DON VERDADES. LA VERDAD DEL AMOR MÁS SUBLIME.
(Archivo Familiar. Doc. Nº 148 -2)
Carlos Arniches estaba despidiéndose de la vida y dejó un texto que vamos a poder leer sobre lo que él pensaba del Sainete. Este texto viene unido en la copia manuscrita facilitada por La Llum
“Amo tanto el sainete que en estos momentos me duele en el alma ser sainetero. El sainete lo ha perdido todo, ambiente, tradición, interpartes… Muchos elementos literarios valiosos le sobrevienen cruelmente, y hasta el mismo pueblo le ha puesto en ridículo!
Solo le seguimos amando unos cuantos amigos, tres o cuatro y yo!… ¡Ojalá pudiera decirse del sainete lo que de las mujeres, que con pocos amores lucen su belleza!”
Volviendo a Don Verdades tenemos que decir que es su obra en solitario número 91. Pertenece a su Etapa Moralizante y Etapa de Crítica Social. Finaliza su escritura el 14 de abril de 1943, dos días antes de su muerte. Se estrenó el 27 de octubre de ese mismo año en el Teatro Alkázar por la compañía Redondo-León. Escribía simultáneamente varias obras como ésta y la siguiente, A mí no me quiere nadie, que dejó inconclusa. La terminó su colaborador Antonio Paso.
Esta obra gira en torno al amor y a la verdad, y sus personajes tienen diferentes reacciones respecto a ambos.
Mensaje número 1125: La potencia del amor en la vida de Arniches es infinita.
Carlos Arniches indica en su libreto que está inspirado en un “Cuento de Blancaflor”. La investigación que hemos podido realizar sobre Blancaflor, siguiendo a Pedro Correa, de la Universidad de Granada, en su libro editado por la propia Universidad de Granada en 2007, es que se trata de un personaje de una novela del siglo XIII que relata las aventuras de dos amantes: Flores y Blancaflor. Flores es cristiano y heredero del rey, por lo que Blancaflor, hija de una sierva, no es la doncella apropiada para él. Se van narrando diferentes aventuras que sufren ambos, siempre intentando salvar sus vidas, huyendo de los peligros, y asediados por el rey. Blancaflor vende flores para ganarse la vida. Al final el amor prevalece.
Pues bien, leídos las aventuras de estos dos personajes de ficción medievales, sospechamos que Don Carlos estaba en la lectura de los mismos cuando ideó una vendedora de flores (Rosita) enamorada de su príncipe (Jacinto) y asediada por el rey (Don Paulino, Don Verdades.) Es decir, no es una obra adaptada de otro autor como podría ocurrir con la obra “La estrella de Olympia”, sino que toma la idea y la traslada a su tiempo, coloca los personajes en la época actual y desarrolla un tema completamente diferente, tal y como resulta al final, en el que nos habla de la verdad, el amor y la pérdida.
Cipriano, el pastelero mantiene una amistad con Don Paulino a prueba de años, deslealtades y todas las dificultades que se le quieran presentar. Paulino y Cipriano serán siempre amigos. El amor en la amistad entre dos hombres.
Balbina, vecina de Don Paulino y enamorada de éste desde hace 12 años. El amor no correspondido. El amor eterno que resistirá todos los desplantes que don Paulino quiera hacerle.
Rosita, la jovencita rescatada por Don Paulino, representa el amor filial a toda costa. Se encuentra con Don Paulino por una casualidad, éste la protege, la acoge, la cuida y ella le corresponde, le da toda su vida, toda su presencia, su compañía y le saca adelante su puesto de Flores… Aquí tenemos dos amores, uno reconocido, el de Rosita hacia su padre, y otro que va cambiando con el paso del tiempo, el de Don Paulino hacia Rosita, primero es paterno – filial y después es amor romántico. Ese amor romántico nunca es confesado en público. Su amigo Cipriano lo descubre y él lo niega. Balbina lo descubre y él lo niega. Aparentemente se queda sin amigos. Rosita se enamora de Jacinto, un estudiante de sexto de medicina. Un amor romántico que va creciendo según pasa el tiempo, un amor incomprendido por Don Paulino.
Nora, la hija del pastelero Cipriano, que anda primero con Rosquilla (el dependiente), después con Coscolla (el poeta) y finalmente con un tercero, representa el amor ligero, sin ataduras, el amor sin futuro.
Don Paulino, el amor a la verdad, también es conocido como Don Verdades. Cuando conoce a Rosita y se enamora de ella comprende que esa dicha no va a durar para siempre, que alguien más joven se la va a llevar de su lado. El ignora esa opción hasta que llega el momento, y entonces se da cuenta de que no está preparado para su marcha. Su destrucción como persona es casi completa, él, Don Verdades, ha negado una realidad ante sus amigos, su vida ya no vale nada (Acto III, Escena XIV.). Pero antes de que todo se termine de estropear encuentra una salida digna. Realiza un acto supremo de amor hacia Rosita. Se casará con Balbina y Rosita se marchará con Jacinto feliz de ver su “padre” perfectamente cuidado y atendido. Balbina cumplirá su sueño, Cipriano recuperará a su amigo y Rosita se irá feliz a vivir su matrimonio con Jacinto.
El autor, sin embargo, decide finalizar la obra antes de que todo ese plan de la boda se lleve a cabo. Le está dando una salida airosa a Don Paulino. Justo después de las amargas frases de Don Verdades reconociendo sus dos mentiras
Propiedad de la Familia.
En el cuadro primero del primer acto vemos una plazoleta con un quiosco de flores.
Se ven en el interior del puesto estantes llenos de jarros y lebrillos, pero con escasas flores. El puesto tiene una puerta lateral de acceso que da a la escena. La tienda “El Pestiño de Oro” es una confitería en la planta baja de una casa lateral. Tiene tartas y dulces en su escaparate. Hay un puesto de periódicos a renglón seguido de la confitería que no vemos en el dibujo; venden diarios, revistas y libros de ediciones baratas. Afora la escena un telón de calle. Es de día. Un día de invierno a las diez de la mañana. Sol fuerte.
Valentina vocea la venta de periódicos: “ABC”, “Arriba”, “Ya”, “Marca”, “Dígame”, “Fotos”, “Gol”… Sale Eufrasia, cocinera arriscada, y le compra dos “Goles”.
Arniches aprovecha este primer diálogo para analizar los nombres de los periódicos de su ahora de 1943 y el de “antes”
(Acto I, Cuadro I, Escena I.)
EUFRASIA.- ¿Se ganaba más antes?
VALENTINA.- No… Ahora se gana lo mismo o más, pero te ahorras palabras… Antes tenías que pregonar: ¡“La Correspondencia de España”, “El Diario Universal”, “El Siglo Futuro”!… Y ahora con cuatro palabras pregonas cinco periódicos: ¡“Arriba”, “Gol”, “Ya”, “Dígame”, “Fotos”!
Mensaje número 1126: Arniches, atento hasta el último momento de su vida a la evolución de la prensa, nos da esta muestra del cambio de los nombres de los periódicos antes y después de la Guerra Civil. El titular de los periódicos de antes, era una frase: “La Correspondencia de España”; los de la post guerra son órdenes: “Arriba”, “Ya”.
EUFRASIA.- ¡Que ahora todo se hace más rápido!
VALENTINA.- Lo que te pasará a ti… ¡Pa sisar antes dos reales… necesitabas comprar veinte cosas…, y ahora con un cuarto kilo de judías que estraperlees te haces con dos pesetas!
Mensaje número 1127: Arniches advierte que este mundo va demasiado rápido… Aún así, él conoce todos los precios de la compra… Lo sabía todo.
La conversación con Eufrasia se entremezcla con la venta de periódicos en la que coinciden las cabeceras de los mismos con lo que iba a comentar. Todo un arte.
ARNICHES Y LOS VASCOS EPISODIO NÚMERO 53
Ven venir a Tomás Rebollo, el ciego, acompañado por Nora, que en euskera significa “¿A dónde?”. Buen nombre para una lazarillo.
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 504.
(Acto I, Cuadro I, Escena I.)
EUFRASIA.- L’avierto a usté que ese ciego es un vivales. Dice que too el sentío de la vista se le ha pasao a los dedos, y que él va tocando…
VALENTINA.- Y es verdá, porque ayer tocó y vio…, vio las estrellas. Me dijo: “Deme usté “Arriba” y me dio un pellizco abajo. Y yo le di arriba…, pero una bofetá que se le durmió el carrillo.
El ciego sale apoyado en la Nora, que es una fea de exposición (Descripción de Arniches.) Vende lotería. (Acto I, Cuadro I, Escena II.)
-¡Traigo cuarenta iguales! –vocea Tomás
-¿Tan feas como esa? –se ríe Valentina.
-¿De qué se ríen ustedes? –pregunta el ciego un poco mosqueado.
-De las treinta y nueve que le quedan –responde Eufrasia muerta de risa.
Sale Cipriano, el pastelero y padre de Nora. Como buen secundario de Arniches presenta una forma característica de comenzar las frases repitiendo el final de la de su interlocutor.
-Era por si quería hacerme el favor… -le pide el ciego.
-Nada de era por si quería hacerme el favor…, que mi hija no es ninguna lazarilla… -contesta Cipriano enfadado-. ¡Anda pa casa!
¡Hombre, señor Cipriano!…
-¡Nada de hombre señor Cipriano… Que usté es un fresco que ha entornao los ojos, ha agarrao un bastón, ha empezao a andar dando golpes en el suelo… y se sabe usté de memoria el revés de todas las vecinas!
Sale Rosquilla que ha llevado los “Pestiños” a doña Trini.
En la tercera escena una señora pregunta por el puesto de flores que, siendo las diez, aún permanece cerrado. Justo cuando se le menciona aparece don Verdades (don Paulino.) Todos hacen cola para reírse de él “por rezagao”. Don Verdades es hombre menudo, de cara inteligente, seria y simpática, pero de aspecto abandonado. Lleva gorra, un gabán amplio y mugriento, pantalones escasos, zapatillas de orillo; va sin afeitar, lleva el cuello sin corbata. Es hombre de cincuenta a cincuenta y dos años. El gran Valeriano León, que es el que lo interpreta, cumplía ese año 1943, 51 años de edad.
Resulta que cuando llega y ve la cola comenta:
-¿Qué es esto? ¡Una guasita!… ¿No?… Pues voy a despacharos en seguida.
Y va soltando las verdades de cada uno. (Acto I, Cuadro I, Escena III.)
-Cipriano, tú lo que quieres es no ser tan idiota –le suelta don Verdades-, y más valía que hicieras pasteles decorosos y dignos y no esas porquerías que elaboras…
-¡Hombre, yo!
-Usté es una periodiquera cotilla y deslenguada –le suelta a Valentina-, que le sacude el pellejo a la vecindá.
-Oiga usté, eso…
-Tú, a sisar… -le dice a Eufrasia-, y a tener cuidado no te vea la señorita, como te vi yo en la calle Hermanos Béquer…
-Oiga usté, que una servidora…
-Usté es ciego y no ve… lo sinvergüenza que es –le dice a Tomás-. Y tenga usté cuidao con las aproximaciones, que le van a usté a sacudir con el gordo.
-¡Jesús, que tío; llamarme a mí sinvergüenza nada menos!
-¡Para hacer cola de verdad, a una carpintería!- le espeta a un transeúnte
-Pues no me he reído.
-Tu papá es el que debía meterse –le dice a Nora-, que como no te sacuda las telarañas le vas a dar muchos disgustos.
Se queda a solas con Cipriano, quien le afea su conducta. Él, sin embargo, le insiste que, cuanto más amigos más claro hay que ser.
Mensaje número 1128: La verdad marca el sendero de don Paulino. Antes de decir una mentira prefiere cortarse la lengua. Cuanto más amigos, más claro hay que ser. Esta exageración de la virtud no era del agrado de Carlos Arniches. Seguro que lo descubrimos a lo largo de la obra.
Cipriano le contesta. (Acto I, Cuadro I, Escena IV)
-La verdá monda y lironda, como tú dices, de cien veces noventa es una grosería, y las diez restantes una estupidez.
Mensaje número 1129: “La verdá monda y lironda, como tú dices, de cien veces noventa es una grosería, y las diez restantes una estupidez.” Sabias palabras de Cipriano. Habla Arniches.
De todo lo que le rodea solo considera que su negocio es “verdad”.
-Una flor es una verdad: que una flor es una flor mientras tiene frescura y aroma…, pero cuando se mustia ya no puede engañar a nadie, porque ya no es una flor.
Don Paulino se está quedando sin clientes por lo arisco que es y se ha ganado la antipatía de la gente. Eso no le importa, prefiere morirse con la verdad en los labios. Cipriano le asegura que acabará su vida diciendo una gran mentira, ya le traerá la vida un motivo; espera que Dios le castigue la soberbia de la verdad. En medio de esa discusión filosófica sobre la verdad aparece Rosita huyendo de los policías. Se oculta dentro del puesto de flores.
Es una muchacha joven y bonita. Viste pobremente. Ha robado 3 naranjas porque tenía hambre.
Don Verdades quiere alertar a los perseguidores de la presencia de la chica en su puesto, pero Cipriano lo impide y se van de largo.
Rosita, con temor, sale y pide no ser delatada y cuenta su historia.
HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 186.
(Acto I, Cuadro I, Escena V.)
ROSITA.- Pero lo mío no era robar, porque yo estoy en que robar es una cosa, ¿saben ustés?, que es coger una cosa que no es de una sin necesidad de uno o sin necesidad de otro que uno quiera…, porque ayer…, ayer robé yo un chusco de pan, pero pa un viejecito que vive orilla a mi casa; vamos, mía, de mi madrastra, que si no lo llevo, se muere de hambre el pobre…, y a mí me gustan mucho los jóvenes –pa que voy a mentir-, pero me dan mucha lástima los viejos. ¡Y a ese viejecito que digo le llaman el tío Rulo, porque era de esos que pasaban el rulo por encima de la grava para apisonar los caminos. Y ahora ya no vale pa ello, que por eso el pobre…
Mensaje número 1130: Rosita cuenta una historia que permite a Arniches realizar una crítica social importante. Los pobres de solemnidad, no roban, subsisten como pueden. Los trabajadores una vez terminado su ciclo laboral pesado, son inservibles para el mismo y empobrecen hasta morir.
Cipriano sacia su hambre con un merengue de la bandeja de Rosquilla.
Rosita no sabe dónde irá ahora, porque las opciones que tiene son muy malas: su madrastra, la casa del alpargatero Matías, que da dos pesetas por mojar cáñamo, pero que se propasa con todas las jovencitas; donde la señá Celes, que le manda con caballeros para que se diviertan… Es la historia de prostitución de niños que nos contó con Guadalupe en la obra La chica del gato.
Mensaje número 1131: Han pasado 22 años desde “La chica del gato” (1921), y Arniches sigue denunciando la explotación sexual y laboral de las niñas en la sociedad madrileña. El barrio de las Injurias estaba desapareciendo pero la delincuencia no.
Cipriano le pide que se quede con ella para que le ayude en el quisco de las flores. Viviría en un cuarto en la misma pensión que don Paulino. Sería como su padre.
-Nos asociaremos –dice eufórico don Paulino-. ¡Qué demonio! ¡Cuidarás del puesto y me cuidarás a mí si puedes!
-Yo puedo lo que quiero –responde firme Rosita.
-¡De eso tienes cara! Y tú, ¿qué quieres ganar?
Rosita acepta el “trabajo” por el techo y la comida y el padre en el que se convertirá don Paulino.
Solo le exige una cosa: “el día que mienta se va a la calle”.
Rosita sueña que son dos santos. Don Verdades duda si esto será un sueño: “No quiero desampararla, que si la desamparo engaño a mis sentimientos, y eso también es una mentira”. Se van todos a la pensión y se baja el telón poniendo fin al primer cuadro.
Mensaje número 1132: “Yo puedo lo que quiero”. Esta frase de Rosita refleja la filosofía de Carlos Arniches para con el trabajo. Don Paulino enseguida se lo reconoce y sellan el acuerdo.
El segundo cuadro de este primer acto presenta el mismo decorado, sino que el puesto de flores aparece lleno de las más hermosas de la primavera: rosas, claveles, camelias, etc. Entre todas las flores, regándolas y colocándolas en los jarros, aparece Rosita, transfigurada, muy bella y elegantita en su sencillez. Es al mediodía.
Sale Cipriano y se alegra de ver un puesto de flores tan bonito y a Rosita tan feliz. La relación con don Paulino es buenísima. (Acto I, Cuadro II, Escena I.)
-Yo vivo entre verdades: su cariño, mi gratitud y el trabajo. ¡Todo verdad! ¡Y los dos tan felices!
Mensaje número 1133: De nuevo aparece el lema de Arniches: Cariño, Gratitud y Trabajo.
Viene Balbina, que es una mujer otoñal, todavía de buen ver. Queda mirando el sitio por donde se fue rosita y admirada de la belleza del puesto.
Cipriano y Balbina comentan los intereses fallidos que ella tenía con Paulino. Ella no lo reconoce pero la verdad, es que le hubiera gustado empezar algo juntos.
Sale don Paulino con corbata, sombrero, ropa elegante y bien afeitado. Casi no hace caso a Balbina y esto le duele. Le compra media docena de claveles y “un desengaño”.
Balbina le asegura que Rosita le traerá a su vida lo que quiera y lo que no quiera, y que algún día cuando menos se lo espere, llorarán todos.
Rosa llega mirando atrás, cuando don Paulino se va aparece Jacinto Perales, estudiante de sexto de Medicina y pretendiente de Rosita. Tras soportar muchas calabazas consigue que Rosita vaya a tomar un aperitivo con él al cerrar el puesto.
Aprovecha que viene Nora y la deja al cargo del puesto mientras ella va al café a hablar con Jacinto. Cuando se va, Nora atiende a un cliente y viene Balbina detrás. Le exige que le deje a ella en el puesto y que si no lo cumple le caen dos pescozones. Como Nora se opone le caen dos pescozones.
Cuando llega don Paulino, Balbina le cuenta que Rosita está con Jacinto en el bar. Don Paulino no da crédito. Tiene miedo de perder a Rosita. Balbina se va y Cipriano le pregunta por tantas voces. Y Arniches escribe la Escena X.
(Acto I, Cuadro II, Escena X.)
CIPRIANO.- ¡Cálmate, Paulino, cálmate!
DON VERDADES.- ¡Déjame, Cipriano; déjame que la…!
CIPRIANO.- Pero, ¿por qué la maldices tú, que eres tan justo y tan honrao?
DON VERDADES.- ¿Pero no has oído lo que me ha dicho?
CIPRIANO.- Sí. Que está enamorao de Rosita.
PAULINO.- (Desesperado.) ¿Y es eso verdad?
DON VERDADES.- (Desesperado.) ¿Y es eso verdad?
CIPRIANO.- (En voz baja.) ¡Lo es!
DON VERDADES.- (Con energía.) ¡No, no me digas eso, Cipriano, que yo te juro…!
CIPRIANO.- ¡Calla, Paulino!… ¡La primera mentira!
Un lector atento se dará cuenta que en el diálogo, Arniches ha escrito PAULINO y DON VERDADES con el mismo texto: “¿Y es eso verdad?”
La doble personalidad de este personaje solo se puede ver en el texto escrito.
Mensaje número 1134: Arniches, a unos días de dejar el mundo, quiere innovar en su teatro, quiere mostrarnos cómo se podría plasmar la doble personalidad con la que mucha gente super estricta se mueve por la vida. Don Paulino es un ser humano que se ha enamorado de una mujer a la que prometió amparar como padre. Don Verdades es una creación de su mente, la de Paulino, incapaz de realizar ningún acto que pueda ser deshonroso o incluso falso, lo que podría llegar a ser una mentira. Esta lucha entre dos colosos se va a ir ampliando a lo largo de la obra hasta culminar en la propia destrucción de ambos. Esta lucha no es sino el reflejo de la doble personalidad que padecen muchas personas: los trastornos de la personalidad. Este trastorno y su representación en el teatro, eleva al máximo exponente a don Carlos Arniches como creador. Tal y como a él le gustaba terminar cada cuadro y cada acto, Arniches termina innovando.
Fin del Primer Acto.
Propiedad de la Familia.
El segundo acto presenta la misma decoración del primero. Es de día. El puesto de Flores está precioso como se ve en el grabado. Nora atiende en el puesto a un joven comprador.
Rosquilla, muerto de celos, observa la coquetería de Nora con el cliente y se enfada.
Rosita está terminándose de peinar y don Paulino está malhumorado desde el día del disgusto con Balbina. La situación está cambiando. Dicen que está enamorado.
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 505.
(Acto II, Escena I.)
NORA.- Pues él tié una novia u algo así.
ROSQUILLA.- No pué ser… ¿De qué va a hablar con la novia un hombre que no dice más que la verdá?
Sale Cipriano que ve a Rosquilla y Nora de charla sin hacer los envíos de la pastelería. Le echa la bronca a Rosquilla, le da dos, tres, cuatro, cinco, seis… puntapiés haciendo un juego muy cómico con “dame la bandeja”, le pega, y le devuelve la bandeja. Como no termina de arrancar, repite la acción hasta que se va.
Viene Balbina. No puede dejar de venir a buscarle. Cada día está más ciega por él.
(Acto II, Escena III.)
BALBINA.- Que las mujeres nos emperramos en una cosa… y no miramos na. Sé que me desprecia…, pero yo le quiero… y echo de menos hasta sus desprecios… Del hombre que quieres lo quieres todo… ¡Cualquier cosa, hasta lo peor!
Mensaje número 1135: “Que las mujeres nos emperramos en una cosa… y no miramos na. Sé que me desprecia…, pero yo le quiero… y echo de menos hasta sus desprecios… Del hombre que quieres lo quieres todo… ¡Cualquier cosa, hasta lo peor!” Este amor declarado por Balbina es un amor patológico. Ya lo conocía bien Arniches que lo plasmó en una obra de juventud: “La fiesta de San Antón”. Sigue avisando de la perversidad de estas inclinaciones erróneas.
Balbina da por perdido a Paulino y viene a pedirle, que aunque no le ame, que no le niegue su amistad.
Se ve oculto a Jacinto, al mismo tiempo que llega Paulino. (Sale con cara absolutamente no de pocos amigos, sino de ningún amigo. Arrea un estacazo formidable en el puesto y entra. Descripción de Arniches.)
Paulino entra en el puesto agradeciendo a Nora el haberlo cuidado en la ausencia de Rosita. Se pone a regar sin dirigir la palabra a Balbina ni a Cipriano: ya no se habla con ellos.
Balbina le habla con sensatez, admitiendo su derrota frente a Rosita, pero pidiendo que se mantenga su amistad.
(Acto II, Escena IV.)
BALBINA.- Pero la amistá, ¿por qué vamos a perderla? Y, sobre todo, si no es verdá lo que hemos dicho a Don Verdades, ¿por qué enfurecerse?
Balbina, que no soporta la estupidez de don Verdades, le compra 5 claveles y le arroja las cinco pesetas a la cara y se va.
Cipriano recoge el guante y le pregunta por su amistad de 40 años, si la va a tirar a la basura. Don Verdades se siente ofendido y no da su brazo a torcer.
-¡He ofendido a Don Verdades con una verdad! –exclama Cipriano-. ¡Qué cosa!
-¡Con una calunia! –pero no responde don Verdades, sino Paulino.
Es la segunda vez que aparece PAULINO en lugar de DON VERDADES en el libreto. Para Arniches, este juego con los nombres, es vital para comprender la lucha interna que tiene Paulino: por un lado defiende a Don Verdades, y por otro sufre por su amor a Rosita. El diálogo continúa.
-¡Caluniarte yo! –protesta Cipriano.
-¡Tú!… –le señala DON VERDADES-. Que me has creído a mí capaz de un cariño interesao y grosero… con una criatura que…
-¿Te he creído capaz de un cariño del que nadie estaba libre? Pues claro que sí.
-Pues es una calunia y una ofensa que no aguanto –tercia DON VERDADES.
Cipriano y Don Verdades rompen su amistad definitivamente. Nora, llora de pena y se va. Llega Rosita.
Le ve enfadado y no consigue sacarle la sonrisa como antes. Don Verdades le para los pies y le riñe por no haber sido leal con él, por no haberle contado que había un muchacho que le pretendía…
Rosita insiste en que aún no ha pasado nada, y que “buena está la verdá, pero la verdá hasta que no sea no es.”
Mensaje número 1136: “Buena está la verdá, pero la verdá hasta que no sea no es.” Es importante no precipitar las cosas.
Entonces Don Verdades insiste en las “embusterías” de Rosita, y ésta le contesta al señor Paulino. (Acto II, Escena V.)
-¿Embusterías?… Usté lo sabe -porque lo sabe-, señor Paulino, que no he querido ni quiero a nadie como le quiero a usté, mi amparo, mi bienhechor.
Interesante giro, Rosita habla a Paulino pero le contesta Don Verdades. Al final consigue tranquilizarle y se va justo cuando llega el poeta Coscolla.
Este es un personaje que representa el mundo de Arniches. Ha escrito un drama pero no consigue que se lo estrenen. Regala flores, que no paga, a las primeras actrices buscando su favor.
Llega Jacinto, y le pregunta si ya le ha comunicado a don Paulino, sus intenciones. Rosita no ha visto la oportunidad. Jacinto se enfada y decide ir él mismo arriba, para hablar con él. Nuevamente Rosita le implora de rodillas que no vaya. Jacinto está sospechando cosas oscuras y decide poner fin a sus relaciones. Rosita entra en crisis y le cuenta la verdad. Don Paulino le habló, hace unos meses con estas palabras. (Acto II, Escena VI.)
-Mira Rosita: el día que tú te cases o te vayas de mi lado, me muero.
-¡Ay, por Dios –le contesta Rosita riendo-; no me diga usté eso, que no me quiero quedar pa vestir imágenes!
-Ni yo quiero que te quedes. Pero piensa en mi vida sin ti… ¡Otra vez en el vacío negro y mudi, sin la alegría de tu voz ni la luz de tus ojos… ¡Otra vez solo!… ¡Solo con mis verdades…, que es estar más solo porque nadie quiere oírlas y te huyen!…Pero no me hagas caso, Rosita. Cásate si encuentras un hombre bueno que te convenga, y sé tú feliz…
Jacinto le quita hierro al tema, incluso le da la opción de que se vaya con ellos al pueblo, a Villanueva de la Serena en Badajoz. De todas formas podemos notar en las palabras que relata Rosita, cómo unas veces interviene Don Verdades y otras es Paulino el que habla.
Se están abrazando de alegría y les pilla Don Verdades. Gran ofuscación que salvan como pueden. Jacinto se lo cuenta crudamente y Paulino se hace el ofendido por no haber sido ella la que se lo dijera. Al final Don Verdades y Rosita se abrazan y Jacinto le ofrece la posibilidad de que se vaya a vivir con ellos; opción que rechaza.
Don Verdades acepta la realidad de Rosita y Jacinto y les da la orden de “divertirse en el Retiro”. Cuando se queda solo reflexiona en alto. (Acto II, Escena VII.)
-¡No, no vale pelear, Paulino! –lo dice con una cara llena de energía, una expresión extraña de celos-. ¡Me arrastra la vida! ¡He caído sin remedio en esa perdición asquerosa de la mentira!… ¡Porque es mentira, es mentira todo! ¡Todo lo que pienso!… ¡Todo lo que digo! ¡¡Todo!!… ¡No quiero que se vaya!… ¡Si no quiero que se la lleven!… ¡No quiero! ¡Porque tengo en el alama un ansia que me devora, que me despedaza y que me matará sin remedio! ¡Si es…! ¡Mentira lo que hago, mentira lo que digo, mentira todo, todo! ¿Y a mí me llaman Don Verdades?… ¡Yo Don Verdades! ¡Y no he dicho que la quiero!… ¿Yo Don Verdades y he dicho que se la lleven? ¡Yo Don Verdades! ¡No! ¡Mentira, mentira todo! ¡Todo! ¡Todo! ¡Todo mentira!… ¡¡Mentira!! ¡¡Mentira!!
Parece que inicia la conversación hablando al enamorado Paulino, al que pretende convencer de lo inútil de la resistencia. Después podría ser que el propio Paulino recriminase a Don Verdades la mentira en la que vive. Tras semejante dolor se baja el telón y finaliza el segundo Acto.
Propiedad de la Familia.
El tercer acto nos presenta la misma decoración, pero vemos el puesto muy abandonado. A la caída de la tarde. El puesto con pocas flores, y las que hay de otoño: crisantemos, dalias, siemprevivas, pensamientos etc. etc. Sale Don Verdades de su casa con la misma indumentaria del primer acto, pero con mayor descuido, si cabe, y desde luego con mayor tristeza. Entra en el puesto. Un ciego en la esquina de una próxima calle toca malamente a Schubert. Don Verdades hace con desgana un ramo de crisantemos. Lo deshace. Queda pensativo.
Hablan el ciego y Don Verdades. No sabe nada de Rosita que sigue de luna de miel.
-El que es feliz no se acuerda…. –dice el ciego.
-Seguro –responde entristecido Don Verdades.
Don Verdades recibe a una señora y después a Nora que le cuenta que el Rosquilla ha sido despedido. Ha jurado que como le vea con Coscolla lo mata. A Don Verdades no le importa nada. Sale del puesto y Arniches escribe:
(Acto III, Escena III.)
PAULINO.- (Sale del puesto, se acerca a la confitería y llama.) ¡Cipri, Cipri!…
Ya no es Don Verdades, es Paulino.
Le pide a Cipri que llame a Balbina; le pide a Nora que le cuide el puesto; sube a casa a adecentarse…. Aquí está pasando algo.
Coscolla se acerca al puesto a charlar con Nora, y ésta le previene de Rosquilla, que ha mandado una carta anunciando su suicidio previa muerte de Nora y Coscolla.
CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 506.
(Acto III, Escena V.)
COSCOLLA.- ¡Canastos! Pues dile que se mate él, que te mate a ti y que me deje a mi para escribir la elegía.
NORA.- Que no lo tomes a broma, que él no elegía, ¡que él decía que a ti y a mí!
Aparece Rosquilla, pálido, ojeroso, con los ojos extraviados, con los pelos revueltos; una cara trágica, en fin. Descripción de Arniches.
Se encara a Coscolla, lo tumba y se dispone a matarlo; Nora se desmaya, Coscolla se desdice del amor con Nora y se la cede; Rosquilla le coge de la chaqueta y lo lleva a rastras a un solar a matarse. Coscolla abandona su americana y huye. Nora recupera el conocimiento justo al llegar Don Verdades.
Cipriano se presenta con Balbina. Está muy asustada. (Acto III, Escena VIII.)
-Te necesito –le dice Don Verdades.
-¿Tú?
-Yo.
-¿Pero pa qué?
-Pues pa…
-¿Pa qué, di?
-Déjame que tome aliento… ¡Pa casarme contigo! –suelta Don Verdades.
-¡Paulino! –grita Balbina-. ¡Ay, Paulino!… Pero, ¿te has vuelto loco?
-Sí.
-¿Tú…, tú casarte conmigo?
-¡Yo! ¡Espérate que beba un poco de agua!
-Pero, ¿es que sueño?
-Pellízcate a ver.
-Pero, ¿es que tú me quieres, Paulino?
-No –le contesta Don Verdades.
-Entonces, ¿por qué quieres casarte conmigo?
-Porque me quieres tú.
Balbina transige, le pide un beso y Don Verdades se lo da. El día 5 del mes que viene se casan en San Millán y Cipriano será el padrino.
Se van a la confitería a celebrarlo y Don Verdades se queda un momento solo. Nos cuenta que se casa para subsanar una sola mentira, la de creerse que podría ser correspondido por Rosita en su amor. (Acto III, Escena IX.)
-Sí, La mentira de una ilusión…, la ilusión de un amor que no podía ser pa mí… ¡Viejo, feo, destartalado!… ¡Del amor de aquella criatura, que tanto he querido…, que ahora me da vergüenza! ¿No soy Don Verdades?… Pues quiero volver a la verdá…, y la verdá pa mi vida… ya no pue ser más que la Balbina…, una mujer de mis años y de mis circunstancias.
Mensaje número 1137: Arniches, en el tratamiento que hace de la vejez, siempre procura atemperar los gestos y las acciones. Ha luchado en su teatro contra 50 galanes, muchos han sido viejos que han pretendido salir con chicas jóvenes. Debía dar una salida airosa a Paulino y lo hace con Balbina.
En ese instante aparece Rosita y se funden en un abrazo infinito. Le nota triste. (Acto III, Escena X.)
-A mis años el rodar de la vida no es alegre viendo cómo se nos lleva un día lo que nos trajo el otro.
Mensaje número 1138: “A mis años el rodar de la vida no es alegre viendo cómo se nos lleva un día lo que nos trajo el otro.” Palabras de Paulino que no compartía Arniches tal y como hemos visto en la obra “Cosas Viejas”.
Don Verdades le anuncia su boda con Balbina. Rosita, llena de emoción, le asegura que le va a contar a Balbina todos los platos que le gustan.
-En fin, que se va usté a hacer la ilusión de que ella soy yo, que no me he ido.
-No le digas nada –le dice Don Verdades-. Ya no tiene uno edad pa hacerse ilusiones.
Llega Jacinto que los ve abrazados. Le cuentan que se casa, y Rosita lo justifica. (Acto III, Escena XI.)
-¿Y qué le ha obligao a usté a dar ese paso –pregunta Jacinto.
-El amor –contesta Don Verdades.
-No lo puedo creer –alucina Jacinto.
-Yo sí –tercia Don Verdades.
-¿Y por qué no? –interviene Rosita-. Mientras el hombre es hombre puede enamorarse y, si hace falta, hasta volverse loco por una mujer.
-¡Bendito sea Dios, que te oigo a ti, Rosita…, a ti misma, las palabras justas que disculpan mi locura! ¡Gracias!
-Sí, ¡pero me perdonará el amor tardío! –interviene Jacinto.
-Sí, no me diga más… El amor tardío no tiene buen fin, pero puede tener buena conveniencia.
Mensaje número 1139: “El amor tardío no tiene buen fin, pero puede tener buena conveniencia.” Una opinión más de Arniches sobre el amor.
Rosita le pregunta a Don Verdades si quiere a Balbina.
-¡No! –responde rápido.
-¿Entonces?…
-¿Le has preguntado a Don Verdades? Bueno, pues otro día hazle la misma pregunta al señor Paulino.
Arniches lo ha dejado claro: Paulino se puede hacer a la idea de casarse con Balbina y así consigue que Rosita esté más contenta y hace feliz a una mujer que lo ha querido desde hace 12 años. Don Verdades no.
Se meten todos a la confitería de Cipriano “El pestiño de Oro” a brindar con oporto.
Nora se queda haciendo un ramo de rosas, cuando llega Coscolla y Rosquilla, se enzarzan en una buena bronca y el joven de antes comienza a ligar con Nora. Nora se va a tomar una caña con ese tipo dejando con un palmo de narices a los dos contendientes, que acaban dándose la mano y marchándose cada uno por su lado.
Don Verdades sale mareado de tanto oporto de la confitería. Está muy emocionado y abraza a Rosita, que espera un hijo, y a Balbina. Se van para Cabestreros número 15, donde vive Balbina, acompañados por Cipriano. Le da el ramo de rosas a Jacinto y le dice: “Llénale de rosas el camino…” Don Verdades se queda solo. (Acto III, Escena XIV).
-¡Adiós!… ¡Ya estoy solo!… ¿Solo en la noche! ¡Adiós amor! ¡Adiós vida!…¡Qué poco ha quedado de Don Verdades!…. ¡Ni una pizca! ¡Dos mentiras, que serán la sombra de mi vida!! (Suena la música del ciego en el violín: la “Serenata” de Schubert, muy lejana) ¡Ven mañana, ciego! ¡Vuelve todas las noches hasta que me muera…, que tú eres ciego y no me dará vergüenza que me veas llorar!…
Entonces Carlos Arniches escribe las últimas instrucciones al actor: (Entra en el puesto. Queda como dormido sobre las flores.)
TELÓN LENTO
FIN DE LA OBRA
¿Qué ha querido indicar el autor? Don Verdades entra y se queda como dormido. El círculo se ha cerrado. La máxima expresión de amor ha concluido. La muerte de Don Verdades se producirá el 14 de abril, justo 2 días antes que la del propio Carlos Arniches, que fue el 16 de ese mismo mes.
Es un estudio de la personalidad doble. Carlos Arniches estaba mandando un mensaje a sus lectores. Él sabía que sus obras se leían, no solo que iban a ser representadas.
MENSAJES DE ARNICHES
MENSAJE NÚMERO 1125: La potencia del amor en la vida de Arniches es infinita.
MENSAJE NÚMERO 1126: Arniches, atento hasta el último momento de su vida a la evolución de la prensa, nos da esta muestra del cambio de los nombres de los periódicos antes y después de la Guerra Civil. El titular de los periódicos de antes, era una frase: “La Correspondencia de España”; los de la post guerra son órdenes: “Arriba”, “Ya”.
MENSAJE NÚMERO 1127: Arniches advierte que este mundo va demasiado rápido… Aún así, él conoce todos los precios de la compra… Lo sabía todo.
MENSAJE NÚMERO 1128: La verdad marca el sendero de don Paulino. Antes de decir una mentira prefiere cortarse la lengua. Cuanto más amigos, más claro hay que ser. Esta exageración de la virtud no era del agrado de Carlos Arniches. Seguro que lo descubrimos a lo largo de la obra.
MENSAJE NÚMERO 1129: “La verdá monda y lironda, como tú dices, de cien veces noventa es una grosería, y las diez restantes una estupidez.” Sabias palabras de Cipriano. Habla Arniches.
MENSAJE NÚMERO 1130: Rosita cuenta una historia que permite a Arniches realizar una crítica social importante. Los pobres de solemnidad, no roban, subsisten como pueden. Los trabajadores una vez terminado su ciclo laboral pesado, son inservibles para el mismo y empobrecen hasta morir.
MENSAJE NÚMERO 1131: Han pasado 22 años desde “La chica del gato” (1921), y Arniches sigue denunciando la explotación sexual y laboral de las niñas en la sociedad madrileña. El barrio de las Injurias estaba desapareciendo pero la delincuencia no.
MENSAJE NÚMERO 1132: “Yo puedo lo que quiero”. Esta frase de Rosita refleja la filosofía de Carlos Arniches para con el trabajo. Don Paulino enseguida se lo reconoce y sellan el acuerdo
MENSAJE NÚMERO 1133: De nuevo aparece el lema de Arniches: Cariño, Gratitud y Trabajo.
MENSAJE NÚMERO 1134: Arniches, a unos días de dejar el mundo, quiere innovar en su teatro, quiere mostrarnos cómo se podría plasmar la doble personalidad con la que mucha gente super estricta se mueve por la vida. Don Paulino es un ser humano que se ha enamorado de una mujer a la que prometió amparar como padre. Don Verdades es una creación de su mente, la de Paulino, incapaz de realizar ningún acto que pueda ser deshonroso o incluso falso, lo que podría llegar a ser una mentira. Esta lucha entre dos colosos se va a ir ampliando a lo largo de la obra hasta culminar en la propia destrucción de ambos. Esta lucha no es sino el reflejo de la doble personalidad que padecen muchas personas: los trastornos de la personalidad. Este trastorno y su representación en el teatro, eleva al máximo exponente a don Carlos Arniches como creador. Tal y como a él le gustaba terminar cada cuadro y cada acto, Arniches termina innovando.
MENSAJE NÚMERO 1135: “Que las mujeres nos emperramos en una cosa… y no miramos na. Sé que me desprecia…, pero yo le quiero… y echo de menos hasta sus desprecios… Del hombre que quieres lo quieres todo… ¡Cualquier cosa, hasta lo peor!” Este amor declarado por Balbina es un amor patológico. Ya lo conocía bien Arniches que lo plasmó en una obra de juventud: “La fiesta de San Antón”. Sigue avisando de la perversidad de estas inclinaciones erróneas.
MENSAJE NÚMERO 1136: “Buena está la verdá, pero la verdá hasta que no sea no es.” Es importante no precipitar las cosas.
MENSAJE NÚMERO 1137: Arniches, en el tratamiento que hace de la vejez, siempre procura atemperar los gestos y las acciones. Ha luchado en su teatro contra 50 galanes, muchos han sido viejos que han pretendido salir con chicas jóvenes. Debía dar una salida airosa a Paulino y lo hace con Balbina.
MENSAJE NÚMERO 1138: “A mis años el rodar de la vida no es alegre viendo cómo se nos lleva un día lo que nos trajo el otro.” Palabras de Paulino que no compartía Arniches tal y como hemos visto en la obra “Cosas Viejas”.
MENSAJE NÚMERO 1139: “El amor tardío no tiene buen fin, pero puede tener buena conveniencia.” Una opinión más de Arniches sobre el amor.
MENSAJE NÚMERO 1140: Esta obra gira en torno al amor y sus personajes tienen diferentes reacciones respecto a él. Cipriano, el pastelero mantiene una amistad con Don Paulino a prueba de años, deslealtades y todas las dificultades que se le quieran presentar. Paulino y Cipriano serán siempre amigos. El amor en la amistad entre dos hombres. Balbina, vecina de Don Paulino y enamorada de éste desde hace 12 años. El amor no correspondido. El amor eterno que resistirá todos los desplantes que don Paulino quiera hacerle. Rosita, la jovencita rescatada por Don Paulino, representa el amor filial a toda costa. Se encuentra con Don Paulino por una casualidad, éste la protege, la acoge, la cuida y ella le corresponde, le da toda su vida, toda su presencia, su compañía y le saca adelante su puesto de Flores… Aquí tenemos dos amores, uno reconocido, el de Rosita hacia su padre, y otro que va cambiando con el paso del tiempo, el de Don Paulino hacia Rosita, primero es paterno – filial y después es amor romántico. Ese amor romántico nunca es confesado en público. Su amigo Cipriano lo descubre y él lo niega. Balbina lo descubre y él lo niega. Aparentemente se queda sin amigos. Rosita se enamora de Jacinto, un estudiante de sexto de medicina. Un amor romántico que va creciendo según pasa el tiempo, un amor incomprendido por Don Paulino. Nora, la hija del pastelero Cipriano, que anda primero con Rosquilla (el dependiente), después con Coscolla (el poeta) y finalmente con un tercero, representa el amor ligero, sin ataduras, el amor sin futuro.
La tragedia dará un último zarpazo en el alma de un ser bueno como Carlos Arniches. Él, que había sido bendecido con una vida larga, próspera, familiar…; él que había conseguido proteger a todos sus descendientes de todas las vicisitudes de la guerra, la miseria, la enfermedad, la cárcel y el dolor; él será el elegido por la vida, “que nunca se queda corta ni en lo malo ni en lo bueno”, para sufrir la muerte de su hija Rosario. Don Paulino, en la obra Don Verdades (1943), llora con angustia la separación de su amor, Rosita. Llora la pérdida de una hija. Llora desconsoladamente. Se auto castiga. Reniega de lo que ha sido durante toda su vida y le pide al violinista ciego que vuelva cada noche hasta que muera, “que no me dará vergüenza que me veas llorar”. Ya hemos encontrado el documento que nos faltaba en la vida de Carlos Arniches. En este texto está todo su dolor y su angustia por haberle “fallado” a quien más le necesitaba. Las palabras de D. Paulino son las del alma dolorida y angustiada de D. Carlos. Ese fue su pensamiento final antes de morir a las 24 horas de haber escrito aquellas palabras. Ya no escribió más. Esperó la partida para ir con su hija Rosario, para cuidarla como es deber de un Gran Patriarca.
Os dejo un comentario de Jaime Estalella que merece casi más que mi resumen: Una obra muy conseguida y muy interesante querido Joseba, me encanta cómo defiende D. Carlos el amor verdadero y cómo critica en sus obras todas esas formas de “amor” que no merecen tal nombre.
Una vez más demuestra su rectitud moral, su cerrado apoyo al amor de las parejas serias, correctas y que se quieren de verdad a pesar de sus diferencias sociales y su desprecio a los “Don Juanes”, los buscavidas y los cazafortunas porque el AMOR verdadero era para él algo muy serio que no admite turbios intereses ni infidelidades de ningún tipo.
Sus obras moralizantes son sólidas, desbordan de su concepto de la ética por todas sus líneas, atacan la explotación de las mujeres débiles, pobres y faltas de la mínima cultura y exponen claramente la necesidad de cambiar esta situación inadmisible por parte de los gobiernos y de las autoridades a pesar de los muchos intereses creados para que se mantenga sin variaciones.
¡¡¡CHAPEAU!!! para Arniches, ¡ qué gran persona era además de un genio como escritor!.
Muchos recuerdos y un grandísimo abrazo.
Jaime