Carlos Arniches Barrera.

Es muy emocionante sumergirte en los primeros años de vida de tu bisabuelo. Conocer tantos detalles de su vida no deja de resultar un tanto extraño, pero al mismo tiempo te da una idea de la dimensión de su vida, esa vida que él contaba en alguno de sus discursos, o que sus biógrafos han buscado hasta dar con las anécdotas más sorprendentes.

Podemos remontarnos en su familia hasta 1780, en el que el primer Carlos Arniches del que tenemos noticia, se casa con Juana Baus. Ellos son sus abuelos paternos; él de Cartagena y ella de Valencia. De esta unión nacerá su padre en 1820: Carlos Arniches Baus.

Por la parte de la madre sabemos que su abuelo Jorge Barrera se casa con Mará Antonia Mingot, de cuya relación nacen su madre, María Antonia Barrera y su tío Jorge Barrera, que jugará un papel muy importante en su porvenir.

Carlos Arniches Baus y María Antonia Barrera Mingot se casan y tendrán 6 hijas (Juana, Rafaela, María, Natividad, Mercedes y Dolores) y un hijo: Carlos.

Su nacimiento se da en la casa de la Calle Golfín Nº 1 de la bella ciudad de Alicante, y le ponen por nombre CARLOS JORGE GERMÁN ARNICHES BARRERA. Ahí queda eso.

Pasa su infancia en Alicante, acudiendo a la escuela y sacando muy buenas notas, era un buen estudiante. Le gustaba escribir. Es curioso, pero tal vez en estos primeros años adquirió un hábito que le acompañó hasta el último día de su vida: escribir. Le gustaba mucho escribir. Buscaba su rincón secreto para quedarse con sus libros, para componer: el caragolet (caracolito). Así llamaba a su desván, a su lugar de recogimiento…

Es posible que estando en el caragolet, compusiera su primer poema: CARTA DE DESAFÍO. Este poema es la primera expresión de su pluma que guardamos. Lo tenemos pasado a máquina, probablemente por su mujer, Pilar Moltó, que fue la encargada de transcribir todas sus obras y escritos (300 según él mismo contabilizó).

Cuando tienes el papel escrito a máquina, igual en 1900, cuando llevaban seis años de casados, no puedes dejar de imaginar la escena. Carlos y Pilar se casan en 1894, llevan todas sus pertenencias a su primera casa en común en la calle Génova 27, y empiezan a ordenar toda la documentación libros que estaban en cajas. Esta es la sexta casa de Carlos. Ahora poneros a pensar en el viaje de toda la documentación de casa en casa, los viajes, las cajas, ordenarlos, sacarlos para volverlos a meter… Yo me pregunto: ¿cómo han llegado hasta nosotros? Me parece inverosímil. Por eso, digo, que la escena se pudo dar cuando ya habían pasado unos años de casados, con Pilar sin viajar a Granada, y atendiendo a la transcripción de las obras del maestro.

A lo que vamos, la escena. Año 1900, llevan 6 años de casados, solo falta Rosario por nacer, están desempolvando las últimas cajas y zás, aparece el poema que Carlos escribe con catorce años. La Carta de Desafío no es otra cosa sino la expresión de un amor imposible: el de Carmeleta. Y dice así:  

Carmeleta, Carmeleta
la del cabello rizado
que vives en San Antón
y eres lo mejor del barrio,
que tienes los labios rojos
como la flor del granado
y tienes el pelo negro,
y tienes el cutis blanco.
Solo te pido que tengas
conmigo mucho cuidado
porque de mí no os reís
ni tú, ni tu primo Paco.
Que si es verdad que por él,
altiva me has despreciado,
no quiero que me tiréis
cuando al Instituto paso,
ni chufas, ni cacahuets,
ni lirones ni garbanzos.
Si él es valiente y quisiera
venir a decirme algo,
di que mañana a las seis,
en el Postiguet le aguardo
y nos veremos las caras
que puede que nos rompamos…
Y si os queréis, ¡que os queráis!
¡que no puedo remediarlo!
Pero de mí no os reís
ni tú, ni tu primo Paco.

Imaginaros a Pilar cuando se encuentra con esta joyita y le pregunta a Carlos por Carmeleta.

  • -¿Quién es Carmeleta, Carlos?
  • -Nada, nada, puedes tirarlo…
  • -¿Cómo tirarlo?
  • -Nada, nada, no me acuerdo…

Como dicen sus personajes, ¡ja jay! tirarlo. Pilar no tiraba nada. Pilar guardó toda su documentación de estudiante y de profesora en la Escuela de Profesoras, como para tirar algo de su adorado marido.

Este poema es una auténtica joya y reúne alguna de las características de su escritura futura así como algunas palabras en su idioma natal, el valenciano. El uso de los puntos suspensivos ya está en este poema; los signos de admiración; las frases cortas separadas por comas; y sobre todo su caballerosidad: comienza el poema alabando a Carmeleta, sí, le ha dejado, pero sigue siendo lo mejor del barrio.

Pronto seguiremos con otro artículo sobre su niñez.