MARI ELI

 

O

 

EL TRIUNFO DEL AMOR

 

Jesús Guridi en 1936.

www.biografíasyvidas.com

ARNICHES Y LOS VASCOS EPISODIO NÚMERO 49

 

              La acción se sitúa en Lekeitio, en la costa vasca. Tenemos dos historias de amor que se desarrollan paralelas: por un lado Nicolasa y sus pretendientes y por otro, Mari Eli y los suyos. Pertenece a su Etapa Moralizante y Etapa Rural.

 

Esta zarzuela en tres actos es obra de Carlos Arniches y Eloy Garay, que además es el escenógrafo. Según podemos leer en una crónica de 1998 (125), la idea surge en el propio Eloy Garay quien se la comunica a Guridi, éste le recomienda contactar con un buen comediógrafo como Carlos Arniches para dar cuerpo de Zarzuela a su idea.

 

Se estrena el 11 de abril de 1936 en el Teatro Fontalba de Madrid. Tuvo 3 representaciones por la compañía M. González y T. Avelli con Aguilar, Godoy, Llorca, Ruiz Paris y Mendoza. Y ante lo inestable del momento socio político no se pudo continuar más. Carlos Arniches se la llevó a Buenos Aires donde tuvo mucho éxito (119) representado por la compañía de la Zarzuela de Luis Calvo.

 

Tenemos referencias de la prensa el 13 de Abril de 1936 en LA ÉPOCA (por J. Gallardo Rua), EL HERALDO DE MADRID (por E. Ruiz de la Serna.), LA VOZ (por Félix Herce), INFORMACIONES (por A.L.H.) e incluso en este periódico, con fecha de 11 de abril, aparece una entrevista previa.

 

Nuevamente gracias a la Fundación Mediterráneo. La Llum (123) y a María Luz González Peña, directora del Centro de Documentación y Archivo de la SGAE, hemos podido tener acceso a la copia mecanografiada y a su manuscrito.

 

             

 

Plaza de Lekeitio. Lekeitio enparantza.

www.wikipedia.org

 

Los personajes son MARI ELI (22 años), NICOLASA (32 años), TELESFORO.- TELES (27 años. Barítono.), JOSE MARI (25 años. Tenor.) BATXI (55 años.), ANTÓN “RESACA” (57 años.), SERAFÍN (37 años. Tenor cómico.), TIMOTEO “CECINA”.- DON TEO (45 años.), “VERDEL”(30 años.), PERU (60 años.), MENDIGORRIETA (45 años.), CONCE y JULI.  Estarán acompañados por Pescadores, caseros, dantzaris, gente del puerto y coro en general. Hay que notar que escribe “dantzaris” con tz en 1936, cuando Euskaltzaindia, fundada en 1918, no fue reconocida en España hasta 1976 (124).

 

              El primer acto nos muestra una plazoleta de un puerto pesquero del litoral vasco, Lekeitio. Vemos a la derecha la sidrería de Nicolasa. En frente está la barbería de Serafín, que es a la vez alpargatería. En la fachada de la barbería vemos una jaula con un jilguero y la clásica bacía de metal amarillo. Entre las dos casas del puerto se ven las embarcaciones engalanadas con banderas y gallardetes, las casas con colgaduras y las callejas con arcos de florido ramaje. En el fondo casas de pescadores; en un ángulo un pequeño farol que ilumina con débil luz la imagen de Santa Marina. A la puerta de la sidrería vemos mesas y varios pescadores  y caseros. Todos con copa y cigarro. Nicolasa no para de atender a los parroquianos de la sidrería y de las mesas. Serafín, entre unos y otros, procura verse obsequiado de todos. Pasa por el fondo un grupo de muchachas y muchachos haciendo sonar alegres panderetas cuyo eco se pierde al desaparecer el grupo. (Descripción de Arniches.)

 

              La obra se inicia, el día de la fiesta de Santa Marina, con una conversación entre Peru, del lado de los caseros o labradores, y Verdel, del lado de los pescadores. Ambos rivalizan sobre quién es mejor. Serafín muestra su animadversión por don Teo, al que tachan de bruto.

 

Aparece don Teo, un tipo ridículo, americano, sombrero jipi y enorme bastón.

 

Al ver a Serafín comenta: “Entre los tiburones, un chipirón”. Todos ríen la broma y canta un ochote de doce voces. Sale Nicolasa de la taberna y le entrega una caja de medias como regalo. Le asegura que le saca de la taberna y se la lleva con él cuando ella quiera. Serafín está cada vez más mosqueado cuando sale Jose Mari y Teles, los más amigos de la costa, como hermanos. Toman todos txakoli.

 

Serafín cuenta sus amoríos mientras hacía la mili en Madrid, ahora parece que le gusta Nicolasa, lo mismo que a don Teo.

 

Telesforo hace lo propio cantando una habanera, pero no termina de decir el nombre de su amada cuando sale Batxi, aita de Telesforo. Éste, en un aparte le pregunta si ya le ha hablado…, y el aita responde que todavía no. Nosotros no sabemos a quién. Telesforo tiene ganas de ir con ella a la ermita al día siguiente.

-¿Por qué seremos tan valientes ante el peligro y en esto del querer…? –se pregunta Teles.

-Eso no te lo aclararía ni Sebastián Elkano y dio la vuelta al mundo en una bonitera, pero no vayas a ahogarte en poca mar. Tu padre, que ha sabido otras veces llegar a puerto con galerna, no se va a dejar la barca entre las peñas por esa poca resaca que remueve tu pecho. Y adiós, que el pez está para entrar en la cala y no quiero perder de vista el aparejo –le contesta Batxi.

-Padre, ya sabe que lo espero y es como no vivir.

-No irás solo mañana a la ermita, te lo prometo. (Acto I, Escena IV.)

 

Verdel y otros van a la cucaña; Teo con Serafín se dirige a la barbería, pero le advierte que al menor tajo le da una patada que lo manda a la Argentina.

-Descuide, don Teo, le van a parecer mis manos el suave aletear del sinsorrito.

 

En esta ocasión sospechamos que “sinsorrito” se refiere al “Txintxorro” o embarcación a remos de pequeñas dimensiones, que los marinos emplean en el puerto para llevar aparejos, ropa, comida hasta el barco pesquero.

 

En la Escena V vemos a Jose Mari contar a Teles, cómo perdió a su padre en la galerna, y se quedó solo “como perro sin amo” y le recogió Antón, el padre de Mari Eli, en su caserío. Nunca le quiso y en cuanto pudo, le consiguió trabajo en la cuadrilla de Telesforo y lo echó de su casa.

-Y a saber junto a mí, qué viento rumba, qué ola puede tragarnos y con qué fe se mira para arriba si arrecia la galerna –completa la historia Teles.

-Así hemos llegado a querernos como hermanos, que cuando dos corasones se alumbran con la misma centella y rezan la misma oración, la amistad se agarra en lo más hondo –responde Jose Mari.

 

Teles le hace la confidencia a Jose Mari sobre la petición de mano que va a hacer su aita, pero sin decir el nombre de la interesada.

 

Jose Mari le afea el que no se lo haya propuesto primero a ella, ya que podría ser rechazado. Al final brindan y se van a la fiesta a ver bailar el “Kaxarranka” que escriben “cacharranca”.  Aquí tenéis un enlace para poder disfrutarlo cómo se vive la fiesta y el baile en Lekeitio el 29 de Junio.

https://www.youtube.com/watch?v=N-pUq9TAkDM

 

Un dantzari descalzo baila sobre una “Kaxa” o “Kutxa” sostenida a hombros de los arrantzales y en honor a San Pedro, patrono de los pescadores.

 

Recogemos la explicación del baile de la página www.culturayturismo.com

Una fiesta para entender la estrecha relación que une al pueblo vasco con la mar. La popular Kaxarranka se celebra en Lekeitio, dentro de la festividad de San Pedro, patrón del gremio de los pescadores.

El origen de la Kaxarranka se remonta al siglo XV, cuando los miembros de la cofradía de arrantzales o pescadores elegían cada año a dos mayordomos para que se encargaran de cuidar y recoger los beneficios del año. Los bienes se almacenaban en un arca, que el día del Patrón se trasladaba de la casa del mayordomo saliente a la casa del nuevo mayordomo. En la actualidad, se sigue utilizando el mismo cofre.

En la fiesta un dantzari baila sobre un arcón o kutxa que portan a hombros ocho pescadores. El baile consta de tres partes: un zortziko, un fandango y un arin-arin. La vestimenta del dantzari es curiosa: viste frac, camisa y pantalón blanco, pañuelo rojo al cuello y un clavel rojo en la solapa; además, lleva una chistera en la mano derecha y un banderín rojo con las insignias del santo en la izquierda. Los arrantzales o pescadores visten de azul y llevan alpargatas azules o negras.

Se baila en el puerto y se recorren las calles del municipio vizcaino, incluyendo la casa del presidente actual de la Cofradía de Pescadores, la plaza y el Ayuntamiento, con el acompañamiento de la música del Txistulari.

Nicolasa, arreglada y guapa recibe a Mendigorrieta, el musiquero, que al ver a Serafín con don Teo, tiene el camino libre para “asediar” a Nicolasa, que se le muestra como un “compás binario, allegreto y redonda con puntillo”. Serafín que se percata de la acción, comienza a bramar: “¡San Dios! ¿Qué dice ese karramarro sin gorringo?”

 

Nicolasa no quiere casarse. Tiene un tío en Chile con 20.000 duros (100.000 pts. o 300.000€) que serán para ella; tiene ahorros en el banco y tiene el negocio…, así que mientras tenga salud para trabajar…

 

Teo también se ha percatado del asunto, y quiere comerse vivo a Mendigorrieta en cuanto Serafín termine. Nicolasa le da calabazas, y de pronto sale don Teo gritando con la cara llena de tajos y varios trasquilones en la cabellera. Después se encara a Mendigorrieta y lo manda a la plaza a tocar el Txistu y el Tamboril, no quiere competidores.

 

Entran los de la Kaxarranka y los dantzaris seguidos del pueblo que baila y canta de alegría. Después vemos a Mari Eli con sus amigas Conce y Juli.

 

Se ríen de lo tontos que son los chicos y de que su primo Jose Mari es el único que no se atreve a decirle nada.

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 176.

 

(Acto I, Escena VIII.)

 

MARI ELI.- Nos atraía más bajar al mar como gaviotas. Un día la resaca me arrastró de la playa y Jose Mari, exponiendo su vida me arrancó de las olas. Al vernos solos en las rocas bajo el cielo azul, nos abrazamos asustados, y él se quedó mirándome de un modo tan extraño, que me hizo llorar sin saber la razón. Mi padre que venía observando con disgusto nuestro afecto, al enterarse de la aventura, decidió separarnos y Jose Mari no volvió ya más al caserío.

 

Jose Mari charla con Mari Eli y sus amigas. Ellas se van a ver bailar la Kaxarranka y quedan solos Mari Eli y Jose Mari. Éste le expresa su amor.

 

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 285 (107) Manuscrito.

 

(Acto I, Escena IX)

 

JOSE MARI.-                    Salimos a la mar casi de noche,

bogando a compás de una canción,

y removiendo en el agua,

con los remos, espumajes de luz.

Si el viento orza de popa,

en poco tiempo estamos en la cala.

Se despliegan las redes y al izarlas,

el sol hace brillar la pesca como plata.

En un descanso, descubro desde lejos

en el monte, tu blanco caserío,

y allí vuela sin alas mi loco pensamiento.

Al anochecer vuelve la bonitera

reventando de pesca.

Miro otra vez a la montaña y

sobre ella en el cielo siempre,

la misma estrella palpitando

como mi corazón.

Ella ya sabe, Mari Eli,

ya sabe de un querer.

 

MARI ELI.-                       También yo sé…de cosas de la mar.

Desde mi caserío veo el puerto pesquero,

aún no despunta el día y hasta allí

llegan las voces llamado a la faena.

¡Arriba en el nombre de Dios!

Salen las barcas;

izadas las velas pintadas de señales,

es también distinto su hogar.

Los sigo con la mirada

y elevo al cielo y una oración.

¡Que vuelvan todas Santa Marina!

Cuando se pone el sol vuelven al puerto

como bandas de gaviotas y

otra vez el golpe de los remos y

las canciones alegres, ahora muy alegres y

entre todas, la que fue hasta la estrella

y que conozco yo.

 

Ambos quedan cogidos por sus manos ciegos de su amor y cantan un dúo.

 

Mensaje número 982: Bella descripción del amor de dos primos que han dejado correr sus vidas juntas hasta que la relación familiar ha dado paso al amor entre hombre y mujer. Carlos Arniches nunca vio un problema en estas relaciones antes tan penalizadas por la Iglesia.

 

Mari Eli se tiene que ir con su padre. Jose Mari bailará el aurresku y ella le irá a ver. Le reprocha lo rebelde que siempre se portó de joven cuando vivían juntos. Él lo achaca a la antipatía que se tenían los padres. En esto llega Antón, el padre de Mari Eli.

 

Antón le desprecia a Jose Mari y a su familia

-Nunca vi en vosotros que pobreza y altivez –le suelta Antón.

-¿Es que pueden ser dósiles ni rastreros los hombres que tallan la galerna? –contesta altivo-. En cuanto a mi pobreza usted sabrá la causa.

 

Jose Mari le acusa de haberse quedado con las tierras y caseríos de su madre, y Antón le responde que ella lo consintió. Jose Marí no se arredra y Antón explota.

-¡Insolente! Al fin, hijo de Pedro Ignacio el Barragorri.

 

Mari Eli pide que se olviden los rencores. Y se van ella y su padre.

 

Jose Mari se encuentra solo pero tranquilo, tiene el amor de Mari Eli, ¿qué más puede necesitar?

Sale Nicolasa y le cuenta que la expulsión del caserío de Antón se debió a que le recordaba a un amor de jueventud que no pudo lograr: el de su madre. Además le cuenta que la misteriosa mujer que quiere Teles es Mari Eli.

 

Jose Mari entra en pánico. ¡Grita que eso es y será imposible! Se va y entra Serafín sin dientes, seguido de Mendigorrieta con el Txistu y el tamboril rotos y después don Teo.

 

Nicolasa les regaña a los tres. A don Teo por ser un abusón de haberse metido él solo contra “solo” dos, y a los otros dos por haberlo dejado con vida.

 

Vuelven Antón Y Mari Eli que han quedado con Batxi para hablar. Mari Eli se va con Conce y Juli. Quedan solos pescador y casero. Hablan del matrimonio de Teles y Mari Eli. Brindan y suena la música.

 

Nicolasa celebra la alegría de los dos amigos, pero les pregunta si lo sabe Mari Eli, y Antón pregunta: “¿Para qué?” Le tachan de coplera. Llegan todos los dantzaris y resto del pueblo para bailar el aurresku. Gran alegría con la cara de Antón con preocupación por las palabras de Nicolasa, y se baja el telón. Fin del primer acto.

 

El segundo acto, cuadro primero, nos muestra el mismo decorado del primer acto pero con aspecto más nuboso y amenazador. La orquesta describe el amanecer, oyéndose las voces de las mujeres, llamando a los pescadores, van llegando algunos como Batxi, Teles y Verdel, que trae un farol encendido. La sidrería de Nicolasa está abierta y en su interior luz que lucha con la del alba que no consigue abrir camino entre los gruesos nubarrones. Serafín aún no ha abierto su barbería y la escena está iluminada por la luz de la imagen de Santa Marina.

 

Los pescadores comentan que los de Elantxobe no se hacen a la mar. (En el libreto viene escrito como Lanchove.)

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 465.

 

(Acto II, Cuadro I, Escena I.)

 

BATXI.- (Entrando.) ¿Sigue el mal tiempo Señero?

 

SEÑERO.- Algo parece que clarea.

 

ESCRUTADOR.- Para saberlo cierto, dejéis que avance la mañana.

 

VERDEL.- Y pa no equivocarnos, a que venga la noche.

 

Batxi pregunta a su hijo por la tormenta interior que tiene. Está sufriendo ahora que tiene a Mari Eli para casarse, y sin embargo, su vida es un desasosiego. Batxi le promete que será sólo para él.

 

Teles se queda solo rumiando su tormenta y canta una bella romanza.

 

Nicolasa pregunta a Teles por la decisión de los pescadores de salir o no. Verdel es partidario de salir. Teles no lo ve claro. Se ven roces entre ellos. Batxi ordena que todos se vuelvan a casa: hoy no se sale.

 

Abre la barbería y la alpargatería Serafín. Habla solo mirando a Nicolasa como se mueve con donaire mientras limpia las mesas. Nicolasa quiere preguntarle por Jose Mari pero no sabe cómo. Se comunican por señas y le indica que Jose Mari salió con la barca temprano. Está viviendo en la Barbería porque Batxi lo ha echado de su casa.

 

Ambos temen que lo de Teles y Jose Mari acabe en tragedia. “Es que cuando a un hombre le quitan su querer se convierte en una fiera”, dice Serafín. Como él, que de 7 días que tiene la semana, 8 sueña con Nicolasa, y cantan un dúo cómico.

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 286.

 

(Acto II, Cuadro I, Escena V.)

 

NICOLASA.-                     Con tus frases

zalameras

me robas

el corazón

 

SERAFÍN.-                        Dame un beso

cariñoso

que sí,

que no.

 

NICOLASA.-                     Toma dos

 

SERAFÍN.-                        Qué emoción.

 

Con los dos compases últimos Nicolasa da dos bofetadas a Serafín. Este queda sentado junto a la mesa. Aparece Mendigorrieta por la derecha quedándose en la esquina de la fachada, las bofetadas parece que se las han dado a él.

 

 

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 468

 

(Acto II, Cuadro I, Escena VI.)

 

MENDIGORRIETA.- Atiza.

 

SERAFÍN.- ¿Has visto la faena?

 

MENDIGORRIETA.- Y además he oído la ovasión.

 

SERAFÍN.- Todo por ese tonto disecao de don Teo.

 

MENDIGORRIETA.- Debíamos formar contra él una coalisión.

 

SERAFÍN.- Ya lo tengo pensao (Sacando un pistolón de la cintura.) Mira que cachorrillo para el rompimiento de las inteligencias. Dos balas tiene. Una para don Teo…

 

MENDIGORRIETA.- … ¿y la otra para ti?

 

SERAFÍN.- No, también para él, por si falla la otra.

 

Quedan los dos amigos en insultar juntos a don Teo, y así poderle pegar por detrás cuando esté zurrando al otro, y piensan incluso en ponerle la zancadilla, “como en un partido de fútbol”.

-Bueno –dice Mendigorrieta-, ¿y si se vuelve para los dos?

-Pues nos volvemos los dos… pa la caseta.

 

Quedan en pasar por la casa de Mendigorrieta para ensayar.

-Ya sabes, que me entra a mí, atisas tú… -Mendigorrieta en ese momento le da un bofetón a Serafín, que casi no sale de su asombro- Que te entra a ti, atiso yo –Serafín le da una bofetada y una patada a Mendigorrieta-, y de un chut, gol, ¡¡GOOOOL…!!- Mendigorrieta quiere seguir pero Serafín le abraza celebrando el gol como en un partido.

-¡A por la copa! -grita Mendigorrieta.

-¡A por la liga! –grita Serafín mirando a la taberna de Nicolasa.

 

Mendigorrieta se va cojeando y Serafín se queda haciendo unos regates con el imaginado balón, incluso rematando de cabeza, y entra en la barbería.

 

Mari Eli aparece por el foro con ocho mujeres que traen cestos y redes y entona un zortziko.

 

Se van las mujeres y que da Mari Eli y Nicolasa. Mari Eli que ha cantado un bello y alegre zortziko, llora ahora amargamente frente a la Virgen.

 

(Acto II, Cuadro I, Escena VII.)

 

NICOLASA.- (Desde la puerta de la taberna.)  ¿Qué tienes Mari Eli? Con alegría cantas y al rezarle a la Virgen no cesas de llorar.

 

MARI ELI.- Con todos disimulo pero no puedo más tiempo ocultar mi dolor. Tú me has querido siempre.

 

NICOLASA.- De veras, ya lo sabes.

 

MARI ELI.- A ti me debo confiar.

 

NICOLASA.- Háblate sin reparo.

 

MARI ELI.- Junto a Jose Mari me crié. Extraño sentimiento nos juntó desde chicos, al fin un día me descubrió su querer llenando de alegría mi corazón.

 

NICOLASA.- Lo sé y también que Teles te quería en silencio.

 

MARI ELI.- Yo no puedo ser desleal a Jose Mari ni traidora con Teles que bueno y honrado es su querer, pero el mío a Jose Mari va.

 

NICOLASA.- Casándote con Jose Mari perderás el cariño y la protección de tus padres y así ¿qué conseguirás?

 

MARI ELI.- Tener contento el corazón.

 

NICOLASA.- Pero a cambio de miseria y dolor.

 

MARI ELI.- Y que me importa. Por Jose Mari todo. Vivir. Morir. Pero por siempre suyo mi querer.

 

NICOLASA.- Así me gusta.

 

Mensaje número 983: El amor verdadero afronta el dolor y la miseria con la seguridad de ganar, sin miedo a una derrota imposible. Tanto la vida como la muerte son dos triunfos del amor. Así queda reflejado en las palabras de Mari Eli.

 

              Llega Jose Mari y Nicolasa decide que será ella quien hable con él. Manda ocultarse a Mari Eli en la taberna. Jose Mari viene encendido: quiere hacerse a la mar a pesar de la galerna; dice que va a buscar “un rayito de lus”. Habla “con negrura en el corasón”.

 

Jose Mari quiere hacerse a la mar para olvidar el amor a Mari Eli desde el compromiso de ésta con Teles.

 

En ese momento sale Mari Eli.

-¿Para eso quieres salir hoy a la mar?

-¡Mari Eli! –la sorpresa de Jose Mari es completa.

-¿Para que la galerna te tire un zarpazo y acabe contigo de una vez?

-¿Y qué perderías? –pregunta con ansiedad Jose Mari.

-¿Tú? No sé. ¿Yo? Perdería mucho más que la vida.

-¡Mari Eli!

-Y si allí, en la ola rabiosa, está la felicidad, llévame, Jose Mari, a buscarla contigo.

-¿Qué dices?

-Contigo, Jose Mari.

-Conmigo no. Otro querer tienes en tierra. Con él acaso, la felicidad. Te quiero demasiado para hacer que lo pierdas por un desventurado.

-No, Jose Mari.

-Déjame Mari Eli. Deja que salga a la mar. Estas miserias de la tierra no quiero. Allí todo es grande, grande, igual que mi querer.

 

La llegada de los pescadores y de su nuevo patrón, Pedro Julián, interrumpe su conversación.

 

(Acto II, Cuadro I, Escena X.)

 

MARI ELI.- Pero ¿no saldréis, Pedro Julián?

 

PEDRO JULIÁN.- Mari Eli, somos de la mar, que ella haga de los suyos lo que quiera.

 

Mensaje número 984: Arniches descubre el vínculo del pescador vasco con la mar. La miseria de sus vidas, la dificultad de salir adelante, la pobreza…, todo influye para enfrentarse a los mayores peligros, incluso a la muerte.

 

Batxi acusa a Pedro Julián de sacar su flota antes de celebrar la Junta. Los partidarios de salir dicen que el hambre llegará a los hogares, y que los días sin salir “parecen eternidad”. Batxi les contesta que la “eternidad a los que salen y no vuelven”.

-Te falta timón en la cabeza, Jose Mari.

-Me sobrará otra cosa que perdisteis vosotros –responde-. ¡A la mar!, y el que sea cobarde que se quede cuidando los maizales.

-¿Soy un cobarde yo? –le interpela Teles.

-No lo eras antes –responde-, pero el mucho acomodo y la sobra de felicidad, le hacen temblar al alma más templada. Quédate con eso que falta a los demás, pero deja a los hombres que no le temen a la muerte, que luchen por la vida como sea.

-Si soy cobarde para no salir avante con mi gente con este temporal –le responde Teles fuera de sí-, aún me sobra valor para arrancarte el corazón.

-¡A mí! ¡Prueba si puedes!

 

Los dos hombres se abalanzan mientras los pescadores los detienen, Mari Eli queda en el centro, Serafín grita que se paren quietos, Nicolasa también. Batxi se declara enemigo de Jose Mari. Mari Eli domina la situación con su voz.

-¡Oíd hombres mi voz! Conozco la de la mar. Ella me dice que no salgáis del puerto, pues muchos de vosotros no volveríais.

-¿Y hacéis caso a una mujer? –brama Jose Mari.

 

Todos los pescadores partidarios de salir a la mar, avanzan decididos y son detenidos por Teles.

Pedro Julián saca la urna y la bolas de Cofradía de Pescadores para votar. Y sale empate. La bola de Batxi decide.

-¡No! ¡No quiero decidir! –grita.

-Pues otra vez –dice el jurado.

-¡Cobardes! –les dice Jose Mari.

-No hace falta –dice Teles cogiendo la bola y metiéndola en la urna-, porque decido yo. ¡A la mar!

 

Al grito de “¡a la mar!”, los pescadores se dirigen a las lanchas que se ven pasar a la mar con sus velas desplegadas, Se oye la voz de los remeros que bogan. Las mujeres los despiden angustiadas. Mari Eli cae arrodillada ante la Virgen. El telón cae despacio y a su tiempo corta rápido el cuadro.

 

              Mensaje número 985: Arniches descubre la rivalidad de los arrantzales con los baserritarras, la rivalidad del mar y la tierra, y pone en boca de Jose Mari, que los que sean cobardes que se queden cuidando los maizales, es decir, que los de la mar consideran un insulto que los llamen labradores.

 

              Mensaje número 986: “El mucho acomodo y la sobra de felicidad, le hacen temblar al alma más templada”. Arniches resalta el arrojo que debían tener los hombres de la mar, muchas veces con desapego a los vínculos familiares.

 

              Mensaje número 987: Interesante sistema ancestral de votación democrática entre los hombres de la mar del pueblo vasco. Una urna con bolas a favor o en contra. Esta tradición como la de la danza del Kaxarranka son exportadas por Arniches al mundo entero.

 

              El segundo cuadro de este segundo acto muestra cielo y mar. La galerna agita las olas que se levantan como montañas. A lo lejos se ve la barca de Pedro Julián luchar con el oleaje. Sus hombres imploran al cielo amparo en el peligro. Una ola al romper oculta la barca de Pedro Julián que no aparece más. En la orquesta se refleja el dramático cuadro. Cálmanse un momento el agitar de las olas y se ve avanzar muy penosamente y en primer término la barca de Batxi y Teles, en la que se ven los estragos del huracán. Batxi en el timón.

 

              Los arraunlaris (remeros) hablan de la imposibilidad de avanzar con la tormenta. Cuando se calma ligeramente otean un barca quilla al cielo y oyen a un hombre pedir auxilio. Es Jose Mari. Teles se dispone a saltar para rescatarle. Batxi le grita.

-¿No ves que es tu enemigo?

-¡No! –responde Teles-. ¡El lleva en el pecho el mismo querer! –Se oye de nuevo y más cercana la voz de Jose mari-. Me llama. Es mi hermano.

-¡Maldición! –grita Batxi.

-¡Voy! –Rápidamente, Teles se arroja al mar.

-Ese maldito nos va a perder a todos! –Batxi no pude más de la indignación.

 

Se escucha el coro y termina el cuadro.

 

 

 

Ermita de Lekeitio. Lekeitioko Ermita.

www.wikipedia.org

              Mensaje número 988: Nuevamente la amistad está por encima de las rivalidades del amor. Teles considera a Jose Mari su hermano, su amigo, tan amigo que incluso llevan el mismo querer en el pecho. Tiene que poner su vida en riesgo para salvarle.

 

              En el tercer acto vemos en una meseta de verde y alegre montaña, la ermita de Santa Marina. Al fondo, el puerto. Las casas de los pescadores, hacinadas como queriendo escalar el monte. Al alzarse el telón aparece un alegre y animado cuadro de verbena. Las voces de los vendedores de los puestos de escapularios, churros y rosquillas, se mezclan con los acordeones y panderetas de los corros que bailan la purrusalda. Es una hermosa mañana de primavera. Se interrumpe súbitamente la danza oyéndose las plegarias de los pescadores que, descalzos, vienen en dos filas con velas amarillas de rogativa. Delante va el patrón con el estandarte de la cofradía. Todos se arrodillan a su paso y entran después a la ermita detrás de los pescadores, con respetuosa emoción. Antón y Mari Eli quedan en escena. Después Batxi y Teles entran también.

 

Enlace para ver la danza vasca Porrusalda:

https://www.youtube.com/watch?v=ifGyOjq79qU

 

Arniches escribe el texo para el coro:

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 287 (108)

 

Antón y Mari Eli comentan cómo Jose Mari, avergonzado tras tener que ser rescatado por Teles, se ocultó en las peñas sin agradecérselo. Ahora se va a embarcar en el “Begoñakoa”. El libreto pone Begoñagoa, pero en los manuscritos de Carlos Arniches aparece, de su puño y letra, Begoñakoa, tal y como vemos en esta reproducción:

 

Esto nos da una idea del profundo conocimiento del euskera por parte de Carlos Arniches, superior al de Eloy Garay que mantuvo la forma incorrecta.

 

Jose Marí, logrará así lo que más ansiaba: “navegar, ver otras tierras, anclar en otros puertos”. Mari Eli promete ser esposa fiel y cumplir en el matrimonio con Teles.

 

Cuando llegan Batxi y Teles, dejan solos a los chicos y éstos cantan un dúo.

 

Aquí, Carlos Arniches había preparado un diálogo precioso entre Teles y Mari Eli, justo antes de entrar a la Ermita que explicaba un poco mejor la decisión posterior de Teles.

Transcripción:

 

MARI ELI.- ¡Quién te ha dicho?

 

TELES.- Tu tristesa…tus ojos fríos… a un corasón amante nada engaña Mari Eli!

 

MARI ELI.- ¡Te he sido acaso desleal?

 

TELES.- ¡Qué tiene que ver la lealtad para el amor  Nunca busqué en ti sacrificio sino cariño!… Si tú no me puedes dar, háblame con el alma entera y dime esa verdá amarga, que me llenará de tristeza pero que tanto deseo!

 

MARI ELI.- ¡No desconfíes, Teles!

 

TELES.- Vamos a la ermita, que quiero pedir a la Virgen milagrosa, que a ti te quite de la pena de callar, y a míde esta duda, que me atormenta!… ¡Vamos!…

 

MARI.- ¡Teles!…¡Rezaremos con fe! Vamos.

 

Mensaje número 989: Excelente diálogo que no llegó al libreto final y en el que Arniches nos deja clara la diferencia entre amor y lealtad. Nadie quiere lealtad cuando ofrece amor. El amor busca amor.

 

Serafín y Mendigorrieta comentan el baile de la Porrusalda, que ha terminado, para “ir con lo de la Nicolasa” y finiquitar a don Teo. Serafín le dio un depilatorio a don Teo y ahora está calvo, así que fuera de combate para la Nicolasa. Deciden aceptar la decisión que tome ella.

 

Nicolasa, de forma cómica y haciendo “bertsos”, elige al alpargatero. Serafín es invitado a su casa a comer pierna de cordero, bacalao a la vizcaina, merluza con guisantes y alcachofas, pollo asao y lengua en salsa; de postre mantecado y flan.

 

Nicolasa prepara su boda con cohetes, órgano y orfeón. Entre risas entran en la ermita. Del interior de ésta se escuchan las plegarias de los fieles. Aparece Jose Mari por el foro y canta una romanza.

 

 

Transcripción:

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 288 (109)

 

(Acto III, Escena VII.)

 

JOSE MARI.-                    Los ojos de la mujer

miran siempre con el mismo color,

así no puedes conocer

cuándo te engañan.

 

Los del mar,

son azules o verdes o negros,

según está su alma.

¡Qué cariñosa cuando canta su canción de cuna!

Y si la rabia hincha sus pechos hermosos,

entonces, ¡qué grandioso!

no ver más que a ella

y el cielo en derredor.

 

¿A qué amarrarse por nada de la tierra?,

entraré a rezar a la virgen,

y otra vez a navegar

sobre estelas blanquísimas

en mi goleta bella,

y si un día se hunde,

en los brazos de la que quiero

y me quiere a mí solo, descansaré.

 

Carlos Arniches escribió también la Romanza de Jose Mari ante la ermita

 

 POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 289 (110)

 

(Acto III, Escena VII.)

 

JOSE MARI.-                    El aroma de la albahaca

llena el aire con su olor

verbena en Santa Marina

y allí, el puerto pescador.

 

Un corazón que suspira

pena que debe ocultar,

y otros dos que desgarraron

los adiós al separar.

 

Dos hombres que eran hermanos

como enemigos se ven

se miraron en los ojos

azules de una mujer.

 

Es muy fácil la fortuna,

la gloria y hasta el honor

perder, se cede la vida

y no se cede el amor.

 

Hemos encontrado una segunda versión más corta

 

Te ofrecen rogativas

¡Ay Madre! Los pescadores.

Yo te traigo mi calvario

de lágrimas y dolores.

 

Porque es fácil la fortuna,

la vida y hasta el honor

ceder. Se cede la vida

y no se cede el amor.

 

Cuando termina aparece Serafín que le comunica que Mari Eli y Teles se casan. Él solo quiere zarpar y olvidar ese amor. Se está marchando cuando salen todos.

 

Carlos Arniches había escrito una romanza final con Teles,  Jose Mari, Mari Eli, Antón y Batxi.

 

 

POEMAS DE ARNICHES NÚMERO 290 (111)

 

(Acto III, Escena VIII.)

 

TELES.-                                          ¡Jose Mari! ¿Dónde vas?

¿Te callas? ¿Huyes de mí?

¡Hay en tu pecho rencor

y el mío se acerca a ti!

 

Un querer nos separó

para siempre y soy tu hermano,

no te vea yo partir

sin estrecharte la mano.

 

Tendrá uno que ceder

en esta ciega porfía…

 

JOSE MARI.-                                  Ya cedí yo. ¡Me venciste

cuando salvaste mi vida!

 

Pero quiero que comprendas,

¡cómo te pagué el favor!,

por la vida que me diste,

yo te di en pago, mi amor.

 

TELES.-                                           No lo acepto así, por fuerza,

ni tú me lo puedes dar

¡Quién manda en un corazón

que no se quiere entregar!

 

Y si el tuyo, Mari Eli,

tiene dueño y no soy yo

dile para que a sus brazos

te lleve con mi dolor.

 

MARI ELI.-                                     No pretendas que descubra

mis ocultos pensamientos

fuera como no tener,

de mujer los sentimientos.

 

Veo en ti tanta bondad

y tanto amor hacia mí

que el mío debo ocultar

porque no te pueda herir.

 

Sólo la Virgen conoce

lo que hay en mi corazón

 

TELES.-                                           Y el mío, que siempre estuvo

atento a su inclinación.

Y pues te aparta de mí…

Jose Mari tuya es

y ven a mis brazos

 

JOSE MARI.-                                  Deja que vaya a tus pies.

 

TELES.-                                          Ese es tu puesto.

 

ANTÓN.-                                         ¡Me opongo! ¿Y mi autoridad?

 

TELES.-                                           ¡Cesó!

¿O cree usted que quiere

no cediendo, más que yo?

 

BATXI.-                                           ¡Hijo!

 

TELES.-                                           ¡Padre!

 

BATXI.-                                           ¡Lo que haces…!

 

TELES.-                                           Lo hacen todos los hombres de la mar,

¿Criado en cosa tan grande

voy pequeño a resultar?

 

 

En el libreto aparece el mismo guión pero hablado.

 

-¡Jose Mari! –grita Teles-. ¿Por qué huyes de mi? ¿Te irás sin darme un abrazo de despedida?

-¡Eso no, Teles!

-¡Hermano! –quedan abrazados-. No te marches del puerto, Jose Mari.

-¿Por qué?

-Tu puesto está aquí, junto a Mari Eli

-¡Pero, Teles!

-Es que yo no cedo –dice Antón.

-Pues yo sí, y la quiero más que usted.

-¡Hijo! –exclama Batxi atónito.

-¡Padre! ¡No!, no se puede gobernar un corazón cuando no tiene inclinación hacia nosotros.

-¿Qué dices? –Mari Eli está sorprendida.

-Lo que tus labios, Mari Eli, callaban no atreviéndose a jurar una traición, me lo han dicho tus ojos llorosos y el temblor de tus manos al estrecharlas en las mías. Ven aquí, Jose Mari. Es tuyo su querer.

-¡Grande eres hijo mío!

-Soy… hombre de mar.

-Al fin venciste, Jose Mari –le reprocha Antón.

-No venció él –tercia Teles- ¡Ha vencido el amor!

 

Mensaje número 990: El amor ha vencido una vez más en la vida de Arniches. Además, se ha cumplido una de las máximas que él ha manifestado durante toda su vida: “lo que han callado tus labios, me lo han dicho tus ojos llorosos y el temblor de tus manos”. Sabias palabras de Teles que hace el sacrificio supremo, no sólo cediendo en la disputa amorosa sino alejándose en el Begoñakoa.

 

Los novios van hacia el fondo llenos de inmensa alegría, a su lado Antón, Batxi y Teles, seguidamente Serafín tomándose con Nicolasa algún anticipo a cuenta. Goras, vivas y el telón desciende cubriendo el cuadro de brillante colorido. Fin de la obra MARI ELI.

 

              Por último podemos asegurar que con esta obra, Carlos Arniches soluciona de una manera no violenta el amor entre marineros, muy distinta a la tragedia que se vió en  “La canción del Náufrago” de 1903. Los dos únicos crímenes en sus obras están ya solucionados.

 

 

MENSAJES DE ARNICHES

 

MENSAJE NÚMERO 982: Bella descripción del amor de dos primos que han dejado correr sus vidas juntas hasta que la relación familiar ha dado paso al amor entre hombre y mujer. Carlos Arniches nunca vio un problema en estas relaciones antes tan penalizadas por la Iglesia.

 

MENSAJE NÚMERO 983: El amor verdadero afronta el dolor y la miseria con la seguridad de ganar, sin miedo a una derrota imposible. Tanto la vida como la muerte son dos triunfos del amor. Así queda reflejado en las palabras de Mari Eli.

 

MENSAJE NÚMERO 984: Arniches resalta  el vínculo del pescador vasco con la mar. La miseria de sus vidas, la dificultad de salir adelante, la pobreza…, todo influye para enfrentarse a los mayores peligros, incluso a la muerte.

 

MENSAJE NÚMERO 985: Arniches descubre la rivalidad de los arrantzales con los baserritarras, la rivalidad del mar y la tierra, y pone en boca de Jose Mari, que los que sean cobardes que se queden cuidando los maizales, es decir, que los de la mar consideran un insulto que los llamen labradores.

 

MENSAJE NÚMERO 986: “El mucho acomodo y la sobra de felicidad, le hacen temblar al alma más templada”. Arniches resalta el arrojo que debían tener los hombres de la mar, muchas veces con desapego a los vínculos familiares.

 

MENSAJE NÚMERO 987: Interesante sistema ancestral de votación democrática entre los hombres de la mar del pueblo vasco. Una urna con bolas a favor o en contra. Esta tradición como la de la danza del Kaxarranka son exportadas por Arniches al mundo entero.

 

MENSAJE NÚMERO 988: Nuevamente la amistad está por encima de las rivalidades del amor. Teles considera a Jose Mari su hermano, su amigo, tan amigo que incluso llevan el mismo querer en el pecho. Tiene que poner su vida en riesgo para salvarle.

 

MENSAJE NÚMERO 989: Excelente diálogo que no llegó al libreto final y en el que Arniches nos deja clara la diferencia entre amor y lealtad. Nadie quiere lealtad cuando ofrece amor. El amor busca amor.

 

MENSAJE NÚMERO 990: El amor ha vencido una vez más en la vida de Arniches. Además, se ha cumplido una de las máximas que él ha manifestado durante toda su vida: “lo que han callado tus labios, me lo han dicho tus ojos llorosos y el temblor de tus manos”. Sabias palabras de Teles que hace el sacrificio supremo, no sólo cediendo en la disputa amorosa sino alejándose en el Begoñakoa.

 

Al leer los manuscritos hemos encontrado la dirección en San Sebastián de Jesús Guridi:

 

Villa Sasibil, que no es otro que el nombre del caserío de su obra más famosa: EL CASERÍO.

 

Vemos otros títulos que barajó para la obra como “GOLPES DE MAR”, “ARLASKA” (gaviota), “EN UN PUERTO PESQUERO”

 

Otro detalle: la primera frase de la obra la dice Peru: “ ¡Aupa los de Mendiarte!” y le contesta Verdel: “¡Aupa los del puerto!”

 

Carlos Arniches había escrito:

 

 

PERU.- ¡Aupa los de Mendi Ori!

 

VERDEL.- ¡Aupa los arrantzales!

 

Como vemos, hay más euskera en la versión de Carlos Arniches.