PECCATA MUNDI

 

O

 

LA DIGNIDAD POR EL TRABAJO.

 

No se editó. Pertenece a su Etapa Moralizante. Tenemos los datos de la Tesis de María Victoria Sotomayor (154)

 

Género.- Revista

Autores— Carlos Arniches y Antonio Estremera. Música: Jacinto Guerrero.

Estreno.- 29 de mayo, 1934.

Teatro.- Martín.

Compañía.- Del Martín: Sras. T. de Jarque, del Castillo, Fenor y Cerrillo; Sres. Bretaño, Bori, Heredia y Portes.

Ediciones.- No se editó.

Reseñas críticas.— Heraldo de Madrid, 29 de mayo,

1934.Entrevista previa de C.S.

Heraldo de Madrid, 30 de mayo, 1934. Carlos Sampelayo.

La Voz, 30 de mayo, 1934. B.

 

CRÍTICA DEL HERALDO DE MADRID DE 30 DE MAYO DE 1934.

 

              Arniches no se ha esforzado mucho en el intento de conseguir una revista. Sin duda ha desdeñado el género, que tantas posibilidades tiene para el autor inteligente, y se ha desentendido en su calidad de autor por estimar que la realización no valía la pena. Pero el padre del sainete tuvo sin embargo la comezón del género. ¿Por qué entonces esa dejación que se advierte en algunos pasajes de “Peccata Mundi”? Claro que al hablar de Arniches me refiero también a su colaborador, Antonio Estremera, que tantos éxitos ha conseguido con el maestro y tan merecidos.

 

Entiendo que no hay desdoro en los autores de primera fila al escribir para este género, más difícil que todos, y por lo tanto más digno de atención y perfeccionamiento.  El día que se llegue a perfeccionarlo resultará un teatro divertidísimo y capaz para alcanzar la gloria artística. Y ése, el perfeccionamiento, está en la mano de los autores hechos, de los maestros de hacer teatro.

 

Sin embargo, el éxito fue completo y definitivo, tanto en el libro como en la música de “Peccata Mundi”. Quizá un poco más en la música. Guerrero sigue conservando su personalidad de melodista rítmico y fraseador fácil y elegante, pese a sus detractores-esos tres o cuatro detractores que se encuentran siempre en los caminos del éxito-y que a él le sirven para producir reacciones de adhesión y fervor. Anoche, en la batalla de que salió victorioso, yo recordé el fanatismo guerreriano de “ciega Lucía”. Si ella hubiera estado dentro, a buen seguro que habría echado a palos a los cuatro alborotadores que se oponían a la tercera repetición del número de Tina de Jarque. Y tenía razón el público en su fallo, porque el que no le guste un número a un señor o dos no quiere decir que no sea el más original y conseguido de la revista. Además de éste, denominado “de la ingenuidad”, tiene la obra otro número vivísimo, el de la vedette debutante Margarita del Castillo con el actor Heredia; no se ha reparado en el efecto contrario a la gracia que produce el emparejamiento de la grotesca caracterización del hombre con la belleza espléndida de la mujer.

 

La mujer, Margarita del Castillo, triunfó plenamente como se suele decir. Tiene condiciones de sobra para triunfar en Madrid en este género: juventud, audacia, rostro y cuerpo, un cuerpo sobrenatural a fuerza de ser espléndido. Ella sabe lucirlo bien. No me extrañaría nada que esta señorita fuera un sucesora indiscutible de Celia Gámez. Posee, como ésta, todas las “cualidades” artísticas suficientes.

 

Sara Fenor continúa en esta revista, como en todas, su serie de triunfos. Cuando se tiene una cara excitante como la suya es muy difícil el fracaso.

 

Otro tanto de se podría decir de Tina de Jarque, sólo que aumentado en una personalidad de trabajo, que antes he llamado “de la batalla”. El “savoir mouvoir” de Tina se acerca más al internacionalismo. En cambio, el de la Fenor está más dentro de lo celtíbero. Las cosas, como son. ¿No les parece a ustedes?

 

Pero Martín es rico en figuras, como la galería escultórica del Museo de Florencia. Me refiero en este momento a ese conato de vestal que es Sarita Rivera, luminosa de formas y de fondos, ya que su temperamento de escenarios frívolos es como una revelación constante al espectador. Esta impresionante mujer va ganado día por día adeptos y admiradores y aprendiendo con aplicación el arte de decir. Todo ello, unido a su elegancia, harán una vedette hecha y derecha, de esas que gustan a nuestros públicos.

 

Beatriz Cerrillo alcanzó un éxito más; como en todo el elenco femenino, y en el género, en suma, domina la belleza sobre el arte de interpretar. La Cerrillo, que es actriz consumada, es la que mejor sabe dominar la réplica y el diálogo. Además es guapa, condición esencialísima para valorar el conjunto.

 

La pundonorosa bailarina América Fuentes, a quien el público premió con una ovación por haberse equivocado contra su voluntad, tiene una figura simpática y una afición sin límites, como lo prueba el espectáculo sentimental de sus lágrimas, enjugadas en aplausos.

 

La señorita Arquero posee una voz magnífica. Y Amparito Perucho, Encarnación Soldevilla, Aúrea Azkarraga, Carmen Fresno y las partiquinas Miki, González y Zazo, justifican el valor adquisitivo de la entrada.

 

En el elemento masculino fue Bretaño quien se llevó, no la palma, sino las palmas del éxito. Tiene este actor la virtud de hacer reír en cuanto sale a escena. Sus recursos cómicos son infinitos y causa admiración en él, que no ncesita trucos para producir este efecto. ¡Con decirles a ustedes que donde más hace reír es un número de “mala sombra”!

 

Bori y Heredia le secundaron graciosamente, sobre todo el primero en algunos momentos de su caracterización de Lucifer. Muy bien Emilio Portes, trasladado a este género desde el de verso dramático con buen acierto. Y Stern, Corcuera y el balarín Porta.

 

CARLOS SAMPELAYO.

 

              En la crítica de LA VOZ, nos hablan de que la obra contiene una moraleja: se condena al ocioso y se exlata el trabajo. Firmado B.

 

MENSAJES DE ARNICHES

 

MENSAJE NÚMERO 955: Arniches aprovecha la revista para condenar al ocioso y exaltar el trabajo.