LA CRUZ DE PEPITA

 

O

 

LA DIFÍCIL CONVIVENCIA CON PARIENTES EN CASA.

 

 

 

 

Se estrena el 23 de diciembre de 1925 su obra en solitario número 52. Arniches, plantea el resultado de la convivencia entre dos hermanas cuyos caracteres son incompatibles. Pertenece esta obra a su Etapa Moralizante.

 

Pepita trabaja dando clases particulares en casa, cada vez tiene menos alumnos. Las clases de geometría son complicadas hasta para ella.

 

Su alumna Amparito ha venido con su madre Venancia a pagar  las 30 pts. mensuales que cobra por las clases particulares de geometría, que está recibiendo. (90 €) Amparito estudia en la Normal para ser Maestra.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 341.

CHISTES DE MAESTRAS.

 

(Acto I, Escena VII.)

 

VENANCIA.- Porque la otra tarde…, ¿sabe usté?…, un tal Isidoro, hijo de la cuñá del principal de mi marido, que es un chico que está estudiando pa sobrestante, pues fue y vino de visita a casa; y en el aquél de la conversación, pos va y se entera de que la chica está en la Normal estudiando pa maestra y que usté le enseña la jometría. Y va su padre, muy orgulloso, y le dice a Isidoro… Pregúntala, pregúntala y verás. Y fue el chico y le preguntó qué era triángulo. A una servidora le hizo gracia, y dije: “¡Qué cosa más fácil!…”, porque yo creí que triángulo son esos hierrecitos que tocan en la Banda Municipal; pero saltó ésta, y va y dice:”Triángulo es un cuadrado que tiene tres lados…”

 

Podemos sospechar que el asesoramiento de su mujer, Pilar Moltó, Maestra de Maestras, ha sido muy importante para la génesis de este personaje y de estas anécdotas.

 

              Amparito está muy cerca de abandonar las clases. Pepita reconoce que no está preparada para dar clases porque aún no tiene preparación suficiente. Su hermana Martirio se ríe de ella y Amparito la defiende:

 

(Acto I, Escena IX.)

 

AMPARITO.- (A Martirio.) Que se vaya usted y que no insulte a su hermana.

 

PEPITA.- ¡Por Dios Amparito!

 

AMPARITO.- ¡Que si no fuera por usted, y pa llenarla el buche, no tendría que estafar a nadie!

 

MARTIRIO.- Pero ¿qué groserías está diciendo esta señorita de pan pringao?

 

AMPARITO.- ¡Verdades de arroba, eso es! Que si usted fuera como es debido, hincaría también el hombro y no tendría ella que matarse a trabajar.

 

Mensaje número 662: Pepita está realizando un intrusismo en el mundo de la enseñanza. Está dando clases particulares sin la preparación suficiente. El intrusismo en este terreno sería muy bien conocido por Pilar Moltó, su mujer, y le orientaría a que lo expusiera en una obra, ya que flaco favor se le hace a la enseñanza con estas prácticas. Arniches dará la solución a este problema al final de la obra: ¡terminar los estudios de Maestra!

 

              El pago del alquiler resulta cada vez más angustioso. Su novio, Juanito, es médico y lleva dos años trabajando en el igualatorio cobrando 500 pts. /mes (1.500 €). Su ilusión es casarse con Pepita pero ésta impone siempre una condición: su hermana Martirio vivirá con ellos.

 

Martirio es una vieja solterona y fea que siempre está de mal humor. Trata de malas maneras a todo el mundo; en una ocasión llegó a arrojar su propia orina a Manuela, la vieja criada, por no haber tenido la previsión de ponerle un vaso de agua en su mesita de noche.

 

La situación se va haciendo cada vez más insostenible.

 

Pepita le pide a Juanito que le hable con cariño, justo en el momento en el que le va a comunicar que si no se casa con ella le abandonará.

 

(Acto I, Escena XI)

 

PEPITA.-… Háblame con dulzura y piensa que sobre tu corazón es el único sitio en que descansa y toma asiento mi alma

 

Juanito le pide que mande a Martirio con algunos parientes.

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 342.

 

(Acto I, Escena XI.)

 

JUANITO.- Además, que yo no te digo que la abandones; puedes mandarla con algunos parientes.

 

PEPITA.- Si los que tenemos son muy lejanos, Juanito; ya lo sabes.

 

JUANITO.- Pero ¿son tan lejanos?

 

PEPITA.- Lejanísimos. Y en cuanto les hago la menor indicación de mandarles a mi hermana, se me pierden de vista.

 

Juanito sabe que tiene algún alumno rico en el Ritz que quiere aprender español…, sospecha que desea una vida de más nivel que la que le puede ofrecer un médico pobre… Pepita no sale de su asombro. Se enfada. Juanito le pide que calme su ira.

 

PEPITA.- No, no es ira. ¡La ofensa brutal de la persona que se quiere no produce ira, produce dolor!

 

Mensaje número 663: Para Arniches la ofensa de la persona amada, no produce ira, produce dolor.

 

Como vecino tienen a un comandante del ejército, David Avecilla, que vive con su asistente Marcelino, que es andaluz. Don David está loco por Pepita y como buen secundario tiene una característica lingüística: siempre exclama “¡porra!”, lo cual nos recuerda mucho a la obra La risa de Juana, donde don César, ex militar, decía siempre “¡porra, callen, marchen!”

 

Llegado un momento Juanito decide proponer matrimonio a Pepita pero sin Martirio. Pepita no acepta y Juanito se va. Además ya casi no vienen alumnos. El mundo de Pepita se desmorona y todo por Martirio.

 

Para completar la amarga descripción de su vida sube don Crescencio, un viejo meloso, bien conservado, arriscadillo y alegre, a cobrarle el recibo del mes. Le pide 15 duros (75 pts. que son 225 €.) Sólo le puede dar 12 duros (60 pts. que son 180 €); él se le insinúa aprovechando su situación de debilidad. Ella resiste. Entonces contraataca con expulsarlas del piso para dárselo a uno de sus hijos.

 

Manuela tiene una idea para salir de esa situación. Invitarán a don David y Pepita se mostrará como una grosera mal hablada, mientras que Martirio, perfectamente arreglada, se mostrará dulce y seductora para conquistar a don David.

 

Martirio, llena de odio, decide avisar a Juanito, para llenarle de celos contándole que Pepita está ligando con el militar. Juanito decide acudir también a la cita de la tarde para poner a Pepita en su sitio. Eso le favorecería a Martirio para que David deje de fijarse en Pepita.

 

Juanito insulta a Pepita y a don David. Éste quiere un resarcimiento.

 

Todo sale mal. Cuanto más grosera se muestra Pepita, más le atrae a don David. Finalmente le confiesan al comandante la estratagema urdida y él, muy caballerosamente, decide seguir el juego. Cualquier sacrificio es válido con tal de ver dichosa a Pepita.

 

(Acto II, Escena IX.)

 

DON DAVID.- (Pasea airado.) Pues hombre, hay que ver el regalito que me empaquetaban… Con las ilusiones que tenía yo por usted (Por Pepita.)… Quizá extemporáneas por mi edad, no lo niego; pero… (Enternecido.) Yo la quería a usted con una alegría y con una ternura… ¡Vaya una burla cruel!

 

PEPITA.- Burla, no.

 

DON DAVID.- Burla, sí…

 

PEPITA.- Bueno, sí; pero no…, porque…

 

DON DAVID.- Por supuesto, que me está muy bien empleado. Aunque no, ¡qué canastos!, porque al corazón de un hombre, joven o viejo, se le debe desengañar, no burlar.

 

PEPITA.- Por eso le pido perdón llorando amargamente, don David…

 

Mensaje número 664: Al corazón de un hombre se le debe desengañar, nunca burlar.

 

DON DAVID.- Pero bueno… La perdono a usted…, porque esto que ha hecho usted conmigo es muy cruel, pero más cruel era lo mío, porque yo no sé qué canastos de necedad se me había a mí en este pepino con rayo que una mujer tan bonita como usted, ¡tan bonita y tan buena!, me pudiera querer a mí. ¡Porra, qué idiotas y qué malvados somos los hombres!… Figurarme yo, un viejo decrépito…

 

Mensaje número 665: Arniches hace que de una derrota se pueda conseguir una victoria. El hombre se reconoce viejo y decrépito, y por lo tanto no merecedor de una jovencita.

 

Don David se rehace del golpe y decide colaborar con Pepita: le declarará su amor a Martirio.

 

El tercer acto comienza con David y Martirio cada vez más enamorados, pero Juanito no vuelve. Martirio ha encontrado el amor con don David y Pepita la soledad más absoluta. Su carácter se va agriando. Martirio cada vez es más dulce. Las tornas han cambiado.

 

David convence a Pepita para que finja una enfermedad y llaman a Juanito como médico para que le atienda.

 

Como mensaje número 666: La convivencia con familiares en la misma casa puede ser un obstáculo para llevar una vida plena.

 

 

 

(Acto III, Escena IV)

 

PEPITA.- ¡Que hice mal en sacrificarme!

 

MANUELA.- ¡Qué ibas a hacer mal!… ¡No sabes lo que dices!… Yo era la que te decía que no te sacrificases, y tú me dijiste que el que se sacrifica por un hermano cumple la ley de Dios. A mí me hicieron llorar esas palabras y tú, que eres tan buena, no puedes haberlas olvidado. ¡Mira que mataría a esa chica! ¡Vuelve en ti, hija mía! Serénate, cálmate…

 

PEPITA.- Sí, sí…, tienes razón, Manuela. ¡No sé lo que digo!… Las contrariedades perturban, el despecho trastorna…

Si este sacrificio no hubiese sido doloroso, no sería grande. Ya no lloro más. Se acabaron las lágrimas. Dame mis libros, dame mi abrigo… Me voy a mis clases.

 

MANUELA.- ¡Así quiero verte, hija mía!

 

PEPITA.- He pensado acabar la carrera de maestra. Estudiaré y tendré esperanza. Así iré viviendo, y si está Dios, un día vendrá el bien y volverá el amor.

 

PEPITA.- (Con amargura.) No tengo más que una pena…: que se fuera de mí lado creyéndome una mala mujer.

 

MANUELA.- No hagas caso, no te preocupes. Tú acuérdate de la copla que cantan en Aragón:

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 228 (74)

 

MANUELA.-                     Porque soy del Arrabal

me llaman la rabalera.

En siendo de Zaragoza,

que me llamen lo que quieran.

 

En el tercer acto encontramos el mensaje número 667 de Arniches: Cuidar siempre de los hermanos tendrá su recompensa porque es la ley de Dios

 

Don Crescencio le ofrece un palco para el cine. Pepita no lo acepta, y el casero le sugiere que abandonen la casa el mes que viene.

 

Don David lo oye todo y le coge al casero por las solapas con la amenaza real de una gran paliza en el momento en que se haga efectiva la salida de casa de las hermanas.

 

El casero se queda aterrorizado y se va.

 

Don David ha escrito a Juanito para que acuda ante una enfermedad de Pepita.

 

ARNICHES Y LOS TÉRMINOS MÉDICOS

 

(Acto III, Escena VIII.)

 

JUANITO.- Por lo que he oído a la enferma, se trata, a mi juicio, de un caso de histerismo, de forma hidiopática, y todas las molestias que sufre están producidas por los nervios periféricos y, sobre todo, por el gran simpático.

 

Ante la enfermedad fingida, Juanito decide poner una inyección grande y dolorosa a Pepita. Esta se levanta de la cama como un resorte y le declara nuevamente su amor. Juanito no puede sino rendirse a sus encantos y la felicidad vuelve a su hogar. Manuela lo dice con claridad: “Pues todo esto lo ha conseguido una cosa: el cariño de Pepita a su hermana. Por él se han hecho todos estos milagros”. Pepita le confiesa a Martirio que Manuela siempre había dicho que ella había sido su cruz, pero “todas las cruces llevan a una gloria”.

 

 

MENSAJES DE ARNICHES

 

MENSAJE NÚMERO 662: Pepita está realizando un intrusismo en el mundo de la enseñanza. Está dando clases particulares sin la preparación suficiente. El intrusismo en este terreno sería muy bien conocido por Pilar Moltó, su mujer, y le orientaría a que lo expusiera en una obra, ya que flaco favor se le hace a la enseñanza con estas prácticas. Arniches dará la solución a este problema al final de la obra: ¡terminar los estudios de Maestra!

 

MENSAJE NÚMERO 663: Para Arniches la ofensa de la persona amada, no produce ira, produce dolor.

 

MENSAJE NÚMERO 664: Al corazón de un hombre se le debe desengañar, nunca burlar.

 

MENSAJE NÚMERO 665: Arniches hace que de una derrota se pueda conseguir una victoria. El hombre se reconoce viejo y decrépito, y por lo tanto no merecedor de una jovencita.

 

MENSAJE NÚMERO 666: La convivencia con familiares en la misma casa puede ser un obstáculo para llevar una vida plena.

 

MENSAJE NÚMERO 667: Cuidar siempre de los hermanos tendrá su recompensa porque es la ley de Dios.

 

MENSAJE NÚMERO 668: Si nos fijamos en la transformación sufrida por Martirio gracias al amor de David, podemos asegurar la confianza que Arniches tenía en el amor, que hace bella a la que era fea, y su ausencia hace arisca a la bella.