LA LOCURA DE DON JUAN

O

LA FUERZA DEL CARIÑO

 

Esta obra estrenada el 5 de abril de 1923 está dedicada al actor Valeriano León. Es un actor talismán durante toda la vida de Arniches, e incluso después de su muerte, tal y como podemos leer en el libro “Los pilares de Arniches.” Es su obra número 48 en solitario. Etapa Moralizante.

 

FAMILIA TIPO DE ARNICHES EPISODIO NÚMERO 31.

 

Aquí asistimos al episodio número 31 de la Familia Tipo de Arniches. Los padres son Don Juan y doña Mariana. La hija es Regina y Paquito el novio.

 

              La dedicatoria habla de la virtud del trabajo y del silencio. Carlos Arniches pasaba mucho tiempo observando (27).

 

La locura de don Juan es una obra que nos deja el mensaje nº 568 de Arniches: En el mundo no respetamos a quien nos ama, sino a quien nos aterra…

 

Don Juan (Valeriano León), vive en una gran mansión rodeado de familiares que no le quieren, de sirvientes que no le respetan y de cocineras que le sisan todo lo que pueden. Solo cuenta con el amor de su hija Regina (Aurora Redondo).

 

Estamos en 1923 y aún faltan dos años para que se casen los actores Aurora Redondo y Valeriano León.

 

ARNICHES Y LOS VASCOS EPISODIO NÚMERO 17

 

Sigamos con la trama. La ruina se ha apoderado de la casa pero nadie quiere hacerle frente. Sólo Juan. Los demás siguen gastando. A todo esto llegan dos vascos, Álvaro Errastelapegi y el señor Goizueta, con una invitación a invertir 50.000 pts (150.000 €) en “Los saltos del Urumea”. Toda una estafa según don Juan. La llegada de Álvaro desplaza a Paquito de la vida de Regina, la cual está obnubilada con la riqueza del vasco, con sus coches y sus joyas…

El médico de la familia, don Amancio Izquierdo, ingenia una solución. Dirá a todos que don Juan está muy próximo a la locura, pero para evitar semejante peligro había que obedecerle en todo y no ponerle nervioso ¡o se desataría la furia!

 

Inicialmente el plan da resultado, pero un incidente con una escopeta de caza dentro de la casa hace creer a todos que esa furia se ha desatado ya. Se instaura la locura. Finalmente don Juan y el Dr. Izquierdo revelan la farsa y deciden abandonar la casa con las célebres palabras del mensaje número 568: En el mundo no respetamos a quien nos ama, sino a quien nos aterra…

 

Regina entra en razón en ese momento y se da el final feliz.

 

El decorado de esta obra es un salón elegante con un sofá de la época (chaise longe) y una panoplia con armas.

 

 

CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 266.

 

En la primera escena se ve a Felipe (cuñado de don Juan) persiguiendo a Rosita (doncella de la casa), le pide un beso, le quiere dar un pellizco, le promete que la convidará el domingo…. Rosita le contesta que está cansada de que él la convide ¡y que sea ella la que tenga que pagar! Es el mismo chiste que empleará en El solar de Mediacapa” en 1928, y en “Vivir de ilusiones” en 1931, aunque en esos dos casos lo interpretarán una pareja de soldados andaluces. Arniches va perfeccionando y ampliando el mismo chiste con el paso de los años.

 

Siguen citando a La Bombilla como lugar de reunión de las parejas para tener sus momentos íntimos.

 

La riqueza de los vascos se demuestra por el coche que llevan: un Nicholson de 90.000 pts. (unos 270.000 €) como este de la foto, con capacidad para circular a 120 km/h y llegar al Escorial en 25 minutos. Tenían la intención de invitarles al restaurante Victoria, actual Exe Victoria Palace en San Lorenzo del Escorial.

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CHISTES DE ARNICHES NÚMERO 267

CHISTES DE MÉDICOS.

 

Mención aparte merecen las “enfermedades de Arniches”. Con el objetivo de dar mayor credibilidad a la farsa don Juan es diagnosticado de :

  • Acceso neurálgico de las ramas externas del trigémino.
  • Ataque de locura coreica furiosa
  • Iniciación disolutiva de sustancia gris cortical
  • Lesión de la masa nuclear central en su relación con los núcleos lenticulares o con los tubérculos cuadrigéminos.

 

Divertidísimos galimatías de enfermedades neurológicas con mucho tino y con mucha apariencia de verdad, que debía ser costosísimo de ser memorizadas por los actores. El asesoramiento de Arniches era de primera mano.

 

El final del primer acto todos huyendo de don Juan con su escopeta es espectacular.

 

El segundo acto se inicia con los actores en la misma posición. Es como si hubiésemos tenido, lo que ahora llamamos “un tiempo de anuncios,” y continuamos con la visión de la obra.

 

El tiro se lo lleva el loro de la casa. Por supuesto, este detalle proporciona a Arniches para que desarrollar una nueva situación hilarante como veremos ahora.

 

HISTORIAS DE ARNICHES NÚMERO 106

 

(Acto II, Escena II)

 

DON JUAN.- No, si lo del tiro ha sido un caso totalmente fortuito, y lo de la escopeta una cosa inocentísima, que comprenderás a escape. Como yo vi que mi casa se transformaba, según tus promesas, y que por primera vez en la vida era obedecido por todos de una manera ciega y veloz, pues chico, te soy franco (¡flaquezas humanas!), que aprovechándome un poco de este dominio en mi propio provecho, ¿sabes?… Me acordé que soy cazador, y que hace once años que no me dejan ejercer. Mi afición exaltada me hizo soñar con una ladera llena de codornices en una mañana radiante, y dije: “Pues ea: el domingo próximo reverdezco mis laureles…” Y saqué la escopeta. De la última vez que la usé recordaba que en uno de sus cañones me quedó un cartucho que no pude sacar con el extractor. Para que la limpiasen y extrajesen el proyectil, quise mandarla al armero y, en efecto, llamo al criado, y, ¡chico!, no hace más que verme con el arma en la mano y se le erizan los pelos y se le extravían los ojos de un modo, que no se si habrá dado con ellos todavía, y echa a correr dando gritos y pidiendo socorro… Asombrado, me lancé tras él para tranquilizarlo, y en esto la doncella que aparece, y creyendo sin duda que yo iba a matar a Bautista, me sigue, me coge el arma por detrás, la sujeta por el centro, mete involuntariamente un dedo en el gatillo, hace un esfuerzo, sale el tiro…¡y mata al loro!… Empiezan a huir y a gritar, ¡y lo que has presenciado!… ¡Y no puedo explicarte más, querido Amancio!

 

DOCTOR IZQUIERDO.- ¡Chico, yo he tenido un susto de muerte! Como te vi con la escopeta y gritaban: “Ha matado a “Niceto”, ha matado a “Niceto”…

 

DON JUAN.- Es que el loro le llamábamos “Niceto”, porque habla muy bien, ¿sabes?… Y, además, nos lo había regalado un pariente de Alcalá, que se llama Zamora… Y, claro, todas esas coincidencias… Una pequeña eutropelia…, nada…

 

La locura de Don Juan explicada por Arniches.

 

(Acto II, Escena VI)

 

DON JUAN.- ¡Oh, qué cosa tan grande es la locura!… Con ella se alcanza la verdad y la sacas de tu alma para llamar ladrones a los ladrones, y canallas a los que lo sean, y en vez de ofenderse y maltratarte, te escuchan con espanto y tiemblan… ¡porque te respetan y te temen!…Y tiemblan como vosotros tembláis!… ¡Ladrones!… ¡Canallas!… ¡Disponeos a morir!…

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Niceto Alcalá Zamora.

 

Aquí Arniches, ha decidido llamar al loro como Niceto Alcalá Zamora, notable jurista y político español (1877- 1949). En aquella época de 1923 era Ministro de la Guerra. Después llegó a ser Presidente en 1931- 1936.(28)

 

El segundo acto termina con todos ocupados en lo que ordena don Juan: Mariana (la esposa de don Juan), Regina (su hija) y Rosita (la doncella, cosiendo; Bautista y el chófer, pagados y despedidos; Felipe (el cuñado) y doña Ricarda (la suegra) echados de casa; los vascos Álvaro Errastelapegi y el sr. Goizueta desenmascarados y expulsados también.

 

El tercer acto se inicia con una deliciosa conversación entre Mariana y el Dr. Izquierdo donde le va contando los acontecimientos de los últimos días:

 

(Acto III, Escena I)

 

MARIANA.- Que le ha dado por quemarnos los cubrecamas (por Paquito). La otra tarde estaba Juan durmiendo la siesta, y de repente se despierta con la colcha ardiendo. Eso sí, parece que se lo habían dicho, porque se levantó, cogió a Paquito y empezó a darle puntapiés. Ahora que el chico, en vez de incomodarse, decía: “No tengan ustedes cuidado, no se preocupen; nada, nada…; cada puntapié es una semana de adelanto en su curación. La fuerza de las punteras me demuestra que las circunvoluciones cerebrales se verifican con menos anastomosis…” Y Juan: “Toma anastomosis.” Y cada puntapié le levantaba veinte centímetros del suelo… Y Paquito tan sonriente… “Dejarlo que se canse…, que se canse; que eso le tranquilizará…” ¡Diga usted si todo eso no es para alarmarse!

 

La defensa del amor imposible según Arniches, el mensaje número  570.

 

(Acto III, Escena III)

 

PAQUITO.- ¡Sí, Regina; porque estar al lado de una mujer que te diga constantemente: “¡Qué guapo eres!, qué listo, qué caballeroso, cuánto te quiero!…” ¡Eso es sencillísimo! ¡Es tan grato y tan halagador, que no tiene mérito alguno! Pero amar y sentirse maltratado y ofendido…, ¡y volver!… Eso es sacrificio de amor verdadero. Yo estoy aquí. Tú me ofendes. Es tu única satisfacción de ahora. Quitártela sería criminal. Oféndeme. Maltrátame. Cuando tu padre esté mejor y volváis a ser felices, yo me iré sin que me despidas; pero seguro que cuando me recuerdes, tendrás que decir: “Tanto como le hice sufrir, y todo lo soportaba el pobre. ¡Cuánto me quería!” ¡Esa seguridad es el premio ideal de mi sacrificio! Pega si quieres.

 

REGINA.- ¡Eres un idiota, un sinvergüenza, un canalla, que dices unas cosas ridículas que me hacen llorar!

 

PAQUITO.- ¡Por Dios, no llores!… ¡Prefiero tu odio!

 

REGINA.- Yo no te odio a ti, ¿por qué?… Ni odio a nadie; odio al Destino, a mi mala suerte. Mi vida era otra vida… Yo tenía otros sueños… Brillar, ser, vivir. Si no podía tenerlos, ¿por qué no me los contuvieron?…

 

Condensada y profunda conversación entre Paquito y Regina sobre el amor imposible, uno hacia una persona, y la otra hacia una posición social anhelada y ahora en el olvido.

 

En este tercer acto, don Juan ya no puede más con la farsa. Echa de menos a su hija, sus besos, sus caricias… Ocurrirá lo mismo en El señor Badanas, (1930) en el que la figura del padre sin el amor de su hija se acaba derrumbando.

 

Don Juan decide contárselo a su hija. Tienen una conversación tensa, lejana, ella no le cree; cuando él se acerca para besarla, ella grita y se desmaya. Acuden todos y el médico desvela el engaño, y podemos disfrutar de la reflexión de Arniches en boca de Don Juan.

 

(Acto III, Escena VII)

 

DON JUAN.- Sí, me voy de esta casa. Os dejo solas. No he tenido en la vida más que un ideal, ¡vuestro bien!… Para lograrlo, necesitaba vuestro respeto… No lo conseguí por el cariño, ¡yo que tanto os he querido!… Porque en el mundo, ¡bien lo he visto! No respetamos a quien nos ama, sino a quien nos aterra…Y este absurdo me produce un principio de enajenación mental. Quizá ahora puede que vuelva loco de veras…, ¡y me voy hacia el manicomio!… Acompáñame, Paquito.

 

PAQUITO.- Yo, no…

 

DON JUAN.- Vámonos, que tú tampoco sirves para esta lucha… Tú también eres bueno… Vámonos, y si un día nos volvemos locos de verdad o nos hacemos unos bárbaros iracundos y déspotas, ¡volveremos!…Ya que el amor no ha servido para nada. ¡Adiós, hija mía!

 

REGINA.- ¡No, papá, no; papaíto de mi alma, no te vayas!…

 

DON JUAN.- Pues dame una prueba definitiva de sumisión. Sólo así me quedaría.

 

REGINA.- ¿Una prueba?  (le coge la mano a Paquito)

 

PAQUITO.- ¡Ay, ay, ay!…

 

DON JUAN.- Y tú Mariana…

 

MARIANA.- No te vayas, Juan.

 

TELÓN.

 

MENSAJES DE ARNICHES

 

MENSAJE NÚMERO 568: En el mundo no respetamos a quien nos ama, sino a quien nos aterra…

 

MENSAJE NÚMERO 569: Nuevamente la clase médica corrupta sale a escena. Es el mismo caso que con don Marcelino en la obra “El Conde de Lavapiés”, en la que figura una enfermedad imaginaria para que Mariano pueda gobernar su casa a su antojo. Aquí es Don Amancio el que diagnostica locura a don Juan para poder llevar a cabo su plan.

 

MENSAJE NÚMERO 570: El amor imposible según Arniches, está lleno de actos heroicos. El verdadero amor no desaparece nunca, no abandona nuca, busca el bien de la persona amada… siempre.