad. Piensa, mamá, que aceptar en el matrimonio un “modus vivendi” de apariencia decorosa y apacible, con los corazones desunidos, buscando cada uno la felicidad por caminos indecorosos y con una tácita e inconfesa tolerancia, es una situación ignominiosa en la que ya no pueden vivir más que las almas ruines.”

 

Vemos a Juanito (Jesús Valero), don Juan (Pepe Isbert), Angelita (Isabelita Garcés) y a doña Clodomira (María Bru.) en una escena de la obra. Foto de Zegrí.- 1933

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