CHÉ, CUIDAME A ESA LOCA

 

O

 

LA REGENERACIÓN POR LA HONESTIDAD.

 

 

Obra escrita en solitario número 83. Se pensaba que estaba escrita junto a Julio F. Escobar, autor dramático que sentía una gran admiración por Carlos Arniches, era su maestro, y su amistad se fortaleció durante los tres años que pasó Carlos Arniches en Argentina. Incluimos esta obra en su Etapa Moralizante.

 

Es posible que Julio F. Escobar tuviese algunos comentarios concretos, pero la obra aparece escrita a máquina y corregida por su puño y letra en la Fundación Mediterráneo, la Llum de Alicante.

 

Fue estrenada el 30 de marzo de 1939 en el Teatro París de Buenos Aires por la compañía Arata.

 

Terminó de escribir la obra en París, en enero de 1939, en la visita que hizo a sus hijos y nietos exilados. Allí vivían Eduardo Ugarte y Pilar Arniches con sus hijos Eduardo y Beatriz, y por otro lado Pepe Bergamín y Rosario Arniches con sus hijos Pepe, Teresa y Fernando. Contamos todos los gastos que tuvo en este viaje en el libro “Los Pilares de Arniches”.

 

En el primer acto vemos un escritorio amueblado con sencilla elegancia, en el consultorio del Dr. Piran, especialista neurólogo. Una puerta da al vestíbulo donde esperan los enfermos. Otra a las habitaciones particulares y otra, a la calle. El secretario del doctor, señor López, revisa unos libros cuando se levanta el telón.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 486.

 

(Acto I, Escena I.)

 

LÓPEZ.- (Sacando cuentas.) De ocho a quince, van siete, y llevo una, y llevo una… y llevo una tarde, que no sale un saldo a nuestro favor, ni a empujones.

 

Llaman de la peletería informando que Dolly, la amante del doctor se llevó un zorro de 400 pesos. La siguiente llamada informa que la misma señorita ha adquirido un collar de agua marina con brillantes de 500 pesos de la Joyería el Rubí.

 

ARNICHES Y LOS MÉDICOS

 

              En el capítulo de Arniches y los médicos esta obra resulta capital. Cuando se le pregunta al paciente, don Isaac Pebeco, cuál es su dolencia, responde: “Neuralgias intercostales, de origen cardio-hepático, complicadas con albuminuria interferente, a consecuencia de una gastroenteritis idiopática.”

Resulta que el tal Isaac era un ladronzuelo, y cuando va a recoger sus informes, “recoge también el cenicero de plata, el reloj de la mesa, la Venus desnuda…”

 

Tras echarle aparece Raúl San Pedro, que es un tipo de seminarista infeliz y atontado. Tiene una carta. Es una recomendación del amigo del doctor, un tal Sagastizabal, para que le de empleo de lo que sea. Le mandan esperar en el vestíbulo.

 

López coge de nuevo el teléfono, es el señor Rovinisky, paciente a domicilio del Dr. Piran, que solicita que no vuelva más el doctor.

(Acto I, Escena III.)

 

LÓPEZ.- Ya lo ha oído usté.

 

DOCTOR PIRAN.- ¡Tenía tres enfermos y se me despide el único que pagaba!

 

LÓPEZ.- Sí que vamos bien.

 

DOCTOR PIRAN.- ¡Qué ingratitud! ¡Con lo que yo he cuidado a ese hombre, para que no se pusiera bueno!… ¡Y ahora!… ¡No sirve esmerarse!

 

Mensaje número 1053: Arniches, entre bromas y veras, nos destaca las dos características de los malos médicos de su época: el dinero y el mantenimiento de la enfermedad: “¡Con lo que yo he cuidado a ese hombre, para que no se pusiera bueno!” Palabras del nefasto Dr. Piran.

 

López pone en conocimiento del doctor las intenciones de Dolly de venir a pedir más dinero: ¡1.000 pesos! El doctor conviene en que tiene que acabar con esa relación… pero no puede. Sabe que es un necio, un mentecato, que ella es una histérica…, ¡y que además tiene revólver y muy buena puntería!

 

También le alerta del riesgo que corre si la familia de su mujer se entera de este lío.

 

Llama Venancio, capataz de la Estancia. Le comunica que se ha gastado el dinero de los arrendamientos y el obtenido por vender 60 vacas. Se lo ha gastado con una mujer. Se lo reprocha enérgicamente, y le dice que ¡el que no sabe resistir las exigencias de una mujer no es hombre!

 

Venancio, aterrado de que le pegue un tiro, promete trabajar duro y devolvérselo. Se marcha llorando y dándole las gracias.

 

Llega Dolly y caza escapándose al doctor Piran, incluso le amenaza con pegarle un tiro si se mueve…

 

Resulta que Dolly se divorció de su tercer marido cuando conoció al doctor, y éste le prometió todo tipo de distracciones, bailes, cines, teatros…

 

ARNICHES Y LOS VASCOS EPISODIO NÚMERO 50

 

En este caso quiere ir a un espectáculo llamado Troika y titulado en ruso: Gero chuflic alenkaruf nik arter maquer, en el que no hay ninguna palabra en ruso, pero sí dos en euskera: Gero; nik.

 

Justo al marcharse Dolly llegan su mujer, Socorro y su suegro, que también le quiere pedir 1.000 pesos a Tulio Piran. Además le cuentan las bromas pesadas que le gastan en el Club, Nolita Mijares y Alberto Lechaga, sobre que está engañándole con Doli, o Nali, o Luli, y que se gasta fortunas con ella….

 

Tulio se ríe y tranquiliza a Socorro y su padre. Otros tres miembros del club, Basterrea, Gasparini y Pozanco, han decidido espiarle y animar a los 2.000 socios a que también lo hagan, y llevarles al suegro y a Socorro al lugar donde se encuentre la pareja para que lo comprueben in situ. Tulio está cada vez más angustiado. El suegro además, ha sacado el revólver en el Club y les ha comentado que si fuera cierto algo de eso, con esa pistola liquidaría la vida de Tulio. El Dr. Piran suda. La apuesta ha subido a 10.000 pesos.

 

El temor al escándalo le impide dejar a Dolly. Si la deja y ella lo pregona, perderían los 10.000 pesos, deberían pagarlos Socorro y su padre, y después lo liquidarían. Deben pensar un truco…

 

Están sumidos en semejante tarea de pensar cuando aparece Sagastizabal; le hacen partícipe del lío en el que se encuentran y aparece Raúl Sampedro. Entonces conciben el plan para que Dolly se muestre en público con otro hombre, un hombre que no suponga ninguna amenaza para nadie, un hombre como un… seminarista, un seminarista como… ¡Raúl San Pedro!

 

Le someten a un interrogatorio profundo para cerciorarse de su honestidad, de su falta de inclinación por el sexo femenino y de poder sobre todo pecado en la tierra.

Le ofrecen el trabajo y lo celebra por los 4 santos del día: San Cuenfate, San Protasio, San Clodio y Santa Jovita.

 

Le cuentan que el trabajo consiste en acompañar a Dolly a todas partes, una mujer joven y bella y hacerse pasar por su marido.

 

Lo rechaza de plano. Le falta valor.

 

Le ofrece 1.000 pesos mensuales…, y ya pone otra cara. Los gastos se pagarán aparte…., la cara es excelente.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 487.

 

(Acto I, Escena VIII.)

 

TULIO PIRAN.- (A Sagastizabal.) Ni tampoco puedes tú olvidar, que cuando te caíste al agua, en el Tigre, y gritabas angustiado a la gente…: “¡Que no sé nadar!… ¡Que no sé nadar!! La gente te respondió: “¡Mal momento para aprender!” Y que en medio de aquél bárbaro egoísmo, me arrojé al agua para salvarte, jugándome la existencia, y te salvé.

 

Tulio le pide la novia de Sagastizabal, Paquita, para tentar a Raúl y así comprobar su honorabilidad.

 

En la novena escena entra Paquita a la que le explican la jugada y acepta. Se encuentra con Raúl y comienza el coqueteo.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 488.

 

(Acto I, Escena X.)

 

PAQUITA.- ¡Idiota!… ¡Pero de qué es este hombre!… ¡Qué desprecio!… ¡Vamos que si no mirara, le daba una cachetada!…

 

RAÚL SAN PEDRO.- Si eso ha de calmarla, aquí tiene mi mejilla.

 

PAQUITA.- ¡Imbécil! (Se la da.)

 

RAÚL SAN PEDRO.- (Va a devolvérsela y se contiene, mirando al cielo.) ¡Perdónala, Señor y perdona que no le ponga la otra mejilla, como tú ordenas, ¡pero es que da muy fuerte!

 

PAQUITA.- (Furiosa.) ¡Y no me contesta?

 

RAÚL SAN PEDRO.- No, señora. La compadezco, nada más. ¡Pobre pecadorcilla!

 

Arniches con estos chistes y con esta forma de hablar de los santurrones nos recuerda a series televisas actuales como la de “Los Simpson” en la que uno de sus personajes, el santurrón Ned Flanders, habla igual, poniendo diminutivos a todas las apreciaciones como “ofensilla”. Arniches ya lo había hecho.

 

En la siguiente escena aparecen Sagastizabal y Tulio que abrazan a Raúl por haberse resistido. Paquita, sin embargo, se siente derrotada, y promete venganza.

-¡Ese santullón será mío! –dice desespera antes de marcharse.

 

Tulio le da los primeros 1.000 pesos ante el alborozo de Raúl. Se baja el telón para finalizar el primer acto.

 

El segundo acto en su cuadro primero nos muestra una sala de fiestas rusa con 3 parejas: Pozanco y Lulú; Aidé con Gasparini y Cholita con Basterrea.

 

Basterrea les pone en conocimiento de la sociedad creada en el club: “Amateurs del escándalo”. El objetivo de esta sociedad es ganar la apuesta de 10.000 pesos al Coronel Calvete, suegro del Dr. Piran; para ello deben demostrar “in situ” la infidelidad de éste. También saben “lo del amante postizo” que le ha buscado a Dolly.

 

Esperan la llegada de Dolly y su falso amante a la sala de fiestas. Ahí estarán preparados los seis para intentar desenmascararle y ponerle en evidencia.

 

Dolly llega elegantísima, López de smoking muy elegante también y Raúl con otro smoking, pero que le sienta ridículo.

 

Dolly se siente exasperada y critica todo lo que hace Raúl, esto, como es comprensible, le pone aún más nervioso y comete más torpezas.

 

Le obliga a sonreír. Él sonríe como un necio. Finge que bromea con torpeza. Ríe alto y desagradable. Dolly le obliga a callar. Pero Raúl no puede parar de reírse, está embalado. Dolly se enfada cada vez más. Llega el camarero y le piden champán.

 

La botella Viuda de Clicot Posardín cuesta 20 pesos y él tiene sólo 18. Empieza a ponerse nervioso.

 

Le habla a Dolly de su anciana madre y llora en público. Los de la mesa de enfrente se están riendo a mandíbula batiente, él no se ofende, lo considera un mérito más a su sacrificio. Llega el momento del baile y Dolly quiere salir pero Raúl no sabe bailar.

 

Se acercan Basterrea con Lulú y Gasparini con Aidé para molestarles durante el baile, hasta que al final, dejan caer una piel de plátano y Raúl se cae. Dolly, indignada, le ayuda a levantarse y le recrimina que no abofetee a esos canallas. Raúl le recuerda las palabras del Eclesiastés: “El que te humillare, te ensalzará”. Esa es la máxima que sigue para su actitud en la vida.

 

Cuando se sientan, ella le obliga a fumar y tose estrepitosamente. Llega el camarero y le obliga a beber. Se acerca a él y le obliga a acariciarla…, el pobre Raúl no puede con todo…

 

Los de la maesa de Gasparini no paran de reírse y de guiñarle el ojo. Ella pide a Raúl una acción que la defienda, que se vea que no es una cualquiera, que está acompañada por un caballero…

 

Total, que Raúl se levanta, pide explicaciones, y le contestan que mirar no está prohibido. Se da la vuelta y se lo cuenta a Dolly. (Acto II, Cuadro I, Escena II.)

-Ya está explicado todo –le dice a Dolly.

-¡Pero si me sigue mirando!

-Porque es linda y porque no hay ley que impida mirar.

-Pero hay una ley moral que impide mirar insolentemente a la mujer de otro.

 

Mensaje número 1054: Arniches distingue una vez más entre la ley moral y la ley de los hombres. En este caso Dolly se siente ofendida moralmente por la actitud de algunos, por sus miradas continuadas, aunque no estén transgrediendo ninguna ley. El problema es que ella misma es una transgresora, ya que está simulando un matrimonio falso, y eso sí es ir contra la ley moral.

 

Entonces, Raúl se levanta de nuevo y se acerca a la mesa de Gasparini. Vuelve, y al igual que antes le dice que está todo explicado. Es cierto que le han llamado desgraciado, pero en un país democrático, la opinión debe ser aceptada. La siguiente acción de Gasparini es tirarle pan con grasa y mancharle primero a él y después a Dolly. Ahora sí. Se levanta y llama al camarero preguntando si tienen servicio médico de urgencias.

 

Se dirige a Gasparini y le avisa de que debe castigarle duramente. Las risotadas se oyen en toda la sala. Le arrea un bofetón, que Gasparini sale rodando por el piso; Basterrea recibe otro puñetazo; Pozanco, que iba a atacar con una botella es también desarmado y golpeado; el camarero que venía a poner orden recibe otro…

 

Resuelto el tema, se dirige a Dolly, la coge del brazo y sale del local exigiendo a todos los caballeros que se descubran ante la dama.

-Y ahora usté sale conmigo restituida su dignidad por un caballero cristiano, y el que no abra paso, con el más vivo dolor, tendré que cachetearlo. Camine, señora. ¡Y usté se descubre… y usté también…! -les tira el sombrero a los que están cubiertos-. ¡Y que Dios les alivie y les haga unos santos, porque sinvergüenzas ya lo son! ¡Árnica y agua bendita! ¡Santas y buenas noches! –saluda y desaparece del brazo de Dolly.

 

Se baja el telón. Fin del cuadro primero del segundo acto.

 

El segundo cuadro nos muestra el living room de la casa de Dolly. Es un lugar muy elegante. Es de día. Dolly, con un deshebillé elegante y sugestivo, tumbada en un sofá en una pose incitante, fuma indolentemente. Raúl San Pedro lleva traje de casa. Pasea agitado. Mascullando palabras, como si rezara. De vez en cuando, y con disimulo, se hace la señal de la cruz y levanta los ojos al cielo. (Descripción de Arniches.)

 

              Raúl habla de que se va a condenar, que va a ir al infierno. Relata que estando en el sopor del primer sueño notó un beso en los labios. Dolly jura que ella no fue. Comienzan a sospechar de Rosa, la mucama, así que cuando entra con el desayuno le pregunta directamente. (Acto II, Cuadro II, Escena II.)

-¿Ha dormido bien esta noche pasada?

-¡Ay, en un sueño, señorita! –responde Rosa encantada,

-¿No le ocurrió levantarse?

-No, ¡qué esperanza!

-¿Usted no sueña? –pregunta escamada Dolly.

-Siempre –responde Rosa-. La juventud, las ilusiones que se hace de día, las sueña de noche.

 

Mensaje número 1055: “Las ilusiones que se hace de día, la juventud, las sueña de noche”. El Arniches mayor, no olvida su juventud, ni la de sus personajes o personas que aparecen en sus obras. Sabe que la Juventud es soñadora, y que así forja su futuro.

 

Dolly no necesita saber más. La quiere despedir. Le quiere quitar la llave de la habitación de Raúl… Él quiere irse, pero Dolly le retiene. Rememora la noche triunfante en la que noqueó a todos los rivales, y que además, le hizo sentirse “señora”.

 

Todo Buenos Aires está enterado y aplaude la hombría de Raúl San Pedro. El doctor Tulio Piran le ha doblado la asignación.

 

Raúl tiene miedo que todo llegue a oídos del seminario y le cierren el acceso en el futuro. Dolly comienza a tutearle en el desayuno y él se pone malo, no quiere nada dulce, todo amargo, como su vida…

 

Llega el doctor Piran y abraza efusivamente a Raúl por su brillante actuación durante este tiempo. En broma le pide permiso para besar a Dolly, y ante el asombro de Dolly y Tulio, Raúl les pide que en su presencia mantengan una distancia.

-Bien, bien… Celoso en broma –dice Tulio-. No está mal. Lo cierto es que se porta usted como un caballero.

 

Elaboran el plan de la tarde: primero concierto de música de cámara a 6 pianos y después al Tabaris.

 

Hemos investigado el Cabaret Ta-Ba-Ris de Buenos Aires. También existe un Teatro Tabaris.

 

http://www.magicasruinas.com.ar/revistero/argentina/ultima-noche-cabaret-tabaris.htm

 

Resulta que Andrés Trillas, francés naturalizado Argentino, llegó con 14 años y se puso a trabajar en el Cabaret Royal Pigall como mozo. Después en el Armenonvile, cobrando 2.000 pesos mensuales en 1915. Dice que en 1925 era ya millonario y cobraba más que el Presidente. Desde 1924 regenta el Tabaris y lo tuvo que cerrar en 1961. Murió de éxito. Tenía un aforo para 500 personas.

 

Era atendido por 120 camareros. En opinión de Andrés Trillas (132), debía haber despedido a la mitad, pero no lo hacía por miedo. Por un lado la alta indemnización que debería pagarles, y por otro, el conocimiento de que harían causa común y no pararían hasta arruinar el negocio. Cosa que por otra parte ya habían comenzado desde el interior.

 

Otra de las razones para su cierre fue el de los terribles impuestos que debían abonar. Cierra el 31 de diciembre de 1961 y llevaba ya 5 años de pérdidas. Así que en 1939, cuando Arniches estrena la obra, estaba en su mayor apogeo.

 

Cuando se marcha Raúl, Tulio le pide un beso a Dolly, pero ésta dice que no. (Acto II, Cuadro II, Escena III.)

-Mientras ese hombre esté en casa, de ninguna manera.

-¡Pero qué dices?

-Aunque fingido, es mi amante, y no quiero faltarle ni en broma –dice Dolly-. Voy a serle fiel mientras dure esta farsa.

-¿Es un ensayo? – pregunta irónico el doctor Piran.

-Que estoy aprendiendo a tener vergüenza, y me es muy agradable.

-¡Eres la loca de siempre!

-Loca –le responde-, pero a lo mejor en una de estas recobro la razón. ¡Quién sabe! –Dolly abandona la escena dejando pensativo a Tulio.

-¡Pero esta mujer no parece la misma!…-exclama-. ¡Pero qué tiene este desgraciado que trastorna y perturba y saca de quicio a cuantas se le acercan?

 

Mensaje número 1056: Es curioso el devenir de la obra. Un hombre que no pretende enamorar, sólo con un comportamiento caballeroso, enamora a las mujeres que lo rodean. Es posible que la falta de ese tipo de actitudes en los hombres que conocían estas mujeres, haya sido lo que ha despertado también, el que ellas quieran ser “más decentes”. Lo bueno se contagia.

 

              Llega Sagastizabal llorando que se queda sin Paquita, que solo piensa en Raúl San Pedro. (Acto II, Cuadro II, Escena IV.)

-¡Que no hace más que llamar a ese hombre!… Que sueña y grita: “¡San Pedro, ábreme el cielo con tus llaves! ¡El cielo de tu amor!” –le dice Sagastizabal entre sollozos.

 

Lo curioso es que Sagastizabal nunca había “querido” a Paquita, pero ahora al verle enamorada de otro…, se ve que no lo puede resistir.

-¡Ay, Piran, qué brutos somos los hombres! – y añade-: ¡Se ha comprado un rosario y un libro de misa!

-¡No me digas!

-Y además ha adquirido una Kodak, y tiene ciento setenta y ocho clichés de ese hipopótamo! ¡Uno en cada azulejo del cuarto de baño!

 

Le pide que haga desaparecer a ese hombre. Pero Tulio le propone lo contrario.

-Cuando la mujer llega a estos estados de exaltación –le explica-, el único remedio, te lo dice un experto, es un hartazgo, una indigestión de amor; y tras ella viene la indiferencia. ¡Créemelo!

 

Cuando sale Dolly, se van Tulio y Sagastizabal y aparece Rosa. Le dice que tiene oculta a Paquita en su cuarto, que quiere hablar con ella. Aprovecha el momento para pedirle la llave del cuarto de Raúl. Cuando llega Paquita, ésta le confiesa su lamentable estado anímico. Le dice que nunca se había enamorado. (Acto II, Cuadro II, Escena VI.)

-Tú lo sabes –dice Paquita-. Las que enamoramos, no podemos enamorarnos.

-Sí –responde Dolly-; hay cierta incompatibilidad. Es más productivo dejarse querer, que querer.

 

Mensaje número 1057: “Es más productivo dejarse querer, que querer”. Esta frase de Dolly expresa ese mundo del amor fingido en el que se movían muchas de las mujeres que frecuentaban esos cabarets.

 

Paquita le cuenta que solo vive para recordar a Raúl. Le pide una entrevista con él. Prefiere vivir en la miseria a renunciar a él. Dolly le confiesa que también le ama. (Acto II, Cuadro II, Escena VI.)

-Yo no le quería. Yo le despreciaba, porque le tenía seguro; ¡creía que iba a jugar con él, como un gato con un ovillo!… –se lamenta Dolly

-¡Y luego no te hace caso!… ¡Como a mí! –Paquita abraza a Dolly- ¡Ay, qué desgraciadas somos!

-El otro día me desmayé para que me retuviera en sus brazos, y me dejó caer al suelo, ¡que ya verás los cardenales!

-¡Yo no quiero enseñarte los míos!… –tercia Paquita- ¡Las dos enamoradas! ¡Qué tragedia!

-¿Y qué hacemos ahora?

-O sortearlo, o partirlo por la mitad –propone Paquita-. No hay otro remedio.

-Creo que es inútil todo –asegura Dolly-. Ahora, que voy a ampliarte mi confesión, yo siento que el desprecio de ese hombre, no me produce indignación ni ira, como a ti, no; el desprecio de ese hombre, me produce un sentimiento extraño, un ansia de renovación; de no ser lo que soy, ni como soy. De ser otra… porque creo, que siendo otra, ¡tal vez no me despreciara de este modo!

 

Mensaje número 1058: “El desprecio de ese hombre, no me produce indignación ni ira, como a ti, no; el desprecio de ese hombre, me produce un sentimiento extraño, un ansia de renovación; de no ser lo que soy, ni como soy. De ser otra… porque creo, que siendo otra, ¡tal vez no me despreciara de este modo!” Estas palabras de Dolly, una mujer que se ganaba la vida buscando el mejor amante, una profesión que podemos calificar de prostitución de alto estanding, siente un cambio en su interior con la actitud honorable de este hombre. Lo mismo le pasa a la otra prostituta, Paquita, la regeneración de estas mujeres viene por el ejemplo de la vida honorable.

 

El amor de Dolly es más persuasivo, el amor de Paquita es sensual, quiere lanzarse a su cuello y llenarle de todos los besos que le niega.

 

En ese momento aparece Raúl San Pedro que tiene que salir a hacer recados y a visitar a su madre que está aprendiendo a conducir. Paquita se le enfrenta y el retrocede aterrado. Sigue acosándolo, él sigue defendiéndose. Paquita le amenaza con dedicarse a todos los vicios del mundo si no le ama, le asegura que se condenará e irá a los infiernos. Raúl reacciona ante esa amenaza, no puede consentirlo. Dolly también le declara su amor.

 

El horror se apodera de la escena. Ellas le persiguen. Él huye hacia el balcón para tirarse a la calle cuando aparece la mucama.

-¡Usted no se mata mientras yo viva en el mundo! –Rosa le estrecha entre sus brazos y Raúl San Pedro se desmaya, ocasión que aprovecha para llenarle de besos. Se baja el telón y termina el segundo acto.

 

El tercer acto sigue mostrándonos el apartamento de Dolly. Raúl intenta hacer la maleta y Tulio se lo está impidiendo con fuerza.

 

El Dr. Piran le pide que no le abandone o se verá obligado a tener que trabajar entre enfermos.

-¡Una cosa tan triste! –exclama Tulio-, y auscultando viejas y sexagenarios… ¡Ah, no, San Pedro, no! ¡Líbreme de ese martirio; de rodillas se lo pido! (Acto III, Escena I.)

 

Mensaje número 1059: Nuevamente Arniches denuncia los médicos sin vocación que sólo piensan en hacer dinero, que no tienen vocación, llega  incluso a denominar “martirio” al ejercicio de su profesión.

 

Raúl relata que Dolly ha cambiado de vida completamente, que ahora se pasa el día rezando y no hace otra cosa que ir a misa…, y que eso es una “añagaza” del demonio para hacerle pecar.

 

Llega Dolly con un vestido sencillo, con un libro de misa,  los ojos bajos y expresión mística. Además dice que si viene la mujer del doctor Piran, ella misma se lo confesará todo. Se lo ha ordenado su confesor, el padre Artola.

 

ARNICHES Y LOS VASCOS EPISODIO NÚMERO 51

 

Los personajes con nombre vasco abundan en la obra, como Basterrea, Sagastizabal y Artola.

 

Está decidida a tirarse a sus plantas y pedirle perdón. Piran se lo quiere impedir a toda costa para evitar su ruina. Le aseguran que la pisoteará y ella es feliz de que su redención comience con un martirio. En ese momento Raúl explota de felicidad porque ella se ha salvado y él también.

 

Piran sospecha que son dos hipócritas que se quieren fugar juntos, cosa que ellos niegan. Dolly sale en defensa de Raúl y el doctor les amenaza dispararles y matarles.

 

Llaman a Rosa, la mucama, que se presenta vestida con falda larga, ojos bajos y cara mística.

 

El Dr. Piran amenaza con denunciarle a los tribunales eclesiásticos por haberse prestado a pasar por amante. En ese momento de crisis para todos llega Socorro, la mujer de Tulio. Dolly dice que aún no está suficientemente entrenada en humildad para arrojarse a sus pies. Así que es el propio San Pedro quien aguanta el chorreo de Socorro.

 

Se disculpa diciendo que todo lo ha hecho por su mamaíta. Le va engatusando de tal forma con su triste historia, con su resistencia a las perversidades de las dos mujeres…, que acaba llamándola Socorrito. Ella le va admirando cada vez más. Se sientan, ella saca un cigarro y mientras fuma sigue preguntando por su vida, sus deseos, el amor, las mujeres… Socorro le explica, que Dios no nos quiere más perfectos que los ángeles, que nos quiere pequeñitos con nuestros pecados. Lo demás no es virtud, es soberbia, y alardear de ella es vanidad. (Acto III, Escena IV.)

 

Mensaje número 1060: Socorro le explica, que Dios no nos quiere más perfectos que los ángeles, que nos quiere pequeñitos con nuestros pecados. Lo demás no es virtud, es soberbia, y alardear de ella es vanidad. Arniches explica por medio de Socorro su opinión sobre estos santurrones como Raúl San Pedro.

 

Raúl se queda espantado y le da la razón a Socorrito. Queda en acudir a su casa para seguir hablando. Besa su mano al despedirse de ella y … ¡siente algo! ¡Se está enamorando!

-¡Socorro!… ¡Auxilio!… ¡Ay, mamita! ¡Mamita, no me abandones, que no sé qué he sentido al estrechar la mano de esta mujer; mano temblorosa y ardiente!… ¡Piedad, Señor. Piedad! ¡Qué haces conmigo que me haces apurar el cáliz hasta las heces?… ¿Qué heces?… digo, ¿qué haces?

 

Sagastizabal entra descompuesto y le acusa a Raúl de ser la causa de su desdicha. Le cuenta una historia terrible con Paquita, primero de vida santa, después de vida desenfrenada…, nada sirve para alcanzar el amor de Paquita.

 

Ahora llega Paquita vestida de noche, con un traje escotado y la cara con las señales de haber bebido en exceso. Se arrodilla falsamente ante él y le recrimina todo lo que le ha hecho a Dolly. Empieza a quitarse el vestido, mientras dice que quiere que la convierta, que se quiere meter monja. Sagastizabal se la lleva llorando mientras ella roba una camiseta de San Pedro como si fuera una reliquia.

 

Se van, y en la escena quinta sale Rosita que le avisa que Dolly está muy enferma y que se va esta tarde, que quiere despedirse. Raúl está excusándose cuando suena el timbre: es el coronel, el suegro de Tulio.

 

Entra como una furia y lo estrecha en sus brazos con fuerza, una y otra vez. Ahora le adora porque Socorro, su hija, ha salido feliz de su entrevista con él. Mañana está invitado a su casa a comer él y su madre. Ahora le va a dar una paliza de muerte a Tulio.

 

En la séptima escena entra Dolly que viene a despedirse. Le dice que le ama y se va. Raúl duda y le pregunta con sinceridad sobre su reconversión. Ella responde afirmativamente. Él le dice que la ama y que renunciará a su vocación sacerdotal por ella. Entra Piran que al verlo le insulta. (Acto III, Escena VIII.)

-¡Canalla! ¡Falsario! ¡Y hablaba de escrúpulos religiosos!… –le grita Piran.

-No puede el hombre contra el amor, ese impulso formidable que es fuente de vida…

 

Mensaje número 1061: “No puede el hombre contra el amor, ese impulso formidable que es fuente de vida…” Con estas palabras de Raúl, Arniches incrementa su fe en el amor y en su poder infinito. “No es amor el que se compra o se vende; no es amor el que espera todos los placeres de la vida frívola, sino aquél que sabe de todas las abnegaciones…”

              Piran insulta a Dolly, y Raúl le coge por el cuello obligándole a pedir perdón. Rosita se ofrece a sustituir a Dolly y Tulio la acepta encantado. La besa y cae el telón. Fin de la obra.

 

Hemos podido estudiar el texto escrito a manuscrito por Carlos Arniches, y nos parece que refleja mejor el cambio de actitud del seminarista frente al amor que lo que después quedó reflejado en el texto mecanografiado.

 

´

 

Cuando Doly (en el texto a mano escribe Doly y no Dolly) se despide, Raúl tiene el siguiente texto.

-¡Infeliz mujer!… ¡Dios mío, qué extraña compasión me llena el alma? ¡Todo en esta desgraciada se ha hecho sincero: lágrimas y palabras… Las palabras son calladas, las lágrimas silenciosas!… Y se va… Calle abajo… ¡allí se detiene y mira a lo alto como el que implora al cielo con una infinita esperanza!… ¡Doly!… ¡pobre Doly! ¡Dios mío, yo no sé!…  Quizá sea mi condenación eterna… o quizá… yo no sé… pero sí, sí… -Raúl abre las puertas del balcón después de la lucha con sus sentimientos ocultos y saca la mano, solo la mano, y la llama, exclamando luego fervoroso-: ¡Perdón, Dios mío! ¡Perdón! –cae abatido sobre un sofá, ocultando la cabeza entre las manos y llorando silenciosamente-.

-¿Qué? –pregunta dulcemente Doly, recién llegada. Se adivina la felicidad en sus ojos.

-No te vayas –le suplica Raúl.

-¿Pero?…-

-¿Qué más puedo decir?

-¡Raúl!

-¡Doly!

-¿Me quieres?

-Creo que desde antes de conocerte, porque el amor tiene algo de presentimiento.

-¡Un beso!

-¡No, eso no! –responde Raúl-; ¡un beso no! ¡Ciento, doscientos mil!… ¡Todos los que he dejado de darte! –Raúl besa apasionadamente a Doly.

-¡Ay, lo que me has hecho sufrir!

-¡Es que tú no sabes el trabajo que cuesta dejar de ser tonto!

Entra el doctor Piran que los ve besándose y los insulta. Doly le para los pies dejándole claro que nunca le había dicho en serio que le quería. Piran lamenta su suerte.

-¡Sinvergüenzas! Obligarme a visitar enfermos, ¡una cosa tan triste! –exclama Piran.

-Y ahora Doly –Raúl toma la palabra y le dice-: antes de cerrar la puerta, piensa que si la cierro aquí dentro no puede quedar nada más que el deber estricto, el trabajo rudo, el amor verdadero!

-¡Y la alegría de quererte! –responde Doly mientras cierra la puerta.

Rosa, que viene vestida con la ropa de Doly, pide que le abran, que su llave ya no funciona.

-¿Me hacen el favor de abrirme?

-¿Pero, no tenías una llave? –le pregunta Raúl.

-Sí. ¡Pero ya inservible!

-¡Se le han caído todos los dientes! –observa San Pedro. Se baja el telón y termina la obra.

 

Como vemos este final, mucho más melodramático fue sustituido por el otro más mundano y menos historiado. En el manuscrito, Tulio no se queda con Rosita. En el mecanografiado sí.

 

 

En fin, desconocemos el por qué de estos cambios. El texto manuscrito es escrito mientras estaba imbuido del espíritu de la navidad y rodeado de sus dos hijas queridas y sus cinco nietos, (la sexta nieta, Paloma Arniches, acababa de nacer en Bilbao, hacía poco más de tres meses), deja ver el verdadero Arniches con un mensaje nuevo sobre el amor.

 

Mensaje número 1062: “antes de cerrar la puerta, piensa que si la cierro aquí dentro no puede quedar nada más que el deber estricto, el trabajo rudo, el amor verdadero!

                            -¡Y la alegría de quererte! –responde Doly mientras cierra la puerta”. Éstas sí son las claves de Arniches y el amor.

 

MENSAJES DE ARNICHES.

 

MENSAJE NÚMERO 1053: Arniches, entre bromas y veras, nos destaca las dos características de los malos médicos de su época: el dinero y el mantenimiento de la enfermedad: “¡Con lo que yo he cuidado a ese hombre, para que no se pusiera bueno!” Palabras del nefasto Dr. Piran.

 

MENSAJE NÚMERO 1054: Arniches distingue una vez más entre la ley moral y la ley de los hombres. En este caso Dolly se siente ofendida moralmente por la actitud de algunos, por sus miradas continuadas, aunque no estén transgrediendo ninguna ley. El problema es que ella misma es una transgresora, ya que está simulando un matrimonio falso, y eso sí es ir contra la ley moral.

 

MENSAJE NÚMERO 1055: “Las ilusiones que se hace de día, la juventud, las sueña de noche”. El Arniches mayor, no olvida su juventud, ni la de sus personajes o personas que aparecen en sus obras. Sabe que la Juventud es soñadora, y que así forja su futuro.

 

MENSAJE NÚMERO 1056: Es curioso el devenir de la obra. Un hombre que no pretende enamorar, sólo con un comportamiento caballeroso, enamora a las mujeres que lo rodean. Es posible que la falta de ese tipo de actitudes en los hombres que conocían estas mujeres, haya sido lo que ha despertado también, el que ellas quieran ser “más decentes”. Lo bueno se contagia.

 

MENSAJE NÚMERO 1057: “Es más productivo dejarse querer, que querer”. Esta frase de Dolly expresa ese mundo del amor fingido en el que se movían muchas de las mujeres que frecuentaban esos cabarets.

 

MENSAJE NÚMERO 1058: “El desprecio de ese hombre, no me produce indignación ni ira, como a ti, no; el desprecio de ese hombre, me produce un sentimiento extraño, un ansia de renovación; de no ser lo que soy, ni como soy. De ser otra… porque creo, que siendo otra, ¡tal vez no me despreciara de este modo!” Estas palabras de Dolly, una mujer que se ganaba la vida buscando el mejor amante, una profesión que podemos calificar de prostitución de alto estanding, siente un cambio en su interior con la actitud honorable de este hombre. Lo mismo le pasa a la otra prostituta, Paquita, la regeneración de estas mujeres viene por el ejemplo de la vida honorable.

 

MENSAJE NÚMERO 1059: Nuevamente Arniches denuncia los médicos sin vocación que sólo piensan en hacer dinero, que no tienen vocación, llega  incluso a denominar “martirio” al ejercicio de su profesión.

 

MENSAJE NÚMERO 1060: Socorro le explica, que Dios no nos quiere más perfectos que los ángeles, que nos quiere pequeñitos con nuestros pecados. Lo demás no es virtud, es soberbia, y alardear de ella es vanidad. Arniches explica por medio de Socorro su opinión sobre estos santurrones como Raúl San Pedro.

 

MENSAJE NÚMERO 1061: “No puede el hombre contra el amor, ese impulso formidable que es fuente de vida…” Con estas palabras de Raúl, Arniches incrementa su fe en el amor y en su poder infinito.”No es amor el que se compra o se vende; no es amor el que espera todos los placeres de la vida frívola, sino aquél que sabe de todas las abnegaciones…”

 

MENSAJE NÚMERO 1062: “antes de cerrar la puerta, piensa que si la cierro aquí dentro no puede quedar nada más que el deber estricto, el trabajo rudo, el amor verdadero!

                            -¡Y la alegría de quererte! –responde Doly mientras cierra la puerta”. Éstas sí son las claves de Arniches y el amor.